Hoy lunes 10 de diciembre se va a firmar el pacto mundial que crea compromisos en relación con los migrantes, pero el pacto ha encendido un muy serio debate internacional. ¿Nos conviene firmarlo?*
Marcela Anzola**
Colombia: de emigrante a receptor de inmigrantes
El Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular será suscrito en una reunión que tendrá lugar el lunes y martes de esta misma semana en la ciudad de Marrakech, Marruecos.
En Colombia se ha hablado muy poco de este tema, pese a la importancia que puede tener en las actuales circunstancias.
Tradicionalmente hemos sido un país de emigrantes, y quizás por eso se ha entendido que el pacto puede ser conveniente para el país. Pero esta situación está cambiando dada la crisis de Venezuela: en los últimos años nos hemos convertido en un receptor de migrantes, tanto de carácter temporal como permanente. Esto hace que las obligaciones contenidas en el Pacto puedan ser costosas para nosotros en términos económicos y políticos.
Mientras tanto en los grandes países receptores de migrantes—y especialmente en Europa—en los últimos han surgido serias dudas sobre la conveniencia de firmar ese pacto. Por tanto, vale la pena entender los alcances de este pacto y lo que él implicaría para Colombia.
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¿Qué es el Pacto?
El Pacto Mundial para la Migración es un acuerdo intergubernamental no vinculante cuyo objetivo es hacer que la migración sea “más humana y ordenada”.
La idea básica del pacto es gestionar los flujos migratorios mediante la cooperación internacional y evitar que se repitan los problemas de los últimos años. Para ello se proponen las siguientes actividades u “objetivos”:
Objetivos para una migración segura, ordenada y regular |
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Fuente:https://refugeesmigrants.un.org/sites/default/files/180711_final_draft_0.pdf. Traducción libre de la autora
Un debate muy intenso
![]() Estados Unidos no hará parte del Pacto. Foto: Embajada de los Estados Unidos en Argentina |
En abril de 2017 empezó el proceso para construir este pacto mundial. Se trata de un pacto promovido y acordado por 193 estados y auspiciado por Naciones Unidas.
Brilla por su ausencia Estados Unidos, que se retiró de las negociaciones. Aunque el proceso empezó hace poco más de año y medio, en los últimos meses ha nacido una ola de descontento y temor frente a este Pacto. Tanto así que varios países han anunciado que no lo firmarán.
Hasta el momento, los países que han expresado su negativa a firmarlo o que han propuesto posponer su firma son Australia, Austria, Bulgaria, Republica Checa, Republica Dominicana, Hungría, Italia, Israel, Polonia, Eslovaquia y Suiza.
Muchos comparten una preocupación: que el Pacto pueda alimentar las fuerzas de extrema derecha en Alemania y en otros países
Nueva Zelanda aún no se ha decidido y en Bélgica, el miércoles de esta misma semana el parlamento autorizó la firma, pero si lo hace su gobierno de coalición podría perder el apoyo del partido nacionalista flamenco (Nueva Alianza Flamenca), y por lo tanto la mayoría parlamentaria.
En Alemania, aunque la canciller ha defendido con firmeza la firma del Pacto, la intensa oposición al mismo ha ocasionado un cambio sustantivo en el panorama electoral. Debemos recordar que Ángela Merkel permitió a cientos de miles de migrantes un ingreso descontrolado desde el otoño del 2015. Tres años después, su decisión sigue alimentando un debate muy acalorado. Muchos comparten una preocupación: que el Pacto pueda alimentar las fuerzas de extrema derecha en Alemania y en otros países
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Matthias Herdegen, director del Instituto de Derecho Internacional de la Universidad de Bonn, recomienda que Alemania no apruebe el Pacto sin una declaración interpretativa, una posición que ha encontrado apoyo en muchos sectores. En estos días, la convención del partido mayoritario debatirá el Pacto y una declaración interpretativa.
Estas son los argumentos de Herdegen:
- Aunque el Pacto no afirma que la migración sea un derecho humano, los migrantes que se beneficiarían del acuerdo podrían exigirle a los países de destino que promuevan un consenso jurídico internacional para reconocer ese derecho.
- El Pacto mezcla las categorías de asilados y refugiados con la de migrantes por motivos económicos—y esto hace más factible el reconocimiento como derecho humano.
