Colombia e Israel tienen problemas parecidos y han tenido muy buenas relaciones, que la visita del primer ministro vino a confirmar. Pero la historia diplomática de ambos países hace prever reacciones de rechazo por parte de nuestros vecinos.
Janiel Melamed Visbal*
Cercanía histórica
Colombia e Israel son aliados cercanos con múltiples puentes de comunicación e intereses compartidos. Por eso la visita del primer ministro Benjamin Netanyahu es un acontecimiento importante y que además puede ser considerado como el más reciente y mejor ejemplo de esta sólida relación diplomática.
Aunque Netanyahu admitió que esta es la segunda vez que visita Colombia –pues hace treinta años, cuando era embajador de Israel en la ONU, estuvo durante unas pocas horas en territorio nacional–, nunca antes un primer ministro israelí había visitado Latinoamérica siendo jefe de Estado. El hecho de que Colombia haya sido uno de los destinos escogidos en este primer recorrido oficial de un mandatario de Israel en la región demuestra y consolida la alianza entre ambos países.
La relación entre Colombia e Israel debe comprenderse a partir de su historia compartida. Si bien es cierto que sus conflictos son muy diferentes entre sí, comparten la característica de ser conflictos crónicos, es decir, que tienen varias décadas de existencia. Tal vez esta característica común, sumada a la nutrida actividad ecoturística que año tras año atrae a miles de israelíes a las ciudades y parques naturales colombianos, permita comprender por qué en Israel los colombianos son tan bien recibidos.
Israel es uno de los pocos países que siempre mostraron una cara amable a los ciudadanos de Colombia, un país que durante mucho tiempo fue considerado un paria en la comunidad internacional. Durante décadas, mientras en la mayoría de países al colombiano se le estigmatizaba y se le restringía cada vez más la entrada, Israel permitió –y todavía permite– el acceso de nuestros compatriotas a su territorio sin requisito previo de visa.
Alianza estratégica
![]() Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu junto al Presidente Juan Manuel Santos. Foto: Presidencia de la República |
Esta estrecha relación interestatal es de vieja data y ha sido nutrida de múltiples maneras.
Por ejemplo, el 9 de mayo de 1949 Colombia votó favorablemente la resolución A/808 de la Asamblea General de Naciones Unidas respecto del ingreso de Israel como estado miembro de esta organización luego de dos intentos fallidos en mayo y diciembre de 1948. Adicionalmente, tras la firma del tratado de paz entre Israel y Egipto en 1979, Colombia hizo parte de la Fuerza Multilateral de Paz desplegada en la península del Sinaí desde 1982 con el propósito de observar, verificar y reportar el alto al fuego efectivo entre las partes.
Así mismo, con respecto al conflicto palestino-israelí Colombia ha mantenido una postura que puede ser catalogada como políticamente correcta, pues en su territorio se asientan vibrantes y prósperas comunidades tanto judías como palestinas, razón por la cual el Gobierno colombiano hace frecuentes llamados a buscar la superación del conflicto mediante mecanismos de negociación y no por medio de medidas unilaterales.
Con respecto al conflicto palestino-israelí Colombia ha mantenido una postura políticamente correcta.
Esta alianza estratégica se expresa también en la robusta relación comercial entre Colombia e Israel. Esta relación abarca los sectores tecnológico, agroindustrial y turístico. Esto quiere decir que la cooperación entre ambos países va mucho más allá de la tradicional cooperación en seguridad, asesoría y adquisición de equipos militares que se esperaría por la histórica de lucha de ambos Estados contra el terrorismo y el crimen organizado.
Esta relación comercial se ha intentado ampliar y fortalecer, razón por la cual, tras cinco rondas de negociaciones entre las partes, en 2013 finalmente se pudo firmar un tratado de libre comercio para facilitar el flujo de inversiones y transferencias de bienes y servicios por medio de importantes beneficios y exenciones tributarias.
