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Medellín: entre la esperanza y el miedo

Escrito por Max Yuri Gil

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Max Gil RazonPublicaGanadora de premios internacionales y testigo de grandes inversiones sociales, la ciudad sigue siendo un lugar de violencia extendida, al cual se suman hoy los desplazamientos forzados entre barrios. ¿Cómo explicar la paradoja? 

Max Yuri Gil *

Reconocimientos merecidos

El pasado 1º de marzo, Medellín fue elegida como la ciudad más innovadora del mundo en el marco del concurso City of the Year — que organizan The Wall Street Journal y Citigroup — para lo cual se tuvieron en cuenta factores como los procesos de los últimos años para reducir las emisiones de CO2, la creación de espacios culturales y la reducción de la criminalidad (Patricia Schnitter analizó estos temas en Razón Pública).   

El pasado 23 de mayo, la ciudad fue escogida como el mejor destino para hacer negocios en Sudamérica en el concurso The Business Destinations Travel Awards, organizado por la revista Business Destinations, gracias a que 550 compañías y empresarios la eligieron, por encima de Quito y de Santiago de Chile.

Durante los últimos tres gobiernos municipales, en Medellín se ha puesto en práctica un modelo de gestión que apuesta por mejorar algunos indicadores básicos en materia social 

Además, existe una gran expectativa ante la posibilidad de ser la sede de los Juegos Olímpicos de la Juventud de 2018: Medellín ya es semifinalista, junto con Glasgow y Buenos Aires. 

Desplazamientos forzados intraurbanos

En marcado contraste con estos reconocimientos, Medellín fue testigo durante el último mes de un impresionante caso de desplazamiento forzado intraurbano: un conjunto de familias ha sido víctima de las intimidaciones de un grupo armado que opera en el sector de La Loma, en límites entre la Comuna 13 y el corregimiento de San Cristóbal, a pocos minutos del centro de la ciudad.

Este caso es una muestra más de un fenómeno emergente, que ha producido un alto número de víctimas en los últimos años. Según cifras de la Personería de Medellín, 9.941 personas declararon haber sido víctimas de este delito en hechos ocurridos durante 2012. Se registraron seis casos de desplazamientos masivos intraurbanos en diferentes zonas de la ciudad.

¿Cómo entender la paradoja de una ciudad que se destaca en el mundo como sede de grandiosos eventos y por sus grandes avances sociales, y al mismo tiempo mantiene altos niveles de violencia que afectan a miles de personas cada año?

A continuación intentaré desarrollar algunas ideas sobre el por qué de esta situación ambivalente. 

Inversión social y construcción de lo público

Max Gil Medellin esperanza rezar

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Durante los últimos tres gobiernos municipales, en Medellín se ha puesto en práctica un modelo de gestión que apuesta por mejorar algunos indicadores básicos en materia social:

  • Se han ejecutado políticas como Buen Comienzo para ofrecer recursos materiales y servicios a niños, niñas y sus familias durante los primeros cinco años de vida, en especial si  provienen de los estratos menos favorecidos.
  • Igualmente, Medellín Solidaria atiende a la población en pobreza extrema e incluye un total de 118 programas gestionados por los entes públicos o mediante alianzas con el sector privado.
  • Así mismo se han hecho inversiones en equipamientos colectivos como colegios de calidad, jardines infantiles, centros médicos, algunos hospitales y parques–biblioteca, estratégicamente localizados en sectores vulnerables.
  • Otro componente de la política de transformación urbana ha sido los Proyectos Urbanos Integrales (PUI) que comprenden lo físico, lo social y lo institucional, buscando resolver los problemas sociales mediante acciones interinstitucionales. Estos proyectos se adelantan en zonas de la ciudad caracterizadas por altos niveles de pobreza histórica y bajos índices de desarrollo humano. Algunos de ellos se han desarrollado en las zonas Nororiental, Noroccidental, Centroriental y en barrios de la Comuna 13.

Indicadores sociales: buenos y malos

Esta enorme intervención ha logrado mejorar algunos de los principales indicadores sociales de la ciudad. En el informe sobre la situación general de Medellín en materia de pobreza y pobreza extrema — presentado el pasado 24 de mayo — la alianza Medellín Cómo Vamos señala que ¨En 2012 prosiguió la tendencia de reducción de la pobreza y la pobreza extrema, ubicándose en 17,7 por ciento y 3,5 por ciento, respectivamente. Estas cifras ubican a Medellín y al Área Metropolitana en niveles muy similares al promedio de las trece áreas metropolitanas: en pobreza levemente mejor (17,7 por ciento versus 18,9 por ciento), y en pobreza extrema prácticamente con el mismo porcentaje (3,5 por ciento versus 3,3 por ciento).”

En 2012 prosiguió la tendencia de reducción de la pobreza y la pobreza extrema, ubicándose en 17,7 por ciento y 3,5 por ciento, respectivamente. 

“En el caso de la desigualdad por ingresos, para el periodo 2008-2012, Medellín tuvo la mayor reducción en la desigualdad: el índice de Gini se redujo en un 7,8 por ciento, pasando de 0,542 en 2008 a 0,500 en 2012, ubicándose en un nivel muy similar del promedio de las trece áreas metropolitanas del país (0,499 a 2012)"[1].

