Otra vez las basuras: más allá de Petro y de Peñalosa - Razón Pública
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Otra vez las basuras: más allá de Petro y de Peñalosa

Escrito por Jorge Torres
Emergencia sanitaria en Bogotá.

jorge torresEs mucho más que suciedad en las calles, es un problema ambiental y social de gran alcance. Cuáles son los problemas de fondo, qué fue lo que hizo Petro, qué está haciendo Peñalosa y por qué necesitamos un “revolcón” cultural en la materia.

Jorge Torres*

Vuelve y juega

Los primeros días de febrero, Bogotá volvió a amanecer inundada de basura.

En menos de seis años esta es la segunda crisis sanitaria que vive la ciudad. El paisaje deteriorado y los olores nauseabundos volvieron a ser los mismos que habían visto los bogotanos en diciembre de 2012.

El problema también sigue siendo el mismo: los ciudadanos quieren hacer desaparecer los materiales que desechan, aquello que casi todos denominan “basura”, pero que los que se dedican al reciclaje llaman “material aprovechable”.

En Colombia, se producen 12 millones de toneladas de “basura”, de la cual tan solo el 17 por ciento se recicla.

En Colombia se producen 12 millones de toneladas de “basura”, de la cual tan solo el 17 por ciento se recicla. En Bogotá, de las seis mil toneladas diarias de residuos, solo se recicla el 3 por ciento.

Hoy, a pesar de haber vivido varios días con sus noches literalmente entre la basura, los ciudadanos solo piensan en deshacerse de estos residuos, desconociendo que estamos ante uno de los problemas ambientales más complejos de la ciudad.

¿Qué va para el relleno?

Exalcalde de Bogotá, Gustavo Petro.
Exalcalde de Bogotá, Gustavo Petro.
Foto: Alcaldía Mayor de Bogotá

Los residuos urbanos producidos diariamente en Bogotá se distribuyen así:

  • Materia orgánica: 42,2 por ciento
  • Plástico: 23,4 por ciento
  • Papel: 9,4 por ciento
  • Textiles: 8,1 por ciento
  • Cartón: 6,3 por ciento
  • Madera: 2,6 por ciento
  • Vidrio: 2,3 por ciento
  • Metales: 1,4 por ciento
  • Y otros inferiores al uno  por ciento como caucho, cuero, ladrillo, cerámica, cenizas y minerales.

Fuente: elaboración propia

Es decir, el 40 por ciento  de los residuos pueden reciclarse y no deberían llegar al Relleno Sanitario Doña Juana (RSDJ). Una vez llegan a este lugar, los residuos se entierran es decir, reciben el tratamiento “que todos quieren”: el olvido y el descuido de quien entierra un problema para no saber más de él.

Tres problemas ambientales

Declaraciones del Alcalde Enrique Peñalosa sobre el problema de las basuras en Bogotá.
Declaraciones del Alcalde Enrique Peñalosa sobre el problema de las basuras en Bogotá.
Foto: Alcaldía Mayor de Bogotá

Pero aunque queramos olvidarnos de las basuras una vez llegan al relleno, allí tienen lugar tres hechos ambientalmente delicados:

  • producción de lixiviados (líquido resultante de la descomposición o percolación de los residuos);
  • producción de gas metano (compuesto químico altamente inflamable y explosivo) y otros gases;
  • depredación de un territorio; en este caso, la zona rural de Ciudad Bolívar (Mochuelo, el río Tunjuelo y Pasquilla).

Pero a  pesar de los daños anteriores, el gran problema para la ciudadanía y para los medios hoy son las calles inundadas de “basura”, que afectan a miles de familias bogotanas.

¿Qué pasó? ¿Por qué estamos en otra crisis sanitaria? ¿Por qué no se puede decir que son en esencia ilegales las acciones del pasado?

