El presidente insiste en usar mal su cuenta en Twitter en lugar de la estrategia de comunicación que necesitaría su gobierno. Cuáles son sus errores y cómo podría remediarlos.
Liliana Gómez*
Respuestas inmediatas
El presidente de Colombia pasa sus días en Twitter, tal vez para no aburrirse de su nueva tarea como presidente o quizá porque añora su época como opositor.
En Twitter Petro da visibilidad a personas que nunca la han tenido, como es el caso del poco conocido coronel retirado del ejército.
Su afán por la respuesta rápida y sin reflexión no paró ahí: publicó un trino diciendo falsamente que habían aparecido los niños desaparecidos en un accidente aéreo en la selva del Guaviare. Algunos medios ampliaron la historia diciendo, incluso, que habían visto a los niños a lo lejos.
Por otra parte, Petro ha defendido a funcionarios o personas cercanas sin esperar los resultados de las investigaciones o, más menudo, para atacar a sus críticos y sus opositores.
¿Pero vale la pena usar su cuenta de Twitter como un medio para la militancia, o debería usarla para cumplir el solemne compromiso que admitió en su discurso inaugural?: “Desde hoy, soy el presidente de toda Colombia y de todos los colombianos y colombianas. Es mi deseo y mi deber”.
Cuando el gobierno está empeñado en sacar adelante sus reformas sociales de fondo, es aún más necesario utilizar una estrategia de comunicación eficiente; en vez de esto Petro insiste en sus trinos que le restan credibilidad y hacen que sus propuestas sean desacreditadas ante la opinión pública.
¿Periodista o gobernante?
La Fundación para la Libertad de Prensa destaca la importancia del respeto y protección que merecen los comunicadores. La función del presidente no es decidir si lo que dice la prensa es cierto o falso, sino asegurar que los periodistas puedan hacer su trabajo de manera libre y segura, algo que no sucede cuando los periodistas y/o medios son atacados desde su cuenta de Twitter.
Gustavo Petro no es el censor del periodismo ni de ninguna otra profesión. Lograría más al ejecutar estrategias de comunicación claras para defender sus propuestas que atacando constantemente a quienes piensan de manera diferente.
Cuando el gobierno está empeñado en sacar adelante sus reformas sociales de fondo, es aún más necesario utilizar una estrategia de comunicación eficiente; en vez de esto Petro insiste en sus trinos que le restan credibilidad y hacen que sus propuestas sean desacreditadas ante la opinión pública.
Si el presidente sigue usando Twitter, debería hacerlo como una herramienta que forme parte de su estrategia de comunicaciones, y para esto sería necesario concebir la comunicación desde tres perspectivas:
- Como lugar para construir relaciones entre personas, información y tecnología;
- Como espacio de negociación, para llegar a acuerdos con los iguales y, lo más importante, con los distintos, y
- Como instrumento para unir al país y construir visiones conjuntas de lo que quisiéramos ser.
El buen uso del Twitter
Laura Sarabia dijo en una entrevista que el presidente no le prestaba oídos a sus sugerencias de dejar de usar Twitter.
Pero el uso de esta red social debería ser parte de una estrategia más amplia que construya espacios colectivos y convincentes. El deseo incesante de estar en la agenda diaria debería ser reemplazado por reflexiones sobre temas importantes (que no deberían ser más de tres o cuatro al año).
El presidente no debería desgastar su capital político discutiendo con periodistas, exmilitares, o con miembros de partidos contrarios; en su lugar debería dignificar su cargo a través de Twitter.
Gustavo Petro no es un candidato en campaña que deba usar su cuenta para posicionarse en la agenda digital diaria, es el presidente de la república. Como candidato le funcionaba muy bien porque lo mantenía vigente; como presidente, simplemente lo desprestigia.
Es importante disminuir la cantidad de mensajes y centrarlos en temas que le interesen al país, no apenas a él mismo, a su partido o a sus seguidores; ser consistente, no polarizar y, lo más importante, ser inspirador de un modelo de país distinto, eso que logró cuando era oposición antes de ser presidente.
Al final, se trata de encontrar un punto medio entre sus creencias y las ajenas para tener puntos de unión y compartir ideas fuera de espacios llenos de ataque, odio y polarización.
Mostrar las posturas es importante, pero ahora como presidente debería equilibrar su discurso y tratar temas que ayuden a disminuir el malestar sobre la situación del país, que las personas dejen de sentir, como dijo en un trino el hijo de un presidente anterior; “a qué hora tuitea tanto Petro con todo lo que tiene que hacer un presidente.”
Cambio de ritmo
Yo invitaría entonces a que el gobierno piense en una estrategia de comunicación con objetivos claros, que se concentre en unos pocos contenidos (máximo tres o cuatro).

Esa estrategia debería referirse a los temas centrales de su plan de gobierno en lugar de distraerse en pequeñas peleas o ataques que desvirtúan su imagen y hacen perder la dignidad del cargo.
Una estrategia comunicativa que incluya al otro, que se centre en las personas y las trate con respeto, que sea cuidadosa y tenga en cuenta el alcance que tiene al hablar sobre un tema o sobre una persona.
Esa estrategia debería referirse a los temas centrales de su plan de gobierno en lugar de distraerse en pequeñas peleas o ataques que desvirtúan su imagen y hacen perder la dignidad del cargo.
En cuanto al Twitter, es importante pensar cada trino en función de la importancia objetiva del asunto y de los efectos que pueda tener cada mensaje. Oír es más importante que hablar (sobre todo en un país donde la escucha y el silencio están desprestigiados).
Finalmente, quisiera recomendar el libro La Biografía del Silencio de Pablo D’Ors que muestra cómo el silencio, la escucha y la atención pueden cambiar la vida.