¿Se pregunta qué pasó con la reforma tributaria, ahora que se cayó la impopular ampliación del IVA? Aquí se lo contamos en palabras comprensibles.
Daniel Wills*
La mitad de lo de antes
Después de la tormenta política que desató la propuesta de ampliar la base del IVA, la semana pasada el gobierno radicó en el Congreso el Proyecto del Ley que le permitirá aumentar los ingresos a partir de nuevos tributos.
Este proyecto no incluye la propuesta de cobrar el IVA sobre nuevos productos o servicios (que hubiera producido cerca de 11 billones de pesos), ni la contrapropuesta, supremamente anti-técnica, de limitar las devoluciones al IVA (que hubiera recogido cerca de 6 billones), ni tampoco el IVA compensatorio para los declarantes de renta (que hubiera recogido un poco más de 2 billones).
Con la ponencia actual, el gobierno podría recaudar cerca de 7 billones: la mitad de lo que necesita para financiar el presupuesto.
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Como quedó, la propuesta del gobierno tiene cosas buenas, cosas malas y cosas feas.
Lo bueno: sí tributarán los más ricos
![]() Con la nueva reforma, se recogerían la mitad de los recursos. Foto: Pixabay |
Lo bueno de la ponencia es que hace un recaudo bastante progresivo. Más del 70 por ciento de los nuevos recaudos vendrán de modificaciones tributarias a los colombianos de más altos ingresos.
Ese es el caso de las modificaciones al impuesto de renta a personas naturales: no todos los declarantes de renta pagarán más impuestos. Solamente quienes tengan ingresos mensuales superiores a 25, 50 y 90 millones (que tenían tarifa de 33 por ciento), pasarán a pagar 35 por ciento, 37 por ciento y 39 por ciento respectivamente.
Otro punto positivo es la unificación de las cédulas. Antes de la reforma, una persona que además de su salario obtuviera ingresos por el arrendamiento de un apartamento debía declarar su salario en la cédula de ingreso laboral y la renta del apartamento en la cédula de ingresos de capital.
De aprobarse la reforma, tanto el salario como el arrendamiento quedarían dentro de la misma cédula. En total, las mayores tarifas en el impuesto de renta y la unificación cedular aumentarían el recaudo en 1,9 billones de pesos.
El nuevo impuesto al patrimonio también recaerá sobre los colombianos de mayores ingresos. Quienes tengan patrimonios superiores a 5.000 millones de pesos deberán pagar 1.5 por ciento del valor patrimonial.
Más del 70 por ciento de los nuevos recaudos vendrán de modificaciones tributarias a los colombianos de más altos ingresos.
El impuesto a los dividendos también es progresivo: los propietarios de empresas que reciban dividendos por más de 10 millones de pesos deberán pagar el 15 por ciento de ese valor.
Esto es adicional al 33 por ciento que ya han pagado las empresas por este ingreso. Por lo tanto, los dueños de las empresas contribuirán con cerca del 48 por ciento de los beneficios que produzcan (siempre y cuando reciban más de 10 millones mensuales de dividendos).
El impuesto al patrimonio permitirá recaudar 1,2 billones y el incremento de la tarifa a los dividendos aumentará el recaudo en 0,9 billones (si incluimos el impuesto de 7,5 por ciento para el giro de utilidades al exterior).
Finalmente, la ponencia propone que cuando un colombiano compre una vivienda nueva o usada por valor superior a 918 millones, debe contribuir con el 2 por ciento del valor de la vivienda. Esta medida permitirá recaudar cerca de 1,1 billones.
En total, los ajustes al impuesto de renta, patrimonio, dividendos y compra de viviendas (lujosas) permitirán recaudar unos 5 billones, es decir, el 70 por ciento del total del recaudo esperado. A su vez, estos nuevos impuestos ayudarán a disminuir la alta desigualdad que tenemos en Colombia.
La ñapa: impuesto a gaseosas y cervezas
También hay que celebrar la introducción del IVA plurifásico a gaseosas y cervezas. Las gaseosas y las cervezas pagan IVA en la fábrica, pero no cuando se venden en un establecimiento minorista, como una tienda o un restaurante.
Por supuesto que este impuesto no lo pagarán los más ricos, sino los que más toman gaseosas y cervezas. Sin embargo, pienso que este impuesto es benéfico porque desestimula el consumo de productos perjudiciales para la salud. Con el impuesto aumentará el precio y se puede esperar que disminuya el consumo de cerveza y gaseosa.
Aun si no lo hiciera, nuestro sistema de salud se financia en gran medida con impuestos y parece justo que quienes van a generar mayores costos al sistema por consumo poco saludable contribuyan un poco más a través de un mayor IVA. Esto permitirá recaudar cerca de un billón de pesos.
