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¿Para dónde van los partidos políticos?

Escrito por Rodrigo Losada
Seguidores del partido MIRA en campaña política.

Seguidores del partido MIRA en campaña política.

Parece obvio que los partidos de Colombia están en crisis. Pero ¿qué tan cierta es esa idea o en qué consiste la crisis? Esta mirada serena sobre el origen, el papel y los cambios actuales que afectan la política ayuda a responder esta pregunta. 

                                                                       Rodrigo Losada*

Equipos de campaña

Ante la crisis de los partidos políticos que se está viviendo y de la cual se habla tanto en  Colombia – y en otros muchos países del mundo- conviene preguntarse qué son exactamente los partidos, cómo han evolucionado a través del tiempo, qué pasa con ellos hoy en día y para dónde van en el futuro cercano.

De acuerdo con el reconocido politólogo italiano Giovanni Sartori, un partido político es cualquier grupo que se presenta a elecciones y que puede lograr que su candidato o candidatos sean elegidos para un cargo público.

El único rasgo que tienen en común todos los que se han llamado partidos políticos en los sistemas democráticos es su condición de equipos de campaña. Algunos partidos destacan o subrayan las posiciones ideológicas, pero otros muchos partidos no lo hacen. Algunos son organizados y disciplinados, otros no. Pero en la medida en que unos y otros sean equipos para hacer campaña electoral son partidos políticos.

A partir de esta definición puede afirmarse que los partidos políticos irrumpieron en la escena cuando nació la democracia liberal, es decir, aquella que se basa en elecciones libres, periódicas, competitivas y limpias.

Un invento de Inglaterra

Mesa de diferentes miembros de partidos políticos.
Mesa de diferentes miembros de partidos políticos. 
Foto: Ministerio de Interior

Puede alegarse que este hecho histórico ocurrió en Inglaterra a finales del siglo XVII cuando, en medio de un agudo conflicto entre católicos y protestantes y de un vacío en el trono, el príncipe de Orange, aspirante a ocuparlo, fue obligado por el parlamento a aceptar una Carta de Derechos ( el Bill of Rights de 1689) que establece, entre otros puntos, la libre expresión en los debates del Parlamento y las elecciones parlamentarias libres.

La primera de estas elecciones se llevó a cabo en 1690 y fue tan competida que los Tory (de orientación conservadora, es decir, a favor de preservar los privilegios del monarca) obtuvieron 243 escaños, y los Whig (llamados liberales por pretender una mayor autonomía del Parlamento frente a la monarquía) lograron 241.

El único rasgo que tienen en común todos los que se han llamado partidos es su condición de equipos de campaña. 

Importa aclarar una fuente de confusiones. Los términos Whigs y Tories no designaban en esa época a dos partidos es decir, a dos equipos de campaña, sino a dos corrientes de opinión o idearios informales. En ese entonces, y durante casi dos siglos, no existió en el Reino Unido organización alguna que, en escala nacional, presentara candidatos a cargos electivos. Cada candidato por su propia iniciativa inscribía su nombre para participar en las elecciones, desarrollaba su campaña sin pedirle permiso a nadie y concluidas las elecciones los partidos desaparecían de la escena silenciosamente.

En otras palabras, en la Inglaterra de entonces, así como en la Colombia del siglo XIX, los partidos durante muchos años fueron muy numerosos (por lo menos uno por cada aspirante a ocupar escaño en el parlamento), efímeros y unipersonales (o sea, en función de un solo candidato). Pero el hecho de que los partidos fueran así no quiere decir que la confrontación entre idearios políticos cesara. Esta confrontación proseguía  y en muchos casos acabó en guerras civiles.

Auge y declive de los partidos clásicos

Los partidos de cobertura nacional y de larga duración es decir, aquellos que cuentan con directivas nacionales permanentes cuya misión es ante todo presentar listas de candidatos a las elecciones, son un fenómeno que empezó a aparecer en la segunda mitad del siglo XIX.

Esa es la época de los partidos de masas, producto de la progresiva universalización del voto, del escaso desarrollo de los medios de comunicación de masas y del masivo desplazamiento de campesinos, casi todos analfabetos, hacia las ciudades, ávidas de su mano de obra en virtud de la revolución industrial.

Estos partidos de masas inventaron la idea de presentar programas de gobierno en época electoral, se apropiaron de la representación política, desarrollaron un complejo aparato organizacional y establecieron una rígida disciplina entre sus miembros.

Durante el siglo XX los partidos de masas disminuyeron considerablemente en términos de número de asociados y empezaron a ser sustituidos por otros tipos de partidos más pragmáticos y tecnificados. Además, desde el final de la Segunda Guerra Mundial empezaron a florecer una gran cantidad de organismos de la sociedad civil, tales como gremios industriales y comerciales, asociaciones profesionales, grupos defensores de diversas causas sociales y medioambientales.

Todos ellos, junto a los sindicatos que ya se hacían sentir desde finales del siglo XIX, se ocuparon de proteger intereses ciudadanos que en buena parte venían defendiendo los partidos, pero que ahora eran atendidos con más eficacia por estas asociaciones, todas ellas especializadas en causas específicas.  

El futuro

Campaña del Partido Verde.
Campaña del Partido Verde. 
Foto: Angélica Zambrano @Anyelik

En opinión de muchos analistas y ciudadanos – en especial de los insatisfechos con la política y los políticos del momento-  los partidos de masa siguen siendo el modelo a imitar.

Pero las condiciones de vida de hoy son muy distintas de las de la segunda mitad del siglo XIX. Hoy el electorado tiene un nivel educativo promedio muy superior al de entonces, cuenta con una riqueza de medios masivos de comunicación inmensamente superior y está viviendo un fenómeno creciente de personalización de la política. En este contexto ya no caben los partidos de masas.

Los partidos de cobertura nacional y de larga duración son un fenómeno que empezó a aparecer en la segunda mitad del siglo XIX. 

Serios indicios sugieren que está ocurriendo un regreso hacia los partidos unipersonales, como aquellos de los siglos XVIII y XIX. Por ejemplo, en los países con sistema presidencial de gobierno, como Estados Unidos y casi toda América Latina, es frecuente encontrar que las campañas electorales presidenciales ya no las manejan los directivos de los partidos sino los propios candidatos. Más aún, en Colombia se multiplican las campañas de los candidatos independientes, cada uno con su propio partido, así las leyes colombianas les nieguen el estatus de partidos y los llamen grupos significativos de ciudadanos.

El fenómeno de la personalización de la política, entendido como la tendencia a que la política gire en torno a personas y no a partidos, es producto en gran parte de:

  • La televisión, en cuya pantalla no cabe un partido pero sí una persona;
  • La cultura política de las nuevas generaciones, que se preocupan poco por cuestiones ideológicas; y
  • El debilitamiento de los sentimientos partidistas entre quienes los tienen, así como el aumento de las personas que no se identifican con partido alguno.

Los partidos como se han explicado en este artículo no se encuentran en crisis –aunque algunos sí están permeados por la corrupción–, sino en un proceso evolutivo dentro de un contexto social, tecnológico y cultural muy diferente de aquel del siglo XX. No obstante, aún en este contexto cabe pensar que en tanto exista una democracia liberal los partidos políticos continuarán realizando su labor como equipos de campaña.

* Doctor en Ciencia Política de la Universidad de Gerogetown y profesor de la Universidad Sergio Arboleda.

 

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