El aumento desmesurado de los incendios en Brasil no obedece solo a condiciones climáticas. ¿Quiénes los provocan y qué responsabilidad tiene el gobierno de ese país?
Dolors Armenteras*
Fuego y deforestación
La semana pasada, la Amazonía en Brasil vivió uno de sus peores momentos por cuenta de los múltiples incendios que arrasaron con grandes extensiones de la selva.
En lo que va del 2019, se han registrado casi 75.000 focos activos de incendios, de los cuales 10.000 sucedieron en la última semana, produciendo contaminación atmosférica en lugares a miles de kilómetros de distancia.
En muchos casos, el fuego fue provocado intencionalmente por personas que talan los árboles y luego realizan quemas para despejar tierras apetecidas para su explotación, en lo que se conoce como “días de fogo”. Al parecer, estas prácticas han sido estimulados por el relajamiento en la aplicación de las leyes ambientales bajo el gobierno actual de Brasil.
Gráfica 1. Emisiones de CO2 para los meses de agosto desde 2003.
Fuente: Mark Parrington, Copernicus
De ahí que el mes pasado, cuando se reportó un incremento del 278 por ciento en la deforestación en Brasil —comparado con julio del 2018—, el gobierno criticó duramente las cifras oficiales producidas por el INPE (Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais). Sin embargo, estas cifras han sido ratificadas por distintas fuentes y medios independientes.
Lo que ha sucedido durante el mes de agosto es otra prueba irrefutable de la gravedad del problema, que se ha salido de control durante las últimas semanas. Las emisiones causadas por los incendios llegaron a alterar el tráfico aéreo en ciudades como Porto Velho y lograron opacar el cielo de Sao Paulo en pleno día.
El fuego fue provocado intencionalmente por personas que talan los árboles y luego realizan quemas para despejar tierras apetecidas para su explotación.
Científicos brasileros confirmaron que el material que transportaba esa cortina de humo proviene de la quema de vegetación. Aún es difícil saber si se trata de árboles quemados en el norte o centro oeste de Brasil, o en otros países vecinos. Pero no hay duda acerca de su origen vegetal.
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Mientras tanto, el gobierno brasilero ha intentado defenderse de las críticas internacionales por su responsabilidad en la tragedia ambiental que significan los incendios en la Amazonía. El presidente Jair Bolsonaro incluso llegó a insinuar que organizaciones no gubernamentales habrían provocado los incendios para afectar a su gobierno. ¿Qué está pasando en realidad?
Gráfica 2. Intensidad de los fuegos en los departamentos de Amazonas y Rondonia (arriba) y densidad de aerosoles producidos por quema de biomasa (mapa).
Fuente: Mark Perrington, Copernicus
¿Son normales los incendios?
Las temporadas de incendios forestales ocurren año a año en muchos territorios de la cuenca Amazónica, pero en épocas diferentes dependiendo de la latitud. En el hemisferio norte, la temporada seca suele empezar a final de año y el pico de incendios de “verano” se da en enero o febrero, como es el caso de Colombia.
En cambio, en el hemisferio sur la temporada seca comienza en julio, con la mayoría de los incendios en agosto y septiembre, particularmente en Brasil. Esto sucede todos los años en mayor o menor cantidad y puede aumentar en años de sequias extremas.
Sin embargo, esta vez las emisiones diarias de dióxido de carbono o CO2 producidas por los incendios superan las mayores emisiones de los últimos quince años en el Departamento del Amazonas en Brasil. Incluso son mayores a las de 2005 y 2010, cuando se produjeron dos de las últimas grandes sequías del Amazonas.
Indiscutiblemente, las condiciones climáticas son fundamentales para que ocurran los incendios. Es decir que se tienen que dar determinadas condiciones de temperatura y humedad para que un combustible arda. Si hay combustible y hay condiciones, la única otra condición necesaria es que alguien prenda la llama.
Pero esa llama se prendió un 80 por ciento más en lo que llevamos de 2019 con respecto a 2018 en la Amazonía de Brasil, y la explicación del aumento no es sencilla. 2019 no es un año particularmente seco, así que el aumento de los incendios no puede atribuirse exclusivamente a causas climáticas o la sinergia entre el clima y el uso no controlado del fuego. La respuesta está más allá, en el ámbito de la política.
