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Llegar de España a El Dorado en tiempos del COVID-19

Escrito por Medófilo Medina
aeropuerto el Drado

Medofilo MedinaUn relato de primera mano sobre las precauciones que tomaron y no tomaron las autoridades del aeropuerto, y sobre los esfuerzos por ser atendido en las líneas telefónicas, conseguir un examen de laboratorio y obtener información.

Medófilo Medina*

No sabe, no responde

No tengo la competencia para presentar un análisis sobre el virus COVID-19; lo que sigue es un relato sobre mis temores de haber recibido la visita del virus, y sobre mis esfuerzos para evitar propagarlo y esclarecer mi situación de salud.

Llegué al aeropuerto El Dorado en un vuelo procedente de Madrid en la noche del 14 de marzo. Había en mi caso algunos motivos adicionales de preocupación: soy adulto mayor, y mi cónyuge había regresado muy recientemente de una estadía en Alemania con escala en París.

En el curso del viaje, los pasajeros recibimos un formulario que debíamos diligenciar para entregar a la llegada. Las preguntas eran pertinentes para tener una primera aproximación a mayor o menor sospecha sobre contaminación del pasajero. El formulario incluía los datos de identidad, edad, domicilio y números telefónicos.

En el aeropuerto, una joven comprobaba que los formularios hubieran sido diligenciados integralmente. A ella pregunté sobre la cuarentena, pero hube de clasificar su respuesta bajo el ítem de: No sabe, no responde.

Los viajeros recibimos una hoja de Minsalud: ¨Recomendaciones para personas que viajan a Colombia¨. En ella tampoco se consignó que los pasajeros estaban obligados a entrar en cuarentena y nadie llamó la atención sobre ese punto.

Las recomendaciones recordaban el uso del agua y el jabón y otras medidas de tenor similar; pero, en caso de síntomas graves, la instrucción era “ir al servicio de salud”. Esto es contraindicado, dado que en su trayectoria el posible portador va distribuyendo el virus hasta llevarlo a su médico.

Como siempre: se obedece, pero no se cumple

Finalmente, el funcionario de inmigración encargado de estampar el sello que autoriza a ingresar al país recibió el formulario. No había personal del sistema de salud y no se practicó ninguna evaluación médica, ni siquiera el uso simple de termómetro.

En mis búsquedas siguientes estudié la resolución 380 del Ministerio de Salud y Protección Social del 10 de marzo de 2020, que dice en su Artículo Primero: “[…]se adoptan las medidas preventivas sanitarias de aislamiento y cuarentena de las personas que a partir de la entrada en vigor del presente acto administrativo arriben a Colombia, de la República Popular de China, de Italia, de Francia y de España”.

No había personal del sistema de salud y no se practicó ninguna evaluación médica, ni siquiera el uso simple de termómetro.

Según mi experiencia, esas medidas no se tomaron. Tampoco dispongo de evidencia alguna para asegurar que se cumple con el numeral 2.2.2: “Realizar el seguimiento epidemiológico a las personas que arriben a Colombia provenientes de los países de que trata el artículo 1”.

Pero los hechos confirman que la disposición tenía una clara razón de ser: aunque se debe partir del severo subregistro, de los 235 casos confirmados en Colombia por el Instituto Nacional de Salud (INS) hasta el 22 de marzo a las 8 de la noche, 147 casos corresponden a personas procedentes de países con circulación de COVID-19.

Gracias por la espera; siga en la línea

Una vez concluido el capítulo ‘aeropuerto’, el 15 de marzo invertí mis esfuerzos en la búsqueda de información por teléfono sobre cómo proceder en caso de razonable sospecha de contaminación.

Empecé por el número indicado en la hoja distribuida en el aeropuerto: 3305041. Después de marcar infructuosamente, me encontré con el mensaje de que el número estaba temporalmente suspendido. Con paciencia marqué otros números de los varios que circulan para ayudar a la ciudadanía en esta emergencia. No tuve éxito.

Luego, aún en busca de información, llamé a la institución de salud a la que estoy afiliado: Unisalud. Pude escuchar canciones optimistas y diversos avisos al usuario para hacer ágiles los trámites y que invariablemente culminaban en la invitación: “continúe en línea”. Finalmente escribí, y aunque Unisalud no tenía fórmulas en relación con el Coronavirus, me dotó de nuevos números telefónicos.

prueba covid-19

Foto: Gobernación de Santander
Acceder a una prueba de covid-19 es casi imposible.

Me indicaron que me dirigiera a la Secretaría de Educación de Salud. Llené un formulario y recibí respuesta. Mi caso quedó registrado. El 20 de marzo recibí la llamada de una funcionaria que me preguntó por mi estado de Salud y prometió mantener un seguimiento.

