El apoyo de la izquierda sumó bastante a la elección del candidato-presidente, y la izquierda expresó con claridad sus exigencias al presidente electo. ¿Hará Santos la apertura política que demandan las fuerzas y sectores alternativos?
Álvaro Delgado*
Agradecimientos sin ganas
Todo el mundo pudo observar los gestos penosos del presidente Santos en el momento de reconocer públicamente la colaboración de las formaciones de izquierda en el triunfo de su candidatura.
Solo a punta de gritos femeninos – “¡…y Petro, …y Petro, …y Petro!”- se vio obligado a pronunciar esa palabra ominosa, pese a que la agrupación política del alcalde fue la primera en mostrar con hechos, públicamente, su apoyo al presidente, el mismo que unas semanas antes había destituido al jefe de “Progresistas”. dirigente.
Por supuesto, para las agrupaciones sociales del campo, para el Partido Comunista, la Unión Patriótica, Marcha Patriótica y demás grupos políticos independientes, tampoco hubo reconocimiento presidencial explícito en el momento del triunfo.
Para las agrupaciones sociales del campo, para el Partido Comunista, la Unión Patriótica, Marcha Patriótica y demás grupos políticos independientes, tampoco hubo reconocimiento presidencial explícito en el momento del triunfo.
Sin embargo, la presidenta del Polo Democrático, Clara López, afirmó el 17 de junio “que mi voto por la paz fue totalmente de principios, que no hubo acuerdo o negociación alguna con el presidente de la República y que no haré parte del nuevo gobierno”. Y añadió la ex alcaldesa de Bogotá: “Este es un triunfo de muchos, de millones. No lo vayamos a dilapidar faltando a nuestro compromiso con los Estatutos, el Ideario de Unidad, el respeto mutuo y la confianza depositada en nosotros por cerca de dos millones de compatriotas”.
En el Valle del Cauca, donde la votación por Santos aumentó notoriamente en la segunda vuelta, también la izquierda sentó su posición. Luz Betty Jiménez, quien presidió la Veeduría Ciudadana de Cali, afirmó que “El reelegido presidente Santos invitó a todos los colombianos a apoyar su mandato por la paz, en el entendido de que esta debe estar cimentada en la coparticipación social y la conciliación entre las clases sociales”.
Más que el triunfo del gobierno, lo que interesa a la izquierda es que Santos (o “Juan Pa”, para quienes no lo conocían personalmente) cumpla las promesas y los acuerdos pactados con las organizaciones sociales; que haya apertura democrática para los amplios sectores del pueblo y para la izquierda que sigue en la oposición; que se lleev a cabo la depuración de los sectores afectos al paramilitarismo que siguen incólumes al frente de las Fuerzas Militares y Policía; y que la guerrilla diga la verdad en La Habana.
![]() La reindustrialización y renegociación de los TLC fue uno de los puntos abordados por la declaración pública de Clara López y Aída Avella. Foto: Julian Hoyos |
Lo que exige el Polo
Tras los resultados de la segunda vuelta, las ex candidatas de la fórmula presidencial del Polo Democrático Alternativo-Unión Patriótica, Clara López y Aída Abella, expidieron una declaración pública donde agradecen el decisivo aporte de la izquierda a la opción de la salida negociada que encarna el presidente Santos, al tiempo que anunciaron que se mantendrán en la oposición a su gobierno. Los puntos centrales de la declaración fueron:
- Definitivamente la paz es el camino, la reconciliación hoy es un mandato inapelable que debemos asumir todos los colombianos, con entereza y firmeza.
- Esperamos plenas garantías para ejercer la oposición del Polo Democrático Alternativo, la Unión Patriótica y el conjunto de los movimientos sociales y políticos alternativos.
- Construir la paz implica el compromiso de culminar los acuerdos para la terminación del conflicto con las FARC y el ELN. El proceso de negociación con las FARC requiere ajustes. Como lo hicimos a lo largo de la campaña presidencial, seguiremos insistiendo en la necesidad de negociar un cese al fuego.
