Tensión con Venezuela: entre el temor y la incertidumbre - Razón Pública
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Tensión con Venezuela: entre el temor y la incertidumbre

Escrito por Socorro Ramírez
Juan Guaidó e Iván Duque el 23 de febrero en la frontera con Venezuela.

Socorro RamirezLa jornada del 23 de febrero no tuvo los efectos esperados y dejó la crisis con Venezuela en un punto complejo. Mientras tanto, los problemas fronterizos se mantienen y las relaciones colombo-venezolanas se acabaron de dañar.

Socorro Ramírez*

Acceso denegado

El 23 de febrero llegó cargado de expectativas, pero pasó dejando muchas incertidumbres. Un mes antes, el presidente de la Asamblea Nacional (AN), Juan Guaidó, se había proclamado presidente interino de Venezuela, y numerosas manifestaciones habían alimentado la esperanza de una transición democrática en ese país.

En Venezuela se necesitan con urgencia alimentos, medicinas y utensilios de aseo. Con esto en mente se reunió una enorme ayuda que intentó entrar a Venezuela por varios puntos. Desde Colombia, la distribución se organizó en tres de los cuatro puentes internacionales del ámbito fronterizo andino, por donde intentaron pasar catorce camiones con 280 toneladas de carga.

  1. El puente Tienditas (que hace años espera la cooperación entre los gobiernos de los dos países para entrar en funcionamiento) sufrió un temprano bloqueo por parte de Maduro. Allí se realizó el concierto Venezuela Aid Live, que pretendía recaudar cien millones de dólares. Para contrarrestarlo, el régimen venezolano anunció conciertos paralelos que tuvieron poca convocatoria.
  2. Por el puente Francisco de Paula Santander pasaron dos camiones que fueron incendiados en territorio venezolano. Los voluntarios intentaron recuperar el cargamento de un tercer camión para evitar que también fuera quemado, pero tuvieron que dispersarse ante las bombas lacrimógenas y los disparos de fusil.
  3. En el puente Simón Bolívar tres camiones trataron de ingresar, pero ante las amenazas de fuego desde Venezuela debieron retroceder.

El segundo punto de ingreso fue la frontera con Brasil. Antes del 23F, en el estado Bolívar, los indígenas Pemones intentaron pasar la ayuda que requieren con urgencia, pero la Guardia Nacional Bolivariana los atacó y dejó varias personas heridas, detenidas o asesinadas. Maduro cerró el paso fronterizo y desde Brasil se dispuso que no serían camiones o personas de ese país los que llevarían la ayuda.

El tercer paso fue desde las islas caribeñas. Para impedir este ingreso, Maduro suspendió los zarpes de embarcaciones de todos los puertos y ordenó la revisión del tráfico marítimo y aéreo entre Venezuela y Curazao, Aruba y Bonaire.

Por su parte, el gobernador de Puerto Rico notificó a Estados Unidos que el barco con ayuda que partió desde allí el 20 de febrero recibió una amenaza de fuego de naves venezolanas, por lo que ordenó su regreso. Y las autoridades de Curazao dijeron que solo despacharían los paquetes de ayuda recibidos cuando contaran con un acuerdo de las partes enfrentadas en Venezuela.

La administración Trump, y los otros participantes trataron de aprovechar el gesto humanitario como un instrumento político.

Para presionar el ingreso de la ayuda se ensayó una cadena humana que protegiera su paso. Tampoco faltaron súplicas a las fuerzas policiales y militares para que la dejaran pasar.

Para facilitar esta entrega hubiera servido mucho la participación de organismos multilaterales. Pero el mayor contribuyente de la ayuda, la administración Trump, y los otros participantes trataron de aprovechar el gesto humanitario como un instrumento político. Además, algunos voluntarios usaron sin permiso símbolos de la Cruz Roja, lo que produjo el rechazo de esta entidad ya que esto afectaba su neutralidad e independencia.

La oposición venezolana insistió en que realizó esta acción autorizada por el único órgano legítimamente electo, la AN, pero sobredimensionó las condiciones reales para cumplirla con éxito.

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¿Triunfo de Maduro?

Nicolás Maduro en el concierto que convocó “Hands off Venezuela”
Nicolás Maduro en el concierto que convocó “Hands off Venezuela”
Foto: Facebook Nicolás Maduro

Maduro ha reiterado que en Venezuela no hay emergencia humanitaria y rechazó el acuerdo propuesto por la oposición en los tres intentos fallidos de diálogo. El pasado 23F, milicias, colectivos armados y la Guardia Nacional Bolivariana quemaron comida y medicinas, lanzaron perdigones, gases lacrimógenos, bombas aturdidoras y ráfagas de balas en una jornada que dejó catorce muertos, decenas de detenidos y más de trescientos heridos.

Estos hechos violentos fueron condenados por el secretario general de la ONU, la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y la representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores. Además, han dado origen a nuevas demandas contra Maduro y los altos funcionarios del régimen.

Aunque Maduro bailó ante su público para celebrar lo que reclamó como su victoria, la verdad es que su actuación lo dejó al desnudo ante el mundo. Su vicepresidenta incluso dijo que: “Esto es solo una pequeñita muestra de lo que podemos hacer”.