Puede leer: COVID-19: ¿qué tan preparado está el sistema de salud colombiano para enfrentarlo?

Palos de ciego

En mi ingenuidad, desde el comienzo de las llamadas tenía la pretensión de que se me administrara una prueba.

Las evaluaciones internacionales destacan dos variables estratégicas en el manejo de la pandemia: el confinamiento radical de la población en sus domicilios y las pruebas de contaminación. Sobre la primera variable, las autoridades han tomado decisiones relacionadas con la cuarentena y la población ha acatado las medidas.

Pero en lo tocante a las pruebas, la situación en Colombia es extremamente precaria. Para el 20 de marzo de 2020, Corea del Sur acumulaba 316.664 pruebas y Alemania para el 15 de marzo presentaba 167.000. Para el 20 de marzo el número de pruebas alcanzado en Colombia fue de 6.334.

Pero en lo tocante a las pruebas, la situación en Colombia es extremamente precaria

Corea del Sur y Alemania comparten como característica de sus sistemas de pruebas que estos están extendidos en el territorio y tienen un carácter activo. Esto significa que las agencias de salud buscan los casos en vez de esperar las solicitudes.

Mauricio Marulanda anota que en Corea el gobierno creó una red de laboratorios públicos y privados en todo el país. Las personas no necesitan abandonar su vehículo para practicarse la prueba.

En Colombia no es solo que el sistema es pasivo, sino que quien quiera ser sometido a una prueba diagnóstica entra en un laberinto insuperable.

El Instituto Nacional de Salud está en condiciones de efectuar 1600 pruebas diarias, la Secretaria de Salud de Bogotá 200 pruebas diarias y en Medellín hay la capacidad para un número similar. El tiempo que transcurre entre la toma de la muestra y la recepción de los resultados en Colombia puede tardar de tres a siete días. En Alemania el tiempo necesario es de tres a cinco horas y en China es de dos horas.

Lo anterior significa que el gobierno desarrolla una estrategia de contención del COVID- 19 en buena medida a ciegas. ¿Quién, de cara a esas realidades, puede creer en las cifras oficiales sobre contaminados? Según el Ministerio de Salud, hasta el 20 de marzo la cifra era de 158 casos.

¿Retórica o acción?

En mis búsquedas personales me he encontrado con respuestas oficiales oportunas.

Por ejemplo, por una red de vecinos en Subachoque, recibí información de la alcaldía del tratamiento dado a un caso de contagio. La persona en cuestión, un hombre de 33 años, fue llevado a Facatativá, donde se le practicó la prueba y resultó positiva. También se hicieron las pruebas a los demás miembros de la familia, que resultaron negativas. Quizá el caso llevó al alcalde a declarar el toque de queda nocturno en el municipio.

Hay otras experiencias locales que muestran que a veces las administraciones están en capacidad de operar con celeridad y eficacia en la contención de la expansión del virus. Por ello el alarde de la ministra del Interior, desautorizando las iniciativas de mandatarios regionales y locales, no puede tomarse sino como manotazo autoritario y reflejo centralista y no como justificado reclamo de coherencia gubernamental.

Ingreso a colombia desde el exterior

Foto: Aerocivil
¿Hubo los suficientes protocolos para entrar a Colombia cuando ya se sabía de la presencia y propagación del coronavirus?

Puede leer: El COVID-19: las disputas políticas y la carrera por la cura

El coronavirus y las necesidades de análisis

El coronavirus es una amenaza mortal, pero también una oportunidad para reflexionar sobre la pendiente por la que ha rodado el sistema de salud en Colombia y que hoy lo muestra tan inadecuado para responder a la pandemia

Algunos análisis han advertido sobre esto. Uno de ellos es: Análisis y propuestas para afrontar la fase crítica de la pandemia de COVID-19, elaborado por profesores del Doctorado Interfacultades en Salud Pública de la Universidad Nacional. Además de hacer una evaluación del proceso, el documento propone acciones para el presente. De estas, destaco las siguientes tres:

  • Destinar los recursos públicos nacionales y locales disponibles en el sector salud a tomar medidas de salud pública de manera directa y sin intermediación, en el marco de la declaración de emergencia.
  • Fortalecer cuanto antes la capacidad institucional para realizar las pruebas diagnósticas con la participación de laboratorios públicos y privados, por lo menos en las ciudades capitales.
  • Identificar los centros de atención de la red pública y privada de todas las ciudades grandes e intermedias y sus requerimientos de dotación e insumos —en especial de protección del personal de salud, equipos de cuidados intensivos y respiradores— para responder al reto de atención según el cálculo de demanda por edad en cada región del país, aprovechando para esto de la experiencia de otros países.

* Cofundador de Razón Pública. Para ver el perfil del autor, haga clic aquí.

 

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