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Mockus, el candidato imponente”

Escrito por José Fernando Flórez
jose fernando florez

jose fernando florezPor qué la cultura ciudadana de la legalidad, como eje central de la “ola verde”, es un acierto desde la perspectiva de la Ciencia Política y el Análisis de Políticas Públicas.

José Fernando Flórez*

Lo imponente y lo eficiente

En The English Constitution, un libro escrito en 1867, que la Ciencia Política considera como "fundador", Walter Bagehot identifica dos componentes esenciales de toda Constitución: las partes imponentes, es decir, "todo lo que produce y conserva el respeto de las poblaciones", y las partes eficientes, el aparato institucional "que da a la obra el movimiento y la dirección". En regímenes parlamentarios, como el de Inglaterra en esa época, el monarca encabezaba las partes imponentes, y el Primer Ministro estaba al frente de las eficientes. De este modo, mientras uno era responsable "del oropel y la teatralidad" que aseguraban el respeto de la ley por el pueblo, el otro se encargaba del buen funcionamiento del régimen[1].

Desplazando el análisis de Bagehot a los sistemas presidenciales, el presidente, máximo representante del Estado como unidad simbólica y a la vez jefe del gobierno, está a la cabeza de ambas partes, las imponentes y las eficientes. Y si bien gobierna con las segundas, son las partes imponentes las que constituyen el zócalo socio-cultural sobre el que necesariamente reposa todo régimen político maduro y las que le permiten funcionar.

Aunque el conservadurismo de sus tesis (Bagehot era heredero directo del pensamiento de Burke y de su culto por la "tradición", defensor de la monarquía, de sus privilegios y de un limitado voto censitario limitado) se vio refutado por el tránsito definitivo de Inglaterra hacia la democracia en la segunda gran reforma electoral de 1867, él acertó en la explicación de lo imponente, que le permite ser eficaz a cualquier andamiaje político: el respeto por la ley de los pueblos.

Hastío del "todo vale"

A finales del siglo XIX Inglaterra experimentó una mutación fundamental en sus partes imponentes, dada la inconformidad creciente del pueblo, que se resistía a no tener ninguna participación en la toma de decisiones importantes. Esa mutación es similar a la que está viviendo buena parte de la opinión pública de Colombia (el 21,5% de la población, según los resultados de la primera vuelta) en los albores del siglo XXI, con sus ciudadanos hastiados de la contracultura de la ilegalidad, el atajo, la trampa y la perniciosa práctica del "todo vale".

Por lo tanto, si Mockus llegara a ganar en la segunda vuelta de las presidenciales, se operaría una revolución en el sustrato cultural del régimen político colombiano, de igual naturaleza que la que llevó a Inglaterra de la monarquía a la democracia. Históricamente, el gran problema de los gobernantes colombianos es que han limitado sus logros a las partes eficientes de la Constitución. Es el caso de Álvaro Uribe, un gobernante que antes que eficiente fue eficaz para abordar uno de los principales aspectos de la problemática colombiana (la violencia), sin conseguir modificación alguna de las partes imponentes de la Constitución, es decir, del subsistema cultural de valores y prácticas ilegales que alimentan la corrupción, exacerbándolo, en cambio, con su utilización como principal insumo para alcanzar el fin prioritario de la seguridad.

En el país de los símbolos

Por eso la cultura ciudadana de respeto a la ley (legalidad democrática) que busca imponer Mockus, supondría una transformación sin precedentes en su Constitución. Porque, en Colombia, administrar bien la res publica, respetar la ley (legalidad) y buscar servir en lugar de lucrarse (interés general), sigue siendo una excentricidad. De ahí que lo esencial de la propuesta verde se manifieste, en primer lugar, en el terreno de lo simbólico.

Ese contenido simbólico lo da un candidato pacífico y austero, que cuida la vida y el tesoro público como algo "sagrado", que invita a los electores a que no voten por él si no es en conciencia, y que les pide perdón "bañándose" en una pileta porque, aunque no tenga la obligación legal de hacerlo (ya que obró en derecho), en conciencia cree haberlos defraudado. Mockus es un candidato que, como arma de persuasión, prefiere los símbolos (lápices, girasoles, mimos) a las balas. Que primero educa y sólo como ultima ratio castiga.

La "teatralidad", a la que hacía alusión Bagehot como característica de las partes imponentes, y la lúdica educativa que siempre ha acompañando a Mockus, es la primera y más importante dimensión de la revolución verde. Todos estos signos, aunque evidentemente no agotan el catálogo de utensilios disponibles ni las posibilidades de cambio, son de un valor enorme porque sirven de cimiento para adelantar las reformas que necesitan las partes eficientes del régimen político.

Efectividad de lo pedagógico

La exitosa cruzada por la educación ciudadana que emprendió Mockus en la capital durante sus dos alcaldías (1995-1997 y 2001-2003) y que ahora quiere continuar a nivel nacional, no es en absoluto ilusoria o caprichosa. Los impresionantes resultados en materia de seguridad de su doble gobierno[2] demostraron suficientemente la efectividad de sus prácticas pedagógicas. Tanto desde la perspectiva de la Ciencia Política como del Análisis de Políticas Públicas, sus tesis se sostienen. Él mismo lo explicó utilizando conceptos filosóficos y sociológicos, en un ensayo sobre la Ampliación de los modos de hacer política"[3].

