La serie se ha convertido en un fenómeno mundial: el poder como un tema que seduce y fascina al público de todos los países.
Mateo Sánchez*
¿De qué se trata?
Desde la academia, los principales diarios del mundo y las esferas de opinión se ha buscado una explicación para el desbordado fenómeno mundial. ¿Por qué produce fascinación y por qué ha sido tan exitosa la serie producida por HBO?
Juego de Tronos está basada en una serie de novelas de fantasía titulada Canción de Hielo y Fuego, escrita por el estadounidense George R.R. Martin. Palabras más, palabras menos, narra la lucha entre varias casas nobiliarias por gobernar Poniente, un continente ficticio que alberga siete reinos. Los personajes luchan por sentarse en el trono de hierro, solio que representa el gobierno absoluto, al tiempo que un ejército de caminantes blancos —muertos— se acerca a Poniente.
Diversos analistas han propuesto razones para explicar el éxito rotundo de la serie. Entre sus cualidades se han destacado las numerosas escenas de sexo y de violencia, la diversidad de personajes, los diálogos asertivos, el gran movimiento y las reacciones intensas que produce en las redes sociales.
También se ha hablado de las gigantescas inversiones de HBO. Se calcula que oscilan alrededor de los diez millones de dólares por capítulo y que cada episodio de la última temporada costó en promedio quince millones de dólares. También es la serie más vista y descargada ilegalmente en internet, lo que en medio de todo confirma su éxito.
¿Cómo caímos tan fácil? Nos preguntamos quienes ya estamos rendidos a sus pies, mientras quienes aún no la han visto se preguntan qué es lo que Juego de Tronos tiene de especial.
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El poder: nada más irresistible
El secreto de la serie está en su uso del poder como tema alrededor del cual gira la trama. Verlo, sentirlo cerca, intentar comprenderlo: ese es el juego de seducción que la serie propone a su público. Pero la noción de poder que Juego de Tronos ofrece no es unívoca y las distintas interpretaciones que hace posibles también cautivan y entusiasman a la audiencia.
En ocasiones, la serie muestra el poder como algo que se tiene, que se va acumulando y que puede perderse. Los seguidores de la serie a menudo discuten sobre cuál de los personajes tiene más poder:
- ¿Será Daenerys, con sus dragones y su ejército de hombres que desde una edad temprana son entrenados para servir obedientemente sin cuestionamiento alguno? También tiene un ejército de jinetes guerreros provenientes de otro continente y lidera un pueblo liberado de la esclavitud. Además, para reclamar el trono de hierro cuenta con su apellido como fuente de legitimidad.
- O tal vez sea Cersei, que cuenta con el apoyo de banqueros de Poniente, casas aliadas con mucho poderío militar y es la dueña del trono de hierro. Su punto de vista le aporta a la serie un discurso del poder que implica mantenerlo a toda costa. “Cuando se juega al Juego de Tronos, solo se puede ganar o morir” afirmaba Cersei desde los primeros episodios.
Una segunda noción de poder es la capacidad de hacer o no hacer. En este caso no se trata de quién tiene más poder, más bien plantea la pregunta: ¿el poder para qué? Así, la cuestión está en la capacidad de quienes se disputan el trono —e incluso los caminantes blancos— para realizar ciertas acciones.
Juego de Tronos narra la lucha entre varias casas nobiliarias por gobernar Poniente, un continente ficticio que alberga siete reinos.
El rey de la noche, líder del ejército de los muertos, tiene una magia que lo hace ver poderoso e invencible. Puede levantar a los muertos —ya sean animales o personas— y hacerlos parte de su ejército. Así, el poder del rey de la noche descansa en su capacidad más que en sus recursos.
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Una tercera noción atraviesa la serie: el poder es un ejercicio y por tanto no puede adquirirse, prestarse o perderse. El poder se ejerce y eso significa que no es una posesión, una cualidad o una capacidad. Es el poder que ejercen unos sobre otros, una interpretación que está latente en la serie como un juego de resistencia, dominación y obediencia.
