Los índices de ahorro de energía, el retorno de las lluvias y las proyecciones climatológicas permiten ser optimistas sobre el futuro energético inmediato. Pero las cosas no están tan bien como para olvidarnos de los problemas de fondo.
Óscar Mesa Sánchez*
Buenas noticias
Estamos acabando el mes de marzo y todavía sigue siendo válido lo que escribí en Razón Pública en diciembre del año pasado: “Nadie sabe si habrá racionamiento en 2016”.
Pero tenemos algunas razones para el optimismo. Durante los últimos días la cantidad de energía almacenada en los embalses prácticamente se ha estabilizado y viene disminuyendo a un ritmo de apenas 0,2 por ciento diario (el valor más reciente fue de 4.520 gigavatios-hora es decir, 26,2 por ciento de la capacidad útil de almacenamiento). Recordemos que en febrero esta reserva descendió vertiginosamente, sobre todo debido a la salida de funcionamiento de la central de Guatapé.
La gráfica siguiente describe la evolución de los embalses hasta mediados de marzo:
Gráfica 1: Evolución de las reservas hídricas en el embalse agregado del Sistema Interconectado
Fuente: tomado del portal XM; los valores de 2016 se representan en rojo y se toman de información de XM.
La estabilización de la energía almacenada se explica por una combinación de factores:
- El ahorro de los consumidores, que ha estado muy cerca de la meta del 5 por ciento de la demanda,
- La cogeneración por parte de los industriales, después de haberse tomado la medida de reconocer en bolsa el precio de este tipo de energía,
- Las importaciones de energía de Ecuador, que satisfacen casi el 5 por ciento de la demanda,
- El funcionamiento de las plantas térmicas, que están atendiendo casi el 50 por ciento de la demanda, y
- La llegada de las primeras lluvias de la temporada invernal del primer semestre. En términos energéticos, los aportes hídricos en febrero 29 fueron de 45 GWh, mientras en marzo 22 fueron de 70 GWh.
Las “cuentas de tendero” son también favorables. Según estas, la demanda diaria está alrededor de los 187 GWh, que se abastecen mediante: Plantas térmicas (93 GWh), Generación hidráulica (86 GWh), Importaciones de Ecuador (5 GWh), y Cogeneración (3 GWh).
Hay suficientes reservas energéticas para al menos los próximos 6 meses.
Mientras tanto, el almacenamiento cae a un ritmo de 16 GWh por día. Si todo permanece constante, hay suficientes reservas energéticas para al menos los próximos 6 meses, lapso durante el cual entrarán en funcionamiento las primeras dos unidades de Guatapé, proyectadas para los primeros días de mayo.
Aunque la tendencia hidrológica indica el aumento de los embalses, todavía existe la posibilidad de que eventos negativos o nuevos incidentes que inhabiliten otras centrales. Sin embargo, esta contingencia no justifica programar un racionamiento.
También hay que aceptar que en algunas regiones pueden presentarse dificultades para abastecer la demanda, pero allí los problemas no han sido de generación sino de distribución.
Pensar en el futuro
![]() El Presidente Santos anuncia un ahorro del 7,9% en el consumo de energía. Foto: Presidencia de la República |
Afortunadamente el gobierno adoptó (hasta cierto punto) la misma propuesta que presenté en diciembre en Razón Pública para estimular el ahorro de energía.
Si se cumplen a cabalidad las metas de esa iniciativa, habremos capoteado esta emergencia y evitado los costos de un racionamiento que habrían sido inmensos para los usuarios, la actividad económica, la confianza en el sector eléctrico, sus instituciones y el prestigio político del gobierno.
Pero no es útil caer en evaluaciones cortoplacistas: hay que aprender de las crisis. Por ejemplo hay dos ideas que parecen haber hecho carrera y sin embrago no tienen suficientemente en cuenta el largo plazo:
- El reclamo de los generadores térmicos, quienes dicen que sus costos actuales son mayores que la remuneración que reciben, y
- La crítica generalizada al cargo de confiabilidad.
-Es natural que un empresario quiera el máximo de remuneración, pero las amenazas de entregarle las centrales al gobierno son injustificadas. La evaluación necesaria para esto tendría que ser de largo plazo e incluir los períodos de abundancia hidrológica y de sequía (como el actual).
– Y por su parte el reclamo contra el cargo de confiabilidad, aduciendo que se le entregó una gran cantidad de recursos a los generadores térmicos a cambio de nada, no está justificado. El propósito de este mecanismo es compensar- en beneficio tanto de los productores como de los consumidores- la volatilidad de precios que resulta de la variabilidad hidrológica. Tienen razón la ministra de Minas y la Comisión de Regulación de Energía y Gas (CREG) cuando dicen que una vez se supere la crisis se puede hacer la revisión y aplicar los ajustes consecuentes ajustes.
