Los gringos y las armas: ¿por qué siguen las masacres?
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Los gringos y las armas: ¿por qué siguen las masacres?

Escrito por Hernando Gómez Buendía
Las Masacres en estados unidos

Con la masacre de este martes en Texas se completan 27 matanzas de estudiantes y 202 ataques masivos en lo que va corrido del 2022. ¿Qué está pasando en Estados Unidos?

Hernando Gómez Buendía*

La estupidez

Esta es la idea más imbécil de los norteamericanos: la de que todos ellos deben portar armas de fuego para defenderse de los criminales. La insensatez de esa idea es evidente: el ciudadano o ciudadana corriente tendría que ser un Rambo para actuar sin sorpresa, sacar su arma y disparar con precisión, porque si no el criminal lo mataría y además se quedaría con el arma.

Pero con el cuento de la autodefensa, en Estados Unidos circulan 393 millones de armas de fuego, casi como decir que cada uno de los 331 millones de adultos y de niños carga su propio fierro. Esto implica ser el país con mayor número de armas por habitante, casi el doble del subcampeón Serbia o hasta el triple de Irak o de Colombia.

Los argumentos

El culto de las armas dice basarse nada menos que en la Segunda Enmienda que se hizo a la Constitución y que data de 1791. En traducción poco elegante pero exacta, la enmienda dice que “siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado libre, el derecho del pueblo a poseer y portar armas no será infringido”.

Como el texto lo dice —y como dijo la Corte durante dos siglos— esto quiere decir que cada Estado de Estados Unidos tiene el derecho de tener “una milicia bien ordenada” de personas civiles para defenderse si fuera necesario de una dictadura del gobierno federal. Pero en 1986 y por cinco votos contra cuatro, una corte suprema republicana resolvió cambiar esta “interpretación colectiva” por una “interpretación individual”, según la cual el derecho a las armas no es de la milicia estatal que se defiende de una dictadura, sino de cada individuo y para lo que quiera.

A este argumento legal se suma el argumento cultural de que las armas son parte inseparable de la tradición en un país de colonos, cazadores y deportistas, como en efecto son los Estados Unidos.

Y aquí se añade la poderosa Asociación Nacional del Rifle con sus cinco millones de afiliados y la riqueza de los grandes fabricantes de armas para intimidar y sobornar a los políticos e impedir que se reduzcan las ventas.

Por eso nadie se atreve a proponer el desarme de la población civil, y cada vez que se produce una matanza, el debate se enreda y se diluye en una serie de parches que nunca logran pasar por el Congreso y cuando pasan no sirven para nada.

La evidencia

Estados Unidos es quizás la sociedad más racionalizada del mundo y en todo caso es el país líder en la investigación científica y en aplicarla a todos los asuntos. Por eso es aún más sorprendente que en materia de armas y violencia ignore todo lo que la ciencia ha establecido.

Para empezar, Estados Unidos es ¡casi cincuenta veces! más proclive a las matanzas que los demás países industrializados: durante los últimos treinta años se han producido 107 matanzas de más de diez víctimas, mientras que en los otros veinticuatro países industriales se ha producido un total de 41. Esto se debe a la abundancia de armas, porque Estados Unidos no está peor que los demás países industrializados en ninguno de los otros supuestos o probados factores que inducen esas masacres (salud mental, fanatismo, seguridad de las instalaciones, número de policías, severidad de las penas…).

Los estudios estadísticos confirman que los países con mayor número de armas en manos de particulares y aquellos donde es más fácil adquirirlas, también tienden a tener más incidentes de violencia colectiva y, en general, una tasa más elevada de homicidios.

Y está el ejemplo concreto de cuatro países industrializados donde el control de armas ha tenido resultados innegables e inmediatos:

  • Australia, donde se habían producido trece masacres en los veinte años anteriores a la de Port Arthur en 1998, a raíz de la cual se prohibieron las armas y en los veintidós años siguientes no ha habido ninguna.
  • Nueva Zelandia, donde a raíz de la masacre de Christchurch en 2018, el Congreso prohibió por 119 votos contra uno las armas semiautomáticas y también se acabaron las masacres.
  • Gran Bretaña, donde a partir de 1987 se prohibieron más y más tipos de armas, con un descenso sostenido en la tasa de homicidios y una sola matanza después del endurecimiento de 1996.
  • Japón, el país con menos número de armas… y con apenas cuatro homicidios violentos en el 2021.

Pero en Estados Unidos nadie toca el derecho a portar armas. Incluso en un momento de conmoción como el de esta semana, los progresistas se limitan a pedir que se prohíban las de gran calibre o se impida el acceso a ciertos individuos, mientras que los republicanos repiten que “no matan las armas, matan las personas”, de modo que el remedio es alguna otra cosa.

Ante la tragedia de este martes, por ejemplo, el gobernador republicano de Texas dijo que la solución sería armar a los maestros de todas las escuelas…

O sea que las creencias más estúpidas se dan también en los países más civilizados.

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