El gobierno subsidiará a los taxistas tras el aumento del precio de la gasolina. Estas van a ser las consecuencias y éstas serían las alternativas.
Hernando Zuleta*
Dos objetivos en tensión
La superación de la pobreza y la transición energética son dos prioridades indudables para Colombia en los próximos años.
Luchar contra la pobreza y la desigualdad fue el compromiso central del presidente Petro, y en buena hora su gobierno aumentó la progresividad de los impuestos y ha promovido una nueva política social que busca mejoras para los sectores excluidos en términos de salud, de pensiones, de transferencias monetaria o de acceso a la tierra.
La política ambiental, por su parte, cobra cada vez más importancia y existe un consenso creciente con respecto a la necesidad de una transición energética.
Infortunadamente, existe una tensión entre los dos objetivos mencionados. Por un lado, la transición energética implica marchitar algunos sectores y, por lo tanto, disminuir el empleo que generan. Por otro lado, la transición energética demanda una combinación de impuestos y subsidios que encarece modos de transporte impulsados por combustibles, como la gasolina o el diésel.
El Fondo de Estabilización
El Fondo de Estabilización del Precio de los Combustibles (FEPC) refleja esta tensión de manera dramática.
Con una fracción del costo fiscal de este subsidio es posible estimular la conversión de vehículos o la expansión de estaciones de servicio con combustibles distintos de la gasolina o el diésel

El objetivo original del FEPC era atenuar el efecto de las fluctuaciones de los precios de los combustibles en el mercado internacional sobre los consumidores colombianos. Pero este objetivo de estabilización se desdibujó, y el FEPC se convirtió en un mecanismo para subsidiar el consumo de gasolina y diésel.
Estos subsidios son inconvenientes desde el punto de vista ambiental porque estimulan el consumo de combustibles contaminantes. Además, para el año 2022, el FEPC arrojó un déficit cercano al 2,7% del PIB, lo cual redujo el espacio fiscal y el presupuesto para programas sociales.
Para resolver este problema, el gobierno ha ido ajustando el precio de la gasolina, eliminando los subsidios y por lo tanto reduciendo el déficit del FEPC.
Aunque esta decisión es conveniente desde los puntos de vista ambiental y fiscal, también redunda en el descontento de algunos grupos afectados, lo que a su vez aumenta la dificultad de completar la eliminación de los subsidios.
El descontento frente al aumento en el precio de la gasolina desembocó en estos días en un paro de taxistas que concluyó con un acuerdo entre el gobierno y los representantes del gremio para que los incrementos sean compensados con transferencia monetarias para los conductores de taxi.
Un incentivo perverso
Aunque esta medida disminuye el impacto regresivo del alza en los precios de los combustibles y facilita políticamente el proceso de desmonte del subsidio, tiene también efectos negativos:
- Según estimaciones del gobierno, la medida tendrá un costo aproximado de treinta mil millones de pesos al mes o trescientos sesenta mil millones de pesos al año.
- Si esta compensación llega solo a los taxis que operan con gasolina, la medida desincentivará el uso de combustibles menos contaminantes, e iría contra el propósito de la transición energética.
- La verificación de las características de los beneficiarios puede ser difícil puesto que muchos taxis son híbridos, es decir que usan gasolina y otro combustible.
Las alternativas
En estas circunstancias surge la necesidad de buscar alternativas que ayuden a reducir las emisiones y el déficit fiscal, minimizando los efectos nocivos sobre los costos de transporte y sin conllevar incentivos perversos.
Probablemente la mejor opción para disminuir las emisiones es la movilidad eléctrica. Pero el precio de un automóvil eléctrico con las características mínimas para un taxi supera los noventa millones de pesos. Por eso un plan de sustitución de vehículos de gasolina por vehículos eléctricos exigiría inversiones cuantiosas por parte de los taxistas o un plan de subsidios generosos por parte del Estado.
Una segunda opción es la conversión de motores para que los taxis puedan funcionar con gas natural vehicular (GNV). Este combustible produce menos emisiones de dióxido de carbono, de óxido nitroso y de carbono equivalente. Además, dada la diferencia de precios es considerablemente más económico que la gasolina (entre 45% y 50%).
Sin embargo, el usuario tendría algunas desventajas: los vehículos convertidos a gas pierden entre el 4% y el 12% de la potencia; el cilindro de almacenaje es grande y reduce el espacio de almacenamiento y, por último, el peso del cilindro de almacenaje puede afectar la suspensión y la potencia de vehículos pequeños.
