Siria: un muy largo camino hacia la paz - Razón Pública
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Siria: un muy largo camino hacia la paz

Escrito por Vladimir Rouvinski
El Presidente ruso Vladimir Putin en la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.

El Presidente ruso Vladimir Putin en la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.

Vladimir RouvinskiAl agravarse el drama de los refugiados sirios, los líderes del mundo se han puesto a la tarea de resolver por fin este conflicto. Y  Rusia  lleva la batuta.

Vladimir Rouvinski*

La estrategia rusa

Durante las últimas semanas se ha demostrado que la política exterior de Vladimir Putin, -con bombardeos a los grupos terroristas en Siria y la ruptura del aislamiento de Rusia- está funcionando al menos parcialmente.

Los altos funcionarios de Estados Unidos, después de meses de negar las solicitudes para  discutir los temas que Rusia considera importantes, se han visto obligados a mantener contactos oficiales con sus homólogos rusos.

En este contexto, la reunión de hace unos días en Viena sobre el futuro de Siria entre representantes de 19 países fue un escenario privilegiado para el plan de devolver a Rusia su puesto en la arena internacional como un actor cuyos intereses deben tomarse en cuenta. Al mismo tiempo, si las negociaciones en la capital austriaca fracasaban, el daño político hubiera sido muy grande para Putin.

Durante la fase inicial del plan ruso en Siria, las intensas acciones de las Fuerzas Aéreas (¡hasta más de 60 bombardeos al día!) no solo destruyeron muchos de los combatientes, campos de entrenamiento y bodegas del Estado Islámico, sino que debilitaron significativamente las fuerzas de oposición al gobierno de Bashar Al Asad.

Sin embargo, la tesis de que lo que buscan los rusos en Siria es mantener el régimen de Asad a cualquier precio está equivocada. Todo indica que Moscú no tiene ilusiones en el sentido de que el conflicto en Siria tenga solución por la vía militar: la eliminación efectiva de todas las fuerzas que se oponen al gobierno de Damasco sería una tarea demasiado dura para la Rusia de hoy.

Aparte del costo de tal intervención – estimado en varios miles de millones de dólares al año- el dominio de la fuerza no garantiza resolver el problema fundamental que originó el  conflicto. Las intervenciones militares en Afganistán (las de Inglaterra desde el s. XIX, las de Estados Unidos, la de Rusia misma) son otros tantos testimonios del fracaso  en el intento de resolver conflictos complejos con el uso de la fuerza militar. Tampoco hay que olvidar que Estados Unidos y sus aliados no están dispuestos a dejar de apoyar a las fuerzas de oposición en Siria.

La tesis de que lo que buscan los rusos en Siria es mantener el régimen de Asad a cualquier precio está equivocada. 

Por otro lado, los costos políticos de la intervención militar en Siria están subiendo rápidamente. El siniestro del avión ruso en Egipto destruyó en un instante el frágil estado de tranquilidad de la sociedad rusa, que había comenzado a olvidar la amenaza terrorista.

Aprovechando el índice de aprobación de su gestión como líder del Estado ruso, y con el apoyo de los medios de comunicación bajo control del gobierno, Vladimir Putin logró convencer a la opinión pública rusa de que la participación directa de su país en un conflicto ubicado muy lejos de las fronteras nacionales no afectaría la seguridad de Rusia.

Por eso la probabilidad de que la caída del avión ruso fuera el resultado de un acto terrorista de algún grupo relacionado con el Estado Islámico tiene un alto costo político personal para Putin.

No hay duda de que la apuesta verdadera de Putin es el éxito del proceso de negociación que comenzó con la reunión en Viena, en lugar de ampliar la operación militar en el Medio Oriente.

Desde esta perspectiva, es importante notar que el documento acordado en Viena refleja las ideas rusas sobre cómo se debe buscar la solución del problema sirio, más que las de cualquier otro país participante en la reunión.

La cumbre de Viena

El Presidente ruso Vladimir Putin en la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.
Refugiados sirios en su llegada a las costas europeas.
Foto: CAFOD Photo Library

¿Cuáles son los puntos claves para tener en cuenta y cuáles son los retos para la desarrollo de la agenda de Viena?

En primer lugar, el éxito ruso se manifiesta en la aceptación de su propuesta sobre la unidad de Siria, su independencia, su integridad territorial y su carácter secular, así como sobre la permanencia de las instituciones políticas actuales.