Por otra parte se registran avances en materia de cobertura en educación básica, aunque siguen presentes serios problemas de calidad y de cupos para educación postsecundaria.

Igualmente preocupa el alto nivel de desempleo, pues su tasa es 12,4 por ciento, lo cual implica algún aumento con respecto a 2011, cuando fue de 12,2 por ciento. La tasa de informalidad aumentó de 46,9 por ciento a 47,3 por ciento.

Lo más grave, no obstante, es la situación en materia de desempleo juvenil, especialmente entre los más pobres: está desempleado el 47,4 por ciento de los jóvenes entre 20 y 24 años pertenecientes al 20 por ciento de los hogares más pobres en Medellín. 

Y la violencia sigue…

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Pese a la inversión social y a la apuesta vigorosa por transformar la ciudad, en los últimos diez años no se ha logrado disminuir de manera significativa y perdurable la violencia en Medellín. Esto se traduce en la persistencia de tasas elevadas de homicidios en comparación con el resto de las ciudades colombianas — a excepción de Cali —y sitúa a Medellín en un lugar desfavorable ante la mayoría de las ciudades latinoamericanas.

Con relación a los homicidios, en 2012 se mantuvo la tendencia descendente: su tasa por cien mil habitantes se ubicó en 52,3 frente a 69,6 en 2011 [2]. Este descenso hizo que la ciudad pasara del puesto 14 al 24 entre las ciudades más violentas del mundo, de acuerdo con los datos del Consejo Ciudadano por la Seguridad y la Justicia, institución mexicana que monitorea el comportamiento de los homicidios en el mundo.

Otra modalidad de violencia que se ha agudizado en Medellín durante los últimos años ha sido, como dije, el desplazamiento forzado intraurbano, originado en la presión de los grupos armados ilegales en sus pugnas por el control de los territorios y de las rentas derivadas de diversas actividades económicas.

Preocupa en especial la proliferación de grupos armados que se dedican a una amplia variedad de actividades criminales, muchas de ellas en compleja interrelación con el mundo de la economía legal.

En Medellín existen organizaciones dedicadas principalmente al narcotráfico para exportación y al lavado de activos, las cuales reciben el nombre de “oficinas”; éstas se relacionan con otras organizaciones delictivas que les prestan servicios de vigilancia y están dedicadas a la delincuencia común, llamadas “bandas” y, finalmente, hay una inmensa variedad de grupos delictivos – conocidos como “combos” – que obtienen sus recursos principalmente de la extorsión y de la venta al por menor de sustancias ilícitas.

Estas últimas organizaciones tienen una amplia inserción territorial y desarrollan sus actividades teniendo como foco el control del territorio y de sus pobladores. En Medellín no se puede hablar en sentido estricto de una estructura vertical, piramidal, sino más bien de una red criminal, en la cual no hay uno, sino múltiples centros con pretensiones hegemónicas, lo que desata de manera intermitente violentos enfrentamientos armados en diferentes zonas de la ciudad.

Aunque no hay datos completamente fidedignos, se calcula que en la ciudad pueden existir entre 150 y 200 organizaciones criminales, siendo la gran mayoría los denominados combos. 

Aunque no hay datos completamente fidedignos, se calcula que en la ciudad pueden existir entre 150 y 200 organizaciones criminales, siendo la gran mayoría los denominados combos.

Además, en los años recientes se ha develado la compleja trama de relaciones entre estructuras criminales, grupos políticos, grupos empresariales y diferentes personajes de la vida institucional, quienes guardan entre sí entramados de relaciones que buscan maximizar los beneficios para cada actor.

Si bien no se puede afirmar que toda la violencia de Medellín obedece a la existencia de estas agrupaciones armadas — dado que también hay otras expresiones de violencia  interpersonal e intrafamiliar — su presencia e inclinación por el uso de la violencia tienden a exacerbar conflictos cotidianos que se podrían tramitar de otras maneras. 

Voluntad política y…paciencia

Finalmente, en la ciudad se han intentado diferentes acciones institucionales para contrarrestar esta situación: desde enfoques generales que buscan prevenir y evitar que grupos vulnerables como los jóvenes se vinculen con estas organizaciones criminales, hasta soluciones de fuerza que privilegian acciones de choque y que terminan afectando a la población en general.

Con relación a los homicidios, en 2012 se mantuvo la tendencia descendente: su tasa por cien mil habitantes se ubicó en 52,3 frente a 69,6 en 2011.

No obstante, la ciudad y sus habitantes no logramos descifrar el enigma de qué se debe hacer para resolver una situación enquistada, que se remonta al menos hasta comienzos de la década de los años 80.

Tal vez lo más adecuado sea seguir insistiendo con paciencia en cambios estructurales a mediano plazo que terminen induciendo una transformación definitiva de Medellín, que todavía se caracteriza por los altos niveles de pobreza y de exclusión.

Y para enfrentar los desafíos criminales del día a día será necesaria también adelantar una labor de depuración de instituciones como la fuerza pública y la Fiscalía, envueltas en serios escándalos de corrupción en años recientes, fruto de la evidente penetración criminal de que han sido objeto y que impide desmantelar las estructuras criminales que afectan la vida cotidiana de los habitantes de Medellín.

* Sociólogo y magister en ciencia política, profesor de cátedra en la Universidad de Antioquia y Director de la Corporación Región – Medellín.

 

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