- En este Pacto “(…) la migración aparece como algo fundamentalmente positivo, una fuente de riqueza, lo cual es una visión muy unidimensional (…) Esto crea la idea de que la migración históricamente ha sido un proceso orgánico, por así decirlo, que no podemos ni debemos impedir; y que también debemos…hacer que la migración irregular se convierta en migración regular, porque esta es algo positivo, que promueve la prosperidad.”
- Aunque el pacto declara que los Estados conservarán su soberanía, se incluyen obligaciones que claramente la afectan en materia de migraciones. Por ejemplo se regula el manejo de las fronteras, y esto “(…) choca con el reconocimiento de la soberanía. Un estado soberano tiene control sobre sus fronteras, o pertenece a una comunidad como la UE, que protege las fronteras de sus miembros para ejercer esa soberanía. Y esa es una de las muchas contradicciones sin resolver en este pacto.”
- Aunque el acuerdo no es vinculante, se corre el riesgo de que por la vía de la interpretación entre a formar parte del derecho interno, y así adquiera carácter vinculante: “Hoy, en el derecho internacional, y especialmente en las disposiciones sobre derechos humanos, tenemos el llamado enfoque «evolutivo». Esto significa que asumimos que las normas cambian de acuerdo con el mundo en que vivimos, y que estas también cambian la manera como vemos el derecho. En otras palabras, cuanto más altos sean los estándares que formulemos en documentos no vinculantes, como el Pacto de Migración, mayor será la propensión a adaptar la ley tradicional a estos estándares mediante la interpretación.”
¿Cuáles serían los beneficios de aprobarlo?
![]() El objetivo del pacto es hacer la migración más humana y organizada. Foto: Senado de la República de México |
El Pacto se propone resolver los problemas evidentes y crecientes en materia de migración internacional. Por ejemplo la cooperación para salvar vidas durante los viajes, incluyendo las misiones de búsqueda y rescate, y la garantía de que no se perseguirá legalmente a quienes brinden apoyo de carácter exclusivamente humanitario. Esto incluye, además, el compromiso de no expulsar a quienes se enfrentan a un riesgo real y previsible de muerte, tortura u otros tratos inhumanos. Pero esta obligación ya está consagrada en la Convención de Ginebra sobre Refugiados y en otros acuerdos sobre derechos humanos. Por ende el nuevo Pacto de la ONU tiene poco valor agregado en este respecto.
Encontrar un balance entre los anhelos y derechos de quienes se ven obligados a migrar por diferentes razones, y las capacidades reales que tienen las sociedades
A lo anterior se suma el compromiso de aplicar medidas contra la trata y el tráfico de personas, evitar la separación de las familias, y el uso de la detención de migrantes como última opción.
Pero el tema central del Pacto es la migración por razones económicas.
Específicamente, los Estados receptores se comprometen a reconocer el derecho de los migrantes irregulares a recibir salud y educación cuando entren a su territorio, como también a facilitar y garantizar un regreso seguro y digno a los inmigrantes deportados.
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¿Cuál debería ser la posición de Colombia?
El Pacto puede ser beneficioso para la protección de los colombianos que decidan emigrar. Pero el hecho de que los principales países de destino o receptores de migrantes hayan decidido no firmarlo, hace que el acuerdo sea menos atractivo.
Por otra parte el gobierno Duque debería ponderar cada uno de los compromisos u obligaciones que implica el Pacto. Especialmente, porque su estrecha relación con los derechos humanos puede llevar a un reconocimiento cuasi-automático de derechos y garantías, como es el caso de la salud y la educación, que no obstante su carácter humanitario, pueden resultar costosos para el país y detonar tensiones como las que se han registrado en el pasado reciente.
En síntesis, urge encontrar un balance entre los anhelos y derechos de quienes se ven obligados a migrar por diferentes razones, y las capacidades reales que tienen las sociedades y los gobiernos que actúan como receptores para brindar estas garantías y apoyos.
Esto implica tener en mente el aspecto humanitario pero también las restricciones económicas que tiene cada Estado. De lo contrario las tensiones acabarán agravándose, con resultados posiblemente más gravosos en términos de derechos humanos que los que dieron origen a la decisión de migrar.
*Agradezco los valiosos comentarios del Dr.Prof. Matthias Herdegen en la elaboración de este artículo. En este link se puede leer la traducción de la entrevista completa publicada en el diario alemán Die Welt ( 26.11.2018) y que sirvió de base para la redacción de este artículo.
*Abogada, LL.M., Lic.Oec.Int., PhD. Consultora internacional en las áreas de competitividad, inversión extranjera y lucha anticorrupción.