Para alcanzar la igualdad de género es importante tomar conciencia de la inequidad entre mujeres y hombres. Sobre todo en una sociedad donde las actitudes machistas son tan cotidianas como inadvertidas.
Natalia León Ramos*
Voces de Hombres por la Igualdad
Compilado por José Ángel Lozoya y José María Bedoya
Editado por Chema Espada
2008
Tarea pendiente
“Para ellas todo” es una frase cuyo sentido sexista, como el de muchas otras, pasa desapercibido en nuestras relaciones cotidianas, pues los “micromachismos” son un síntoma de una sociedad en donde la igualdad de género no es todavía una realidad, y esto queda descubierto en el lenguaje cotidiano. Poner en evidencia estas pequeñas tiranías es una tarea pendiente en la reflexión acerca del modelo de la masculinidad tradicional.
Esta tarea la emprendió Luis Bonino, quien estudia con una mirada microscópica una red de problemas que van desde la violencia estructural, física y psicológica hasta violencias más sutiles e imperceptibles que, en conjunto, han contribuido a consolidar una sociedad en donde se han normalizado las conductas violentas. Estas conductas, que silenciosamente hacen parte del proceso de construcción de identidad de nuestros jóvenes, son un problema subterráneo de Colombia.
Parte de la propuesta de los autores del libro va en este sentido. Se trata de encaminar la reflexión y la autocrítica de manera que sea posible para los hombres comprender la necesidad de hacer parte de “la construcción de un futuro compartido con las mujeres, de renegar de los mandatos sexistas asociados a la masculinidad y de reconocer las ventajas de cambio para los propios hombres”. Todo esto teniendo en cuenta que estos hombres se encuentran dentro de los marcos heteronormativos establecidos socialmente.
El enemigo silencioso
![]() Principios contra la Violencia de Género. Foto: Cauca |
Bonino define los “micromachismos” como mecanismos larvarios, es decir, como conductas que pasan desapercibidas y que se reproducen de manera automática al ser ejecutadas constantemente como medios de expresión inofensivos. El autor rechaza tajantemente este tipo de conductas porque las entiende como mecanismos de “violencia blanda” que no solo están presentes en el lenguaje cotidiano, sino sobre todo en la construcción de las identidades de género, que comúnmente son cultural y socialmente impuestas.
Como los “micromachismos” son actitudes generalizadas de dominación de baja intensidad y se expresan en hábitos imperceptibles, usualmente se convierten en una parte central del proceso de formación de identidad y del desarrollo de los jóvenes a la hora de “ser hombres”. Estas actitudes hacen que sea normal, por ejemplo, suponer que los hombres deben asumir ciertos roles de dominación y superioridad sobre otros.
En el caso de las mujeres, por el contrario, los “micromachismos” se expresan en actitudes que contribuyen en gran medida a construir una noción de “feminidad” –compartida por muchas jóvenes– según la cual la vulnerabilidad y el sometimiento son factores clave para su adaptación al mundo.
Los “micromachismos” permiten la legitimación y la perpetuación de relaciones inequitativas e interacciones violentas entre los géneros.
En definitiva, los “micromachismos” permiten la legitimación y la perpetuación de relaciones inequitativas e interacciones violentas entre los géneros.
Propuesta de cambio
![]() Manifestaciones a favor de la Igualdad de Género. Foto: Canal Capital |
“No llores como una nena” es un “micromachismo” que, como muchos otros, debe ser tenido en cuenta en un ejercicio crítico que busque determinar el impacto que estas actitudes tienen en los otros.
Se trata, como ya se ha dicho, de actitudes que pasan desapercibidas en lo cotidiano y que, a primera vista, no tienen mayor importancia. Pero son un factor determinante en la reproducción de los roles de género que se han convertido en estereotipos gracias a los patrones heteronormativos que, generalmente, imponen el ejercicio de la autoridad y la dominación de los hombres sobre las mujeres.
Tener claro el impacto de la violencia de género en Colombia hoy es una necesidad. Según cálculos del Observatorio de Mujeres y Equidad de Género en Bogotá (OMEG), basados en la última encuesta de Medicina Legal, la realidad es preocupante. En 2016, en Bogotá murieron violentamente a manos de un tercero 109 mujeres. Este tipo de muertes ocurren en la ciudad cada tres días. Además, hay más de 23 mil casos de violencia física intrafamiliar conocidos por Medicina Legal.
Los “micromachismos” son actitudes generalizadas de dominación de baja intensidad y se expresan en hábitos imperceptibles.
Por lo anterior, la propuesta de Bonino es relevante a la hora de hacer visible este tipo de violencia y de intervenir para prevenirla, pues, como se dice popularmente, “todo comienza en casa”. Comienza cuando los jóvenes sancionan a otro por un comportamiento que no se ajusta a lo “normal”, cuando la autoestima de las adolescentes está determinada por la aprobación que reciben por cumplir con estereotipos machistas, cuando acosar y dominar son comportamientos aceptados en la manera de relacionarse entre géneros.
Si logramos hacer visible este tipo de comportamientos y el daño que causan se podrá construir entre nuestros jóvenes una actitud crítica que deslegitime y, eventualmente, elimine los “micromachismos” de nuestro diario vivir.
La reivindicación de los derechos, la solidaridad y la toma de partido en contra de estos hechos por parte de los mismos hombres enciende una luz al final del camino. De un camino en el que, por desgracia, las mujeres y el movimiento feminista representan para el imaginario popular una ideología agresiva que niega la igualdad y propone más bien la superioridad de la mujer.
Esta idea está muy alejada de la realidad y debe transformarse por medio de un activismo responsable ejercido por ambos géneros, pues la inequidad entre hombres y mujeres es un problema de todos y tenemos el deber de posicionar juntos un discurso colectivo de igualdad.
* Politóloga especialista en políticas públicas y gestión de proyectos sociales.