Por qué existe y persiste la violencia en el Chocó. Por qué funcionan los paros armados. Y tres hipótesis para explicar la contradicción entre estos actos de las FARC y sus llamados insistentes a la paz negociada. El gobierno sigue “apagando incendios”, pero todavía la prosperidad democrática no llega a la periferia.
Mayra Iglesias *
Desafíos al Estado
Durante el último año, Chocó ha tenido que enfrentar los altos costos económicos y sociales de cuatro paros armados: uno promovido por los Urabeños y los otros tres por las FARC.
![]() Las condiciones selváticas del Chocó son utilizadas para el repliegue de tropas en momentos de confrontación. Foto: Alcaldía de Bahía Solano. |
Esto pone de manifiesto la alta vulnerabilidad de la región y el reto institucional para el gobierno nacional de promover la seguridad humana en las regiones más apartadas, donde el conflicto armado sigue su curso, pese a los años de la Seguridad Democrática.
Se entiende por “paro armado” la interrupción de las actividades colectivas por disposición de algún sector u organización, bajo la amenaza del uso de la fuerza. Es una forma de violencia, porque causa daño y es intencional. Su objetivo es cambiar las actitudes y las actividades de las personas, por lo tanto, su intención es política y militar.
Persiste el conflicto armado
Para el caso específico del Chocó, los grupos armados no estatales han sido los responsables de paralizar las actividades del transporte y el comercio como proyección de poder y del control que aún ejercen sobre estas poblaciones.
Y como no — con el historial de violencia criminal de los grupos guerrilleros y de los neo-paramilitares ubicados en la región — la intimidación y la amenaza son muy creíbles y por lo tanto efectivamente producen la reacción deseada por los grupos promotores:
- En mayo de 2011, las FARC declararon paro armado por un periodo de casi dos semanas, durante el cual impidieron el tránsito por el río Atrato, dejando incomunicados a los habitantes de por lo menos siete municipios del departamento, entre ellos, la capital Quibdó, Carmen de Atrato, Atrato, Medio Atrato y Bojayá.
- Luego, en septiembre del mismo año, en el municipio de Nóvita, las FARC mantuvieron paralizados el comercio y el transporte por otro lapso de quince días, durante los cuales el traslado hacia el centro del departamento fue imposible y el desabastecimiento de víveres llevó a que muchos establecimientos, incluso educativos, tuvieran que cerrar sus puertas.
- Comenzando 2012, los Urabeños sorprendieron al país con un paro armado que tuvo efectos sobre municipios de seis departamentos, incluido el Chocó, y que por su magnitud generó una reacción inmediata de la fuerza pública que impidió que el paro durara las 48 horas programadas.
- Por último, durante el más reciente paro armado promovido por las FARC en el Chocó, el grupo insurgente prohibió todo tipo de desplazamiento por vía aérea, terrestre y fluvial entre el 1º y el 8 de marzo, burlando la legitimidad y autoridad de las Fuerza Pública y de las autoridades gubernamentales.
Este recuento de sucesos pone en evidencia dos hechos fundamentales: el primero, la capacidad que aun poseen los grupos armados no estatales para afectar a los habitantes de la región de forma masiva, y el segundo, el carácter diferencial de la respuesta estatal a las necesidades de seguridad en el territorio nacional.
Por qué el Chocó
La región del Pacífico colombiano y especialmente el departamento del Chocó es un territorio geográfica y socioeconómicamente estratégico. Los ríos San Juan y Baudó permiten configurar corredores de movilidad para el transporte de armas y drogas desde Antioquia, el Eje Cafetero y el Valle del Cauca hasta el Océano Pacífico. Por otro lado, las condiciones selváticas son utilizadas para el repliegue de las tropas en momentos de confrontación.
![]() Chocó es el departamento más pobre de Colombia y tiene los más bajos indicadores de desarrollo. Foto: Departamento para la Prosperidad Social. |
En términos socioeconómicos, Chocó es el departamento más pobre de Colombia y tiene los más bajos indicadores de desarrollo. Según el Sistema de Alertas Tempranas de la Defensoría del Pueblo, su PIB per cápita es menos de la mitad – entre el 0,39 y el 0,40 por ciento- del PIB promedio para el país en su conjunto.