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Incendios planeados en el “día de fogo”
Según colegas en Brasil, con quienes llevo años estudiando los incendios tropicales, las quemas ilegales empezaron en Novo Progresso y se expandieron al resto de estados (comunicación personal de Ana Paula Dutra Aguiar). Novo Progresso es una ciudad amazónica creada en la década de los ochentas, cuya economía se basa en la extracción de madera, la minería y la ganadería.
![]() Foto: Facebook: WWF |
A comienzos de agosto, en el periódico local Folha de Progresso, líderes locales hicieron un llamado a las autoridades sobre la falta de acompañamiento gubernamental para el desarrollo de la región. Entre los argumentos expuestos y para demostrar al presidente Bolsonaro que quieren trabajar, se propuso que la única forma era limpiando las tierras con fuego para obtener pastizales.
Las quemas ilegales empezaron en Novo Progresso y se expandieron al resto de estados.
A esto se sumó el cierre de las oficinas en Novo Progresso de IBAMA, entidad a cargo de la inspección y fiscalización contra las quemas ilegales. De hecho, el presidente no ha nombrado los nuevos directivos de la mayoría de sedes de IBAMA. Además, se retiró la fuerza nacional, dependiente del Ministerio de Justicia, que daba apoyo a los fiscales de esta institución. Cuando esto sucedió, ya se había dado el debate sobre la veracidad de los datos de deforestación del INPE y la destitución del director de dicha institución a cargo del monitoreo de los bosques amazónicos.
Todo esto impidió el adecuado control del cumplimiento de las leyes ambientales que protegen los territorios amazónicos y estimuló o le dio fuerza al movimiento y llamado del “día de fogo”, convocado por granjeros locales para el día 10 de agosto. Esta idea del “día de fogo” o día para quemar se fue extendiendo por otros estados, según la opinión de los colegas de Brasil.
Lo cierto es que días después hubo un aumento en la cantidad de incendios. La masa de cenizas, material particulado y aerosoles fue capturada por imágenes de satélite el 16 de agosto y registrada por los fotógrafos en Sao Paulo el 22 de agosto.
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La importancia de las políticas
Lo que está ocurriendo en Brasil demuestra que las señales u orientaciones de un gobierno sí tienen repercusiones fuertes sobre el medio ambiente y de forma rápida. En Colombia, por ejemplo, aumentó la ocurrencia de deforestación por incendios y la afectación de los Parques Naturales de forma muy rápida e inesperada bajo el nuevo contexto político después de la firma del acuerdo de paz.
En Brasil estamos viendo un fenómeno similar. Las políticas ambientales brasileras habían logrado estabilizar la deforestación descontrolada e ilegal. Pero los cambios que han sufrido recientemente producen un giro inesperado al favorecer un desarrollo no planificado por encima de la conservación y el uso sostenible del pulmón del mundo.
La Amazonia en Brasil está llegando al punto de no retorno. Si se alcanza el 20 por ciento de los bosques deforestados, no habrá reversa posible. La degradación del agua, el aire, el clima, la biodiversidad y los suelos será imparable. Harakiri al bioma más importante de nuestro continente.
![]() Foto: Gaia Amazonas Instituciones en Brasil dieron piel al “día del fogo”, un día para quemar la selva que se fue moviendo a diferentes estados del país. |
Se calcula que ya va en el 17 por ciento el porcentaje de perdida de área de bosque. Los picos en incendios producidos por la prioridad concedida a los intereses de las industrias están acercándonos más al precipicio. La política puede cambiar las trayectorias de cambios ambientales, ahora es tiempo de acordar el escenario que todos queremos para la cuenca.
La Amazonia no es un ave fénix, no resucitará de las cenizas, por lo menos no en la forma como la conocemos. Como sociedad debemos anticiparnos a una crisis que nadie quiere. El principio de precaución debe ser aplicado, hoy más que nunca.
* Bióloga, magister en conservación forestal y doctora en geografía, directora del grupo de investigación en Ecología del Paisaje y Modelación de Ecosistemas ECOLMOD de la Universidad Nacional de Colombia, Fulbright Scholar, representante para Latinoamérica de la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal en el área de Bosques y Ecología del Paisaje, Vicepresidenta de la Asociación Internacional de Ecología del Paisaje.