A Petro se le olvidó que la televisión pública importa
Inicio TemasPolítica y Gobierno A Petro se le olvidó que la televisión pública importa

A Petro se le olvidó que la televisión pública importa

Escrito por Omar Rincón

Después de 9 meses de ministros y viceministros encargados en MinCultura, Petro nombró a Nórida Rodríguez como directora de RTVC: síntomas de un olvido de los medios de comunicación públicos.

Omar Rincón*

Tres diablas y un bipolar

En la serie Tentaciones de los años 1990 había tres diablas (Luz Bella, Salomé y Luz Buenona) que querían separar a los patrones. En el 2023 una de las diablas fue nombrada gerente de los medios públicos. ¿Otra diablura de Petro o una nueva demostración de que le valen hongo la comunicación pública y la cultura?

Petro es bipolar en comunicación y cultura. Por un lado, está obsesionado con usar su Twitter para pelear y disputar la labor periodística, algunas veces con salidas de escándalo, por el otro, no le importa el sistema de medios públicos (RTVC) como estrategia de comunicación y la cultura como lugar político para reconstituir la nación desde las gentes y los territorios.

El nombramiento de Nórida Rodríguez como gerente de RTVC, después de 9 meses de gobierno y de seguir con ministros y viceministros encargados en MinCultura, demuestra que nada le importan la comunicación y la cultura como políticas para profundizar la democracia.

La batalla cultural

En Colombia, los gobiernos y los medios de comunicación siempre han sido un matrimonio feliz y han adoptado un mismo relato para sostener la hegemonía política: todo lo que se oponga al establishment y el estatus quo debe ser reprimido. Los medios, entonces, poco han representado o expresado una versión contracultural o más de parte de la gente y las calles.

Hasta ahora, el gobernante siempre le caía bien a los medios, era uno más de ellos y, por eso se adoptaba fácilmente “su versión” como verdad. El último caso fue el estallido social del 2021, cuando los medios ofrecían como verdad lo que decían los militares y el gobierno, mientras la calle, las redes y los medios digitales proveían otra realidad.

Si la actriz Nórida Rodríguez cumple o no los requisitos para el cargo no es el problema: descalificar a una actriz por su profesión es clasismo y es arrogante e irrespetuoso. Si fuera por eso habría que despedir a medio gobierno y lo mismo en todos los gobiernos. Lo que se pone de presente es que Petro no tiene ni idea para qué sirve y lo que quiere la comunicación y la cultura pública.

Ahora llegó Petro y su proyecto político es disputar el papel de los medios y el periodismo para convertirse él mismo en medio-periodista. El presidente, en la entrega de los premios Simón Bolívar del 2022, dijo que “el periodista y el político están en un mismo escenario” y que “esa capacidad de comunicar (crea) una tensión entre el oficio del periodista y del político profesional”.

Al decir eso, lo que estaba haciendo era modificar el pacto democrático entre políticos y periodistas. El gobernante Petro rompía así el pacto de verdad al informar, ya que pretende “imponer” su verdad, su relato y negar el de los medios y periodistas.

Algo similar a lo que hacen Trump, Bukele, AMLO, Uribe y Correa. En este escenario, los medios se convierten en enemigos y “la cancha” de una batalla cultural por el relato de la hegemonía política. Sin embargo, esta obsesión comunicativa petruna desaparece cuando llegamos a la realidad de su gobierno en el sistema de medios públicos y el Ministerio de Cultura.

Sin proyecto.co

Si la actriz Nórida Rodríguez cumple o no los requisitos para el cargo no es el problema: descalificar a una actriz por su profesión es clasismo y es arrogante e irrespetuoso. Si fuera por eso habría que despedir a medio gobierno y lo mismo en todos los gobiernos. Lo que se pone de presente es que Petro no tiene ni idea para qué sirve y lo que quiere la comunicación y la cultura pública.

Primera evidencia: El gobierno Petro se demoró 9 meses para nombrar directora de RTVC y sigue el abandono del Ministerio de Cultura, al que mantiene en modo “encargado”.

Segunda evidencia: Promete una ley de los Medios Alternativos, Comunitarios y Digitales, a los cuales nombra como “públicos” cuando no lo son. Esta ley nunca será cierta, solo lo hace para mantenerlos fieles y hacer shows populistas para contentar con promesas y algún subsidio-limosna.

Tercera evidencia: La tragicomedia de RTVC. 9 meses sin pies ni cabeza. Y eso que este sistema de medios es muy importante porque tiene dos canales de televisión abiertos (Señal Colombia y su hermano institucional), Señal Memoria, la Radio Nacional en 2 frecuencias, las diversas señales como Radiónica y las emisoras de paz y la web RTVC Play. Su significación está en que con este sistema de medios públicos se crea soberanía cultural y autonomía comunicacional.

La demora en los nombramientos es muy grave porque indica que a este gobierno poco le importan los medios públicos, ya que demuestra que no tiene un proyecto y que qué más da nombrar o no, que eso de hacer contenidos que fomenten la creación mediática y cultural en perspectivas ciudadanas no lo trasnocha.