Tal vez la mejor opción es el Auto GLP, combustible que se compone principalmente de butano y de propano:
- el costo del Auto GLP, controlando por eficiencia, es similar al del gas natural;
- las emisiones contaminantes son muy inferiores a las de la gasolina;
- la conversión de motores tiene un costo que varía entre un millón y medio y cinco millones de pesos;
- la pérdida de potencia con respecto de la gasolina es imperceptible para el usuario;
- el costo de instalar un tanque estándar, una bomba y un equipo de medición para Auto GLP junto con las instalaciones existentes de gasolina y diésel es aproximadamente un tercio del costo de instalar dispensadoras de gas natural con la misma capacidad.
La desventaja con respecto del gas natural es que este último logra una mayor reducción de emisiones.
El camino hacia una política
Las transferencias monetarias a taxistas que usan gasolina no es una medida eficiente en relación con su costo: existen mecanismos menos costosos para obtener el mismo objetivo.
Si esta compensación llega solo a los taxis que operan con gasolina, la medida desincentivará el uso de combustibles menos contaminantes, e iría contra el propósito de la transición energética.
Con una fracción del costo fiscal de este subsidio es posible estimular la conversión de vehículos o la expansión de estaciones de servicio con combustibles distintos de la gasolina o el diésel y conseguir una disminución sustancial en el costo de combustibles para los taxis.
Dado que las redes de provisión de combustibles y los costos de transporte varían de región en región, es posible que la mejor opción no sea la misma para todo el país. Por eso sería necesario un análisis costo beneficio de las diferentes alternativas y una concertación de la política con autoridades locales para que el nuevo sistema incorpore las capacidades y ventajas geográficas de las diferentes opciones. Además, es necesario plantear la propuesta de política a los taxistas para que sea legítima y para los conductores puedan aprovechar al máximo los estímulos que se decidan.
16 Comentarios
Muy buen artículo el cual resalta que:
Los subsidios de consumo de gasolina para los taxistas, serian un acto contradictorio, ya que el aumento en el precio de la gasolina busca disminuir el uso de combustibles contaminantes llevando al uso de alternativas menos contaminantes, siendo el gas natural vehicular (GNV) la mas accequible y menos contaminante, reduciendo el costo entre un 45 y 50%.
excelente articulo; además me parece importante considerar que un subsidio a los taxistas en cuanto al consumo de gasolina no seria la mejor opción ya que se supone que si se tiene como objetivo un proceso de transición energética para incentivar en uso de combustibles menos contaminantes, esto iría totalmente en contra de los objetivos; por lo cual estoy de acuerdo en la implementación de otras alternativas como mirar la opción de vehículos que funcionen con butano y propano.
Una opinión muy bien propuesta, teniendo en cuenta que si lo vemos desde diversas perspectivas todas las alternativas presentarán algún «pero» o «inconveniente», sin embargo nunca se será posible llegar a un cambio si desde un inicio no se arriesga algo. Por supuesto que concuerdo con la opinión de Zuleta al manifestar que darle este incentivo monetario a los taxistas es una alternativa completamente inviable, teniendo en cuenta que esto no creará ningun apoyo sino que más bien se volverá en una dependencia para el gremio taxista, lo cual hará que ya no acepten un cambio quizá a un combustible más amigable ambientalmente, pues, les importara con mayor fuerza el incentivo monetario que querrán seguir recibiendo y no desearan tener la alternativa de invertir en algo más ecosostenible en pro del cuidado del medio ambiente.
Hay que resaltar dos puntos, en los subsidios de gasolina para el gremio taxista no es ninguna viabilidad, esto que llega a ser una desición contradictoria del Gobierno en dos partes y como lo menciona Zuleta, en primer parte deja de incetivar a los dueños y empresarios del gremio a modernizar sus vehículos para un cambió de combustible más sostenibles y menos contaminante, recordando que solo la capital es una de las ciudades con mayor contaminación en Latinoamérica y dos el cubrimiento del déficit que tiene estos subsidios, teniendo en cuenta que hoy en día se encuentra en un 2,7% del PIB, donde se le acorta la posibilidad al Gobierno en invertir en programas de otra áreas que lo necesita más como lo son salud y educación.
Excelente articulo, donde la opinión del autor resalta los problemas que puede generar estos subsidios, que muestra una falta de desconocimiento por parte de algunas personas.
