
Algunos personajes de la televisión o del teatro quieren mostrar su talento en el Congreso. ¿Acaso hay algo malo en que lo intenten?
Omar Rincón*
Futuro de los actores
Que los actores quieran ser “políticos profesionales” es más que justo y necesario: es legítimo.
Es más: lo harían mejor que muchos de nuestros “padres de la patria”, ya que estos sí saben actuar, y de eso se trata la política. He aquí seis razones para que los actores se lancen al poder, al poder de reparto, a ser los extra de la democracia.
Lógica de partido. Que los actores quieran ser “políticos profesionales”, o sea estén en el Senado y la Cámara, está bien y es su derecho; es más, está muy bien porque ellos son actores o sea que interpretan un guion, se dejan dirigir, pueden hacer parte muy “interpretativa” de una bancada, están en la lógica de partido. Su máximo valor es interpretar, representar, construir un personaje y dejarse dirigir por el jefe del partido.
Crean personajes. Lo que hace un político es interpretar, representar, construir un personaje. El que manda a las que sea como el innombrable, el mal hablado con seducción mediática como Benedetti, el que siempre es noticia como Roy, la que se hace la estúpida como la Cabal, la iracunda como Paloma, el mala leche como Néstor Humberto, el que es un meme como el que gobierna…
Si no se consigue una interpretación auténtica que exprese una singularidad se es muy mal político, o toca ser el político que mueve los hilos: los tramoyistas que organizan todo por billete, lealtades, corrupciones, para estos solo existe el billete: este es su único guion.
Lo que hace un político es interpretar, representar, construir un personaje
Ciudadanos y colombianos. Los actores deben estar en el Congreso porque si está gente sin educación y con verbo fácil para ofender y mentir como Macías, si están acusados de crímenes, si están los corruptos y los payasos… es un derecho democrático que estén ahí. Y es que no debemos olvidar que el único requisito para ser “político profesional” es ser colombiano y tener la edad y ser elegido y querer lucrarse con lo público para beneficio privado.
Política. Los actores deben estar porque, además de ser colombianos, estar preparados para actuar, saber seguir el libreto del que manda, no tener que exhibir un título académico… todos hacemos política en la vida cotidiana: yo hago política escribiendo esto, el que dice no estar en política la hace al no interesarse, el presidente al unir agua con gaseosa, y, obvio, los actores actuando y más si están en ACA, la Asociación Colombiana de Actores, el sindicato que defiende sus derechos laborales.

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Trabajadores de la cultura. Los actores deben estar legislando para defender su sector: el teatro, la tele, el cine y las artes performáticas. Todos los sectores tienen sus representantes, y los que no los tienen, los financian y hacen “actuar” para ellos como los bancos, las gaseosas, los canales de televisión, los ganaderos, los palmeros, los narcos, los constructores, los militares… Los actores deben tener sus representantes.
Circo. Pero definitivamente deben seguir moviendo el circo de la democracia. Por allí ya pasó Alfonso Lizarazo quien era el presentador de Sábados Felices y “ahora más cuentachistes”, Edgar Perea y su googogogogogoolllllll y la palabra mágica, Bruno Díaz que ha vivido toda su vida del papel de Fercho Durango de “Gallito Ramírez”… y están la seducción guabalosa de Gregorio Pernía, los chistes de la ‘Gorda’ Fabiola y Hugo Patiño que ya era el ‘Príncipe de Marulanda’, las virtudes de la reina Catalina Acosta, los modos melodramáticos de Lucero Cortes, la fuerza física de María Isabel Urrutia, el dribling de Willington Ortiz, Gustavo Bolívar y sus sin tetas no hay petrismo; ahora dicen que va Jorge Cárdenas que como actor más bien malón malón, pero que como uribista obedece a lo bien.
No debemos olvidar que el único requisito para ser “político profesional” es ser colombiano y tener la edad y ser elegido y querer lucrarse con lo público para beneficio privado
Dicho esto, lo problemático en la democracia colombiana es que los “actores de la política” ejercen esa ley de Peter que dice que “cada uno llega a su máximo nivel de incompetencia.” Hombres sin atributos, incompetentes pero tienen ego, o mejor, ganas de poder para poder.
Por eso cuando llegan allá, solo pueden ser actores de reparto que se ganan un sueldo por actuar como extras, ya que los que juegan al poder son los políticos al servicio de los innombrables que tienen a este país y a sus ciudadanos secuestrados en su circo político.
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Democracia colombiana
Todos los colombianos podemos ser “elegidos” como “actores” de nuestra democracia, pero antes deberíamos preguntarnos: ¿qué tengo yo para actuar bien ese papel?, ¿qué aporte singular puedo hacer?
Por eso prefiero la respuesta de Margarita Rosa cuando tuiteó el 11 de febrero que “les aclaro a los medios que lean esto: la política solo me interesa como ciudadana común y corriente. No quiero cargos públicos. No estoy capacitada para eso. Por favor, no se imaginen más esa ridiculez. Ya lo he dicho y lo seguiré repitiendo. Quiero ser estudiante. Nada más”.
Señores actores, actrices, mimos y payasos: lo harían mejor actuando y movilizándose en defensa de la cultura y exigiéndole a los gobiernos mejores políticas y recursos: lo mejor que pueden hacer es actuar la democracia de la calle y redes y vida y armar el boroló. Si quieren ser malos actores y un fraude, vayan al Congreso donde habitan los malos actores.