Pelea entre epidemiólogos y economistas, un conflicto inútil - Razón Pública
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Pelea entre epidemiólogos y economistas, un conflicto inútil

Escrito por Laura Rodríguez Villamizar
Epidemiólogos vs economistas

Trabajando juntos, tendremos mejor información y mejores soluciones.

Laura Rodríguez Villamizar*

Una peligrosa confusión sobre la COVID-19

Los medios de comunicación, redes sociales y columnas de opinión se han concentrado en el «enfrentamiento» entre epidemiólogos y economistas. Ambos gremios buscan respuestas a la crisis producida por la COVID-19, especialmente en relación con la cuarentena y sus consecuencias para la economía y la salud pública.

No podemos caer en la trampa de los conflictos disciplinares en este momento de la pandemia, especialmente en Colombia, donde los reportes oficiales registran muertes y retrocesos económicos; necesitamos pensar y actuar al mejor ritmo de la ciencia moderna.

La cuarentena como medida de salud pública

La diferencia entre epidemiólogos y economistas puede entenderse según sus objetivos: los epidemiólogos trtan de controlar la propagación de la COVID-19 y reducir las muertes que esta causa; los economistas quieren controlar sus nefastos costos y proteger a la economía de una de sus peores recesiones.

Los métodos de los epidemiólogos expertos en enfermedades infecciosas incluyen modelos matemáticos de propagación de enfermedades. A partir de ciertos supuestos, pueden estimar los efectos de la pandemia —infecciones, requerimientos del sistema de salud y muertes—, siempre con algún nivel de incertidumbre.

Según estas predicciones y la información disponible sobre tasas de contactos y transmisión de la infección, los epidemiólogos de grupos de investigación reconocidos mundialmente —como el del Imperial College de Londres— advirtieron rápidamente que, si no se hacía nada, morirían millones de personas.

Considerando esos resultados potenciales, epidemiólogos de todo el mundo recomendaron medidas de aislamiento: el único recurso efectivo para salvar vidas ante la ausencia de medicamentos o vacunas y ante la incapacidad de los sistemas de salud para responder a la emergencia.

Modelos de predicción pandemia

Foto: Gobernación del Valle
Tanto epidemiólogos como economistas requieren de modelos y predicciones para poder plantear cualquier medida.

La crítica a estas estimaciones y a las intervenciones basadas en ellas no se hizo esperar. Tras pocos meses, se han puesto en duda su veracidad y la pertinencia de las intervenciones; estas últimas son tan estrictas que incluso han desestabilizado a las grandes potencias mundiales.

El «ataque» inicial a los epidemiólogos se dirigió a sus métodos y resultados, que se consideran exagerados en comparación con las cifras actuales de infectados y muertes. ¿Acaso se nesitaban intervenciones tan rígidas para controlar la expansión y la mortalidad causada por el virus?

Economistas y epidemiólogos, profesiones afines

Los economistas también usan métodos matemáticos para modelar el crecimiento desde ciertos supuestos y cierto nivel de incertidumbre; se conocen como métodos econométricos.

De este modo, un equipo de la Universidad de California, en Berkeley , analizó recientemente datos de seis países: China, Corea del Sur, Italia, Irán, Francia y Estados Unidos. Estos economistas llegaron a la misma conclusión que los epidemiólogos: las medidas preventivas de aislamiento social y cuarentenas han prevenido millones de infecciones y muertes.

Visto de esta manera, la diferencia no está en los métodos; desde perspectivas y métodos epidemiológicos o econométricos los resultados son similares: la expansión no controlada de la COVID-19 tendría un alto costo social y sanitario.

La diferencia radica en las intervenciones propuestas y en la forma de escalarlas; su objetivo puede ser disminuir las infecciones y muertes, pero también atenuar los costos económicos. ¿No está una cosa relacionada con la otra?, ¿son necesariamente dos extremos?

Puede leer: Economistas versus epidemiólogos: pelea de tigre con burro amarrado

La trampa de oponer economía y salud pública

Ahondar el conflicto entre epidemiología y economía es una trampa que debemos evitar. El sentido de ambas disciplinas es el bienestar social, pero visto desde diferentes perspectivas. ¿Acaso los epidemiólogos no necesitamos la perspectiva, conocimientos y métodos de los economistas, y viceversa? ¡Por supuesto! También aprendemos de los matemáticos, sociólogos, antropólogos, trabajadores sociales, ingenieros, científicos computacionales y muchos otros profesionales.

Caer en la trampa de polarizar el conflicto entre salud pública y economía es desconocer la complejidad de la vida y la sociedad; la COVID-19 ha destacado esta dificultad. Es simplista pensar y actuar a partir de dicotomías en una situación compleja, que tiene diferentes espectros. Reproducir como profesionales y científicos un supuesto conflicto no contribuye a buscar soluciones; va contra el desarrollo científico y tecnológico que ha caracterizado a la humanidad en los últimos siglos.

Falso dilema y cuarentena

Foto: Alcaldía de Tuluá
¿Cómo salir del falso dilema y de la cuarentena?

Buscar salir de la trampa (y de la cuarentena)

La ciencia moderna reconoce la interdisciplinariedad y la transdisciplinariedad como ejes fundamentales del avance científico. De la misma forma, el trabajo colaborativo es una habilidad básica en el siglo XXI.

De hecho, la capacidad de colaborar ha sido una de las principales razones para explicar la supervivencia del Homo sapiens  durante millones de años. ¿Por qué entonces retroceder en nuestro desarrollo y pensamiento creando falsos dilemas sobre situaciones complejas? Si trabajamos juntos, tendremos mejor información y, por lo tanto, mejores soluciones.

Poner en conversación a diferentes disciplinas y perspectivas no es fácil; necesitamos un lenguaje común, que preserve los objetivos respetando los distintos pensamientos y métodos: ese es el desafío de los profesionales y científicos en la sociedad moderna. Como en otros campos, la COVID-19 nos exige acelerar esos procesos que avanzaban con demasiada lentitud.

Para superar esta trampa, hay que reconocer las fortalezas y limitaciones de nuestras perspectivas y buscar nuevas formas de trabajo colaborativo. Tal vez la prioridad no sea ahondar los conflictos de las disciplinas de la economía y la salud pública; debemos buscar desde las ciencias sociales un lenguaje y unos propósitos comunes.

Es tiempo de dejar atrás viejos y conocidos conflictos; mejor aún, es tiempo de analizarlos y de buscar posibles soluciones desde una perspectiva amplia que incluya diferentes ciencias y disciplinas, que esté al alcance de todos los ciudadanos.

* Médica, M. Sc. y Ph. D. en Epidemiología, profesora del Departamento de Salud Pública de la Universidad Industrial de Santander.

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