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Mitos y verdades sobre la migración

Escrito por RazonPublica
BibloRed Los gobiernos no deberían escandalizarse por la migración, sino verla como una oportunidad.

Existen muchas creencias en torno a la migración, incluyendo la de los venezolanos. Pero las cifras dicen cosas sorprendentes.

Rafael Prieto Curiel*

No están aumentando

Los humanos hemos migrado desde siempre.

Hace treinta años, en la etapa final de la guerra entre Irán e Irak, la guerra fría y la caída del muro de Berlín, había un tres por ciento de migrantes en el mundo. Hace veinte años, en la etapa final de la Guerra del Golfo, la Guerra de Bosnia y Herzegovina y la masacre de Ruanda, ese porcentaje seguía siendo el mismo. Sin embargo, la migración de mexicanos a Estados Unidos alcanzaba su pico más alto, con casi 1,5 mexicanos cruzando la frontera por segundo.

Hace unos diez años concluía la primera década del milenio, Colombia alcanzaba su punto más violento y como consecuencia, muchos ciudadanos huyeron del país, especialmente a Venezuela, donde llegaron casi dos millones de personas. La violencia también azotaba al resto del mundo: crisis financieras, las torres gemelas, la guerra con Irak, la invasión a Afganistán, el conflicto en Gaza, la guerra del Congo, etc. No obstante, el porcentaje de migrantes seguía siendo el mismo.

En el siglo XXI hemos atestiguado varios golpes de estado, la salida de millones de venezolanos de su país, migraciones masivas de africanos a Europa, caravanas de migrantes que atraviesan el continente americano, etc… Actualmente, hay 272 millones de migrantes, una población que, de acuerdo con la ONU, sería el quinto país más poblado del mundo. Sin embargo, el porcentaje de migrantes sigue siendo prácticamente el mismo. En síntesis, los migrantes han representado el mismo porcentaje durante los últimos treinta años porque esta población ha aumentado, pero la población mundial también.

Distancias cortas y grandes recursos

La mayoría de migrantes se desplazan a lugares cercanos por razones varias: es más barato, pueden estar cerca de sus seres queridos, el choque cultural es menor, etc. Por ejemplo, el 95 por ciento de los seis millones de sirios que han huido de su país a causa del conflicto, cruzaron solo una frontera y se radicaron cerca de su país de origen. La migración colombo-venezolana también ilustra esta tendencia, pues en la década de los noventas, cuando Colombia era uno de los países más inseguros del mundo, casi dos millones de colombianos emigraron a Venezuela, que para ese entonces era uno de los países más ricos de Latinoamérica. Sin embargo, la crisis financiera y política que hoy enfrenta Venezuela ha provocado la salida de más de cuatro millones de habitantes. El setenta por ciento de ellos vive en algún país de Sudamérica, el cuarenta por ciento solo ha cruzado una frontera y más de un millón ha emigrado a Colombia.

También debe notarse que la migración requiere un nivel considerable de recursos y, por eso migran más los ciudadanos de países desarrollados. De hecho, la mayor parte de los migrantes no son personas que se mueven de países pobres a países ricos. Europa, por ejemplo, es la región que tiene la mayor parte de la población fuera de sus países (8,9 por ciento) y la región que tiene la mayor parte de la población fuera de su continente (3,3 por ciento).

Coast Guard Compass Los humanos hemos migrado desde siempre.

Foto: Coast Guard Compass
Los humanos hemos migrado desde siempre.

Sorpresivamente, migrar “sin documentos” puede ser igual o incluso más costoso que migrar legalmente: se estima que una persona de Siria llegaba a pagar hasta 1,500 dólares para llegar a Europa mientras que durante la crisis de Afganistán, el costo para llegar a Grecia era de unos 2,600 dólares. Un migrante de Centro y Sudamérica llega a pagar varios miles de dólares para atravesar México y llegar a Estados Unidos. Estos costos son la razón por la cual las personas con más recursos son las que más migran.

