Salario mínimo y productividad: ¿quién tiene la razón? - Razón Pública
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Salario mínimo y productividad: ¿quién tiene la razón?

Escrito por Daniel Ossa
Trabajo formal.

Daniel OssaParece obvio que el trabajador más productivo debe tener un mejor salario. Pero en Colombia se utiliza un método equivocado para medir esa productividad. Un asunto que parece técnico pero que tiene grandes implicaciones.

Daniel Ossa*

Propuesta controversial

Esta vez la discusión navideña sobre el reajuste del salario mínimo se encuentra con una nueva y muy controversial propuesta: la del salario mínimo por regiones.

En la pasada edición de Razón Pública Luis Eduardo Arango presentó las conclusiones de su estudio en asocio con Luz Flórez (investigadores del Banco de la República) acerca de este asunto, conclusiones que le sirven de sustento a su propuesta de que -a lo largo de un período de cinco años-  el salario mínimo aumente en proporción inversa al nivel de productividad d las distintas regiones o ciudades de Colombia. Esta, según los autores, sería una medida muy efectiva para reducir e incluso para eliminar  la informalidad laboral.

La propuesta anterior implicaría que para una parte importante del país, el mínimo disminuyera en términos reales durante ese periodo.

La propuesta de los empresarios ha consistido en la inflación más la cifra de productividad calculada por el Departamento Nacional de Planeación.

Como era de esperar, esta propuesta fue recibida con simpatía por parte de los gremios pero con resistencias desde los sindicatos. Y sin embargo en el debate no se ahondado sobre el factor o la variable clave para estos reajustes es decir, sobre qué significa y cómo se mide la productividad.

Para abordar este asunto cabe empezar por describir el proceso de negociación, cuya metodología fue establecida por la Ley 278 de 1996.

La ley establece que el cambio registrado en la productividad es uno de los criterios que han de tenerse en cuenta al ajustar el salario mínimo. De esta manera la negociación comienza cuando se reúne la Subcomisión de Productividad. En esta mesa se discute la metodología para calcular la variación de la productividad en el país durante el año en curso. La cifra resultante se lleva a la Mesa de Concertación, donde se trata de llegar a un acuerdo entre los máximos representantes de empresarios, trabajadores y Gobierno.

La productividad como criterio

Mesas de organización para debates en torno al salario mínimo.
Mesas de organización para debates en torno al salario mínimo.
Foto: Ministerio de Trabajo

La productividad se define como el valor producido por cada unidad del recurso o recursos   utilizados para la producción de los bienes o servicios en cuestión.

En el caso del trabajo se diría que su productividad este aumentando cuando la misma cantidad de personas dedicadas el mismo número de horas producen una mayor cantidad de bienes. Esto puede pasar por mejoramiento tecnológico, por ejemplo el uso de nueva maquinaria, o por mejorías en la organización de la producción.

En cualquier caso se espera o se supone que la economía nacional esté creciendo, de manera que los salarios deben aumentar en la misma proporción para que se mantenga constante la distribución del ingreso en esa sociedad.

El criterio de productividad no es exclusivo de Colombia. En países tan diversos como España, Kenia, Tailandia, Costa Rica, Barbados, Bélgica, Canadá, República Checa, Gambia, Marruecos o Perú también se tiene en cuenta para el ajuste del salario mínimo.

Si bien la Ley 278 de 1996 establece los criterios que el Gobierno debe aplicar en caso de que no exista acuerdo entre las partes, no hay unos criterios fijos para el reajuste que deban negociar los empresarios con los trabajadores. El único criterio obligatorio es que no se disminuya el poder adquisitivo del salario mínimo vale decir, que se reajuste por lo menos en el porcentaje de la inflación causada durante el año en curso. Este criterio fue estipulado por la sentencia C-815/99 de la Corte Constitucional, que por demás tendría que ser anulada para adoptar la propuesta del salario regionalizado.

Bajo estas circunstancias, la propuesta de los empresarios en los últimos años ha consistido en la inflación promedio más la cifra de productividad calculada por el Departamento Nacional de Planeación (DNP).

La PTF y la evolución del mínimo

Y en efecto el DNP cada año calcula la variación en la productividad, entendida como  la Productividad Total de los Factores (PTF). Este es un concepto técnico algo complejo, que en esencia compara el aumento en el producto total con el aumento ponderado en las cantidades de trabajo, capital, recursos naturales y demás “factores” productivos. La PTF está aumentando si el producto ha aumentado en mayor proporción que esos varios “factores” productivos.

