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Los diarios del domingo: una lectura caótica

Escrito por Manuel Guzmán

Manuel Guzman HennesseUn ejercicio divertido y elocuente para aprender a entender entre líneas.

Manuel Guzmán Hennessey*

Me gusta leer los diarios en diagonal, sobre todo los domingos, porque condensan los hechos de la semana entre líneas difusas y paradojas sutiles, que facilitan un reflejo más fiel de la realidad, que el que alcanzan a pergeñar los analistas.

Ocurre que el azar juega a favor de los domingos, y descubre a los lectores, aún entre las sábanas, la verdadera textura de la realidad: rugosa, movediza, veleidosa.

Si se le traspapela la sección de opinión, y debe comenzar a leer por la página de los chismes, no se preocupe, quiere decir que entre los chismes se agazapa el dato que le permitirá más tarde, cuando encuentre a los columnistas, redondear su propio análisis sobre aquello que ocurre.

Y como el café no le resultará un invitado quieto en la jornada, no se afane si tiene que detener la lectura de una columna y después no sabe por dónde era que iba. Empiece otra, y verá que así comprende mejor lo que desea saber. Déjese llevar por el caos… "una realidad bastante más sutil que la idea común de una confusión ocurrida al azar…una interconexión subyacente que se manifiesta en acontecimientos aparentemente aleatorios… modelos ocultos, matices, "sensibilidad" de las cosas, y ciertas reglas sobre cómo lo impredecible conduce a lo nuevo[1]"

Coma bien, y no salga muy temprano de la cama que hay bastante que leer, vaya repasando las hojas siguiendo más a su intuición que a su razón, pero no descuide, eso sí, las fotografías, incluyendo dentro de éstas a las de los avisos comerciales; ellas podrán hablarle mucho más que mil palabras.

Aproveche que es domingo y demórese, por ejemplo, en la contemplación reconfortante de una alegría genuina, la de Messi celebrando su gol (El Tiempo en la primera) y compárela, de soslayo no más, con la de "El Tripas", que ofrece El Espectador en su portada, no con el ánimo de que se le revuelvan a usted las idem, y se arruine como consecuencia su desayuno, sino para que no pierda de vista que este país es así: visceral.

Fui a buscarlas en la versión de Internet para ponerlas en esta nota, pero no están; sólo hay una de "El Tripas" de perfil que no lo favorece, por lo cual la descarto; y nada de Messi. Pero sí está "Sexo con Esther", que recomienda dos polvos a la semana, lo cual habla mejor de los editores de la página de Internet que de los del impreso.

Luego escaneo los dos diarios, y aprovechando la versatilidad editorial de esta revista,  reproduzco aquí las dos fotografías.

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Vuelvo a las columnas: El Espectador. Les propongo el siguiente ejercicio: conecten la última pregunta de Alfredo Molano (Espejito espejito…): ¿Tendrá suficientes hígados… Angelino… para lavarle las manos a Santos en sus futuras aventuras paranoides…? Con la respuesta que ofrece Alejandro Gaviria en su columna de al lado (Delfines octogenarios): Ojalá que no. Y luego sigan leyendo a Gaviria hacia arriba, para que vean que así se entiende mejor que hacia abajo. Lo primero que éste dice es que "uno y otros aspiran por supuesto a seguir mandando", aserto que aplica para Santos, para Angelino, para "los hijos de Mariano, Guillermo León y  Laureano". Y, entrados en fósiles, para Churchill, que viene de la columna de Molano, y que empieza por Juan Manuel Santos en la columna Espejito espejito. ¿Y por qué dice Molano espejito espejito?, se preguntará el lector desprevenido. Le contesta Osuna en la caricatura, ubicada estratégicamente arriba del título de Molano: ahí está el espejito atravesado por la expresión "La seguridad democrática".

¿Y de quién es la mano que sostiene al espejito? Ponga usted una flecha desde la columna de Gaviria hasta la de Héctor Abad y encontrará la respuesta: "No se sabe qué titiritero le hace abrir la boca (a Santos) en la mitad del rostro inexpresivo, aunque supongo que serán sus asesores gringos". Te equivocas Abad, sí se sabe: es Churchill.

Muñeco de ventrílocuo le llama el columnista (no a Churchill sino a Santos), y para que el lector tenga una noción cercana a lo que podría ser un muñeco de ventrílocuo manejado a control remoto desde ultratumba, Osuna lo dibuja en la caricatura "Panorama de la 2da vuelta", que pone justo diagonal al artículo de Abad.

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La realidad es así: bifronte; se compone de una trama visible y otra implícita, en la implícita se esconden los que manejan los hilos, y lo que vemos, en la parte visible de la realidad, es al muñeco gesticulando. Como si fuera un ventrílocuo inexpresivo, eso sí ya depende de la calidad del muñeco. Otros supongo que  lo harán mejor. Vaya uno a saber.

Entre las dos tramas de la realidad se configura un tejido conectivo que algunas veces nos descubre lo implícito y mediante los hilos conectivos nos facilita la comprensión de la totalidad. La realidad que se camufla en los diarios del domingo está en todo el diario, y no simplemente en esta columna o en aquella. Entre otras razones, porque el espacio limitado de los análisis alcanza tan sólo para una arista o dos de una realidad compleja.