Así pues, los que se quedan son los más pobres. En el caso de Siria, por ejemplo, se estima que el 28 por ciento de su población migró a otro país y el 26 por ciento se desplazó dentro de su país, lo cual implica que para un poco menos de la mitad de la población, moverse no fue una opción presumiblemente por la falta de recursos. El caso de Venezuela es similar: el 12 por ciento de la población ya ha salido del país y actualmente se observa una desaceleración de la migración, lo cual quiere decir que aquellos que querían salir del país y tenían los recursos necesarios para hacerlo, ya lo hicieron.

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¡Bienvenida sea la migración!

Por otro lado, la migración trae muchos más beneficios para los países receptores de lo que solemos creer. Para comenzar, la mayoría de migrantes tienen entre veinte y treinta años, es decir, que se encuentran en el inicio de su etapa más productiva y no requieren educación, servicios de salud ni pensión.

Además, los migrantes suelen contribuir a la economía de los países receptores porque pagan impuestos, consumen bienes y servicios y, contrariamente a lo que suele creerse, no aumentan el desempleo ni perjudican a los locales porque sus perfiles profesionales no coinciden con los de ellos así que no pueden ser considerados su competencia directa. Justamente por eso, los migrantes suelen llevar conocimiento nuevo a sus lugares de destino. Así pues, en vez de escandalizarse por la llegada masiva de migrantes, los gobiernos deberían preocuparse por diseñar políticas adecuadas que permitan integrarlos al mercado laboral de forma eficiente.

En cuanto al vínculo entre la delincuencia y la migración, la evidencia demuestra que los migrantes son menos propensos a cometer delitos que la población de origen, ya sea por miedo a las autoridades, por la poca familiaridad con el lugar o por el miedo a ser deportados. De hecho, en Estados Unidos es casi cinco veces menos frecuente que un inmigrante sea encarcelado en relación con un ciudadano americano.

En definitiva, las ciudades con más migrantes no presentan niveles de delincuencia más altos que las ciudades con menos delitos, así que la idea de que “nos vienen a robar” no es más que un conjunto de temores y desinformación promovidos por los medios de comunicación y las redes sociales.

Wikipedia Migrantes sirios.

Foto: Wikipedia
Migrantes sirios.

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¿Qué se viene?

Se estima que, para 2050, la población de África se habrá duplicado, la de Latinoamérica habrá aumentado un 18 por ciento y la de Asia un 15 por ciento, es decir, que cada vez habrá más personas en el mundo y, por ende, la migración aumentará. También se estima que en esos tres continentes (especialmente en África) el ingreso crecerá considerablemente en los próximos años, lo cual implica que sus habitantes tendrán más recursos y menos restricciones financieras para migrar. Por otro lado, la ola de violencia que azota a Latinoamérica y África no es un fenómeno de corto plazo y cada vez hay más personas afectadas por desastres medioambientales. En suma, en los próximos años, los habitantes de estos tres continentes, tendrán más razones y recursos para migrar.

En el mundo entero existe la idea de que la migración puede y, sobre todo, debe ser detenida mediante muros, rejas, alambres, redadas y políticas muy severas. Sin embargo, todas esas medidas arrojan resultados opuestos a los esperados: en general, las restricciones provocan que la migración temporal se vuelva permanente y que las personas que iban a migrar legalmente, lo hagan de forma ilegal, lo cual pone en riesgo la vida de los migrantes.

Si algo está claro, es que la migración es la historia de nunca acabar y que, aunque muchos afirmen que hemos llegado a la ‘Época de las migraciones’, las cifras demuestran que, en general, la migración sigue siendo relativamente rara, poco frecuente y de muy corta distancia.

* Razón Pública agradece el auspicio de la Universidad EAFIT. Las opiniones expresadas son responsabilidad del autor.

*Matemático del ITAM (Mexico), magister y Doctor de University College London, investigador de PEAK Urban y editor de Punto Decimal Mx. @rafaelprietoc

 

 

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