La Gráfica 1 muestra el comportamiento de la PTF y del salario mínimo real (es decir, descontando la inflación) durante los últimos 16 años. Con excepción de los cuatro años o “picos” donde la PTF tuvo aumentos muy altos, el salario real aumentó más que la productividad – o sea que su reajuste nominal o en pesos compensó la inflación y además fue superior al aumento en la productividad total de la economía colombiana.

 Fuente: Departamento Nacional de Planeación (DNP). Elaboración propia.

El problema escondido

Hasta este punto los trabajadores colombianos no tienen por qué quejarse. Pero resulta que la medición de la PTF es bastante problemática, y que además no es la adecuada para el reajuste del salario mínimo.

Desde hace más de 50 años, economistas distinguidos de todo el mundo han venido poniendo en entredicho una gran parte del sustento teórico y de la medición de la PTF. Como señala por ejemplo Angelo Reati, la PTF es un “concepto engañoso” , en tanto él se reduce a la transformación de una identidad contable, de manera que sus buenos resultados econométricos no son indicio de su solidez. En este sentido la PTF no es productividad, sino una medición combinada de los cambios en la rentabilidad del capital, en los salarios reales y en la remuneración de otros factores productivos.

¿Qué implicaciones tiene esto para la negociación de los reajustes? Que en vez de hablar de la PTF debería hablarse de la Productividad Laboral (PL) es decir, de los cambios en la productividad en relación al factor trabajo, puesto que al fin y al cabo se trata de los salarios. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) también recomienda esta metodología en su  Manual de Productividad.

La Gráfica 2 muestra la relación acumulada entre la PL -calculada tanto por número de trabajadores como por horas trabajadas-  y el crecimiento real del salario mínimo. Allí se ve claramente que el reajuste salarial ha estado por debajo del aumento en la productividad, y que a partir de 2003 se ha registrado una brecha entre estas dos variables. El año pasado la diferencia entre ambas fue de  un 11 por ciento.

Fuente. Cálculos propios sobre la base de datos de DNP y OCDE.

La brecha anterior implica que mientras la cantidad de producto por trabajador ha venido aumentando en Colombia,  los trabajadores sujetos al salario mínimo han venido perdiendo participación en el producto total de la economía.

Estos incrementos en el salario por debajo de la productividad a  la larga implican que el capital en Colombia esté acumulando cada vez más una mayor proporción del producto.

El de a pie es el más afectado

Son varias las implicaciones de la tendencia que describe la Gráfica 2.

-En primer lugar y por supuesto, esto acentúa la desigualdad en Colombia, que ya es bastante alta.

-En segundo lugar está el efecto por la vía  de lo que se conoce como “demanda agregada” o la capacidad de compra que exista en la economía. En este caso, si la sociedad en su conjunto está produciendo más, pero los trabajadores de menores ingresos ganan proporcionalmente menos, se llega a que posiblemente los nuevos productos que salen al mercado no tengan quién los compre, generando así problemas para las empresas, lo cual posiblemente repercutiría en el desempleo.

-Este hecho implica también que los otros criterios establecidos por la Sentencia C-815 de la Corte Constitucional como «asegurar que todas las personas, en particular las de menores ingresos, tengan acceso a los bienes y servicios básicos» no se han tenido en cuenta en términos reales.

Hasta este punto los trabajadores colombianos no tienen por qué quejarse.

-Por último vale la pena resaltar que los técnicos del Gobierno se ciñen a la regla de productividad más inflación porque suponen que los altos niveles de desempleo e inflación  se deben a que el salario mínimo es demasiado alto. Esta es la misma premisa que adoptan  Arango y Flórez al sostener que una rebaja del salario mínimo en las ciudades con más informalidad laboral las llevaría a crear muchos nuevos empleos en el sector formal.

Pero aunque los salarios son un costo para las empresas, al mismo tiempo son una fuente de demanda para sus productos, y por lo tanto la explicación del desempleo o de la informalidad debe tener en cuenta las dos caras de la moneda. Además por supuesto de las imperfecciones en otros mercados – tasas de interés, productividad de la tierra, falta de infraestructura…- que en realidad explican gran parte de estos problemas. No basta con repetir que el salario mínimo es demasiado alto.

En conclusión, durante los últimos 16 años el salario mínimo se ha reajustado en menor proporción que la que ordenan la Ley y la jurisprudencia de la Corte Constitucional.

Este rezago debería tenerse en cuenta para el aumento del salario mínimo en los próximos años, recuperando así la participación en el ingreso de millones de colombianos pobres – y haciendo que el debate necesario sobre la informalidad laboral que afecta a más de la mitad de nuestra población no se reduzca al tema de las llamadas “rigideces salariales”.

*Economista de la Universidad Nacional de Colombia.

 

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