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Los “Ninis”: desempleo y brecha de género

Escrito por Angie Upegui - Carol Martinez

El fenómeno creciente de los “Ninis”, jóvenes que no estudian y no trabajan, afecta principalmente a las mujeres. Esta es la situación general del país, y estas las diferencias por sexos, por edades y regiones.

Angie Upegui** y Carol Martínez***

Escasa educación y escaso empleo

La educación es una de las herramientas más importantes para cerrar las grandes brechas socioeconómicas que hay en Colombia. Sin embargo, su acceso sigue siendo muy limitado.

De acuerdo con el informe de Global Opportunity Youth Network (GOYN), en Bogotá, 46 de cada 100 estudiantes que se gradúan de la educación media podrán acceder a la educación superior y 23 podrán graduarse en 2021. Estos datos muestran las pocas posibilidades que tienen los jóvenes capitalinos para acceder y acabar la educación superior.

El panorama no es mejor en el resto de Colombia. Según el Ministerio de Educación, en 2018, la tasa de cobertura neta de la educación media y superior fue de 36 % y 8 % respectivamente en áreas rurales. A esto se suman los rezagos causados por la pandemia. El Banco Mundial estima la pérdida de un año de educación promedio a causa del confinamiento y cierre masivos de colegios en el mundo.

Por su parte, la población con edades entre los 15 y 28 años se enfrenta a un mercado laboral con casi el 50 % de informalidad y una tasa de desempleo de alrededor del 11 % para julio de 2022.

Los “NiNis” y las “NiNis”

En la intersección de estos fenómenos se encuentran los llamados “NiNis”, jóvenes que ni trabajan ni estudian. El DANE registró una cifra de 24,6 % de “NiNis” en el trimestre móvil de abril a junio de 2022.

Por otra parte, las mujeres se ven más afectadas por este fenómeno en el que la brecha de género supera los ocho puntos porcentuales. Si bien este no es un fenómeno nacional, Colombia presenta una de las cifras más altas entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), en el que ocupa la segunda posición después de Sudáfrica.

Si bien el promedio nacional es del 29,8 %, esta cifra es mayor entre las mujeres, ——40,6 % con respecto del 19 % entre los hombres—. Una diferencia equivalente al 53.2%. Entre los países de la OCDE, la brecha de género se ubicó en el 27.8%.

Gráfica 1. Jóvenes de 15 a 29 años que no estudian ni trabajan, discriminado según género. Países de la OCDE (2020)

Fuente: Elaboración propia sobre la base de los datos de la OCDE (2020).

Con la pandemia en 2020, la brecha de género entre los “NiNis” se agudizó. Entre 2013 y 2019 la brecha era del 40 % y superó el 50 % en los siguientes años.

Estas cifras permiten concluir que la pandemia afectó en mayor medida a las mujeres. Este hecho, sumado a la sobrecarga que enfrenta la mujer en actividades no remuneradas, muestra la necesidad de crear políticas encaminadas a disminuir estas brechas.

Gráfica 2. Jóvenes de 15 a 29 años que no estudian ni trabajan. Promedios totales y por género en Colombia y la OCDE (2013-2020).

Fuente: Elaboración propia sobre la base de los datos de la OCDE (2021).

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que en 2019 el 21 % de la población joven entre los 14 y 24 años en América Latina y el Caribe no estudiaba ni trabajaba. En Colombia esta cifra fue del 16 %.

Conviene resaltar que el porcentaje de esta población, que solo se dedica a estudiar, es menor en Colombia que en el promedio de América Latina y el Caribe. Por su parte, el porcentaje de la población que estudia y trabaja es mayor en Colombia por lo que hay una dependencia de pertenecer al mercado laboral para obtener ingresos que seguramente estarán destinados al estudio.

Gráfica 3. ¿A qué se dedican los millennials de América Latina y el Caribe? Ocupación de los jóvenes de 14 a 24 años en el 2019.

Fuente: Elaboración propia sobre los datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para el 2019.

Según el DANE, el 24,6 % de los jóvenes entre 15 y 28 años no se encuentra trabajando ni estudiando para el trimestre móvil de abril a junio de este año. Esto representa una disminución de 3 puntos porcentuales frente al mismo trimestre de 2021.

Foto: Alcaldía de Bogotá - Se estima que la población en edad de trabajar entre los 15 y 28 años en Colombia es de 11.4 millones para el 2022, de los cuales 2.8 millones son considerados “NiNis”.

Se estima que la población en edad de trabajar entre los 15 y 28 años en Colombia es de 11,4 millones para2022, de los cuales 2,8 millones son considerados “NiNis”. Como se mencionó anteriormente, este problema afecta mayoritariamente a las mujeres, pues para el mismo trimestre móvil, 1,9 millones se encontraba en esta situación, cifra que representa el 67,8 % de la población total de “NiNis”.