A Ramiro Bejarano, por ejemplo, le alcanza su columna para lamentarse y condenar la tramoya del Gobierno en el caso del mercenario Yair Klein, y cuando titula "No nos crean pendejos" sugiere mucho más que lo que le permite la dictadura de los caracteres con espacios. La metáfora juega a favor del analista para completar su diagnóstico, y acaso mejorarlo. Pero este es un recurso del lenguaje de difícil lectura, pues requiere de lectores avezados en captar la sutileza. El azar del domingo vuelve en nuestro auxilio, y ante la dificultad de la metáfora nos ofrece un análisis complementario, este sí, en el lenguaje directo y llano de un periodismo escueto: la columna de María Elvira Samper "De doble moral, mejor no hablar", que aborda el mismo tema de la de Bejarano.

Y voy a El Tiempo: un editorial y dos columnas comentan sobre el ascenso de la candidatura Mockus Fajardo. La columna de Salud Hernández nos presenta de cuerpo entero a un señor conocido con el nombre de "morrongo". Voy a buscar la foto de "El Tripas" en la primera de El Espectador para ver si se parece a "morrongo" y descubro que se me ha traspapelado; no puedo salir hasta donde está la ventana para verificar si se ha escapado por allí, pues llueve a cántaros, sólo me resta confiar que aparezca la página, no sea que ese señor se quede aquí entre mis papeles, qué peligro.

Lo que dice el editorial y las columnas no es muy distinto de lo que muchos han dicho sobre la dupla Mockus Fajardo, pero es de subrayar que muchos lo sigan diciendo, lo cual hace crecer la audiencia en torno de una opción que hoy luce, de lejos, como la mejor.

Daniel Samper, quien anuncia su voto por el Polo, alcanza a vaticinar la posibilidad de un triunfo de Mockus, pues al cuidarse de citar a Juan Manuel Santos, cuyo nombre no aparece en su columna, escoge un encabezamiento contundente: "si Internet fuera una urna, Antanas Mockus ya sería presidente". Y aunque anota que es difícil pronosticar por ahora un resultado, la argumentación que maneja indica que ese es su pálpito, y el pálpito de los analistas no se lee entre los caracteres de lo explícito, sino entre el contexto de sus sugerencias implícitas: que vienen escritas en forma de pausas, énfasis, momentos, y respiraciones.

La de María Isabel Rueda se viene contra Noemí y contra Robledo, y es certero su análisis sobre las dos conductas de estos dos personajes. Lo de Noemí no es noticia (su hipersensibilidad sobre lo que publican los medios sobre ella), pero lo de Robledo sí, y un poco triste (reducir a una creación mediática el ascenso de Mockus). Él debería estar pensando en reconocer este repunte de quien no es de su partido, pero representa la ética, el decoro y la inteligencia que el Senador Robledo encarna y defiende, aunque no necesariamente su partido. Tanto de él como de Petro buena parte de este país espera un acto de grandeza, pero también de humildad, raras avis que son, tanto de la izquierda como de la derecha.

Hay también un discurso de campaña de Juan Manuel Santos escrito en forma de columna, sobre la educación. En él pontifica "En Colombia existen brechas inadmisibles…" y luego promete: "proponemos, primero, segundo, tercero, cuarto, para el año 2020 habrá cinco millones de niños que lean hablen y escriban correctamente el inglés… cerraremos las brechas… combatiremos la deserción… estableceremos la gratuidad… ampliaremos los incentivos… fortaleceremos los programas… promoveremos… avanzaremos… alargaremos… propenderemos…".

Ante mi imposibilidad de comentar sus opiniones sobre el tema de su columna, opté por ir al foro de los lectores del periódico, y allí entendí entre líneas, más bien explícitas, lo que quiso decir, y tal vez dijo, sólo que yo no lo pude entender, quizá porque venía en el idioma de W. Churchill. El foro a las 18.26 de la tarde del domingo tenía 212 opiniones. Pido a mis lectores que las lean, por lo menos algunas como acabo de hacer yo. Ellas no le resultan favorables al candidato columnista, y demuestran lo que Bejarano dijo en la suya, de "El Espectador": ¡no nos crean tan pendejos!

Lo que hace un lúcido analista, Jorge Gaitán Villegas, en "Domingo a domingo" (El Tiempo) es resumir un texto suyo en la pasada edición de Razón Pública y traer hasta nuestros días un documento profético en su momento, pero olvidado por muchos desde 1997: Destino Colombia, un ejercicio de planificación por escenarios, en donde uno de ellos: "todos a marchar" bien puede interpretarse como la descripción de la horrible noche que está por acabar. Destaca el analista que "la unión hace la fuerza" es el escenario que aún le estamos debiendo al país.

Una lectura caótica de los diarios, en la paz de un domingo, puede brindarnos una visión más fiel de la realidad, que la clásica lectura lineal de las noticias. La idea del caos, dicen Briggs y Peat, favorece nuevos modos de pensar y vivir la realidad, porque el caos tiene mucho más que ver con lo que no podemos saber, que con la certeza y los hechos propiamente; tiene que ver con el "dejarse ir", la aceptación de los límites, y la celebración de la magia y el misterio. Si prestamos atención a la sutileza, agregan, nos abrimos a dimensiones creativas que vuelven más profundas y armoniosas nuestras vidas.

Nos permiten, por ejemplo, soñar que otra Colombia es posible, si cambiamos a los gobernantes de la decadencia, por los de la esperanza. Pueda ser que estemos a punto de lograrlo: todos a soñar.

twitter1-1@guzmanhennessey

Nota de pie de página


[1] Briggs John y Peat David: Las siete leyes del Caos, Grijalbo Mondadori, Barcelona, 1999, p 4.

* Director de Klimaforum Latinoamérica Network, profesor investigador de la Universidad del Rosario, columnista de otros medioswww.manuelguzmanhennessey.blogspot.com

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