Qué hay detrás del atentado de Paris y como está respondiendo Europa a la amenaza del terrorismo islámico. Vienen cambios –acertados o erróneos- en materia militar, de integración europea, de migración y de arquitectura institucional para el continente.
Farid Badrán Robayo*
Más visibles
Pese a que en el sistema internacional existen conflictos más grandes, violentos y duraderos, aquellos que afectan directamente a las potencias despiertan mucho más interés por parte de los medios – pues tienen especial valor político y simbólico-.
Más todavía cuando resulta poco previsible que un Estado con altos niveles de seguridad y buena inteligencia policial resulte siendo víctima directa de prácticas violentas propias de Estados más débiles o donde estos ataques parecerían ser más probables.
El proceso de remilitarización tras los ataques representará varios miles de millones de euros.
Se entiende así que más de treinta personas hubieran muerto por un acto terrorista en Yemen el mismo día del atentado contra Charlie Hebdo (que ocasionó 12 muertes), y a pesar de eso la atención del mundo se hubiera dirigido casi exclusivamente a lo ocurrido en Europa.
Por eso mismo para el mundo en su conjunto son de especial importancia las reacciones y las medidas o políticas que adopten los Estados más desarrollados frente a las amenazas terroristas en sus propios territorios. ¿Hacia dónde puede ir la política antiterrorista europea a raíz de los sucesos parisinos?
Asimetría militar
En el plano militar, el ataque puso de manifiesto la situación de Europa. La crisis financiera de 2008 -que aún no termina- pasó su factura al sector defensa de la mayoría de Estados europeos, que optaron por reducir el pie de fuerza, por estrategias conjuntas frente a algunas amenazas, y por transferir aún más cargas militares a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Tras los atentados, Francia respondió de manera previsible con el anuncio de la ampliación del pie de fuerza, la revisión completa de los protocolos de inteligencia y la militarización en la custodia de grupos sociales u objetivos de especial sensibilidad como escuelas, aeropuertos, comunidades judías y musulmanas.
Tal reacción confirma la capacidad de los terroristas para compensar sus asimetrías materiales y tácticas frente a Estados poderosos. Los inmensos aparatos militares y las costosas inversiones en seguridad no fueron bastantes para evitar un atentado que sacudió a Paris, a Francia y al continente, con el gasto de apenas unos miles de euros para pagar el costo de los fusiles, el entrenamiento operacional y la gasolina de los vehículos que utilizaron los terroristas en su intento de huida. Y sin embargo, tan solo en Francia y en Bélgica, el proceso de remilitarización tras los ataques representará varios miles de millones de euros.
![]() Vista aérea de la mezquita del Este de Londres. Foto: Wikimedia Commons |
Integración y migración bajo el terror
Otra esfera de acción Estatal frente al terrorismo – de hecho, la que más atención ha recibido en estos días – es por supuesto la cooperación entre países europeos en materia de seguridad e inteligencia – temas estos donde los Estados siguen mostrando recelo y suspicacias que hasta ahora les han impedido transferir competencias a organismos de la Unión Europea para que sea ella quien los administre y regule
El llamado general en este punto ha sido a cooperar y a vigilar más estrechamente las fronteras. Habrá inclusive quienes consideren que los atentados prueban la necesidad de reformular la política migratoria europea y de aumentar los controles sobre los inmigrantes presentes o potenciales.
No obstante, bien vale tener en cuenta que el problema del terrorismo yihadista en Europa evade los aspectos migratorios porque se suscribe a un proceso de captación extremista de las bases musulmanas moderadas e inclusive de nacionales europeos que llevan años viviendo en el Continente, con nacionalidad y permisos de residencia legalmente obtenidos. No hay mayor herramienta para luchar contra la reproducción de extremismos debido a que ellos no se difunden en mezquitas ni vienen de los aeropuertos. Vienen de la Internet, de las victorias comunicativas de Estado Islámico en una guerra que sin embargo están perdiendo en el campo; y de las campañas transnacionales de Al Qaeda que dejan un mensaje fácilmente asimilable en una base social vulnerable y susceptible de ser cooptada.
