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Movilidad en Bogotá: los problemas de 2021 y los retos de 2022

Escrito por Daniel Páez
La Movilidad en Bogotá

Con el nuevo año llegó un nuevo secretario de Movilidad a la ciudad. ¿Cuáles son los principales desafíos que tendrá y qué podemos esperar los bogotanos?

Daniel Páez*

Los problemas que dejó el año

El pasado 6 de enero, la alcaldesa Claudia López designó a Felipe Ramírez como secretario de Movilidad, en reemplazo de Nicolás Estupiñán.

El nuevo secretario asume su cargo en un momento de grandes problemas de movilidad. Las cuarentenas y restricciones de la pandemia hicieron disminuir la cantidad de pasajeros en los buses, lo que creó un gran hueco fiscal. Como expliqué en una edición anterior de Razón Pública, este problema representa un déficit de más de 1,2 billones de pesos.

El temor al contagio por COVID-19 hizo que los bogotanos evitaran el transporte público (incluido el taxi, Uber y las demás aplicaciones) y prefirieran usar el carro.  Según estimaciones de la Secretaría de Movilidad, los viajes en carro en Bogotá aumentaron en un 15 % desde el comienzo de la pandemia.

En un contexto de crisis económica y social,  la seguridad en el transporte empeoró significativamente. Aumentaron los robos en Transmilenio, el hurto de bicicletas y los atracos a peatones. Y lo peor: los asesinatos en la ciudad aumentaron en más del 10 %.

El temor al contagio por COVID-19 hizo que los bogotanos evitaran el transporte público (incluido el taxi, Uber y las demás aplicaciones) y prefirieran usar el carro.

La administración anterior había hecho esfuerzos para mejorar la seguridad vial pero hoy, infortunadamente, también han aumentado las muertes por accidentes de tránsito de motociclistas, peatones y ciclistas.

Lo que ha hecho bien la Alcaldía

Pero no todo fue malo. No se puede dejar de reconocer el aumento en los viajes en bicicleta que hoy, de acuerdo con el saliente secretario de Movilidad son más de 800 mil cada día laboral.

Si esto es verdad, esta cifra equivale a un 7 % del total de los viajes en Bogotá: un nivel envidiable para cualquier ciudad desarrollada o en desarrollo en el mundo. Viena, probablemente la ciudad más sostenible del planeta, tiene ese mismo porcentaje de viajes en bicicleta.

El aumento se debe a un esfuerzo consciente de la Alcaldía para promover los modos de transporte más sotenibles, en particular la bicicleta y el transporte público. Desde 2020, la administración distrital empezó a redistribuir el espacio en las vías en beneficio de la bicicleta y el transporte público. Gracias a este esfuerzo, hoy Bogotá tiene 108 kilómetros de bicicarriles.

También adelantó acciones para consolidar el Sistema Integrado de Transporte Público (SITP): finalmente, después de sies años, salieron de circulación los buses del “SITP provisional”. Ni Petro ni Peñalosa habían logrado esto, que es un paso muy importante para comenzar a ordenar las finanzas de Transmilenio y mejorar la calidad del servicio para los usuarios.

Es de reconocer que la alcaldesa ha sido coherente en su discurso de campaña y como gobernante al mantener y fomentar los bicicarriles en toda la ciudad. Sus críticos han insistido en que no se puede dejar por fuera a todos aquellos que no pueden o no quieren usar Transmilenio o la bicicleta.

Pero la alcaldesa se ha mantenido en recalcar que apenas el 15 % de los viajes se hacen en carros particulares y la mayoría de las personas de los estratos más bajos, con grandes necesidades de movilidad, dependen de Transmilenio o de una bicicleta para llegar a su lugar de trabajo o a estudiar.

Durante 2021, López también consolidó el llamado “Pico y Placa solidario”, que no es más que un nombre sofisticado para imponer una carga económica al uso del vehículo privado. Esto es algo que quisieran tener la mayoría de las ciudades del mundo, pero no lo han logrado por las complejas barreras políticas y sociales que impiden un impuesto adicional al vehículo particular.

La movilidad en Bogota 2022
Foto: Alcaldía de Bogotá - Las decisiones del nuevo Secretario de Movilidad serán claves para lo que viene.

¿Qué viene para 2022?

Algunas circunstancias probablemente favorecerán la movilidad en la ciudad.

Primeramente, el retorno de los “guardas azules” –agentes de tránsito que no son miembros de la Policía Nacional– es uno de estos cambios positivos. No sabemos cuál va a ser el resultado de esta medida, pero sin duda le permitirá a la Alcaldía aumentar el control en la vía de forma rápida. Para finales de enero de 2022 habrá 300 guardas de tránsito civiles, lo cual implica un aumento del 30 % en la presencia de autoridades en las vías respecto del 2021.