El modelo de Petro

El 10 de diciembre de 2012, el entonces alcalde Gustavo Petro expidió el Decreto 564  para mejor asegurar la prestación del servicio público de aseo.

Petro afirmó que lo hacía para acatar la sentencia T-724 de 2003 y algunos autos de la Corte Constitucional que ordenaron a la Alcaldía la inclusión de “acciones afirmativas” en favor de los recicladores de Bogotá cuando se trate de la contratación de servicios públicos de aseo.

El Decreto 654 reconoció el servicio público de saneamiento básico como un derecho humano fundamental y adoptó medidas sobre la remuneración de los recicladores de oficio, la organización operativa y administrativa de la actividad del reciclaje, y sobre la necesidad de programas de separación en la fuente.

El 12 de febrero de 2014, mediante sentencia de primera instancia, el juez tercero administrativo del Circuito de Bogotá negó una demanda de nulidad contra este decreto porque – al revés de lo que afirmaba el demandante- la administración distrital no había incurrido en ninguna conducta “tendiente a posicionar al Distrito como agente transgresor de la libre competencia de los derechos de los usuarios o abuso de la posición dominante”.

El fallo fue apelado. La sala Plena del Consejo de Estado conoció la apelación por la trascendencia jurídica e importancia social y económica del tema objeto de debate. El proceso de la acción de nulidad aún se encuentra en trámite en la segunda instancia, pues la última actuación fue el 19 de enero de este año. Es decir que el Decreto 564 de 2012 no ha sido declarado nulo por sentencia judicial.

El gran lunar de la licitación de Peñalosa fue la no participación de Aguas de Bogotá. Sus trabajadores han dicho: “Nos cobraron la mala historia de cómo llegó la compañía”.

En 2012, la empresa Aguas de Bogotá prestó el servicio de recolección de basura con motivo del decreto antes mencionado. A fines de ese año las empresas LIME, ATESA, Ciudad Limpia y Aseo Capital recogían el 83 por ciento de las basuras. Con el cambio de modelo, el operador público recogió aproximadamente el 50 por ciento  de estas basuras.

Sin embargo Colombia se rige por el derecho a la libre competencia, es decir que todas las actividades de producción, abastecimiento, distribución o consumo deben permitir la libre entrada y salida de personas, con el fin de determinar precios por el mismo mercado y no por el poder de algunos pocos. Asimismo, está establecido que los procesos de contratación del Estado con los agentes privados deben hacerse a través de licitación pública, es decir que todas las compañías que entran en concurso deben participar en “igualdad de condiciones”.

En diciembre de 2012, el alcalde Petro incumplió estas dos premisas al determinar de manera arbitraria la inclusión de nuevos operadores, que al no haber pasado por el debido proceso, hicieron ilegal esta acción.

Por eso la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), entidad encargada de vigilar estas acciones, abrió una investigación para determinar si se había vulnerado el derecho a la libre competencia. En septiembre de 2014, casi dos años después del suceso, la SIC reafirmó la ilegalidad e inconstitucionalidad de la decisión de la alcaldía de Gustavo Petro y en tal sentido ordenó el cambio de operadores.

Lo que ha hecho Peñalosa

Peñalosa en Doña Juana.
Peñalosa en Doña Juana.
Foto: Alcaldía Mayor de Bogotá

Desde entonces se han tratado de tomar medidas para desmontar el modelo de recolección sui generis de Petro.

Enrique Peñalosa abrió una licitación por valor de 5 billones de pesos que dio prioridad a la regularización del aseo, volviendo al modelo de áreas de servicio exclusivo (ASES, cinco zonas). Además de esto, se contempló ampliar la cobertura a las áreas urbana y rural, garantizando con esto un servicio moderno y ambientalmente sostenible.

La licitación tenía requisitos calificables para ganarse la operación, entre estos el descuento tarifario y la obligación de hacer “contenerización” con industria nacional. El resultado de esta puja dejó dieciocho oferentes, entre quienes se contaban ocho empresas extranjeras, para un total de 90 propuestas (cada oferente debía postular su propuesta en cada una de las zonas exclusivas).