Por la razón o por la fuerza

Además de desenmascarar la naturaleza del régimen, el 23F buscaba quebrar la lealtad militar para precipitar la caída de Maduro. Durante la jornada, varios pasos fronterizos (sobre todo en Norte de Santander y en Arauca, pero también con Brasil) fueron testigos del impacto de la jornada en la estructura militar.

El director de Migración Colombia declaró al final del día que había recibido a más de sesenta militares venezolanos que pedían refugio en rechazo a la actuación de su régimen. Días después sumaban más de setecientos. Es posible que esta fuga continúe, aunque los organismos de inteligencia y contrainteligencia traten de evitarla incluso con expulsiones.

Guaidó le pidió a la comunidad internacional que mantenga “abiertas todas las opciones”.

Una vez finalizada la jornada del 23F, Guaidó le pidió a la comunidad internacional que mantenga “abiertas todas las opciones”. Algunos sectores venezolanos, colombianos y de otros países latinoamericanos dijeron que este llamado incluye una eventual acción militar, interna o externa, que podría provocar el fin del régimen chavista en pocos días. Con todo, las experiencias internacionales muestran que intervenciones parecidas agravan los conflictos y elevan su costo para el país, para los vecinos y para la región.

La tensión llegó hasta el Grupo de Lima. Antes de su reunión en Bogotá, los presidentes de Panamá y Costa Rica reiteraron su oposición a una intervención militar, y el canciller chileno reaccionó en contra de la afirmación del embajador de Guaidó, Julio Borges, en favor del uso de la fuerza contra Maduro. Todos los miembros del Grupo en la sesión en Bogotá reiteraron el rechazo a una salida militar y abogaron por la profundización de sanciones diplomáticas y económicas, así como por el recurso a la Corte Penal Internacional y al Consejo de Seguridad de la ONU.

Le recomendamos: Imaginando lo inimaginable: ¿una intervención militar en Venezuela?

El impredecible Donald Trump vive un momento crítico para su reelección en 2020. Por eso, si llega a pensar que la salida de Maduro le puede ayudar a su favorabilidad, podría echar mano de distintas formas para presionarla, como intentar cooptar militares venezolanos para que den un golpe o dejen de actuar frente a una intervención, aprovechar o provocar un incidente que involucre a Colombia o a Guaidó cuando este regrese a Venezuela.

Desde distintos países de América Latina se ha hecho un llamado apremiante a poner en marcha acciones políticas para evitar una salida violenta o una intervención que involucre a la región en confrontaciones globales y, en cambio, ayuden a una transición con elecciones libres, el restablecimiento del Estado de Derecho y el comienzo de la reconstrucción del país.

Efectos en Colombia

Juan Guaidó a bordo de un camión.
Juan Guaidó a bordo de un camión.
Foto: Presidencia de la República

El colapso de la economía venezolana y su progresivo estrangulamiento con sanciones financieras profundiza el drama humanitario y presiona la salida de más venezolanos, en especial hacia Colombia. Todo aumento o disminución de la crisis en Venezuela termina impactando a Colombia de múltiples maneras. Los dos países comparten una extensa frontera y se distribuyen poblaciones binacionales como los migrantes o algunos pueblos indígenas.

Al final del 23F, Maduro anunció la ruptura de “todo tipo de relaciones” con Colombia y dio 24 horas para que todos los funcionarios colombianos se retiraran del territorio venezolano. El gobierno colombiano dijo que, aunque no reconoce esa orden por la ilegitimidad de Maduro, retiraba su personal para “preservar su vida e integridad”, y anunció que cerraba temporalmente el paso por los puentes fronterizos donde se dio la confrontación.

Aunque entre Caracas y Bogotá solo imperaba la diplomacia del micrófono y ambos gobiernos habían limitado las relaciones a encargados de negocios, la ruptura de nexos diplomáticos tiene graves consecuencias.

  • El cierre de los quince consulados agrava la situación de los colombianos en Venezuela y la de los venezolanos que iban allí para múltiples trámites.
  • El bloqueo de los pasos fronterizos formales intensifica el uso de trochas e impide registrar a los venezolanos, colombianos y colombo-venezolanos que pasan cada día a buscar alimentos, medicinas y servicios, a reencontrarse con sus familiares, a huir o intentar regularizar su situación en Colombia.
  • Además, aprovechando la tensión entre los gobiernos, el “orden” en la frontera lo seguirán imponiendo grupos irregulares que controlan flujos ilegales y negocios ilícitos.

Lea en Razón Pública: Colombia frente a la crisis venezolana: ¿qué está en juego?

En esta crítica coyuntura, el presidente Iván Duque ha asumido un protagonismo muy cercano a la administración Trump. El 23F, acompañado por su vicepresidenta y su canciller, por los presidentes de Chile y Paraguay, por el secretario general de la OEA y Guaidó, Duque recibió y despachó la ayuda desde la frontera.

El presidente colombiano aseveró estar presenciando la caída de otro muro de Berlín. Pocos días después, el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, afirmó que su país defendería a Colombia como aliado ante cualquier violación de su soberanía.

Pero lo cierto es que cualquier uso del territorio colombiano para una intervención militar en el país vecino produciría la enemistad histórica de los sectores que apoyan al chavismo en Venezuela, unificaría a los militares venezolanos contra Colombia y profundizaría los nexos del régimen de Maduro con el ELN y las disidencias guerrilleras.

Es necesaria la firmeza del gobierno colombiano frente a los abusos del régimen venezolano, pero este tipo de protagonismo es equivocado y nocivo.

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