
La transición energética permitirá que Colombia no dependa más del petróleo, creará nuevos empleos y mejorará la calidad de vida de la población*.
Juan Esteban Jacobo**
Andrés Esteban Avellaneda***

Transición energética
El 15 de marzo comenzó la Asamblea del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Barranquilla. Entre otros asuntos, allí se discutió sobre la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático.
El primer evento se denominó “Colombia y los países del Caribe, resiliencia climática”. Durante este el evento el presidente Duque y el ministro de Minas y Energía presentaron el libro “Transición energética: un legado para el presente y el futuro de Colombia”. La publicación describe el proceso que consolidó la transición energética de Colombia y la convirtió en un referente en la materia.
El gobierno pretende que el 12 % de la energía provenga de fuentes renovables para el año 2022. Para cumplir con su propósito, el gobierno hizo una serie de ajustes regulatorios:
- amplió el plazo de 5 a 15 años para usar la deducción del 50 % en el cálculo del impuesto de renta sobre las inversiones en equipos de energías renovables no convencionales,
- excluyó del IVA la adquisición de los paneles solares, inversores y controladores de carga, y,
- disminuyó el impuesto de renta.
Asimismo, el gobierno se propuso ejecutar 37 proyectos nuevos este año, incluidos algunos de autogeneración que representan 530 megavatios de capacidad adicional. Esto equivale a la energía para más de 450.000 hogares. Parte de estos proyectos los desarrolla Ecopetrol, que contará con ocho parques solares en distintas regiones del país como Meta (3), Huila (3), Bolívar (1) y Antioquia (1).

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Acelerar el crecimiento económico
Los esfuerzos anteriores traerán beneficios para el desarrollo de Colombia. Una de las principales ventajas será dejar la dependencia del crudo. Colombia es uno de los pioneros en la transición energética en América Latina, y este cambio puede conllevar un aumento de la inversión dentro del país.
El gobierno pretende que el 12 % de la energía provenga de fuentes renovables para el año 2022
La Gráfica 1 muestra un ejemplo de dicha transición. En 2020 el índice fossil fuel-heavy S&P Energy (energía fósil) disminuyó un 37 %, pero el S&P Clean Energy (energía limpia) aumentó un 138 %.
Además de ser pionera en la región, Colombia puede convertirse en un exportador de energía, diversificando la canasta exportadora. Esta diversificación reduciría los efectos de la volatilidad de los precios del petróleo.
Gráfica 1

Otro beneficio es la creación de nuevos empleos. La pandemia produjo una pérdida del 28 % de los empleos no calificados y del 10,4 % de los empleos calificados, según cifras del DANE.
Pero los ocho parques solares de Ecopetrol aspiran a crear 1.200 oportunidades laborales para las comunidades en las zonas de influencia. De la misma manera, se tiene proyectado construir 16 parques eólicos en el Guajira que crearían 11.000 empleos nuevos.
La Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA) declara en su último informe que invertir en la transición energética traerá grandes beneficios económicos; por ejemplo considera que el número de empleos nuevos por cada millón de dólares invertido será tres mayor en energías renovables que en combustible fósiles.
La transición energética demanda desde la investigación y el desarrollo hasta el mantenimiento y la operación de las tecnologías de energía renovable. Por eso se espera que los nuevos empleos beneficien a gran parte de la población. Pero el éxito laboral dependerá de la economía, las habilidades y las capacidades que tenga el país para adaptarse a los desafíos y las oportunidades que se presenten en el proceso. Un problema que puede presentarse es la falta de preparación de los empleados para manejar las nuevas tecnologías. Por esto se necesitan programas de educación y reentrenamiento.
El tercer beneficio es mejorar la calidad de vida de la gente. Los parques eólicos y los solares facilitarán el suministro de energía a las personas que aún no pueden acceder a esta. Así mejorará su calidad de vida: podrán almacenar los alimentos perecederos y acceder a las tecnologías que funcionan con electricidad (como el internet); en suma, podrán llegar al siglo XXI.
A su vez, esto puede acarrear una mejora de los indicadores sociales del país, particularmente en las regiones marginadas.
Un último beneficio es la diversificación de las centrales energéticas. Actualmente Colombia depende de sus fuentes hídricas para producir energía y esta indefensa ante las irregularidades climáticas como el fenómeno de El Niño.
Cuando el país sufrió ese fenómeno, en 2015, el embalse de la central hidroeléctrica del Guavio llegó a 37,5 %. Esta era una cifra crítica para el embalse que satisface parte de la demanda de agua en Bogotá, ya que si llega a 35 % no puede producir energía de la misma manera.
Asimismo, el incendio de la central de Guatapé en 2016 obligó al país a importar energía de Ecuador para satisfacer la demanda interna. Estos ejemplos hacen evidente la importancia de diversificar las fuentes de energía.
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El futuro
Colombia avanza en materia de transición energética y los cambios se reflejan en algunos indicadores como el índice de sostenibilidad energética del Consejo Mundial de Energía y el índice de transición energética, donde en 2020 nos ubicamos en el puesto 25, únicamente superados por Uruguay en la región.
El Foro Económico Mundial reconoce a Colombia latinoamericano con más avances en materia de transición energética. Más no por eso hay que bajar la guardia: las fuentes de energía renovables son el futuro y junto a ellas pueden venir grandes beneficios económicos, sociales y ambientales.
*Este artículo hace parte de la alianza entre Razón Pública y la Facultad de Economía de la Universidad Externado de Colombia. Las opiniones son responsabilidad de los autores.