- >Desde la oposición seguiremos abogando por un cambio del modelo económico, la renegociación de los TLC para recuperar soberanía sobre importantes herramientas de política económica, la reindustrialización del país y el rescate del agro colombiano como modos de conseguir el pleno empleo con remuneración decente para la fuerza laboral. Insistiremos en la educación, la salud, la alimentación y la pensión como derechos y en una reforma de la justicia que la despolitice y haga posible eliminar la impunidad.
- Las garantías a la oposición comienzan por preservar el derecho a la vida, lo vual implica que el Estado comprometa toda su capacidad para desactivar las maquinarias de guerra responsables del exterminio de la Unión Patriótica y del asesinato de líderes sociales y políticos en las últimas décadas.
- Las garantías a la oposición también incluyen el acceso a los medios de comunicación del Estado y a la dirección de los órganos de control y fiscalización, al Consejo Nacional Electoral, la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores y la Junta Directiva del Banco de la República.
- Vigilaremos el cumplimiento de los compromisos que Santos adquirió con el pueblo colombiano en los días finales de la campaña: educación pública superior gratuita, extensión progresiva del mínimo vital de agua potable, reforma del sistema de salud: la salud como derecho y no como negocio.
![]() La presidenta del partido Unión Patriótica Aída Avella. Foto: Agencia Prensa Rural |
¿Cómo asegurar el posconflicto?
Por otra parte, el reconocimiento público por parte de los mandos de las FARC en el sentido de que también esa guerrilla ha victimizado a la población indefensa, va más allá de una simple confesión de culpa: es la admisión abierta de la inmensa pérdida de prestigio y apoyo popular que las FARC han sufrido en toda su larga historia.
Ya eso había ocurrido entre las poblaciones indígenas del país, cuyo sistema cultural y legal fue históricamente reconocido y respetado por los comunistas colombianos. Por ejemplo, las FARC han sido la única fuerza capaz de romper la unidad del pueblo Nasa, la comunidad indígena más desarrollada en materia de organización social y soberanía política. Ningún gobierno, ni siquiera el de Uribe, logró escindir las filas de ese pueblo.
Ahora la guerrilla se apresta a recibir a los voceros de las innumerables familias que agredió y victimizó en medio del silencio total de la izquierda más caracterizada.
Basta recordar que ni el Partido Comunista ni el Polo Democrático (entonces en manos del ex magistrado de la Corte Constitucional, Carlos Gaviria) aceptaron la evidente culpabilidad de la guerrilla en el asesinato de los once diputados del Valle ese fatídico 18 de junio de 2007. “No hay pruebas”, sostuvieron vergonzosamente.
Las condiciones contrarias a las organizaciones izquierda, principales artífices del triunfo de Santos, no desaparecerán sino al amparo de cambios políticos que hasta ahora no se ven.
Evidentemente, no puede confundirse a un agente político en armas, como han sido las FARC, con las bandas criminales a sueldo del militarismo, los terratenientes y los usurpadores de tierras.
Las FARC carecen hoy de credibilidad en amplios sectores populares de la ciudad y el campo y eso durará hasta que haya cambios de hecho. Mientras tanto, nuevas formaciones de izquierda van a aparecer en el país sin permiso de nadie.
Por lo demás, las condiciones contrarias a las organizaciones izquierda, principales artífices del triunfo de Santos, no desaparecerán sino al amparo de cambios políticos que hasta ahora no se ven. Los paramilitares, las bandas fascistas, los militares activos y en retiro juzgados y por juzgar, y los ejércitos anti-restitución de tierras siguen firmes en la vida nacional.
Y todos los gobiernos, incluido el de Santos, han consentido y ocultado la actuación política permanente, rayana con la insubordinación, que se mueve en el seno de las Fuerzas Armadas. Si no se corrige eso, auguramos el fracaso del posconflicto.
*Periodista independiente.