Este aspecto de la relación es fundamental pues, de acuerdo con la Cámara de Comercio Latinoamérica-Israel, durante el último año el intercambio comercial entre el Estado hebreo y la región superó los 3 billones de dólares. Brasil es el país con más lazos comerciales de compra y venta de bienes y servicios, seguido por México y Argentina.
Ahora bien, aunque es cierto que Colombia no es el principal socio comercial de Israel en la región, el comercio bilateral ha tenido un crecimiento constante en los últimos años. Por esa razón Colombia es reconocida por Israel no solo como un aliado estratégico en materia política y militar, sino como un socio comercial con enorme potencial y con grandes oportunidades de inversión. Esto especialmente gracias a la firma del Acuerdo de paz entre el gobierno y las FARC y la constante búsqueda de salidas concertadas con los actores restantes del conflicto armado interno.
Estas circunstancias son de gran importancia para comprender por qué Latinoamérica en general y Colombia en particular no han sido receptivas frente a las múltiples iniciativas de aislamiento, marginación, boicots, desinversión y sanciones que diferentes organizaciones han intentado infligir sobre Israel para presionar la resolución de su conflicto con Palestina.
¿Y los vecinos?
![]() Protesta de Palestinos contra Israel. Foto: Wikimedia Commons |
Según lo anterior, la visita de Netanyahu debe ser vista como el afianzamiento de los lazos ya existentes y como la creación de nuevas oportunidades de cooperación y comercio. En este sentido, llaman la atención sus declaraciones acerca del interés en fortalecer las capacidades colombianas en manejo de recursos hídricos y ciberdefensa, dos áreas en las cuales Israel tiene mucho que aportar gracias a la manera ingeniosa como ha sorteado los altos niveles de aridez de su suelo y las diferentes amenazas regionales.
Durante el último año el intercambio comercial entre el Estado hebreo y la región superó los 3 billones de dólares.
Finalmente, debe resaltarse cómo a lo largo de su historia Israel y Colombia han tenido realidades muy parecidas. En algún momento el entonces presidente de Venezuela Hugo Chávez se refirió a Colombia como la Israel de América Latina. Pese a lo descabellado de esta afirmación, es oportuno mencionarla pues permite mostrar que aunque en el país la visita del mandatario israelí es una buena noticia, en la región despierta recelo e incertidumbre.
Es decir, en el vecindario latinoamericano no todos ven con buenos ojos la agenda de expansión diplomática de Israel, especialmente por los esfuerzos de aislamiento internacional a la cual el Estado hebreo ha estado sometido constantemente. El Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela, con fuertes lazos políticos con Irán y Siria, ha sido de los pocos que se han alineado prestos a dar apoyo político al régimen de Bashar Al-Assad. Esto a pesar de que el régimen sirio es el mayor responsable del despliegue masivo y sistemático de violencia contra los civiles en medio del conflicto armado que aqueja a este país.
Venezuela representa mejor que ningún otro país de la zona andina la inquietud por el fortalecimiento de las relaciones entre Israel y Colombia. En ese sentido es de esperar que en esta visita no falten las voces conspiratorias que desde el país vecino busquen opacarla y lleguen incluso a tildarla como una acción dirigida a lograr la desestabilización de Venezuela por su cercanía a los regímenes sirio e iraní, que mantienen una relación hostil con el Estado hebreo.
En este orden de ideas, la visita del primer ministro de Israel puede causar fuertes reacciones de rechazo en la región, aunque afortunadamente solo por parte de un sector minoritario entre los actores políticos de América Latina. No obstante, es temprano aún para cualquier reacción. La visita apenas termina, y es probable que si a aquellas voces que se carcomen con el nuevo impulso diplomático israelí en la región no han lanzado este tipo de afirmaciones pronto se les ocurra hacerlo.
* Doctor en Seguridad Internacional (España), magister en Gobierno, Seguridad Nacional y Contraterrorismo (Israel), profesor de geopolítica y política comparada de Medio Oriente y norte de África en el Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad del Norte (Barranquilla).