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Un detalle que ha pasado desapercibido es la creación de una comisión de expertos para estudiar el tema del sistema tributario territorial. ¡Otro punto positivo! Para dar un ejemplo, el impuesto de industria y comercio se cobra de manera muy ineficiente y teniendo en cuenta su importancia para el recaudo de los municipios, es hora de empezar a pensar cómo cobrarlo mejor.
Lo malo: habrá recortes en el presupuesto
![]() Un IVA especial a gaseosas y cervezas podría reducir su consumo. Foto: Secretaría de educación de Boyacá |
Lo malo es que se necesitan 14 billones y, según el mismo gobierno, esta ley solo recogería 7,5. Esto quiere decir que el ministerio de Hacienda tendrá que recortar el presupuesto recientemente aprobado.
Por su naturaleza, es mucho más fácil recortar el gasto en inversión que el gasto de funcionamiento. Para decirlo de un modo ilustrativo, es mucho más fácil cancelar la construcción de un colegio que no se ha iniciado, que cerrar una oficina de un ministerio o despedir funcionarios. Por eso, históricamente hemos visto que cuando el gobierno debe recortar los gastos, usualmente los rubros de inversión son los que más sufren.
Además, la propuesta no asegura ingresos estables en el futuro. El impuesto al patrimonio expira en 2022. El impuesto de renta a las empresas se mantendrá en 33 por ciento el próximo año, pero después se irá bajando gradualmente hasta llegar a 30 por ciento en 2022.
Lo anterior muestra que la reforma puede ayudar a resolver el desbalance fiscal solo en el corto plazo. Más temprano que tarde habrá que hacer una nueva reforma que vuelva a poner la casa en orden.
La reforma puede ayudar a resolver el desbalance fiscal solo en el corto plazo.
Además, el gobierno quiere que para 2019 se normalicen los activos que no fueron incluidos en las declaraciones de renta pero que existía la obligación legal de hacerlo. Estos activos pagarían un impuesto complementario del 13 por ciento. Sin duda es muy positivo avanzar en la normalización de capitales no declarados, pero el impuesto complementario se recibirá solo por una vez.
Por último, aunque sea positivo que tributen más los que tienen más recursos, es cierto que eso puede tener un impacto negativo a largo plazo. Por ejemplo, si el impuesto a los dividendos aumenta en Colombia, un inversionista puede optar por invertir en otro país que le cobre menos.
La disyuntiva entre crecimiento y equidad es, en muchos casos, inevitable. Sin embargo, dado el alto nivel de desigualdad de ingresos que hay en Colombia, el gobierno hace bien en favorecer la equidad. Vale la pena recordar que el 1 por ciento de los colombianos concentran el 20 por ciento de la riqueza.
Por otro lado, con relación al IVA, estos impuestos redistributivos también son más fáciles de evadir o de eludir. Una persona cuya fuente de ingresos son las rentas de apartamentos, puede no reportar esos ingresos a la DIAN y los inquilinos no tienen ningún incentivo para exigirle que los reporte.
En ese sentido, la administración tributaria tiene el reto de reducir la evasión en el contexto de una reforma que puede reducir la capacidad de fiscalización y las iniciativas para fortalecer a la DIAN son bienvenidas.
Lo feo: se favorecen ciertos sectores sin justificación
Lo feo de la ponencia son las exenciones que se introducen sin mucho sustento económico y violando el principio de equidad horizontal. Este principio establece que personas iguales deberían tributar de manera similar.
Pero con el proyecto que se presentó, el Gobierno otorga “regalos tributarios” a ciertos sectores que otros sectores similares no reciben. Las exenciones incluyen los proyectos de economía naranja, el sector hotelero, inversiones que aumenten la productividad agrícola, entre otras.
El argumento usual es afirmar que tales exenciones estimulan la inversión y el empleo. Pero en efecto todos los sectores económicos generan inversión y empleo: no es claro por qué el sistema tributario debería favorecer a unos y no a otros.
Más grave aún: en el caso de la economía naranja, la ponencia establece que el Ministerio de Cultura debe “emitir un acto de conformidad con el proyecto y confirmar el desarrollo de industrias de valor agregado tecnológico y actividades creativas”.
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En plata blanca, eso significa que los funcionarios del ministerio tendrán que decidir cuáles proyectos pagan impuestos y cuáles no. Sobra decir que esa discrecionalidad abre la puerta para que las exenciones se den a cambio de favores o sobornos.
Personalmente no creo que todas las exenciones sean necesariamente malas. Por ejemplo, tiene mucho sentido que las rentas por energías limpias queden exentas pues estos proyectos tienen beneficios para la sociedad que van más allá del beneficio privado que reciben los inversionistas.
En suma, creo que las cosas buenas de la ponencia superan a las malas. Ojalá que las comisiones económicas del Congreso se animen a modificar las feas.
*Profesor de Economía de la Universidad de los Andes.
@danielwillsr