Por estas características geográficas y sociales, el Chocó ha sido escenario de disputas continuas entre los grupos armados ilegales.
Fases de la violencia
Como muestra la gráfica siguiente, la intensidad del conflicto amado en el departamento – medida en términos del número de eventos violentos – ha reflejado la tendencia nacional, principalmente desde la incursión paramilitar (1996-1997).
Fuente: Base de Datos sobre Conflicto Armado Colombiano de CERAC. Información sujeta a revisiones y actualizaciones.
La incursión paramilitar dio comienzo al período que algunos autores han denominado el recrudecimiento de la violencia (1996-2002), caracterizado por tres elementos:
- la ofensiva de los grupos guerrilleros;
- la articulación de los paramilitares en las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y el despliegue de su estrategia de violencia contra la población civil;
- y por último, la transformación, modernización y avances tecnológicos de las fuerzas militares y su ofensiva contrainsurgente.
Durante este período, los grupos ilegales en disputa lograron una “reputación” sólida que hoy les permite ejercer violencia de otra manera. Estamos ante un fenómeno de transformación de la violencia: cambian sus rasgos básicos, cambia su distribución, el impacto sobre la población, las maneras de ejercerla y sus procesos de producción. Lo que explica su permanencia en el tiempo.
Tres hipótesis
![]() La incursión paramilitar y la ofensiva de los grupos guerrilleros, entre 1996 y 2002, recrudeció la violencia en el departamento. Foto. Policía Nacional. |
El paro armado más reciente promovido por las FARC en el departamento del Chocó ocurre justamente en medio de una coyuntura particular: este grupo guerrillero manifiesta sus intenciones de negociar la solución del conflicto armado por la vía política. De hecho, el 4 de marzo en medio del paro armado, alias “Timochenko” vuelve a hablar de paz y manifiesta que “vale la pena intentar romper el círculo maldito y apostarle más bien a la reconciliación y la paz”.
Esta simultaneidad de sucesos aparentemente contradictorios ha sido debatida por distintos académicos, que señalan posibles explicaciones:
- Por un lado, la hipótesis de Jorge Giraldo — decano de Ciencias y Humanidades de la Universidad EAFIT — sugiere que se trataría de uno de tantos actos de fuerza, normales cada vez que la guerrilla manifiesta la intención de sentarse a negociar, con el fin de proyectar fortaleza. “Las Farc están buscando intimidar para mostrar que aún están vivas.”
- Por otro lado, Jorge Restrepo — profesor de la Universidad Javeriana y director de CERAC — manifiesta que este paro armado podría ser fruto de los llamados “spoilers” es decir, de “aquellas partes que en una negociación de paz, persiguiendo sus intereses, terminan bloqueando o incluso llevando al fracaso la negociación”.
- Finalmente está la hipótesis de la desestructuración de las FARC provocada por la Seguridad Democrática, que desplazó el conflicto armado hacia las periferias, intensificando su regionalización. Así, las FARC del Chocó serían muy diferentes de las del Catatumbo y de las del Cauca.
Cambio de enfoque
Al gobierno nacional le urge consolidar una política de seguridad integral que cree confianza en la Fuerza Pública entre los habitantes de todas las regiones. No puede ni debe seguir “apagando incendios” en las zonas marginadas del país.
Si bien se reconocen los efectos positivos de la Seguridad Democrática en las regiones centrales del territorio nacional, los habitantes de los lugares a donde se trasladó la guerra debido al proceso de marginalización siguen sufriendo formas de violencia que atentan contra su bienestar, lo que es sin duda un indicador de que se agotó esta política de seguridad.
![]() Las FARC del Chocó serían muy diferentes de las del Catatumbo y de las del Cauca. Foto. Ejército Nacional. |
En conclusión una reformulación de las políticas de seguridad debe buscar su carácter integral en la visibilización de una problemática que existe y debe resolverse, y en la idea firme de que el Estado debe proveer seguridad también a las minorías pobres, aisladas y marginadas que habitan las periferias del país y que están hoy por hoy sometidas a la zozobra de la inseguridad.
* Economista de la Universidad Nacional de Colombia e Investigadora del Centro de Recursos para el Análisis de los Conflictos (CERAC).
@May_iglesias