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¿Qué esperar de la liberación de Lula?

Escrito por Mario Luis Grangeia
La liberación de Lula da Silva revivió las inconformidades de muchos de los sectores que se oponen al gobierno y cambiará el curso de las elecciones de 2020.

Mario Luis GrangeiaComo portavoz de la indignación frente al gobierno de Bolsonaro, el expresidente podría alterar el panorama político y recuperar su liderazgo, pero antes tendrá que lograr alianzas en la izquierda.

Mario Luis Grangeia*

Las decisiones del poder judicial

En noviembre, el expresidente de Brasil Inázio Lula da Silva, condenado por corrupción, recuperó su libertad una vez que la Corte Suprema determinó que los acusados solo pueden ser encarcelados cuando hayan agotado los recursos de apelación en las cuatro instancias del sistema judicial brasileño. Al salir de prisión el pasado 8 de noviembre, Lula habló contra su condena y criticó el gobierno de Jair Bolsonaro, cuya tasa de rechazo popular supera la de aprobación.

Esta es la tercera vez en los últimos años que una decisión del poder judicial —y no la acción de los votantes o de algún poder representativo— altera considerablemente la escena política en Brasil. Antes de la liberación de Lula, otras dos sentencias habían sido cruciales:

  • La absolución en la Corte Electoral que mantuvo a Michel Temer como presidente hasta finales de 2018, que juzgué una pérdida para el país en un artículo anterior de Razón Pública; y
  • La condena del expresidente Lula, que lo sacó de las urnas cuando era el candidato presidencial con mayor intención de voto, lo que describí como una anticipación de la derrota del Partido de los Trabajadores (PT) en otro artículo de esta misma revista.

Lula fue arrestado en abril del año pasado y su liberación, luego de 580 días en prisión, les devuelve a las fuerzas de izquierda a su líder más importante en las últimas décadas. Por otro lado, el regreso de Lula a la libertad también significa que las fuerzas derechistas han recuperado el blanco de su discurso de odio, el mismo que utilizó Jair Bolsonaro en su campaña presidencial y en su actual gobierno.

Pero los efectos de este hecho para las fuerzas de izquierda y de derecha en Brasil son aún más amplios y vale la pena examinarlos.

Lula y las alianzas de izquierda

Estando libre, Lula se convierte en un portavoz de la insatisfacción popular con el gobierno actual. Su liderazgo político, ahora reactivado, podría generar tanto alianzas como divisiones dentro de las fuerzas de izquierda de cara a las elecciones municipales programadas para el 2020.

Lula es el principal líder del Partido de los Trabajadores (PT), pero en Brasil existen numerosos partidos políticos e incluso la izquierda está muy fragmentada, por lo que es casi imposible llegar al poder sin crear coaliciones.

Entonces, hay que preguntarse si para esas elecciones Lula será capaz de formar alianzas victoriosas en las capitales estatales más pobladas o si, por el contrario, alejará al PT de partidos cuyos candidatos tienen mayor probabilidad de ganar. Muchos políticos y analistas lo han criticado por haber tomado esta segunda opción el año pasado al no apoyar en las presidenciales a Ciro Gomes, candidato del Partido Democrático Laborista (PDT), también de izquierda.

A juzgar por recientes declaraciones públicas, el PT parece listo para hacer alianzas que no se vieron en el 2018. En este momento, es más probable que apoye los nombres de otros partidos de izquierda con mayor potencial en capitales como Río de Janeiro y Porto Alegre.

Lula da Silva fue liberado por una decisión de la Corte Suprema de justicia el pasado 8 de noviembre.

Foto: Facebook: Lula
Lula da Silva fue liberado por una decisión de la Corte Suprema de justicia el pasado 8 de noviembre.

A su vez, los resultados del PT en las elecciones municipales guiarán su proyecto para las elecciones federales y estatales del 2022. En estas, sin embargo, el expresidente se verá obligado a apoyar a la presidencia a un nombre distinto al suyo, pues una ley de 2010 prohíbe que los condenados como Lula sean candidatos.

Desde su inicio en 1980, el PT ha conquistado gobiernos locales como la ciudad de Sao Paulo y Brasilia, donde hoy es muy débil. El partido demuestra ser más fuerte en el nordeste y sería más prometedor apostar a sus líderes en la región, como el actual y el ex gobernador de Bahía, Rui Costa y Jacques Wagner, para componer alianzas en 2022, mismo en el papel de vicepresidente.

Queda por ver si el arresto ha hecho a Lula más propenso a las alianzas que refutó anteriormente.

Bolsonaro y la derecha

En el extremo derecho del espectro político brasileño hay dos grupos con intereses económicos convergentes, pero intereses políticos antagónicos:

  • De un lado están los partidos tradicionales, derrotados en 2018 con Geraldo Alckmin del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y Henrique Meirelles del Movimiento Democrático Brasileño (MDB);
  • Y del otro lado están los de la derecha radical; a este pertenece Bolsonaro, quien ganó la presidencia vinculado al Partido Social Liberal (PSL) y creó recientemente la más extrema Alianza por Brasil, que une la exaltación de la dictadura militar con una agenda conservadora, incluyendo asuntos como la liberación de armas.

La nueva decisión del gobierno y sus aliados de posponer la votación sobre las reformas tributaria y de la función pública se debe menos a la liberación de Lula que a la ola de protestas en países vecinos de América Latina —incluyendo Colombia—, que podría llegar a Brasil bajo el efecto de la reformas laborales y en la seguridad social que ya se realizaron.

Como la situación económica no inspira optimismo en los próximos años, es probable que el final del gobierno de Bolsonaro sea aún más agotador que el de los gobiernos de Dilma Rousseff y Michel Temer. Por eso, también los derechistas tradicionales que hoy lo apoyan en la agenda económica tenderán a no seguir con él, como lo hicieron en 1992 cuando dejaron la base de Fernando Collor.

Las fuerzas de derecha que perdieron en 2018 después de apoyar a Michel Temer tienen una nueva oportunidad de impulsar reformas económicas debido a su poder sobre la agenda del Congreso: el Senado y la Cámara de Diputados están liderados por políticos del partido Demócratas, un ícono tradicional de derecha.

Más que la liberación de Lula, debido a las protestas e América Latina, Bolsonaro decidió suspender las reformas de reforma tributaria y de función pública.

Foto: Brazil gov
Más que la liberación de Lula, debido a las protestas e América Latina, Bolsonaro decidió suspender las reformas de reforma tributaria y de función pública.

Las omisiones del gobierno y el Legislativo con el mayor drama social del país —el desempleo de más de 12,5 millones de personas— han fortalecido el discurso de Lula, más popular hoy que cuando fue arrestado. Creo que su regreso como portavoz de indignación, sumado a la ola actual de protestas en América Latina, también interferirán con la agenda social propuesta por el Ejecutivo y los parlamentarios.

Queda por ver quién tendrá más poder: las fuerzas de derecha radical del gobierno o las más tradicionales de la élite del Congreso. Las primeras ignoran el aumento actual de la desigualdad y solo responden al desempleo por sus daños al mercado. Las segundas estarán más interesadas en desconectarse de Bolsonaro y hacer lo mejor posible para volver más fuertes en las elecciones locales de 2020 y, sin duda, con un nuevo nombre en 2022.

*Doctor en Sociología de la Universidad Federal do Rio de Janeiro, Brasil, especialista en Sociología Política y Cultura.

 

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