Papel de los ciudadanos
Por lo demás, creo que las instituciones del sector eléctrico necesitan mayor participación de los ciudadanos.
Los comisionados de la CREG han dejado claro que entre sus funciones está representar el interés de los consumidores, pero en la práctica solo los grandes consumidores tienen participación en los mecanismos económicos (bolsa, contratos de largo plazo, subastas).
En medio de la crisis se recurre a ellos para que ahorren, pero sin una estrategia de largo plazo.
En cambio no hay un sistema de información sobre la eficiencia de los electrodomésticos ni una campaña educativa sobre el uso de estos entre los consumidores colombianos, que podían contribuir mucho al ahorro con un poco de información o de financiación.
Además, no existe una reglamentación que permita entregar a la red los sobrantes de las pequeñas instalaciones solares o eólicas. En un escenario de costos decrecientes por economías de escala y de red, muchos consumidores pueden optar por energías alternativas, pero los costos fijos y la estructura tarifaria no son adecuados para estas nuevas realidades.
La pedagogía del ahorro requiere un mensaje claro que el castigo desdibuja. La amenaza, intencional o latente, de que la culpa recaerá en los consumidores si no se cumplen las metas es desafortunada y ojalá se corrija.
Pronóstico climático
![]() Mujer wayuu va en busca de agua en La Uribía, Guajira. Foto: Defensoría del Pueblo |
A las consideraciones sobre la coyuntura energética deben agregarse las proyecciones acerca del clima. Se trata por supuesto de un asunto incierto e infortunadamente demasiado técnico para los lectores no especializados. Con todo y eso, dada su importancia, resumo aquí los hechos principales.
Se sabe que El Niño 2015-2016 continuará, pues el océano Pacífico tropical sigue estando extraordinariamente caliente. Sin embargo ya comenzó su fase de debilitamiento y es muy probable que para el fin de la primavera del hemisferio norte estemos en una fase neutra -de acuerdo con los modelos y boletines de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA)-.
En el segundo semestre del año son posibles estos tres escenarios: un evento La Niña; condiciones neutras, o un nuevo evento El Niño. ¿Qué sabemos acerca de sus probabilidades respectivas?
Lo primero es señalar que existe una barrera de predictibilidad en esta época del año porque las condiciones de acoplamiento océano-atmósfera en el Pacífico tropical son más inestables. Por lo tanto, la mejor predicción es la climatología.
La Gráfica 2 muestra cómo, de acuerdo con el índice multivariado, el actual evento El Niño es el tercero más intenso en el registro. Y de acuerdo con el índice oceánico (ONI) la anomalía de la temperatura superficial del mar en la región Niño 34 fue la más intensa. Si se extrapola la tendencia se confirma la predicción de condiciones neutras que se establecerán en junio.
Gráfica 2. Comparación de los eventos El Niño más intensos en el registro usando el índice multivariado (MEI),
Fuente: tomada de la NOAA-ESRL.
Por otro lado, durante el trimestre marzo-abril-mayo de 2016 la dependencia de lluvias en Colombia a los índices de el fenómeno El Niño será menor que para el trimestre diciembre (2015)-enero-febrero (2016).
Hay que aprender de las crisis.
La Gráfica 3 presenta el mapa del coeficiente de correlación entre la precipitación en cada punto de nuestra geografía y el índice ONI para este trimestre. Como puede verse, la correlación no es estadísticamente significativa, es baja para la mayor parte de Colombia. Esto significa que el hecho que el mar esté caliente no implica que las lluvias en Colombia vayan a ser mayores, menores o normales. La mejor predicción respecto de las lluvias es la climatología, la distribución completa con su media y su desviación estándar.
Gráfica 3. Correlación lineal entre índice ONI de El Niño y la precipitación en trimestre Marzo-Abril-Mayo
Fuent:. Tomado de Gómez, Martínez, Rojo, Hurtado y Mesa (2015). Los valores no significativos se muestran en blanco.
Por último, la Gráfica 4 presenta las observaciones solo para Medellín. Como se puede ver, durante enero y febrero continuó la sequía que se venía presentando en 2015, pero en marzo hay una recuperación de las lluvias, siguiendo el ciclo anual. Sin embargo no se puede afirmar lo mismo para los caudales de los ríos, pues los suelos están secos y esto retrasa la recuperación de los caudales.
Gráfica 4. Lluvias mensuales (mm) en Medellín en 2015 (rojo) y en 2016 (verde-)
Fuente: elaboración propia con datos EPM y del Sistema de Alertas Tempranas del Valle de Aburrá. Para ilustrar el dato más actualizado para marzo de 2016 se estima a partir del registro de los 24 primeros días (37 mm), suponiendo que el resto del mes llueva igual (31*37/24). También se presenta el promedio de 100 años (azul) y también a trazos el promedio más y menos una desviación estándar.
* Profesor titular de la Universidad Nacional de Colombia.