Es un acierto fundamental que todo el programa del candidato se erija sobre la misma idea de base que señalaba el politólogo inglés Bagehot: el cambio de cultura política. La necesidad de erradicar la contracultura de la ilegalidad que aún prima en el país en todas sus aberrantes manifestaciones: corrupción, clientelismo, nepotismo, oportunismo, amiguismo, evasión de impuestos, etcétera.

Una vez abonado el terreno de las partes imponentes, las partes eficientes allí sembradas podrán florecer. Como los girasoles. Las reformas necesarias en el régimen político para corregir los defectos de arquitectura e ingeniería constitucional, serán, por fin, efectivas. Pero esto daría para otro artículo con base en el detallado programa de gobierno del candidato.

La nueva cultura ciudadana a la que le apuesta Mockus es una transformación necesaria para que cualquier tipo de política pública pueda tener éxito. Las políticas públicas se conciben y sustentan fundamentalmente en las normas jurídicas, que pueden ser buenas o malas, justas o injustas, inteligentes o irracionales, pero que son letras, muertas si sus destinatarios no las siguen, vivas si las acatan porque su respeto hace parte de sus creencias básicas. Sólo el sustrato imponente analizado puede darle vida social y eficacia a las buenas leyes para que sean cumplidas tanto por los ciudadanos como por los encargados de lo público, de manera que se conviertan en políticas públicas dinámicas y exitosas.

Metamorfosis del entorno político

Los nuevos paradigmas del Análisis de Políticas Públicas confirman la pertinencia de la estrategia de Mockus. Para ir rápido, los más recientes correctivos introducidos en el modelo ACF (Advocacy Coalitions Framework) planteado por Sabatier (2007), apuntan a reconocer que "cambios fundamentales" en el subsistema de política (es decir, aquellos que alteran la comunidad de política dominante), pueden producirse no sólo, como se pensó durante largo tiempo, a consecuencia de factores estables (reglas constitucionales, condiciones naturales o socioculturales), sino además gracias a variantes dinámicas, como las condiciones socioeconómicas, las mayorías parlamentarias o de gobierno y, en especial, la opinión pública[4].

Esta última variante, la opinión pública, que es de orden esencialmente cognitivo, resulta más o menos sensible según lo sea la "estructura de las oportunidades políticas" del contexto (que varía de país a país en función del grado de apertura del sistema político y de consenso exigido), y es, por ende, apta para canalizar cambios radicales en el sistema de valores. En otras palabras, puede operarse una metamorfosis del entorno político a raíz de un vigoroso fenómeno de opinión (la "ola", convertida después en verdadero "tsunami" verde) como el que representa Mockus.

Cambiemos el relato

Por último, el giro argumentativo realizado por Roe con su "análisis narrativo" de las políticas públicas, refuerza lo hasta aquí dicho. Este paradigma incorpora teorías literarias para comprender la acción pública, al concebir dichas políticas como "relatos" construidos en el territorio de lo social que, justamente por su cualidad "literaria", muchas veces se resisten al cambio a pesar de la existencia de abundante evidencia empírica que los desvirtúa. En ese espacio figura la tristemente célebre War on Drugs como the classic instance de política pública irracional y fallida[5].

Esta perspectiva recupera la importancia de la dimensión persuasiva, del storytelling que denomina Salmon[6], como herramienta y estrategia primordial de modificación del campo político. En este contexto, las enormes capacidades histriónicas, lúdicas y artísticas[7] del candidato, muchas veces malinterpretadas por los medios como meras excentricidades[8], se convierten en un insumo fundamental para avanzar reformas.

 

*Abogado del Externado de Colombia, especialista en Derecho Constitucional, Magíster en Administración y Políticas Públicas y candidato al Doctorado en Ciencia Política por la Universidad de París II, ha sido investigador invitado de la Universidad Autónoma de México, la Universidad de Buenos Aires (2008) y "Visiting Scholar" de Columbia University; es profesor del Externado.

twitter1-1@florezjose

Notas de pie de página


[1] Bagehot, Walter. The English Constitution, New York, Cambridge University Press, 2001.

[2] Récord en seguridad de Mockus, Elespectador.com, abril 21 de 2010.

[3] Mockus, Antanas. Ampliación de los modos de hacer política, Revista Aleph, No. 135, octubre/diciembre 2005, año XXXIX.

[4] Sabatier, Paul A. Theories of the Policy Process, Second Edition, Boulder, Westview Press, 2007.

[5] Roe, Emery.  Narrative Policy Analysis: Theory and Practice, Durham and London, Duke University Press, 1994.

[6] Salmon, Christian. Storytelling. La machine à fabriquer des histories et à formater les esprits, Paris, La Découverte, 2007.

[7] Jaramillo Bernal, Laura. Mockus, el político artista, La Silla Vacía, 17 de abril de 2010.

[8] Recomiendo la lectura del artículo de Mockus arriba mencionado ("Ampliación de los modos de hacer política"), para una exposición del sustrato filosófico y sociológico que explica la abrumadora efectividad de sus métodos pedagógicos.

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