La presencia de las dos artistas en el Super Bowl ha despertado polémica en todos los países afectados: ¿La celebración de lo latinoamericano ha de hacerse en un evento que es -casi- puramente estadounidense?
Daniela Álvarez*
El show de medio tiempo
Tras varios días de realizado el Super Bowl en el Hard Rock Stadium de Miami, no ha terminado la polémica por la presentación de medio tiempo de las artistas Jennifer López y Shakira.
La versión número 54 del evento más importante del entretenimiento estadounidense tuvo lugar el pasado 2 de febrero, cuando los San Francisco 49ers se enfrentaron con los Kansas City Chiefs por el campeonato de la NFL, la liga más importante del fútbol americano.
Aunque los Chiefs se llevaron la victoria, las verdaderas campeonas de la jornada fueron las dos cantantes latinas, quienes llevaron al escenario los hits más importantes de su carrera musical en una ambiciosa puesta en escena.
A diferencia de otras presentaciones, la atención del público no se centró esta vez en los movimientos sensuales de las artistas, sino en el trasfondo de algunos gestos que se tornan significativos en un momento de intensos discursos nacionalistas en Estados Unidos.
Un gran número de medios de comunicación de talla mundial alabaron el espectáculo de Shakira y JLo, etiquetándolo como parte de la causa latina en el país norteamericano, una oda al mundo hispano y un festejo del arte hecho por mujeres.
La discusión sobre las implicaciones mediáticas del Super Bowl empezó a darse desde el año pasado, cuando se anunció que la final de la NFL se llevaría a cabo en Miami y que el show de medio tiempo estaría a cargo de dos mujeres latinas.
Si bien la elección de las artistas pudo basarse en una astuta lectura del mercado (ya que el 70 por ciento de la población de Miami es hispana), el mensaje de la NFL desde hace un par de años parece apuntar hacia la celebración y promoción de la multiculturalidad en este tipo de escenarios.
El mensaje de Shakira y JLo sobrepasó los límites del mero entretenimiento: el cubrimiento del evento se ha enfocado en decodificar la presentación en términos políticos en vez de reducirse a la destreza artística de ambas mujeres.
Shakira: una celebración de la multiculturalidad
Como atestiguaron los televisores del mundo entero, el espectáculo se inauguró con las palabras “Hola Miami” de Shakira, seguido de un estallido de la multitud. La barranquillera interpretó fragmentos de algunas de sus canciones más reconocidas, como Hips don’t lie, Ojos así y Waka Waka, pasando del inglés al español y del pop norteamericano más convencional a ritmos árabes y caribeños.
Un grupo de bailarinas vestidas de rojo fue una pieza clave para lograr el frenesí de la presentación; al son de las canciones de Shakira demostraron la gran influencia de los movimientos latinos en la industria del pop estadounidense.

Foto: Facebook Jennifer López
¿El show de J-Lo con el coro de niñas enjauladas fue una dura crítica a las políticas migratorias de Trump?
En ese despliegue de contrastes que eligió la colombiana se encuentran manifestaciones que algunos han tildado como guiños exclusivos para la comunidad latina. Shakira bailó champeta y lanzó un cántico a la cámara, de lo que parece ser tanto un símbolo árabe de celebración – la zaghrouta – como uno de los gestos más representativos de la comparsa Son de negro, tradicional del Carnaval de Barranquilla.
Como varios han comentado, el tributo a la multiculturalidad no es extraño en Shakira, ya que a lo largo de su carrera artística se ha caracterizado por transitar fácilmente entre géneros de culturas aparentemente distantes.
JLo: latinos born in the U.S.A. como parte fundamental de la nación
En esta misma tónica ha sido leída la presentación de Jennifer López, quien a pesar de haber nacido en Nueva York, cimentó su carrera sobre sus raíces puertorriqueñas.