Cerrar la frontera no es ni debe ser entonces la tarea principal a desarrollar; por el contrario, y como dijo Federica Mogherini, Alta Representante de la Unión Europea para las Relaciones Internacionales y la Política de Seguridad, se juzga necesario adelantar una política más abierta y respetuosa del islam en Europa como estrategia contra el terrorismo por cuanto se aboga por la que protección de las bases sociales vulnerables de caer en extremismos religiosos.
Esa estrategia de respeto al Islam comenzaría por reconocer la presencia de extensas comunidades musulmanes como parte de la geografía humana en cada país de Europa. Pasa también por dejar de proscribir o estigmatizar a esta religión o a sus practicantes, pero sobre todo por brindar reales condiciones de integración a los grupos étnicos y religiosos que históricamente han sido segregados en Europa, como los musulmanes magrebíes, subsaharianos y gitanos, a quienes no les basta con vivir en la periferia de las ciudades para ser parte de una nación -como fue el caso de los terroristas de Paris provenientes de los Banlieus´-.
En todo caso la seguridad cooperativa seguirá siendo el eje de la acción europea. Profundizarla, y actualizar las entidades que la estudian y regulan, serán seguramente consecuencias de los ataques recientes.
Más allá del Islam
El terrorismo en Europa no se reduce a los grupos yidahistas. Este fenómeno abarca todo un espectro de prácticas y representaciones por parte de actores con naturaleza e intereses diversos. Los casos de las guerras de disolución de Yugoslavia, de la ETA en España o del IRA en Irlanda confirman este punto. Y en semejante contexto también será preciso estar atentos al curso de los hechos en Ucrania, por cuanto el terrorismo podría gestarse en el marco de las luchas étnicas entre separatistas pro-rusos y ucranianos.
No obstante, es claro el protagonismo readquirido por grupos terroristas yihadistas transnacionales para el contexto europeo. Estado Islámico y Al Qaeda son o figuran entre las amenazas principales a la seguridad regional, no solo por la existencia de “células” en varios Estados de la Unión Europea, sino por la guerra en que Europa (y especialmente Francia) se embarcó en contra de Estado Islámico y Al Qaeda, a raíz del avance de estos grupos en Siria, el Magreb, el Norte de África y la Península Arábiga.
No menos importante es registrar los cambios que empieza a demostrar el terrorismo, y en especial el terrorismo islámico, donde los grandes atentados (Nueva York 2001, Madrid 2004 y Londres 2005) están siendo reemplazados por acciones de menor suntuosidad y mayor regularidad como la guerra de campo en Siria, los carros bomba de baja capacidad, la toma de rehenes y los ataques selectivos como los de París.
Así, el terrorismo se vuelve a imponer en la realidad política de Europa y es cuestión de tiempo mientras regresa al lugar privilegiado que tuvo en la agenda regional desplazando de manera paulatina a la crisis económica quien a su vez ocupó la prioridad institucional europea desde 2008 en detrimento de las amenazas terroristas
La nueva prioridad del terrorismo en la agenda europea probablemente será consecuente con una serie de esfuerzos e innovaciones en la arquitectura institucional, tanto dentro del continente, como en los puntos más sensibles del mundo. Por tanto en unos años – o aun en unos meses- será posible asistir a la reedición de la cooperación europea en materia de seguridad y defensa, especialmente ante las mal llamadas “nuevas” amenazas.
De igual forma queda en el ambiente la necesidad de fortalecer las estructuras militares europeas más allá del soporte que provee la OTAN. Europa vuelve lentamente de la crisis económica para enfrentar las amenazas a la seguridad donde, además del terrorismo, juegan roles importantes el crimen transnacional, la corrupción, y por supuesto las pretensiones geopolíticas de Rusia en la región.
* Internacionalista de la Universidad del Rosario, magíster en Análisis de Problemas Políticos, Económicos e Internacionales del Externado de Colombia y Maestría en Estudios Latinoamericanos de la Universidad Sorbona Nueva de París.