Por ejemplo, el público comenta que el poder de Cersei Lannister es evidente en sus acciones frente a quienes están tanto en su contra como a su favor. Su forma estratégica de relacionarse con los demás le ha permitido gobernar los siete reinos incluso cuando es un hijo suyo quien ocupa el trono.
Transversal a las distintas interpretaciones del poder está la cuestión de la legitimidad. Unos personajes apelan a su derecho legítimo de herencia, mientras que otros pretenden, además del apellido, tener un apoyo del pueblo que sea sustento del gobierno. “Yo estaba tratando de ganar el trono para salvar el reino, cuando debería intentar salvar el reino para ganar el trono”, comenta Stannis, otro jugador en la disputa por gobernar los siete reinos.
Incluso, a finales de la tercera temporada Tywin Lannister afirma: “cualquier hombre que deba decir ‘soy el rey’ no es un verdadero rey”. ¿Qué tendría que decir entonces Luis XIV, quien en algún momento de la historia declaró “El Estado soy yo”?
Las mujeres en el Juego de Tronos
También es posible que al público le resulte atractiva la presencia de mujeres en la disputa por el trono de hierro. De hecho, dos mujeres son las principales jugadoras, de modo que un elemento sin duda atractivo de la serie es la centralidad en la trama de mujeres poderosas. Es visible la intención de la serie, y más aún de las novelas, de posicionar a las mujeres como cabezas de Poniente que luchan por ocupar el trono o defender su reino.
Sin embargo, es cierto que la serie muestra a las mujeres en un gran número de episodios como objetos de satisfacción sexual de los hombres y de otras mujeres con mejor posición social. Al respecto ha hablado Sophie Turner, quien interpreta a uno de los personajes femeninos de la serie: Sansa Stark. Se ha argumentado que la situación obedece a una representación crítica del rol de algunas mujeres en la Edad Media.
En todo caso, la utilización sexual de las mujeres es innegable. Al respecto, Emilia Clarke, actriz que interpreta a Daenerys, reconoce que hay un exceso de escenas de sexo cuyo objetivo es aumentar los números de vistas.
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Violencia, poder y moral
Bajo las tres nociones de poder, la lectura de los espectadores sobre el papel de la violencia es esencial: ¿Es la violencia una muestra de poder? “¿Si asesinar a los miembros de una casa, conquistar sus propiedades, acabar con la posibilidad de seguir haciendo historia no es poder, entonces qué es?” Dicen algunos.
Después de todo, fue así como se construyó la civilización occidental. La novela fantástica puede convertirse en una forma de comprender o interpretar la propia historia de los Estados-nación y ese es un atractivo adicional de la serie televisiva que no se puede negar.
El secreto de la serie está en su uso del poder como tema alrededor del cual gira la trama.
Por otro lado, las representaciones del poder que encarna Juego de Tronos están envueltas en discusiones morales, que son el combustible para las reflexiones del público sobre sus personajes favoritos y su identificación con ellos. Pero, además, los espectadores deben estar dispuestos a verlos perder la vida en cualquier momento y ese riesgo constante de morir pone el juego en un nivel de todo o nada.
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En este punto la noción de poder y de moral entran en conflicto. Para algunos personajes, su lucha por el trono de hierro sin duda justifica los medios, además no hay lugar para cuestiones morales cuando se trata de sobrevivir.
Para otros, sin embargo, su ética, sus principios, su sistema de creencias y sus juramentos están por encima de cualquier otro interés. Dado que más de un personaje ha sido asesinado por hacer “lo correcto”, la serie también plantea tácitamente la pregunta: ¿Es acaso la ética un obstáculo para 'ser’ más poderoso?
Ajena en apariencia a una reflexión seria sobre lo que es el poder, la serie abona el terreno para el interés y la reflexión de públicos muy diversos sobre lo que da contenido a esa palabra, esta vez en la forma de acciones, situaciones y palabras que maquillan el camino de sangre que recorren los personajes para llegar al trono de hierro.
*Politólogo de la Universidad Nacional de Colombia.
Correo: mateo.san09@gmail.com