Si la apuesta de Shakira fue exaltar en el escenario la mezcla cultural de los latinos, la de JLo fue resaltar la comunidad latina como parte inamovible de la nación norteamericana. Abrió su presentación con la icónica Jenny from the block y los éxitos de hace casi dos décadas, Get right y Waiting for tonight.
Quizás el momento más destacado de su turno en el escenario lo protagonizaron decenas de niñas, algunas encerradas en estructuras luminosas, que cantaron -con Emme, hija de Jennifer López y Marc Anthony, como voz principal-, una versión acústica de Let’s get loud, enrevesada con fragmentos de Born in the U.S.A. de Bruce Springsteen.
El clímax del coro concluyó con la aparición de JLo envuelta en una bandera gringa, cuyo revés -según nos mostraron sus brazos al extenderla- era la bandera de Puerto Rico. El símbolo boricua, acompañado de un fuerte “Let’s get loud, latinos”, por parte de la artista acabó de enloquecer al público.
Las interpretaciones de ese momento en particular han invadido la mayoría de los comentarios en redes y medios acerca del Super Bowl.
Los niños encerrados mientras cantan Born in the U.S.A. se han visto como una clara denuncia de las políticas de inmigración del presidente Trump. Con su campaña Zero Tolerance desde 2017, Trump ha separado a más de cinco mil niños latinos abruptamente de sus padres, niños que el mundo entero ha visto encerrados en cubículos enrejados es decir, padeciendo la violación abierta de sus derechos humanos.
Por otro lado, el revés puertorriqueño de la bandera estadounidense, sumado al “hagamos ruido, latinos” de JLo, ha sido visto como una invitación a los latinos a permanecer unidos y hacerse más visibles en el panorama nacional del país norteamericano. A pesar de constituir un gran porcentaje de la población estadounidense, la comunidad latina ha sido objeto de persecución y deslegitimación por parte del gobierno actual.
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Exaltación de la latinidad: ¿denuncia política o estrategia de marketing?
La mala fama de Trump por fuera de su país ha disparado la acogida del acto político de estas dos artistas durante el Super Bowl; muchos han afirmado que en esta versión del evento se exhibió y celebró lo que representa la latinidad.
Pero no pocos se han atrevido a criticar la presentación de las artistas y el efecto que los medios le han atribuido.
¿La celebración de lo latinoamericano ha de hacerse en un evento que es, por lo demás, puramente estadounidense? El fútbol americano es una versión exclusivamente gringa del fútbol convencional, y además tan solo un dos por ciento de los jugadores son de origen hispano. ¿Por qué festejar en este contexto lo que nos hace latinos? ¿No es esta celebración, acaso, la del pop como idioma universal?

Foto: Facebook: J Balvin
¿Debería celebrarse lo latinoamericano en un evento que es muy estadounidense?
Además, si los ritmos latinos han impregnado de tal modo el consumo cultural, ¿cómo garantizar que el mensaje de inclusión y diversidad no se pierda en el despliegue mediático? ¿No es, acaso, la música de Shakira y Jennifer López la representación de lugares comunes acerca de “lo latino” que no incomodan a los xenófobos, como la sensualidad y el desenfreno?
Con casi sesenta millones de latinos en Estados Unidos, y dadas las condiciones de la gran mayoría de ellos, es pertinente preguntarse por las motivaciones de la presencia latina en espacios característicamente gringos. La entrada de los ritmos latinos en el entretenimiento estadounidense ¿es una celebración de lo propio o, más bien, un fuerte deseo de pertenecer a la mal llamada cultura americana?
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Esta es una invitación a revisar con ojos críticos los discursos con los que las grandes industrias disfrazan sus campañas.
Si bien la NFL ha propiciado algunos espacios de celebración de la diversidad cultural, también fue la responsable de frenar la carrera del jugador Colin Kaepernick, después de que éste protestase en contra del racismo en Estados Unidos.
Quizá las denuncias solo valen cuando pueden facturar millones de dólares.
*Ingeniera Biológica de la Universidad Nacional, profesional en Estudios Literarios de la Universidad Bolivariana.