¿Qué pasó con la reforma del ESMAD? | Razón Pública 2023
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¿Qué pasó con la reforma del ESMAD?

Escrito por Carlos Andres Ramirez Gonzalez

La reforma o la eliminación del ESMAD fue una de las promesas más destacadas de la campaña electoral de Petro. En estos meses han seguido los anuncios, pero seguimos sin cambios tangibles —ni claridad sobre los mismos—. ¿Cómo deben orientarse los cambios?

Carlos Andrés Ramírez González*

El debate

El paro nacional de 2021 tuvo varios efectos importantes para entender la situación actual del país.

Por un lado, mostró un descontento generalizado con la situación económica y social que se vio agudizada por la pandemia y que, sin lugar a duda, catapultó la candidatura de Gustavo Petro a la presidencia. Por otro lado —y este será el punto central de mi artículo— se planteó un debate sobre el papel de la Policía Nacional, más específicamente sobre el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD) y sobre sus formas de contener las movilizaciones.

Y no era para menos: la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos documentó por lo menos 46 muertes verificadas, 44 civiles y dos policías, en el marco del paro. La cifra de heridos por los enfrentamientos entre la Fuerza Pública y los manifestantes fue de varios miles, poniendo en entredicho su acatamiento de los protocolos internos y el respeto por los derechos humanos.

Parte de este debate fue muy importante para la carrera presidencial de Gustavo Petro. Su discurso, justamente, se basó en la necesidad de reformar la Policía y el ESMAD. Pero a poco más de siete meses de su elección, este tema no es claro y aún no se conocen directrices claras para concretar esta reforma.

Un grupo considerable de políticos y ciudadanos exigieron la eliminación total del ESMAD y una reforma profunda de la Policía que implicara  cambios tangibles en materia de respeto de los derechos y tratamiento de la ciudadanía. Otro grupo, mucho más mesurado, entendió que el único camino viable era la reforma en vez de la supresión de esta fuerza policial.

Parte de este debate fue muy importante para la carrera presidencial de Gustavo Petro.  Su discurso, justamente, se basó en la necesidad de reformar la Policía y el ESMAD. Pero a poco más de siete meses de su elección, este tema no es claro y aún no se conocen directrices claras para concretar esta reforma.

Foto: Twitter: Policía de Colombia - Aunque el PND propone que la Policía salga del Ministerio de Defensa y entre a otro ministerio, no menciona nada respecto de la reforma o el desmantelamiento del ESMAD.

El ESMAD en la era Petro

El 10 de febrero el ESMAD hizo presencia en la Universidad Nacional para controlar una protesta que se realizaba en sus inmediaciones, pero el concejal Diego Cancino denunció que uno de los jóvenes que se manifestaban sufrió una herida causada por un proyectil de goma que le quitó la vista de un ojo. Este hecho, como lo tituló la revista Cambio, es el primer caso de este tipo en el gobierno Petro y pone de nuevo este problema en el centro del debate.

El tema resulta más importante si recordamos que unos días después de su posesión como presidente, Petro ordenó realizar cambios a este cuerpo operativo. Estos ajustes, anunciados por el director general de la Policía Nacional, Henry Sanabria, se pueden resumir en los siguientes puntos:

  • Cambio en el nombre de unidad, que pasaría de llamarse Escuadrón Móvil Antidisturbios a Unidad de Diálogo y Acompañamiento a la Manifestación Pública.
  • Cambios estéticos en el uniforme de los integrantes del ESMAD, destacando incluso el uso de cascos blancos para el caso de una de las secciones de la unidad: el Dispositivo Básico de Acompañamiento (DBA).
  • Cambios estéticos en las tanquetas y el uso de los más viejos de estos vehículos como ambulancias y unidades de socorro.
  • Darle prioridad al diálogo antes de cualquier intervención, lo cual implica movilizar al ESMAD como último recurso —algo que ya estaba establecido, pero que es complicado en la práctica—.

Además de que estos cambios son más bien de forma y no de fondo, los ajustes ya estaban en discusión bajo el gobierno pasado y muchos de ellos se dejaron en firme con la publicación y sanción del Estatuto de reacción, uso y verificación de la fuerza legítima del Estado y protección del derecho a la protesta pacífica en 2021. Este estatuto ya hablaba del uso de la fuerza como último recurso del escuadrón, e incluso de la prohibición de cierto tipo de armamento con potencial de efectos mortales en caso de no manipularse bajo protocolos estrictos.

Todo ello lleva directamente a analizar los documentos rectores de política de este gobierno: las bases del Plan Nacional de Desarrollo y el documento que especifica sus resultados, el Plan Nacional de Desarrollo que acaba de radicarse.

