Un estudio original basado en las sentencias de la justicia española arroja luces dicientes y penosas sobre quiénes son, de dónde son, cuánto ganan y cuánto sufren las “mulas” que se arriesgan a transportar cocaína.
Pagos distintos por un mismo trabajo
La ilegalidad de algunas drogas comporta riesgos para quienes trabajan con ellas e impide que la información circule libremente. Estas lagunas o segmentaciones de información hacen que no funcionen los mecanismos de competencia propios de un mercado libre.
Lo mismo ocurre con los mercados laborales derivados del comercio de drogas: sus precios y sus salarios varían muchísimo aunque se trate de los mismos riesgos, los mismos costos de oportunidad, el mismo esfuerzo y los mismos requisitos de capital humano.
Así puede observarse en quienes transportan cocaína desde América a Europa en vuelos comerciales. Sus retribuciones van desde los 1.200 euros que se han pagado a “mulas” de diversos orígenes, hasta los 48.000 euros que cobró un español por trasladar treinta kilogramos de cocaína desde Lima hasta Barcelona.
El 42,5 por ciento residían en España en el momento del transporte, lo cual indica una tendencia creciente a que las “mulas” detenidas sean latinoamericanos residentes en Europa.
Dentro de esas discordancias, el salario medio de las “mulas” -importadores de cocaína en vuelos comerciales- fue de 5.350 euros; y el salario mediano (aquel que corta la distribución en dos mitades iguales) y su moda (el salario más repetido) fue el mismo: 5.000 euros.
Solo el 4,4 por ciento estuvieron en la punta de lanza estadística de la distribución salarial: cobraron más de 10.000 euros. En el extremo contrario, el 14 por ciento cobraron 2.000 euros o menos.
La remuneración total de los transportadores fue de 6,5 euros por gramo de cocaína pura transportada, o sea el 5 por ciento del precio final de la droga en el mercado minorista.
Estos son las conclusiones que pueden extraerse de las sentencias dictadas por tribunales españoles entre 2002 y 2013 contra 1.416 transportadores internacionales de cocaína en vuelos comerciales, que trasladaban en total 2,5 toneladas de cocaína pura. Por razones obvias, esta muestra no es ni aleatoria ni representativa del total de transportadores.
![]() Cápsulas incautadas por la aduana alemana. Foto: Wikimedia Commons |
Las “mulas” en cifras
El total de condenados durante esos doce años fue mucho mayor que el de las sentencias que pude revisar: 8.380 sentenciados, para un promedio de casi 700 por año.
2007, el último año de bonanza antes de la crisis española, fue precisamente el de mayor número de detenidos: 964. El 27 por ciento eran mujeres, el 30 por ciento transportaba la cocaína dentro de su organismo, el 21 por ciento de los sentenciados había nacido en España, el 10,4 en República Dominicana, el 7,8 en Colombia, el 7,5 en Bolivia, el 6,9 en Venezuela, seguidos por nacionales de Brasil, México, Ecuador, Argentina, Rumanía… hasta completar 117 distintos países de nacimiento.
Sin embargo, el 42,5 por ciento residían en España en el momento del transporte, lo cual indica una tendencia creciente a que las “mulas” detenidas sean latinoamericanos residentes en Europa.
El origen más frecuente del transporte fue República Dominicana (19,6 por ciento), seguido de Brasil (14,0), Argentina (11,6) y Venezuela (11,2). Los países productores se situaron por detrás: Colombia (10,6), Perú (8,8) y Bolivia (6,1).
La heterogeneidad en el universo de transportadores y sus circunstancias no se trasladó a sus condenas. La pena de prisión media fue de seis años y nueve meses. Más del 40 por ciento de los condenados, y la abrumadora mayoría de quienes fueron juzgados antes de la reforma legal que redujo sus condenas en 2011, recibieron penas de prisión superiores a nueve años.
Pero si las circunstancias personales no tienen consecuencias penales, sí tienen efectos retributivos. El salario mediano más alto lo obtuvieron quienes llevaban cocaína desde República Dominicana: 5.500 euros. Su retribución estuvo ligeramente por encima de la de casi toda Suramérica (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela), que fue de 5.000 euros, y de los 4.000 euros de salario mediano que recibieron quienes partieron de México, Centroamérica, Argentina y Brasil.
Visto desde la perspectiva del salario medio, el panorama cambia ligeramente: los mejor retribuidos fueron quienes salieron de Ecuador, Colombia y Perú, con más de 6.000 euros, un umbral al que se acercaron quienes partieron de Bolivia y República Dominicana. En el extremo opuesto, el salario medio de quienes iniciaron su viaje en las Antillas Holandesas, Argentina y México apenas llegó a los 4.000 euros.
Aunque la remuneración mediana fue la misma para hombres y mujeres: 5.000 euros, los hombres cobraron como media 5.427 euros, trescientos más que las mujeres.
Si las diferencias por sexo son mínimas, son notorias las de nacionalidad. Fueron británicos, suizos y estadounidenses los mejor retribuidos, con salarios medianos por encima de los 8.000 euros. Para españoles, italianos y alemanes la remuneración mediana fue de 6.000 euros, mil más que aquellos que portaban pasaporte holandés, portugués o polaco.
Dominicanos, ecuatorianos y venezolanos recibieron la misma retribución mediana de 5.000 euros. Argentinos, bolivianos, colombianos y paraguayos recibieron 4.000 euros, mil euros más que brasileños, guatemaltecos, peruanos y rumanos. Los peor pagados, en promedio, fueron mexicanos y búlgaros.