Me gusta la manera imparcial de acatar un tema, informando a la comunidad y mostrando que pasa y que pasaría ante todas las opciones. Si bien la transición energética marchitaría el empleo en el sector, sobre todo petrolero e industrial abriría las puertas hacia un nuevo sector. Frente a los incentivos monetarios a los taxistas no considero sea la mejor alternativa, como ya quedo expuesto eso no sería un incentivo para disminuir el uso de gasolina, la ayuda económica debería implementarse para la transición de los vehículos a GLP, así se asegura que no serán consumidores de gasolina, sin embargo sería una solución transitoria, porque además del alto precio de la gasolina, las contaminaciones y los daños ambientales para la extracción de la materia prima de esta son brutales y hay que trabajar encaminados a encontrar una nueva alternativa distinta a las actuales que sea ambientalmente sana.
Buen artículo resaltando lo que se dijo si bien la transición energética puede afectar empleos en sectores tradicionales y aumentar los costos en ciertos aspectos de la vida cotidiana, se debe encontrar un equilibrio cuidadoso y estratégico que permita avanzar hacia una economía más verde sin dejar atrás a quienes dependen de industrias tradicionales, en este caso los taxistas, sin necesidad de dar subsidios que terminarán en grandes pérdidas económicas para el país.
El artículo estuvo muy interesante y en mi opinión no estoy de acuerdo con el subsidio de gasolina a los taxistas, pues, es totalmente contradictorio con la transición energética para mejorar el medio ambiente, y el subsidio a los taxistas estaría incentivando más uso de gasolina, con lo cual no tiene lógica. Aunque si es verdad que un carro eléctrico es bastante caro y no sería viable usarlo como taxi, una opción posible es usar GNV, que disminuiría el costo del combustible y no tendrían que utilizar tanta cantidad de dinero que finalmente sería desperdiciado y se podría usar en cosas mucho más importantes. Sin embargo, desde mi punto de vista, el estado podría estar incentivando el uso de la gasolina para sacarle el mayor provecho a esta, puesto que, si se hace una transición energética de inmediato, perderían miles de millones de pesos al no poder vender toda la gasolina.
Finalmente, si en vez de incentivar el uso de la gasolina, se incentivara más uso de la transición energética, esto haría que se agilice el proceso de los autos eléctricos más baratos, pues, lo que hace caro un auto eléctrico es un déficit en la oferta y demanda de los mismos.
Pienso que aunque el subsidio a los taxistas puede parecer una solución temporal para aliviar su carga financiera, tiene consecuencias negativas a largo plazo y no es una medida justa ni equitativa. El gobierno debería buscar soluciones más efectivas y justas para aliviar la carga financiera de los taxistas y promover una transición energética sostenible.
Es interesante como el artículo presenta alternativas interesantes, como la movilidad eléctrica, la conversión de motores para usar gas natural vehicular (GNV) o el uso de Auto GLP, y destaca los pros y contras de cada opción.
Es importante resaltar la importancia de encontrar soluciones que reduzcan las emisiones y el déficit fiscal sin desalentar el uso de combustibles más limpios. También enfatiza la necesidad de un enfoque regionalizado y la participación de los taxistas en la formulación de políticas para lograr una transición energética efectiva y equitativa.
Estoy de acuerdo con la posicion del escritor del articulo, ya que no me parece buena idea subsidiar a los taxistas porque esto implica incentivar el uso de combustibles fosiles, el cual es un recurso muy contaminante; y lo mejor es buscar una alternativa que sea amigable con el medio ambiente y que se acomode al bolsillo de los conductores porque de todos modos esto es algo que afecta tanto a los conductores de servicio publico como a los conductores informales.
Subsidiar la gasolina para los taxistas, aunque puede aliviar el impacto del aumento de precios, es una medida problemática desde una perspectiva ambiental y fiscal. Al buscar otras alternativas las distintas partes de población pondrán un pero o un inconveniente a las alternativas que se proponen. Por otro lado, Zuleta sugiere que existen alternativas más eficientes, como incentivar la conversión de vehículos a opciones más limpias, y destinar recursos a la expansión de estaciones de servicio que ofrezcan combustibles alternativos. Se enfatiza la necesidad de un análisis costo-beneficio y la coordinación a nivel local para maximizar los beneficios.
Subsidiar la gasolina para los taxistas en Colombia es una política que, a primera vista, podría parecer beneficiosa, especialmente para un grupo de trabajadores que dependen en gran medida de los costos operativos de sus vehículos. Sin embargo, esta medida tiene una serie de problemas y consecuencias negativas que la convierten en una idea poco acertada.
En primer lugar, los subsidios a la gasolina tienden a generar un derroche de recursos públicos, ya que no discriminan entre aquellos taxistas que realmente necesitan apoyo económico y aquellos que simplemente aprovechan la subvención para reducir sus costos y aumentar sus ganancias. Esto significa que el dinero de los contribuyentes se destina de manera ineficiente y no se dirige ha
cia objetivos más importantes, como la inversión en infraestructura, la educación o la salud.