Desde 2003 se han dispuesto 3 millones de toneladas de escombros en el relleno Doña Juana sin que se tenga una licencia para este fin.

Sin embargo el gran lunar fue la no participación de Aguas de Bogotá. La empresa resume la situación de manera simple: “Nos cobraron la mala historia de cómo llegó la compañía a prestar el servicio de aseo. A pesar de que la empresa hoy tiene utilidades por 9.800 millones. El escándalo de los compactadores y las multas, por ejemplo, impactaron la reputación de la empresa y eso fue un caldo de cultivo para tener la resistencia de las aseguradoras que nos negaron las pólizas de seriedad de la oferta y de cumplimiento”.

En la segunda semana febrero, los trabajadores de la empresa tomaron las vías de hecho para mostrar su inconformidad por “la masacre laboral” de 3.200 trabajadores. Decidieron detener el servicio de recolección antes de que entraran a operar los nuevos triunfadores en las diferentes ASES, “vandalizaron” 67 carros del servicio y pusieron en jaque a la ciudad convirtiéndola por espacio de una semana en un verdadero botadero a cielo abierto.

Esta es una nueva oportunidad para reconocer que necesitamos una transformación cultural frente a un tema tan sensible como el tratamiento de los residuos urbanos. El aumento promedio del número de toneladas durante  los últimos 14 años ha sido del 2 por ciento. Es decir, que Bogotá no ha aprendido que la basura y la producción indiscriminada de la misma es un auténtico problema ambiental.

Temas que preocupan del nuevo modelo

Según los anexos de la licitación y lo que se contrató, está prohibido que los concesionarios realicen actividades de recolección y transporte de material aprovechable. Pero esto contrasta con la resolución 720 de 2015 de la Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico (CRA), según la cual aquellos residuos aprovechables que estén “contaminados” (por ejemplo, un cartón de leche que no fue lavado) no pueden ser comercializados o transformados y deben ser dispuestos en el relleno.

Por lo tanto este material deberá ser transportado y recolectado y estará a cargo del concesionario en su respectiva ASE. La primera semana de febrero se puso en entredicho la integridad del rey en el tablero de ajedrez. Nos dimos cuenta de que Bogotá no está preparada para realizar separación de residuos en la fuente.

Entre tanto la tarifa no cambia y no funciona como desincentivo para evitar que sigamos produciendo el doble de residuos  que el departamento de Antioquia (6.500 toneladas frente a 3.100 diarias), o el Valle del Cauca (2.667 toneladas diarias), Atlántico (2.044) y Cundinamarca (1.286). El costo de disposición final por tonelada en Colombia depende de la cantidad de basura producida: a mayor cantidad, menor valor de recolección.

Es inaceptable que en medios de comunicación “expertos” en servicios públicos le digan a la ciudadanía que el valor de las facturas deberá bajar ya que no se realizó una recolección oportuna. Esto sería tanto como afirmar que la basura se acaba o desaparece mágicamente en el momento en que la dejamos en la puerta de nuestra casa.

Otro de los problemas latentes es el rechazo por parte de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (UAESP) a que se disponga de los escombros en el Relleno Sanitario Doña Juana. Desde 2003 se han dispuesto 3 millones de toneladas de escombros en este sitio sin que se tenga una licencia para este fin. Como si fuera poco, ahora la UAESP pide que esta actividad no se realice sin un plan “B” para cubrirlo. Ojalá no tengamos que afrontar un jaque mate, esta vez de escombros.

* Bogotano, filósofo de la Universidad Santo Tomás. Tengo tres amores: Elena mi hija, Katherine mi esposa y Bogotá mi ciudad, a la que entrego lo mejor de mí siendo Concejal del Partido Alianza Verde.

 

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