El retorno de los “guardas azules” –agentes de tránsito que no son miembros de la Policía Nacional– es uno de estos cambios positivos.

En segundo lugar está el aumento del teletrabajo a raíz de la pandemia. Según la Asociación Nacional de Industriales (ANDI), el 15 % se sus afiliados quieren seguir fomentando el teletrabajo y uno de cada cinco empresarios están dispuestos a tener su fuerza laboral trabajando por lo menos dos días desde sus casas.

Pero es probable que se mantengan los patrones negativos que hemos visto entre 2020 y 2021. Debido a la llegada de nuevas variantes de COVID-19, muchos seguirán teniendo miedo de usar el transporte colectivo, lo cual podría seguir disminuyendo la demanda de Transmilenio y el SITP. El consecuente aumento en el uso del carro traerá congestiones monumentales para la ciudad.

A esto se le suman las obras que causarán mayores problemas en la movilidad. Se estima que, para finales de 2022, habrá más de 400 frentes de obra abiertos, incluidos trabajos importantes para la primera línea del metro.

Por todo lo anterior, la alcaldesa y el nuevo secretario Ramírez han propuesto mantener su rumbo: fomentar el uso del transporte público y la bicicleta. Esto se traducirá en las siguientes medidas:

  • Se mantendrán los bicicarriles creados durante la pandemia;
  • Se aumentarán las horas de restricción del pico y placa, que irá desde las 6 a. m. hasta las 9 p. m.;
  • Se flexibilizará el pago por salir durante el pico y placa, para darles la oportunidad a las personas de comprar permisos por días, meses o semestres;
  • Se autorizará el tránsito durante pico y placa si el vehículo tiene al menos tres ocupantes, con un registro previo en línea;
  • Se hará obligatorio el registro de todas las bicicletas con el fin de disminuir los hurtos.

¿Funcionarán las propuestas?

Es difícil saber si funcionará la apuesta de la alcaldesa por fomentar la bicicleta y el transporte público mientras se restringe el uso del vehículo particular. in duda, los ajustes que se tomarán en 2022 hacen que el pico y placa sea más social e incluyente. Pero todavía quedan grandes retos:

Por un lado, Transmilenio está en grave riesgo fiscal. Durante dos años, el gobierno nacional ha salvado el sistema y la ciudad se sigue endeudando para pagar su operación. Esto es insostenible y requerirá mucha atención, particularmente en un año electoral, donde el apoyo político a la ciudad por parte del gobierno nacional puede cambiar. En este punto, la coordinación con el Concejo de la ciudad es muy importante.

También es fundamental tener un control eficiente del pico y placa, sobre todo ahora que la restricción durará casi todo el día. Si los ciudadanos ven que el sistema no es justo y que es posible sacar el carro sin pagar, la medida se caerá social y políticamente. En esto, la alcaldesa tiene una herramienta muy fuerte con el ingreso de agentes de tránsito civiles. Pero el uso de tecnologías es fundamental y Bogotá aún está muy atrasada en esta materia, si se compara con ciudades como Medellín o Cali.

Otro reto será revertir la percepción de inseguridad vial y personal de los ciclistas. Sin una estrategia coherente, el uso de este medio de transporte se estancará y los bicicarriles creados durante la pandemia seguirán desocupados y, probablemente, deberán desmontarse. El registro obligatorio de bicicletas es un primer paso, pero hace falta una estrategia de seguridad fuerte de día y de noche, que hasta el momento no se ha visto.

Transmilenio tiene que dejar de ser el botín de todas las protestas y entrar en este sistema debe ser sinónimo de seguridad, particularmente para las mujeres. Otras ciudades en Colombia y en el mundo han logrado solucionar el problema que hoy tiene Bogotá. Solo falta ver el metro de Medellín o el Mío de Cali.

El cambio de secretario implica riesgos para la continuidad de las políticas que se habían adoptado. Aunque Ramírez viene de la misma administración, este tipo de cambios casi siempre causa traumatismos. Recordemos, por ejemplo, que Petro tuvo seis secretarios de Movilidad en cuatro años y esta fue parte de la causa para que su administración fuera desastrosa en la materia.

En todo caso, los ciudadanos debemos saber que tenemos una responsabilidad que va más allá del gobernante de turno. Tenemos que reconocer el efecto negativo de usar el carro y no movernos en transporte público, bicicleta o simplemente caminar. Cuando sea posible, debemos preferir el teletrabajo, cambiar las citas presenciales por las virtuales o buscar formas de ocupar nuestros carros con más personas.

Si cada uno de nosotros trabaja desde casa o usa modos sostenibles al menos un día de la semana, la movilidad de la ciudad puede volver a los niveles que teníamos hace quince años. Esto no es perfecto, pero por lo menos evitaremos el trancón permanente que hoy tiene a los bogotanos con los pelos de punta.

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