Estos puntos también son los primeros retos. Muchas de las fuerzas dentro de la diversa oposición siria tienen una visión del futuro de la región distinta y sería bastante difícil lograr un consenso. Varios de los grupos opositores al régimen de Asad han logrado el dominio político y económico sobre partes importantes del territorio sirio y no están dispuestos a ceder fácilmente el control a cualquiera que sea el gobierno en Damasco.  

Se puede hacer una observación parecida con respecto al otro punto del acuerdo de Viena: la afirmación de que los derechos de todos los sirios, sea cual sea su fe religiosa o pertenencia étnica, deben ser protegidos. Las identidades religiosas y étnicas hacen parte importante de lo que distingue a los protagonistas del conflicto en esta parte del mundo.

Aunque la población de Siria siempre estuvo caracterizada por una enorme diversidad étnica y religiosa, muchos de los conflictos que hoy están desarrollándose bajo las líneas de división religiosa u étnica antes estaban “congelados”, intervenidos o suprimidos por el gobierno de Asad y de su padre.

En otras palabras, no existe un mecanismo apto para el manejo por parte del Estado sirio de las diferencias interétnicas e interreligiosas que pueda ser aceptado por todas las partes –o por la mayoría- en los escenarios de posconflicto. Es imperativo diseñar tal mecanismo.

El largo camino de Damasco

Ministros de Relaciones y Secretarios de Estado reunidos en Viena para tratar el tema del conflicto interno sirio.

El Presidente ruso Vladimir Putin en la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.
Foto: President of Russia

Desde Viena, los líderes de casi 20 países hicieron un llamado importante a garantizar el acceso humanitario a todo el territorio de Siria, así como a aumentar el apoyo a las personas desplazadas y a los refugiados.

Sobra decir que fue el dramático aumento del número de refugiados sirios lo que hizo visible el conflicto en el Medio Oriente para millones de europeos, que ahora exigen de sus gobiernos una solución urgente para este problema. Los gobiernos europeos están actualmente bajo una presión que no existía antes para que se logre una paz sostenible en Siria lo más pronto posible.

Como la opinión pública europea es más favorable hoy a los gastos relacionados con la ayuda humanitaria en Siria, el problema de refugiados está afectando no solo al  presupuesto de varios de esto países sino los propios fundadores del “proyecto Europa”, comenzando por  la libertad de movimiento.

El camino hacia la paz en Siria es largo, y la guerra continuará si no se logra una verdadera colaboración de la comunidad internacional.  

Al mismo tiempo, muchos europeos estarían más dispuestos a apoyar las acciones tangibles de sus gobiernos contra el Estado Islámico y otros grupos terroristas, que también fue uno de los puntos acordados en Viena.

La propuesta de que Naciones Unidas convoque a representantes del gobierno de Asad y de la oposición siria para iniciar un proceso político sobre el futuro gobierno del país puede ser considerada muy difícil, pues el ISIS y otros grupos terroristas en el Medio Oriente que apoyan al Estado Islámico siguen siendo muy fuertes.

No obstante parecería que para los participantes de la reunión en Viena era importante tener este punto en la agenda por varias razones. Una primera  es la intención de demostrar que los países que hacen parte del proceso de Viena buscan encontrar una solución a largo plazo y reconocen la complejidad del escenario actual en Siria.

La mención del gobierno de Siria es una evidencia de los esfuerzos rusos para asegurar el apoyo de Assad al proceso de negociación y del cambio de la posición de Estados Unidos y  sus aliados. La inclusión de Naciones Unidas se debe a la necesidad de dar conocer a los observadores del proceso que todas las partes están dispuestas a encontrar convergencias  que les permitan diseñar una hoja de ruta común, usando la plataforma de la ONU, y abandonar los intentos de resolver el problema de manera separada.  

Es importante subrayar que nadie duda –cómo establece el documento de Viena- que el proceso político sirio debe ser dirigido por los propios sirios y que la población siria debe decidir sobre el futuro de su país. Pero el camino hacia la paz en Siria es largo, y la guerra continuará si no se logra una verdadera colaboración de la comunidad internacional.  

 

* Director del Centro de Investigaciones CIES y Profesor del Departamento de Estudios Políticos de la Universidad Icesi en Cali, Colombia. Es egresado de la Universidad de Hiroshima. Su área de investigación son las relaciones entre Asia y América Latina.

 

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