Pese a sus buenos resultados en las parlamentarias y en las presidenciales, el Centro Democrático tiene mucho por hacer si quiere establecerse como una fuerza política duradera en Colombia.
¿Será flor de un día?
Después de su lanzamiento formal en enero de 2013 bajo el liderazgo del ex presidente Álvaro Uribe Vélez, el Centro Democrático obtuvo en las pasadas elecciones 19 curules en Senado y 19 escaños en la Cámara de Representantes. También salió ganador en la primera vuelta de las presidenciales y consiguió casi 7 millones de votos en la segunda.
Aun con estos auspiciosos resultados electorales, el Centro Democrático tiene (como todo nuevo partido) una serie de desafíos importantes si quiere consolidarse como una organización política seria y con opciones en el futuro.
En las elecciones realizadas entre 1991 y 2002 compitieron más de 150 nuevos partidos que no se presentaron en la siguiente elección.
Durante la década de 1990 fueron cientos los partidos que se crearon en cada elección, pero usualmente no volvían a participar y desaparecían. En las elecciones realizadas entre 1991 y 2002 compitieron más de 150 nuevos partidos que no se presentaron en la siguiente elección.
Las principales razones para que esto se diera se pueden encontrar en la Constitución de 1991, en los incentivos generados por las leyes electorales, y en el funcionamiento interno de aquellos partidos.
En cambio, desde la reforma electoral de 2003 se ha producido un descenso significativo en la creación de nuevos partidos. Y los partidos surgidos durante esta última etapa se han vuelto más importantes para el sistema político colombiano. Ejemplos de ello son Cambio Radical, el Polo Democrático Alternativo, el MIRA y el Partido de la U.
![]() El Ex-presidente, Álvaro Uribe Vélez. Foto: Center for American Progress |
Lo que necesita el Centro
Pero, ¿cuáles son los factores que necesita un nuevo partido para poder sobrevivir a su primera aparición electoral y consolidarse dentro del sistema político colombiano?
Refiriéndonos al caso específico del Centro Democrático (aunque estas consideraciones podrían ser válidas para todos los demás nuevos partidos), este ha demostrado capacidad para movilizar una porción superior a 2 millones de votos en cada elección, y llegar al votante de opinión tanto de las grandes ciudades como de las zonas rurales recónditas del país, gracias a la figura de Uribe y a sus “reconocidas” políticas de seguridad democrática.
Sin embargo, para solidificar esos apoyos y de cara a la próxima contienda electoral regional y local de 2015, el partido necesita invertir tiempo y recursos en construir una organización sólida con presencia física y humana permanente en las regiones y municipios del país, y con directorios y agencias partidarias de contacto permanente con sus votantes. Solo así podría pasar de ser el partido de un líder indiscutido.
Hay que recordar que el Centro Democrático se impuso en 13 departamentos para la lista cerrada de Senado y en 15 departamentos en la segunda vuelta presidencial, pero en las elecciones de Cámara solo ganó en Antioquía y en Bogotá.
Estos resultados muestran cómo para esta primera contienda electoral de 2014 al partido le fue mejor cuando la elección era de alcance nacional, pero cuando fue local o regional (cuestión que en Colombia se observa en las elecciones a Cámara) no obtuvo el mismo rendimiento.
Por eso mismo si el Centro Democrático quiere consolidarse como una fuerza competitiva, debe empezar por crear instancias permanentes de carácter regional y local. Otra opción sería cooptar las instancias existentes dentro de los partidos o líderes afines, como los del Partido Conservador.
También por eso para el Centro Democrático en esta etapa resulta ser vital la creación o reafirmación de organismos de funcionamiento y toma de decisiones permanentes, la adopción de normas internas para escoger candidatos y organizar sus bancadas (punto en el cual sus Estatutos ya muestran avances importantes, y así lo explica Marcela Prieto en esta misma edición de Razón Publica), fórmulas de resolución de disputas o controversias, así como un comité de ética que controle la aplicación de los Estatutos y, en especial el transfuguismo político.
De cara al 2015
Otro gran desafío del Centro Democrático es su desempeño en el Congreso, donde deberá liderar la oposición al gobierno de Santos y cumplir con el papel de control político que sus votantes esperan de él.
El partido tiene además el desafío de formular una propuesta programática que vaya más allá de la seguridad y del proceso de La Habana (lo cual no implica que el tema deje de ser crucial en la política colombiana) y atraiga numerosos votantes, principalmente a los “conservadores ideológicos” que están cansados de las fricciones internas del antiguo partido y de su supervivencia a punta de “mermelada” gubernamental.
En términos ideológicos, el Centro Democrático debería diseñar una propuesta de derecha que no sea retrógrada o antidemocrática y que pueda sumar adhesiones tanto en las clases populares como en las clases medias urbanas.
Se espera de él una posición clara sobre temas morales (matrimonio y adopción homosexual, aborto, eutanasia, consumo de drogas, uso de células madres) así como sobre los temas prioritarios del país en los que el gobierno aún no ha podido obtener buenos resultados: educación, salud, empleo, desarrollo rural, y, por supuesto, seguridad.
Esta actitud puede aumentar los niveles de empatía de los ciudadanos con el partido y al mismo tiempo ayudar a unificar las ideas de sus simpatizantes.
Las elecciones de 2015 serán una oportunidad precisa para saber si el Centro Democrático podrá reconfirmar su exitoso surgimiento e iniciar su consolidación ganando alcaldías, gobernaciones y diputaciones. Esto lo habilitaría para empezar a retribuir a sus simpatizantes con las políticas públicas ejecutadas desde poderes locales, además por supuesto del acceso a los cargos para sus militantes y a presupuestos locales que de uno u otro modo serían “mermelada” para futuras campañas electorales.
El último – y no menor- desafío del Centro Democrático parece ser superar la omnímoda presencia del expresidente Uribe, e implica resolver los conflictos por espacios de liderazgo y visibilidad pública dentro del partido.
Si el Centro Democrático quiere consolidarse como una fuerza competitiva, debe empezar por crear instancias permanentes de carácter regional y local.
El Centro Democrático reúne a muchos dirigentes experimentados de la política colombiana (Óscar Iván Zuluaga, Juan Carlos Vélez Uribe, Francisco Santos, Carlos Holmes Trujillo, José Obdulio Gaviria) que podrían pugnar por puestos o candidaturas a cargos como la Alcaldía de Bogotá. Resolver esas disputas, sin mayores escisiones o rupturas dentro del partido, ayudaría a robustecerlo y asegurar su supervivencia en el escenario político colombiano.
La política es cada vez más dinámica y volátil, pero aun con los cambios que pudiesen ocurrir, existen unos retos constantes y estratégicos para todo nuevo partido. Estos son los desafíos que el Centro Democrático deberá enfrentar y solucionar si quiere seguir compitiendo con probabilidades de éxito en el sistema político colombiano.
* Profesor de la Universidad Sergio Arboleda e investigador sobre los nuevos partidos en Colombia.