La pobreza puede superarse, la equidad puede aumentarse y el Estado puede aumentar sus recursos de manera sostenida: es la magia del impuesto progresivo. Y este ejercicio lo muestra con un poco de aritmética.
Luis Carlos Calixto*
Quién gana con los impuestos
Los impuestos a personas de altos ingresos aumentan los recursos para ejecutar las políticas sociales, aumentan la equidad y ayudan a que más personas puedan contribuir al fisco en el futuro.
La mejor forma de mostrarlo es un ejemplo tan simplificado como me ha sido posible.
Supongamos que:
- Existen 10 familias.
- Cada familia tiene una riqueza inicial.
- Las familias con patrimonio superior a 7 unidades de valor contribuyen con un 10 % de su patrimonio.
- El valor de recaudo se reparte de manera igualitaria a las familias con patrimonio inferior a 3 unidades de valor.
- Cada familia gasta 3 unidades de valor durante cada período.
- El gasto de cada familia no cambia de uno a otro período.
(Conviene aclarar que este ejemplo deja de lado algunos hechos importantes que nos complicarían el ejercicio).
El primer período
El Cuadro 1 muestra que la primera familia tiene un ingreso de 1 unidad de valor, la segunda familia, de 2 unidades de valor, y así sucesivamente. El ingreso total de estas 10 familias es 55 unidades de valor. La primera familia tiene el 1,8 % del ingreso total, mientras que la décima familia tiene el 18,18 % (10 veces el ingreso de la primera familia).

Conviene señalar que las familias con menores ingresos tardaron 4 periodos en alcanzar una situación deseable, en términos reales podrían ser 40 años o 4 generaciones.
Por otro lado, el coeficiente que mide la desigualdad (llamado el Gini) sería 0,4757. Se sabe que las últimas 4 familias deben contribuir con 3,4 unidades de valor y que dos de las 10 familias acaban este primer período con patrimonios negativos (deben más de lo que gastan).

El segundo período
El Cuadro 2 muestra que el segundo período empieza con el patrimonio final del primer período y a este se le suma el ingreso de este segundo período. Esta vez aumentaron las familias que contribuyen al fisco; son 6 en total y abonan un total de 6,86 unidades. Además, únicamente la primera familia presenta patrimonio negativo. Aquí el Coeficiente de Gini ha disminuido a 0,4050, o sea que aumentado la equidad.

Tercer período
Si el modelo se mantiene, se ve en el Cuadro 3 que 6 familias siguen contribuyendo, pero el número de familias con patrimonio negativo es cero y el valor del recaudo aumenta cada vez más; para este periodo tiene un valor de 8,87 unidades de valor.
El Coeficiente de Gini durante el tercer periodo sería 0,3490. Esto muestra la tendencia decreciente en la desigualdad; periodo a periodo la igualdad mejora y el Estado dispone de más y más recursos.

Ocho de las diez familias contribuirían durante el cuarto periodo con 12,32 unidades de valor repartidas entre las dos primeras familias. Aquí surgen dos inquietudes:
-Las dos primeras familias están recibiendo transferencias por un valor de 6,16, el equivalente a lo que ingreso de 6 de las 10 familias durante el periodo; ¿hasta dónde se justifican entonces las transferencias?
-Si estas transferencias no se acompañan de elementos para que las familias creen valor, se creará una dependencia del Estado porque las familias con menos ingresos siempre van a necesitar de estas transferencias. El coeficiente de Gini en este cuarto periodo es igual a 0,2847.

Esta reflexión muestra la importancia de que las familias aporten según su patrimonio. Si esto sucede, la contribución aumentará periodo a periodo y la desigualdad disminuirá. Sin lugar a duda se necesita un esfuerzo adicional para que las familias de menores ingresos no dependan de las transferencias y eventualmente puedan dejar de recibirlas.
Este modelo es simple, pero podría robustecerse con más supuestos como el aumento de familias, el aumento de gasto periodo a periodo y, mejor aún, con tasas progresivas de impuestos según el patrimonio de las familias. Conviene señalar que las familias con menores ingresos tardaron 4 periodos en alcanzar una situación deseable, en términos reales podrían ser 40 años o 4 generaciones.
*Este artículo hace parte de la alianza entre Razón Pública y la Facultad de Economía de la Universidad Externado de Colombia. Las opiniones expresadas son responsabilidad de los autores.