La importancia de RTVC

La RTVC es fundamental para la democracia, ya que es ahí donde se crean los contenidos de diversidad cultural; donde se experimenta la inclusión de contenidos diversos que a los medios privados no les interesa; donde se buscan otros formatos para narrar; donde se forma un talento audiovisual, radial y digital; y donde se crea memoria histórica y se provee futuros de paz y democracia.

Señal Colombia fue el mejor canal cultural de América Latina, aguantó la destrucción Bieri, gana premios y mantiene la dignidad de la televisión infantil. Señal es, por lo tanto, clave para fomentar la creación cultural, crear contenidos que expresen nuestras diversidades culturales e imaginar un relato de nación donde quepamos todas las formas de ser colombiano. Pero eso no le interesa a Petro: él solo quiere ser él.

Señal Colombia debería acabar con ese esperpento que es el informativo creado por Duque y García, que solo sirve para desperdiciar dinero y no dejar recursos para hacer televisión de contenidos útiles y de larga duración. Pero eso sí le interesa a Petro: tener un noticiero para él solito (aunque nadie lo vea).

Señal Colombia debe ser el escenario de, por lo menos, tres mecanismos de producción cultural: la ficción televisiva, que está abandonada por los privados y que crea mejores relatos para vernos; los testimonios periodísticos y documentales de cómo habitamos la paz y la hacemos experiencia alegre de vida en las regiones; y las potentes y diversas producciones populares y juveniles que habitan a Colombia. Pero, eso a Petro no le gusta, que otros y otras brillen.

RTVC Play debería dejar de ser una página web y convertirse en una plataforma a lo Netflix donde esté toda la televisión pública de Colombia, incluidos los canales regionales y lo que malgasta el Mintic a través del Fondo de la Televisión Pública y todos los gustos de los colombiches. Pero eso significaría salir de la caverna ideológica en la que vive Petro.

Foto: Facebook: Ministerio de Cultura El tardío nombramiento de un gerente para RTVC y la falta de nombramientos para el Ministerio de Cultura son muestras del poco compromiso del presidente Petro con la comunicación y la cultura.

La RTVC es fundamental para la democracia, ya que es ahí donde se crean los contenidos de diversidad cultural; donde se experimenta la inclusión de contenidos diversos que a los medios privados no les interesa; donde se buscan otros formatos para narrar; donde se forma un talento audiovisual, radial y digital; y donde se crea memoria histórica y se provee futuros de paz y democracia.

Radio Nacional de Colombia debería meter en sus ondas a las producciones de radios comunitarias, de la paz y universitarias; debería ser una plataforma de toda la radio popular que se hace en las regiones de Colombia. Eso sería reconocer al sujeto popular comunicativo, y Petro se considera el único “popular”.

A Señal Institucional es casi imposible hacerla atractiva, porque pertenece a los políticos y sus modos feos de estar en pantalla y sus modos perversos de hacer país, pero podría ser la mejor cancha para conectar los ciudadanos con sus políticos y gobernantes: uno donde se escuche a la gente y se le pueda responder a sus necesidades. Pero si Petro se las sabe todas para qué escuchar a alguien.

En conclusión, a Petro poco le importan los medios públicos porque él lo es todo: el único influencer. Y nos invita a todos a seguirlo como tal, a darle likes y a callarnos.

Tentaciones

Tentaciones es un clásico de las infancias colombiches de por los años 1994-1998. El matrimonio Rodríguez tenía un ángel que la guarda (Diego León Hoyos) para defenderse de tres diablas que la querían destruir: la sexy Luz Bella (Isabella Santodomingo); la sensual, astuta y malvada Salomé (Nórida Rodríguez); y la voluptuosa, maquiavélica, oportunista y nefasta Luz Buenona (Rosmery Bohórquez).

Como la diabla astuta fue nombrada gerente de RTVC, eso lo obliga a uno a pensar cómo es la cosa de la comunicación y la cultura en este gobierno.

Y concluye que los tres diablos de RTVC son Petro, que no la quiere; los políticos que quieren clientelizarla; y el gastarse el dinero en burocracia y no en hacer televisión. De estos tres diablos, por ahora, Petro es el diablo destructor mayor de la comunicación pública y la cultura.

Ojalá la astuta Nórida logre encauzar, con un proyecto e ideas poderosas, la debacle comunicativa que nos habita. Y se dé cuenta que la cultura y la comunicación son las formas más potentes para conectarse y estar en los territorios, crear identidades y proveer soberanía simbólica.

Nórida, te necesitamos de salvadora, ojalá el diablo te deje y “actúes” el mejor papel

  1. Y ¿hasta cuándo el abandono cultural de Petro? De verdad, ¿le importa tan poco? Lástima que los que se dicen de izquierda, como este gobierno, o de derecha, como el gobierno anterior, sepan tan poco de cultura y no sepan qué hacer con ella. Amén.

Artículos Relacionados

Dejar un comentario

Este sitio web utiliza cookies para mejorar tu experiencia. Leer políticas Aceptar

Política de privacidad y cookies