El candidato a la Alcaldía Hollman Morris publicó un informe de la Contraloría sugiriendo que el megaproyecto está untado de corrupción. ¿Qué tan cierta es esta afirmación?
Daniel Páez*
Un reporte rutinario
Con tono de urgencia y acompañado por los senadores Gustavo Petro y Gustavo Bolívar, el concejal y candidato a la alcaldía de Bogotá Hollman Morris reveló un reporte de la Contraloría Distrital que denuncia 45 irregularidades en la Empresa Metro de Bogotá.
Antes que nada, es importante aclarar que el documento en cuestión no es una investigación extraordinaria sino un reporte rutinario que se hace anualmente, con el fin de que las entidades públicas mejoren su desempeño.
Pensar que una entidad sufre de grandes problemas de corrupción porque tuvo 45 irregularidades no solamente es una exageración, sino que demuestra un desconocimiento profundo de la forma como se hace administración pública en Colombia. Vale la pena recordar que el año anterior la Contraloría elaboró un reporte similar donde señaló un número similar de irregularidades que la Empresa Metro ha venido corrigiendo desde entonces.
Indudablemente, estos reportes pueden llevar a investigaciones e incluso sanciones, pero como bien lo ha aclarado la Contraloría, todas las irregularidades se le dan a conocer a las entidades de control y ellas deciden si es necesario o no abrir una investigación.
También es importante señalar que, aunque Morris y Petro trataron de estirar al máximo el reporte, en él no hay ninguna referencia directa al proceso de selección actual para la construcción del metro. No obstante, la ‘denuncia’ del concejal y el senador ha tenido un gran impacto mediático: ¿será suficiente para detener la licitación o provocar que algún ente de control detenga el proceso?
Regulación nacional e internacional
El Metro de Bogotá se ha venido desarrollando en el contexto de la cooperación de la banca internacional de desarrollo, específicamente del Banco Mundial (WB por sus siglas en inglés), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Europeo de Inversión (EIB por sus siglas en inglés). Estos entes internacionales utilizan la ley del oro de los préstamos internacionales que reza “quien pone el oro, pone la ley”. En la práctica esto se puede resumir en dos aspectos:
Aunque Morris y Petro trataron de estirar al máximo el reporte, en él no hay ninguna referencia directa al proceso de selección actual para la construcción del metro.
- Los proyectos solo se llevan a cabo si cuentan con el apoyo incondicional de las instituciones del país receptor de los préstamos;
- Todos los procesos licitatorios tienen que utilizar los mecanismos de contratación y salvaguardas establecidos por esas entidades internacionales.
En el caso específico del Metro de Bogotá, esto quiere decir que la licitación se abrió porque, después de pasar por la Comisión Interparlamentaria del Congreso, el Gobierno Nacional envió compromisos escritos a estos tres bancos manifestando su apoyo a esta obra.
![]() Foto: Secretaría Distrital de Hacienda |
Por otro lado, esta licitación tiene salvaguardas anticorrupción mucho más exigentes que las de la Ley 80 de contratación, pues son fruto de un detallado estudio técnico, jurídico y financiero. De hecho, esas estrictas salvaguardas hicieron que el proceso licitatorio comenzara dos años después de lo que tenía previsto el Plan de Desarrollo.
A diferencia de un proceso típico de obra pública regulada por la Ley 80 (como el Transmilenio por la séptima), el metro no solo requiere controles nacionales, sino también internacionales provistos por prestamistas que pueden objetar y detener el proceso en cualquier momento.
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Mitos desmentidos
Aunque opositores políticos del metro elevado como Morris y Petro han difundido la idea de que este proyecto podría encubrir acatos de corrupción, la evidencia demuestra que los proyectos regulados por entidades internacionales se caracterizan por la transparencia, la alta exigencia técnica y el gran número de evaluaciones a las que son sometidos.
De hecho, todos los documentos de este proyecto pueden ser consultados en las páginas del Banco Mundial y del BID. Una lectura detallada de los mismos permite desmentir los principales mitos que existen en torno a esta licitación:
La evidencia demuestra que los proyectos regulados por entidades internacionales se caracterizan por la transparencia.
- “No se sabe cuánto cuesta”. El proyecto tiene un valor total de 4400 millones de dólares para inversiones de capital y 1.200 millones para la operación.
- “No se sabe cómo se va a financiar”. Habrá dos inversiones: la primera será de 700 millones de dólares y provendrá de los recursos propios de Bogotá, y la segunda será de 1700 millones de dólares y provendrá de la Banca Internacional de Desarrollo: 600 millones del WB, otros 600 del BID y los 500 restantes del EIB. Bogotá y la nación cubrirán el resto de la inversión requerida durante los próximos 25 años.
- “No hay diseños claros y no existe la institucionalidad necesaria”. Tanto el WB como el BID han estado trabajando con la Empresa Metro desde 2016 el aspecto técnico e institucional que este proyecto requiere. La inversión total en diseños ha sido de 190 millones de dólares, de los cuales seis millones han sido asignados a asegurar la fortaleza de la empresa Metro y las otras instituciones. El BID y el WB han contribuido con préstamos por 134 millones para estudios, los cuales han sido desarrollados bajo las mismas exigencias internacionales del actual proceso de contratación.
- “Los diseñadores del proyecto no han tenido en cuenta las críticas al metro elevado”. La participación de la banca internacional obligó a la administración a realizar cambios fundamentales. Como resultado, el diseño final incluye 24 kilómetros de metro, patios de mantenimiento, retornos en las terminales y una vía para el regreso y mantenimiento de la flota. Así mismo, contempla 22 kilómetros de ciclorrutas, 600 mil metros en mejoras del espacio público y 16 estaciones, 10 de ellas integradas a TransMilenio, lo cual era prácticamente imposible con los modelos del metro subterráneo.
![]() Foto: Facebook Gustavo Petro |
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La moraleja
Para aquellos que hemos seguido de forma detenida el proyecto Metro y que entendemos los beneficios que trae la participación de entidades internacionales como el WB, resulta sorprendente que personajes como Morris y Petro intenten vincular esta licitación con escándalos de corrupción cuando, en realidad, ha sido sumamente transparente.
Aunque estos procesos no son infalibles y en el pasado otros proyectos financiados por las mismas entidades presentaron problemas de corrupción, es innegable que la Empresa Metro ha adoptado las mejores prácticas para el desarrollo de este proyecto.
A título personal, debo decir que a pesar de que en el pasado expresé mi oposición al metro elevado, debo aceptar que el proyecto abierto a licitación es el mejor que se ha propuesto para la ciudad y que, si bien me habría gustado que Bogotá tuviera metro subterráneo, la solución elevada integrada a TransMilenio es factible.
![]() Foto: Secretaría Distrital de Hacienda |
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Si opositores del metro elevado como Morris y Petro se dedicaran a estudiar detalladamente los documentos del proyecto, se darían cuenta de que para detener la licitación bastaría que el gobierno nacional o cualquiera de los financiadores internacionales se opusieran. Y en este caso, no ha sucedido porque, además de que ninguno de esos entes cuenta con los argumentos técnicos necesarias para objetar, los sistemas de control y las salvaguardas internacionales han demostrado que, hasta ahora, el proyecto ha cumplido a cabalidad con los estándares internacionales.
*Ph.D. en ingeniería e investigador asociado de la Universidad de Melbourne, Australia. Consultor internacional.
@danielpa