Valledupar, Riohacha y Santa Marta fueron las capitales con mayor proporción de “Ninis”: 29,4 %, 28,7 % y 28,7 %, respectivamente. A su vez, fueron las ciudades con mayor brecha de género reportada: 16,6, 18,3 y 21,6 puntos porcentuales respectivamente.

En otras palabras, existe una relación directa entre porcentaje de “NiNis” y las brechas de género. La pandemia jugó un papel crucial en este fenómeno por el aumento de la carga del cuidado y de los oficios del hogar, responsabilidades que recaen principalmente sobre las mujeres.

Gráfica 4. Proporción de “NiNis” de 14 a 28 años por capitales y áreas metropolitanas y brechas de género en puntos porcentuales (2021).

Fuente: Elaboración propia sobre los datos de la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH) para 2021.

En la capital el panorama no parece mejorar. Según el informe de GOYN, para 2021, el 37 % de los jóvenes estaba en la categoría de Jóvenes con Potencial en Bogotá, al no trabajar, estudiar o pertenecer al sector informal.

En 2020, el porcentaje fue del 36 % y en 2019, de 35 %. Esta población es excluida de las oportunidades necesarias para contribuir al desarrollo socioeconómico del país, limitando también su bienestar y calidad de vida.

Del total de Jóvenes con Potencial, el 52 % son mujeres. Sin embargo, al limitar la representación a solo los jóvenes que no estudian ni trabajan esta cifra aumenta al 58 %.

Esto muestra que hay más hombres jóvenes vinculados al sector informal que mujeres jóvenes. Esto se explica, al menos parcialmente, por las normas sociales que relacionan a los hombres con las actividades productivas y a las mujeres con las cargas del cuidado que en la mayoría de los casos no son remuneradas.

Medidas para mitigar el problema

Con el fin de disminuir el número de “NiNis”, desde el gobierno central y las alcaldías se han impulsado distintos programas. Algunos ejemplos son el Programa RETO, ejecutado por la alcaldía de Bogotá con el propósito de vincular a jóvenes vulnerables en distintos proyectos tanto educativos como laborales y de aprovechamiento del tiempo.

Por su parte, el programa Jóvenes a la U, en cabeza de la Secretaría de Educación de Bogotá, propone aumentar el acceso a la educación superior de jóvenes bachilleres de hasta 28 años. Hasta la fecha se han beneficiado más de 9000 jóvenes, quienes han empezado sus estudios en universidades tanto públicas como privadas.

Para el resto del país, se destaca el Programa de Bonos de Impacto Social ejecutado en 2016, con el propósito de fomentar la participación de poblaciones vulnerables en el empleo formal. De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el primer piloto del proyecto logró incorporar al 46 % de los participantes en empleos formales. En 2021, se lanzó el tercer Bono de Impacto Social en Colombia bajo el nombre de CREO.

Existe una relación directa entre porcentaje de “NiNis” y las brechas de género.

De cara a la ejecución de nuevos programas, un aspecto a destacar es la pérdida de habilidades blandas y el cambio en metodologías de aprendizaje como consecuencia de la pandemia. En este sentido, capacitar a los jóvenes en este tipo de habilidades se convierte en una prioridad. Si bien el acceso a la educación y al mercado laboral son importantes, la permanencia en ellos constituye un reto adicional.

Al no trabajar ni estudiar, los “NiNis” se convierten en una población vulnerable en términos de independencia económica. En este sentido, la decisión de abandonar sus hogares puede postergarse drásticamente, limitando así su desarrollo tanto personal como profesional. Así mismo, la ausencia de estudios y experiencia laboral repercute de manera directa sobre las expectativas salariales.

Por su parte, el hecho de no trabajar o estudiar limita el acceso a las prestaciones sociales. En un país con una tasa de informalidad de alrededor del 50 %, esto se traduce en menores posibilidades de acceso a subsidios de desempleo, cesantías y en el largo plazo a una pensión.

En cuanto a las brechas de género, si bien es importante la ejecución de políticas encaminadas a la inserción de las mujeres en actividades productivas, es de igual importancia reconocer, redistribuir y reducir las cargas del cuidado y tareas del hogar para fomentar su participación y permanencia en actividades productivas.

Finalmente, un hecho adicional que conviene mencionar es que este fenómeno afecta en mayor proporción a la población discapacitada, migrante, grupos étnicos, y LGBTQ+. Por tanto, entender las necesidades y dificultades que enfrenta esta población es una tarea prioritaria. En caso contrario, es bastante probable que los programas ejecutados no tengan el efecto esperado.

*Este artículo hace parte de la alianza entre Razón Pública y la Facultad de Economía de la Universidad Externado de Colombia. Las opiniones expresadas son responsabilidad de los autores.

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