Petro y los subsidios: más allá del dogmatismo | Razón Pública 2023
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Petro y los subsidios: más allá del dogmatismo

Escrito por Rafael Gomez

El gobierno Petro prefiere cegarse en su ideología que aprovechar los avances de programas sociales pasados.

Rafael Gómez Gómez*

Un gobierno cegado

El gobierno Petro ha mostrado ser ineficiente a la hora de ejecutar sus propuestas. La filosofía marxista subyacente en su sectarismo lo ha cegado. La inoperancia de diversos programas que históricamente han solventado las carencias de la Colombia olvidada ha llegado a un nivel lamentable.

La filósofa Ann Bailey parafraseó el manifiesto comunista y los pasos que el mismo Marx planteó para construir un Estado socialista. Entre los elementos enunciados, hay una renuncia irrestricta a las libertades humanas, la adopción del totalitarismo, el acaparamiento de los medios de producción y las comunicaciones. Además, obliga a sus ciudadanos a una planificación económica y social que esteriliza la posibilidad de crear de una manera coercitiva.

Según Friedrich Von Hayek, el socialismo y su modus operandi pretenden construir un Superestado, un gobierno omnipotente y omnipresente que usurpa toda la iniciativa privada. Al mismo tiempo, condena a sus ciudadanos a una vida servil y a que coman de la mano de un Estado benefactor además de paternalista que poco a poco implosiona en su árido panorama económico.

El gobierno de Petro es un remedo de un Estado socialista, sin una milicia que lo respalde y un Congreso salido del corral. No tiene cuotas ni pragmatismo político. En esto se parece a reformistas como Juan Manuel Santos. Sin dudas, es un gobierno que prefiere no conseguir ningún logro que salirse de sus dogmas.

El programa de rentas ciudadanas no es la excepción. Aparece con un complejo de Adán que ha caracterizado el presente gobierno, donde se desconoce cualquier precedente y se obstruye cualquier avance de los gobiernos anteriores, por pequeños que fueran. Un síndrome de país de ingresos medios manifiesto.

las transferencias directas no solucionan la naturaleza de las trampas de pobreza y tampoco reemplazan el desarrollo económico, el empleo de calidad y los resultados de los círculos virtuosos propios del crecimiento vía inversión y creación de empleo.

Hay una constante necesidad de desmantelar el Estado y empezar desde cero una utopía, algo traído de las últimas páginas de Cien años de soledad, cuando Aureliano de Babilonia descubre que el tiempo en Macondo es circular y que en últimas somos como un perro persiguiendo su propia cola.

Foto: Alcaldía de Barranquilla - De acuerdo con un artículo reciente del Banco de la República, Colombia Mayor es uno de los programas de transferencias más importantes de los últimos años.

Programas exitosos

En días pasados, el Banco de la República de Colombia publicó un artículo en el que se analizan los programas sociales de transferencia más importantes de los últimos años. Allí se destacan cinco ejemplos, a la vez que se reconoce la importancia de aquellas políticas en la mitigación de la pobreza y las condiciones de miseria.

El artículo también reconoce que las transferencias directas no solucionan la naturaleza de las trampas de pobreza y tampoco reemplazan el desarrollo económico, el empleo de calidad y los resultados de los círculos virtuosos propios del crecimiento vía inversión y creación de empleo.

Se hace un énfasis importante en la necesidad de crear subsidios que mejoren las condiciones en temas de salud y educación, aunque se admita que hay una incapacidad para mitigar el acceso a servicios públicos y otros elementos que se enumeran en la medición de pobreza multidimensional.

El primer programa que se destaca es Familias en Acción, un programa creado en el año 2000 y que surgió a raíz de las complicadas condiciones económicas que atravesaba el país. Era un Estado casi fallido con un sistema crediticio colapsado y unas condiciones de seguridad aplastantes.

Se destacan también Jóvenes en Acción, Colombia Mayor, Ingreso Solidario y Devolución del IVA, entre 29 programas que atendían poblaciones vulnerables a cargo de doce entidades gubernamentales hasta 2022.

Los programas mencionados tenían en cuenta el sistema financiero y reconocían que las zonas con mayor pobreza monetaria y multidimensional eran las menos cubiertas por este sistema. En ese sentido, los operadores postales y los giros directos a productos financieros, como cuentas de ahorro y depósitos de bajo monto, fueron los mecanismos que permitieron distribuir de manera exitosa los recursos.

La irresponsabilidad del gobierno

Hasta 2022, los programas sociales en Colombia cubrían el 70 % de la población en condición de pobreza, con un gasto público del 1,13 % del Producto Interno Bruto, equivalente al 3,9 % del Presupuesto General de la Nación. Es clave reconocer que Colombia está lejos de ser un país con un soporte de seguridad social total.

Los avances de dichos programas acompañados del sistema de priorización Sisbén solo necesitan mayores presupuestos, así como condicionamientos claros para una mejoría notable en la salud y capital humano de las poblaciones más vulnerables.

Sería bueno tener un Banco Agrario fortalecido, con tecnología de punta y las coberturas que la banca privada ha logrado en Colombia.

Pese al progreso de dichos programas sociales, el actual gobierno prefirió desconocerlos para imponer su dogmatismo. A la vez que vociferaba una Colombia más incluyente, se olvidó de las vicisitudes de nuestra geografía, del atraso histórico y de la dificultad de acceso de las áreas rurales de nuestros territorios.

Consagraron al Banco Agrario la labor de atender a aquellas personas flageladas por la pobreza y las malas condiciones económicas del país, cuando a duras penas logra atender una limitada población cautiva. No quisiera ser malinterpretado. Sería bueno tener un Banco Agrario fortalecido, con tecnología de punta y las coberturas que la banca privada ha logrado en Colombia.

Sin embargo, toda política debe comenzar con una sincera revisión de los mecanismos y medios para su ejecución. Cabe aclarar que el atraso del Banco Agrario no es infligido por el actual gobierno. Pero asignarle una tarea como distribuir las rentas ciudadanas a una institución que está quedada en el siglo pasado es irresponsable, propio de la ceguera del sectarismo del gobierno.

En el discurso de Nobel, “La soledad de América Latina”, García Márquez reclamaba a la “Europa venerable” y a los dos grandes dueños del mundo la posibilidad de trazar nuestra propia historia. Hoy tal vez somos nosotros quienes debemos reconocer la posibilidad en los avances de aquellos paisanos que no piensan como nosotros. Así las transferencias directas, esa gran política que permite auxiliar a los más necesitados, no serán creadas desde cero sino mejoradas sobre aquellos exitosos programas que han existido desde hace más de 20 años.

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1 Comentario

miguel caballero agosto 2, 2023 - 9:34 pm

las intenciones del nuevo gobierno, no son del Todo malas o traídas de los cabellos, simplemente ponen en peligro las grandes ganancias que generan todas esas transacciones a laos grandes banqueros de nuestro país, los cuales han sido el desangre de nuestro nación por generaciones, lo que menos interesa a las grandes compañías del país es mejorar las condiciones de los mas vulnerables, que no son pocos -por cierto.

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