![]() Radiografía de una persona con varios paquetes de cocaína dentro de su cuerpo. Foto: Wikimedia Commons |
Cuánto gana una mula
Si se cuenta como trabajo las entre ocho y doce horas de traslado de la cocaína (más las escalas en aeropuertos de ambos continentes), el ingreso del transportador es extraordinario: casi 500 euros la hora.
Además, el importador de cocaína casi siempre cubre los costos del billete aéreo y del alojamiento de la “mula”. También paga “viáticos” por viajar fuera del lugar de residencia, ya sea en América Latina para los residentes en Europa o a la inversa.
Pero si se consideran como trabajo los diez días que en promedio pasan inactivos los transportadores fuera de su lugar de residencia (al menos como costo de oportunidad), la remuneración disminuye notablemente: poco más de 20 euros por hora trabajada.
Incluso en esta última estimación el ingreso está bastante por encima del salario medio por hora trabajada de todos los países latinoamericanos y es ligeramente superior al que se paga en España. Pero es inferior al salario medio por hora trabajada en algunos países de Europa como Alemania, Francia y el Reino Unido.
Quienes ganan más o menos
A partir de las sentencias que fueron examinadas, y utilizando algunas técnicas estadísticas, el estudio exploró la influencia de distintas variables sobre la remuneración de los transportadores.
El factor más importante resulta ser la cantidad transportada. Y sin embargo su efecto es menor: a partir de un pago fijo común, cada kilogramo adicional de cocaína se retribuye, en promedio, con casi 400 euros de sobreprecio.
Algunos importadores prefieren a las mujeres como transportadoras. Perciben que sus probabilidades de éxito son mayores, entre otros motivos porque la mayoría de quienes las revisan a su llegada son hombres.
Esta apreciación subjetiva, relativamente generalizada entre los empleadores, no se refleja en la nómina. Las mujeres cobran en promedio 150 euros menos que sus colegas varones una vez descontados otros efectos. Casi es la única preferencia que no se traslada a los salarios.
Por el contrario, las “mulas” nacidas en un país de renta alta tienen un premio de casi 1.000 euros con respecto a quienes nacieron en países pobres. Los residentes legales en la Unión Europea, con las facilidades propias para superar los controles fronterizos, también reciben un sobreprecio de otros 1.000 euros, independientemente de su lugar de nacimiento.
Los transportadores y sus empleadores entienden que el transporte de cocaína dentro del propio organismo reduce las probabilidades de detección, al tiempo que aumenta los riesgos sobre la propia vida y limita las cantidades transportadas.
Si se cuenta como trabajo las entre ocho y doce horas de traslado de la cocaína el ingreso del transportador es extraordinario: casi 500 euros la hora.
Su efecto es positivo sobre la remuneración: 350 euros de sobresuelo para ellos, lo que implica un salario medio por gramo de cocaína pura transportada muy superior de 11,1 euros frente a los 3,6 euros que reciben quienes la llevan en su equipaje o entre sus ropas.
No obstante, este ingreso superior no compensa la menor cantidad trasladada. La retribución media de quienes transportan droga en su equipaje es de casi 6.000 euros, bastante más que los 4.200 para quienes la alojan en su organismo.
A lo largo de la última década la remuneración mediana se ha mantenido estable en el entorno de los 5.000 euros. No obstante, ha existido una ligera inflación de los salarios a razón de unos 80 euros por año, un efecto que se viene a neutralizar con otros cambios en el contexto temporal.
La reforma legal que entró en vigor en 2011 y que redujo en casi tres años la condena promedio para los transporadores (de 7,7 a 5,1 años) ha tenido un efecto negativo sobre los salarios, pero su cuantía ha sido mínima: de apenas 80 euros.
Negocio ilegal, ganancias altas
Puede deducirse a partir de esta estimación que la percepción sobre los costes de oportunidad en forma de años de prisión no es un factor determinante a la hora de tomar la decisión de efectuar el traslado o que los transporadores aplican a su función de ingresos una racionalidad en forma de tasa de descuento exponencial y no lineal, una característica que por otra parte comparten con la mayoría de quienes realizan actividades ilegales.
Además, la esperable sobreoferta de transporadores como consecuencia de la crisis en España y las necesidades individuales adyacentes no ha deprimido los salarios, al contrario. Aunque su efecto ha sido marginal, de apenas 25 euros, quienes realizaron el transporte después del inicio de la debacle económica en 2008 recibieron mejores salarios que quienes lo hicieron antes.
Algunos importadores prefieren a las mujeres como transportadoras. Perciben que sus probabilidades de éxito son mayores, entre otros motivos porque la mayoría de quienes las revisan a su llegada son hombres.
Y es que, aunque existan algunas tendencias generales que explican las enormes diferencias en la retribución de los transporadores interoceánicos de cocaína, el principal elemento que las determina no son ni las características de la oferta de trabajo ni del servicio realizado.
El elemento más importante que explica las retribuciones de los transporadores de cocaína es la información. En otras palabras, son sus contactos los que mayores consecuencias tienen sobre el salario recibido.
Esta es la consecuencia natural de la inexistencia de un mercado de trabajo, entendido como la confluencia de la oferta y la demanda, resultado propio de la ilegalidad del producto.
*Doctor en economía y administración de empresas. Ha realizado investigaciones sobre la economía de drogas ilegales en la Universidad Autónoma de Madrid, el Colegio de México y la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.