Estoy de acuerdo con la mayoría de los argumentos del doctor Zuleta debido a la contradicción que presenta el gobierno con esta política. En mi opinión los recursos que se van a invertir serían de mucha más utilidad en la importación de estos vehículos. Sería ideal que el estímulo del gobierno para los taxistas fuese reducir el costo de estos vehículos eléctricos, claro está que en un corto plazo los taxistas no cambiarán inmediatamente sus vehículos más sin embargo en un futuro cuando tengan que cambiar de vehículo ya exista una industria establecida de vehículos eléctricos y está compra fuese tan viable como la de un vehículo que funciona a combustible.
También me parece importante enunciar un tema de suma relevancia que quizas es otra posible consecuencia de la inviabilidad de este subsidio y es que teóricamente este subsidio tiene una vigencia la cual teóricamente se caduca cuando cumpla la función de suplir el déficit. Sin embargo para entonces existirá una problemática social aún más grave debido a que los nuevos conductores no optan por comprar un taxi debido a su costo (que teniendo en cuenta que un taxi con papeles en la actualidad supera los 100 millones de pesos) entonces van a existir más carros funcionando en plataformas digitales por tanto existirán menos taxistas que estarán subsidiados pero tendrán carros antiguos que funcionen a combustible. Además este subsidio se convertirá en un gasto innecesario para el país, un dinero que los taxistas no estarán dispuestos en dejar de recibir porque sencillamente entran a paro, bloquean la movilidad y como es frecuente al gobierno le toca acatar todas las exigencias que estos pidan, mantenerles el subsidio y además darles otro subsidio para que después de 7 años ahora sí empiecen a cambiar los taxis a vehículos «amigables con el planeta»
Pensar en transición energética sin una alternativa viable a corto plazo, y encarecer el combustible de una forma tan intransigente y abrupta, lo único que genera es el aumento en los costos de la canasta familiar, transporte y servicios. Es el colombiano de menos recursos siempre el más afectado, ya que sus finanzas se ven severamente disminuidas. Mientras los costos de una transición energética aún son demasiado altos.
A pesar de que resalta de manera acertada la tensión entre la lucha contra la pobreza y la transición energética. Es válido señalar que los subsidios a los combustibles fósiles, como la gasolina, pueden ser inconvenientes desde el punto de vista ambiental y fiscal, ya que incentivan el consumo de combustibles contaminantes y reducen el espacio fiscal para programas sociales, las alternativas que presentan son interesantes, como la movilidad eléctrica, la conversión de motores a gas natural vehicular (GNV) y el uso de Auto GLP. Estas opciones podrían contribuir a reducir las emisiones y a disminuir la dependencia de la gasolina, lo que es coherente con los objetivos de la transición energética. A pesar de que se menciona análisis del PIB siento que hay una falta de datos y estadísticas actualizadas ya que el artículo menciona datos hasta el año 2022, pero no proporciona información actualizada sobre la situación en 2023. Sería útil contar con cifras actualizadas para respaldar los argumentos y propuestas. A su vez se podría abordar la tensión entre la lucha contra la pobreza y la transición energética, como incentivos fiscales para la adopción de vehículos más eficientes o el desarrollo de sistemas de transporte público sostenibles.
El articulo es excelente, resalta diferentes puntos del porqué subsidiar la gasolina para los taxistas es mala idea. La transición a energías mas limpias es algo que el país y en general el mundo debe buscar, sin embargo, esta transición afecta a diferentes sectores económicos en la nación. El articulo aborda diferentes puntos uno de ellos es como el FEPC tenía como objetivo inicial estabilizar los precios del combustible en el mercado internacional, no obstante, esto se convirtió en un mecanismo de subsidio para el mismo. En la búsqueda de disminuir el déficit del PIB producido por este fondo, el gobierno opto por subir el precio del combustible paulatinamente para subsanar el déficit.
El gobierno acordó dar un pequeño subsidio a cada taxista con el fin de amortizar el alza de precio en la gasolina. Considero que es una medida de transición aceptable, no obstante, hay que analizar diferentes puntos.
Por un lado, el uso de Auto GLP no es del todo la mejor opción. La conversión de motores tiene un costo que para algunos taxistas puede ser algo elevado, además de la falta de gasolineras que cuentan con este mismo representa un problema. En lo personal no considero que esta medida desincentive la búsqueda del uso de combustibles menos contaminantes, debido a que el subsidio dado a cada taxista no es tan alto para ello. Se deben buscar mejores alternativas para esta transición, apoyar e incentivar la compra de vehículos menos contaminantes.