El primero insiste en el enfoque de seguridad humana y entiende a la Policía como una entidad esencial en los propósitos de construcción de paz y bienestar social, más allá del enfoque de seguridad tradicional. Específicamente en el tema del ESMAD, las bases del plan plantean “la creación de una fuerza orientada a la solución pacífica e inteligente de los conflictos que reemplace al Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD)”. Este punto responde al debate sobre la reforma o la desaparición total del ESMAD, dado que se optará por mantener una fuerza antidisturbios que no esté asociada con el nombre del actual escuadrón y, al menos en el texto de la ley, basada en el respeto de los derechos humanos y el derecho a la protesta.

Además de lo anterior, este primer documento plantea la mejoría de la Justicia Penal Militar y Policial (JPMP) para velar por el buen comportamiento de los uniformados en los distintos escenarios de actuación.

La primera “gran transformación” que propone el Plan de Desarrollo (PND) incluye la posibilidad de que la Policía Nacional salga del Ministerio de Defensa y entre a otro Ministerio que refuerce el papel civil de este organismo. Aunque se ha hablado del Ministerio de Justicia para acoger a la entidad, aún no hay claridad al respecto.

Pero lo más llamativo del proyecto de ley del PND es que no habla del ESMAD en ninguno de sus artículos, y mucho menos deja ver en detalle las características del nuevo cuerpo que sustituiría a este escuadrón.

La reforma o el tratamiento que el gobierno Petro pretende darle al ESMAD sigue siendo entonces muy confusa. Las medidas concretas no figuran en los marcos de acción que propone el PND, ni en la agenda legislativa que por ahora se concentra en la reforma política, la de salud, la laboral, la de la justicia y la pensional.

Y mientras tanto al hecho ya mencionado del joven que perdió uno de sus ojos, se suman nuevas actuaciones del ESMAD en Medellín, en el barrio Marsella de Bogotá y en la Universidad Nacional. Todo esto en el lapso de apenas dos semanas. Por eso la importancia que tiene y que tendrá este tema en los próximos meses de gobierno.

Los puntos clave para un nuevo cuerpo de contención

A la espera de mayor claridad por parte del gobierno, conviene puntualizar los temas clave que se deberán tener en cuenta para reformar o reemplazar al ESMAD.

  • Deben precisarse los alcances de la “solución pacífica e inteligente de los conflictos”, porque aunque es necesario prevenir cualquier choque violento entre la Fuerza Pública y los civiles, la experiencia comparada muestra que en la realidad los cuerpos creados para la contención de disturbios son cada vez más especializados, humana y tecnológicamente, para evitar cualquier alteración al orden público. De allí la dificultad de usar al ESMAD como último recurso, aunque, en teoría, esa siempre ha sido su naturaleza.
  • En estrecha relación con lo anterior, será clave mejorar las capacidades de la Policía en materia de diálogo preventivo, acompañamiento y atención temprana, justamente para modificar el uso inmediato y primario del cuerpo antidisturbios.
  • Definir el alcance y aumentar la eficacia de la supervisión civil —lo cual implica dirimir los problemas de mando entre las autoridades nacionales y locales— sobre la actuación de este tipo de escuadrones y los efectos de esta vigilancia.

La reforma o el tratamiento que el gobierno Petro pretende darle al ESMAD sigue siendo entonces muy confusa. Las medidas concretas no figuran en los marcos de acción que propone el PND, ni en la agenda legislativa que por ahora se concentra en la reforma política, la de salud, la laboral, la de la justicia y la pensional.

  • Sería en error político insistir en reformas cosméticas de la fuerza pública. No basta cambiar el nombre y los colores; hay que repensar el tipo de armamento no letal y el equipamiento defensivo que tendrá la nueva unidad, las exigencias en materia de entrenamiento y el mejoramiento de los mecanismos de cumplimiento de los protocolos de actuación.
  • Mejorar la relación entre la Policía Nacional y los ciudadanos. El cambio de nombre de la unidad antidisturbios es clave, pero no suficiente. Hay que crear confianza en la institución, y eso puede lograrse bajo un nuevo escenario de entendimiento de las actividades policiales y su alcance en los diferentes escenarios sociales.
  • Pese a la indignación social que puede constatare sobre todo en redes sociales, destruir por completo la unidad antidisturbios y no reemplazarla por un cuerpo cuanto menos similar no es una opción viable. La naturaleza de las actividades de Policía implica la existencia de un cuerpo con las capacidades suficientes para contener disturbios y actividades violentas que puedan ocurrir en diversos

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