El manejo del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles es un ejemplo notable de contabilidad creativa y, por lo mismo, engañosa para todos. Explicación sencilla de cómo se hacen las cuentas.
José Fernando Isaza*
La maroma
El manejo del Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC), es un ejemplo de contabilidad creativa, que le permite al gobierno nacional aumentar el gasto público mediante un mayor endeudamiento y sin que esto se refleje en las cuentas fiscales.
Una maroma que llegó a su grado máximo bajo el gobierno de Duque.
Con un ejemplo se aclara su funcionamiento:
Una empresa de confección de camisas de calidad las vende en el mercado interno y en Nueva York. En esta ciudad el ingreso por camisa es muy superior al obtenido en el mercado local, pero el gobierno colombiano ha ordenado que la fábrica abastezca primero esa demanda local.
Un accionista que posee el 88 % de las acciones de la fábrica y que por tanto la controla, decide que la compañía maneje la contabilidad de cierta forma, con el propósito de obtener un alto flujo de dividendos.
Su fórmula es muy sencilla: facturar toda la producción al precio del mercado neoyorquino, mucho mayor que el local. La diferencia en la factura se contabiliza como cuentas por cobrar a una compañía del socio mayoritario.
La utilidad registrada es entonces superior a la realmente obtenida, porque hay dudas razonables sobre la posibilidad de pago de la acreencia. Pero en el momento de repartir las utilidades, estas se aprueban por el valor registrado. Aunque las cuentas por cobrar van aumentando, la revisoría fiscal no obliga a aumentar las provisiones para deudas de dudoso cobro.
En síntesis, el accionista mayoritario recibe un dividendo que no corresponde a la utilidad real, y la fábrica de camisas va aumentando sus deudas reales con los proveedores y con el sector financiero.
La gran maroma
El FEPC opera igual que la fábrica de camisas.
El Gobierno Nacional (GN) ha fijado una metodología para establecer el precio de los combustibles que vende Ecopetrol en el mercado colombiano. Si este precio es inferior al que obtendría exportando, la diferencia es asumida por el FEPC. El FEPC fue creado en el 2007, y su deuda con Ecopetrol ha sido garantizada recientemente por el GN.
Al finalizar el 2021, la deuda acumulada ascendía a 14,2 billones de pesos (Marco Fiscal de Mediano Plazo), y en el solo año 2021 la deuda aumentó en $7,7 billones.
Para el 2022 el diferencial crecerá más aceleradamente debido al disparo de los precios internacionales. Se estima que puede estar entre los 20 y los 35 billones, cifra superior a la que pretende recaudar la Reforma Tributaria.
En el balance de Ecopetrol aparecen las cifras anteriores como cuentas por cobrar.
Las utilidades de Ecopetrol en el 2021 ascendieron a $17,6 billones, de los cuales un 46% corresponden al aumento en las cuentas por cobrarle al FEPC. Pero el GN repartió las utilidades de Ecopetrol como si todos los combustibles se hubieran vendido a precios que reflejan los internacionales. El Gobierno Nacional se gastó recursos que en realidad no existían.
Finalizando la pasada administración, el Gobierno hizo un pago al FEPC con emisión de títulos de deuda, o sea que el gasto de utilidades inexistentes se pagó con un aumento de la ya elevada deuda pública. Pero ese pago automáticamente implicó disminuir los pasivos del gobierno central, o sea que el total de su deuda no registró aquel aumento. Por eso el gobierno Duque pudo gastar generosamente al debe.
No es posible, sin disparar aún más la inflación, fijar los precios internos con la formula actual, es más sensato modificar esta para no estimular como decía el presidente López, la Disneylandia fiscal.
*Una versión del texto fue publicada el 27 de septiembre en El Espectador