Presente y (posible) futuro de la política española - Razón Pública
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Presente y (posible) futuro de la política española

Escrito por Farid Badrán
Palacio de Moncloa sede de la Presidencia del Gobierno de España.

Palacio de Moncloa sede de la Presidencia del Gobierno de España.

Badran RobayoEl gobierno enfrenta la urgente necesidad de crear coaliciones políticas atípicas, al tiempo que mantiene su atención sobre asuntos como el separatismo, el terrorismo, la crisis económica y las relaciones internacionales.

Farid Badrán*

Cambio de panorama

La crisis económica y la corrupción que permeó desde los partidos políticos hasta la Casa Real fueron los motivos principales del descontento de la población española, que llevó al avance de los nuevos partidos en las elecciones del pasado diciembre.

Este cambio de lealtades desembocó en un escenario donde el Ejecutivo es incapaz de armar gobierno debido a la ausencia de mayorías y la gran dificultad para lograr coaliciones.

Pero eso no quiere decir que la ruptura del bipartidismo casi tradicional en España entre el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) sea algo malo. Por el contrario, este cambio está empujando una transición política donde todos los partidos, nuevos y antiguos, deben hacer concesiones para volver a coincidir en los valores básicos de democracia y bienestar que permitieron la primera transición democrática tras la muerte de Franco en la década de 1970.

Con todo y eso el panorama actual es desalentador. Si no se concretan los consensos y pactos políticos necesarios habrá que convocar a nuevas elecciones, lo cual implicaría más desgaste para los partidos, en especial para el PP que debe seguir al frente del gobierno al mismo tiempo que pondría a funcionar su maquinaria electoral.

Por su parte, los nuevos partidos (Ciudadanos y Podemos) se erigen como referentes estratégicos para los demás movimientos, pues las masas que estos mueven son esenciales para concretar los proyectos políticos del futuro.

Tiempo de negociaciones

Por este motivo se han visto toda clase de escarceos y negociaciones entre todos los diferentes, incluyendo los que en otras circunstancias no se habrían acercado en lo más mínimo. Tal es el caso de las fallidas conversaciones entre el PP y el PSOE, quienes por separado también han intentado invitar al partido Ciudadanos a unírseles.

El Presidente del Gobierno Español, Mariano Rajoy.
El Presidente del Gobierno Español, Mariano Rajoy.
Foto:La Moncloa Gobierno de España

El PSOE, por su parte, ha procurado acercarse a Podemos, uno de los más mediáticos y polémicos partidos de España. Podemos se hizo conocido por su origen antisistema y por sus vínculos con el chavismo venezolano, aunque tiempo después se distanció de esta ideología y acaba de transitar (al menos en el discurso) hacia una orientación de centro que paradójicamente lo acerca, a la maquinaria contra la cual se rebeló.

Pero el PSOE no es el único que quiere aliarse con Podemos. Detrás de la masa electoral de este partido también se encuentra el PNV (Partido Nacionalista Vasco), el cual, junto con CIU (Convergencia i Unión), conforma las huestes separatistas, un fenómeno que se ha exacerbado en España desde la llegada del PP al poder.

Si bien es cierto que las intentonas de secesión catalanas no han sido exitosas, no se puede negar que han tenido un fuerte resurgimiento, motivadas no solo por razones históricas sino por una coyuntura económica donde Cataluña, una de las regiones más prósperas de España, no quiere llevar los lastres financieros que supone la recuperación de otras comunidades autónomas (como Andalucía).

Lo más curioso e insólito del caso es que todos esos pactos simplemente buscan asegurar la investidura de Mariano Rajoy para tener un gobierno formalmente establecido. Y esa investidura no es otra cosa que el mecanismo para la repartición de cuotas de poder en el gobierno y los partidos que ayudaron a integrarlo.

Estos pactos no se están haciendo a partir de modelos de gobierno o de métodos para llevar a cabo los programas. Por eso los diarios españoles muestran casi exclusivamente el hervidero electoral y político y no los problemas que buscan resolver. Pero los problemas son muchos y difíciles de solucionar.

