Los bancos y las nuevas reglas de juego en Colombia
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Política monetaria 2.0: los bancos y las nuevas reglas de juego en Colombia

Escrito por Mauricio Lopez

Los bancos comerciales han reducido las tasas de interés de sus tarjetas de crédito. Esta medida cambia el papel de los bancos y el funcionamiento de la política monetaria. ¿Cuáles son los cambios?

Mauricio López González*

La novedad

El Banco de la República fija la tasa de interés en el sistema económico colombiano, y esto debería explicar los cambios en las tasas de interés que cobran los bancos comerciales.

El Banco de la República enmarca sus acciones en un modelo de “inflación objetivo”, donde la política monetaria busca impedir el aumento excesivo —o más allá de un cierto tope u “objetivo— de los precios, y la tasa de interés es la herramienta predilecta para lograrlo.

Dado ese funcionamiento de la política monetaria, es llamativo que sean los bancos comerciales quienes voluntariamente estén reduciendo sus tasas de interés, particularmente las asociadas con tarjetas de crédito.

Cuando un banco comercial reduce la tasa de interés en un mercado competitivo, los demás bancos se comportan de forma similar. Mientras tanto, quienes no se sumen a dicha estrategia, corren el riesgo de perder presencia en el mercado y emiten señales poco favorables a los clientes.

Esta situación tiene implicaciones importantes para la economía y las finanzas en Colombia.

Las consecuencias

La primera implicación tiene que ver con la competitividad.

En Colombia, el mercado bancario tiene un alto nivel de competencia. Aunque hay bancos muy grandes que capturan gran parte del mercado, el número de participantes ha aumentado en las últimas décadas y se han abierto oportunidades para nuevos participantes.

Cuando un banco comercial reduce la tasa de interés en un mercado competitivo, los demás bancos se comportan de forma similar. Mientras tanto, quienes no se sumen a dicha estrategia, corren el riesgo de perder presencia en el mercado y emiten señales poco favorables a los clientes.

Una segunda implicación tiene que ver con el aumento del gasto. En igualdad de las demás circunstancias, la reducción de las tasas de interés aumenta el crédito de los hogares y de las empresas y por lo tanto el gasto de estos actores.

Otra consecuencia se refiere a los cambios en el balance de las entidades financiares. En su mayoría, las utilidades de los bancos dependen de la diferencia entre la tasa de colocación y la tasa de captación de los fondos. Esta diferencia se conoce como el margen de intermediación.

Por eso reducir las tasas de las tarjetas de crédito podría afectar las utilidades, pero el aumento de los créditos que ocurre gracias a esto puede compensar dicha disminución.

El otro fenómeno económico que podría afectarse es la inflación. El aumento de la demanda y del gasto podrían presionar el alza de los precios de los bienes y servicios.

Pero hoy por hoy esta no es una preocupación, porque la reducción de las tasas tiene a estabilizar el crédito que ya está bastante contraído; se trata entonces de mantener la recuperación de la economía, sin presión adicional sobre los precios.

El caso de los créditos hipotecarios

En el momento de escribir este artículo, se sabe que algunos bancos pretenden reducir la tasa de interés de los créditos hipotecarios. Otros agentes, como las cooperativas de ahorro y crédito, podrían reaccionar más adelante y la reducción de tasas puede extenderse a otros tipos de crédito y generalizarse en el sistema financiero.

La reducción de los créditos hipotecarios pretende estabilizar y aumentar los préstamos de esta línea, pero además tendría implicaciones positivas pare el sector de la construcción.

La construcción es un sector fundamental para la recuperación de la economía y la generación de empleo. Actualmente, dicho sector enfrenta una serie crisis que ha llevado a muchas empresas a detener proyectos de vivienda ya iniciados.

Hacia una nueva política monetaria

Así, las reducciones de tasas de interés pueden tener efectos favorables para otros sectores económicos.

Y eso a su vez implica que la banca comercial ha asumido una labor importante en materia de política económica, una labor que se creía exclusiva del Banco de la República.

Foto: Ministerio de Vivienda - De llegarse a reducir la tasa de interés de los créditos hipotecarios, se tendrían resultados positivos en el sector de la construcción que hoy atraviesa una profunda crisis.

Estamos frente al modelo 2.0 de la política monetaria, el cual no responde apenas al objetivo del control de precios por parte del Banco Central, sino que suma nuevos objetivos en donde los bancos comerciales juegan un papel protagónico. La responsabilidad de la banca comercial aumenta en este nuevo escenario.

Aunque la situación parezca contradictoria, se abre un nuevo espectro de posibilidades sobre las cuales debe actuar el Banco de la República, pues no está en manos de la banca comercial el diseño o aplicación de la política monetaria.

Esta nueva forma de entender la política monetaria no puede verse como algo pasajero, de carácter coyuntural, o como una respuesta del mercado sin mayores implicaciones. Todo lo contrario: estamos ante una actualización del modelo económico que necesita respuesta por parte de las autoridades.

Esta reflexión debería llevarnos a un nuevo sistema para determinar las tasas de usura, regular los márgenes de intermediación y adopción de objetivos consistentes de la política monetaria, compartidos entre el banco de la República y los bancos comerciales.

Estamos frente al modelo 2.0 de la política monetaria, el cual no responde apenas al objetivo del control de precios por parte del Banco Central, sino que suma nuevos objetivos en donde los bancos comerciales juegan un papel protagónico. La responsabilidad de la banca comercial aumenta en este nuevo escenario.

En suma, no debemos temer a esta mayor participación de los bancos comerciales en la determinación o alcance de objetivos de la política económica, en especial de la política monetaria.

Los mercados hoy demandan una mayor regulación, la búsqueda de nuevos aportes del Banco de la República, la adaptación adecuada de los conceptos teóricos a la realidad nacional, y una educación financiera en la cual empresas y hogares tomen consciencia de las implicaciones de sus decisiones de crédito de acuerdo con los ritmos de los ciclos económicos.

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