Separatismo, crisis económica y terrorismo

El mandatario español Mariano Rajoy junto al presidente Juan Manuel Santos.
El mandatario español Mariano Rajoy junto al presidente Juan Manuel Santos.
Foto:La Moncloa Gobierno de España

Como primer asunto por resolver está la neutralización de los separatismos catalán y vasco. Este fenómeno ha sido una constante desde la unificación de los reinos españoles tras la expulsión de los árabes y judíos en el siglo XV.

Los ánimos separatistas (al menos aquellos que se han vivido desde la llegada de la democracia) han tendido a acentuarse cuando convergen dos factores: gobiernos de derecha (usualmente los del PP) y crisis económicas. Esto pone en evidencia una frágil cohesión social alrededor de la idea unificada de nación.

Por eso justamente el actual panorama político y electoral tiene la oportunidad de cimentar de nuevo esas bases a partir de pactos colectivos que, sin distinción de partido, busquen la cohesión nacional respetando la pluralidad.

Por otra parte sigue pendiente encontrar la salida de la crisis económica. La generación de empleo estable y la superación del llamado “mil eurismo” (profesionales que no superan la barrera de los 1.900 euros como salario) para estimular el consumo e impulsar la economía son tareas que se suman a la necesaria regulación financiera que se le debe hacer a los bancos y cajas de ahorro, que ya han recibido más 30.000 millones de euros en rescates financiados con impuestos y recortes fiscales que han empobrecido a las clases trabajadoras.

Otro de los retos de España sigue siendo la amenaza terrorista. Si bien las acciones de la ETA han disminuido hasta casi desparecer, Europa occidental enfrenta hoy la amenaza del Estado Islámico que, por ahora, tiene a Francia, Alemania e Inglaterra como principales objetivos. Sin embargo, los factores de riesgo para la incubación de células terroristas yihadistas también existen en España: migraciones irregulares, mal atendidas o proscritas; experiencia terrorista; y redes de tráfico de armas, drogas y explosivos que ayudan a financiar y dan logística a los agentes ilegales.

Paradójicamente, el discurso del terrorismo ha sido paulatinamente desplazado de la agenda interna española y se ha quedado como un punto secundario en la esfera diplomática e internacional del país.

Relaciones exteriores

Las relaciones exteriores son otro de los retos que tiene el actual gobiernol.

Es justo decir que Rajoy ha tenido un acercamiento más grande (o al menos diferente) a América Latina del que tuvo Rodríguez Zapatero durante sus gobiernos socialistas. Rajoy se concentró en abrir oportunidades para España en países como Perú, Chile y Colombia. A este último España le dio un importante espaldarazo al apoyar su ingreso a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y al cabildear ante la Unión Europea para la supresión del visado Schenguen. Asimismo, abrió aún más el comercio exterior y amplió las oportunidades de inversión de empresas españolas al otro lado de océano.

Rajoy también se ha convertido en uno de los principales críticos y denunciantes del gobierno actual en Venezuela y eso le ha costado el debilitamiento de las relaciones con Caracas, así como con otros gobiernos afines al chavismo, entre ellos el boliviano y el argentino (antes de la victoria de Mauricio Macri).

Por eso, la tarea del gobierno español será mantener y optimizar las relaciones exteriores. Un pacto con Podemos podría, por ejemplo, cambiar la orientación de España frente a Venezuela.

Pero todavía hay que esperar para ver cuáles serán los intereses estratégicos que guíen la acción diplomática española, la cual, dicho sea de paso, se ha apartado en la actualidad de los más importantes debates que tienen lugar en Europa.

A por el futuro

El retroceso que ha tenido España está próximo a cumplir una década, la cual podría considerarse perdida. Ahora el país tiene la tarea de volver a ser el Estado sólido que en 2007 estaba por encima de Italia en índices de gestión económica, infraestructura, desarrollo y bienestar.

El actual panorama político es una oportunidad para pactar nuevas opciones y estrategias. Sin embargo, como dijo el líder del PNV, existe el riesgo de que en el afán de armar coaliciones para no perder la investidura, se acabe por conformar un gobierno de pequeños reinos sin efecto alguno sobre los verdaderos problemas del Estado y la Nación.

 

* Internacionalista de la Universidad del Rosario, magíster en Análisis de Problemas Políticos, Económicos e Internacionales del Externado de Colombia y Maestría en Estudios Latinoamericanos de la Universidad Sorbona Nueva de París.

 

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