Otro frenazo a la descentralización. Una Ley más que aumenta los controles del gobierno central pero asfixia a las regiones sin garanía de mejores proyectos ni de que exista menos corrupción.
Amylkar D. Acosta Medina*
Acumulación de poder
Fue aprobado por el Congreso y sólo espera la sanción presidencial para convertirse en ley de la República el proyecto de ley 130 (Senado) y 158 (Cámara de Representantes), mediante el cual se dispone que “los proyectos de inversión susceptibles de financiación por los Fondos de Desarrollo Regional (FDR) y del Fondo de Ciencia, Tecnología e Innovación (FCTI), para su aprobación deberán contar con el voto positivo del gobierno nacional.”
![]() “No se podrá aprobar un proyecto sin el visto bueno del gobierno nacional en los OCAD”: el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas. Foto: presidencia |
Así mismo, “…los proyectos susceptibles de financiación con cargo al 60 por ciento del Fondo de Compensación Regional (FCR) deberán contar con el voto positivo del Gobierno Nacional” [1]. Como quien dice, cambiaron las reglas del juego en la mitad del partido.
Con el nuevo Sistema General de Regalías (SGR) el gobierno central había quedado con la sartén por el mango, dado que a través del Departamento Nacional de Planeación (DNP) controla la Secretaría del órgano rector del SGR, la administración del Banco de Proyectos y la aprobación de los mismos, pero como si fuera poco quedó también con el manejo del Sistema de Monitoreo, Vigilancia, Control y Evaluación (SMVCE) de la ejecución de los recursos de los fondos que hacen parte del mismo, con poder sancionatorio. Ahora se pretende que tengan poder de veto los delegados del gobierno central en los órganos colegiados de administración y decisión (OCAD).
Pero, bien se ha dicho que una mala causa empeora cuando se la trata de defender. Afirmó el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, que si la ley es aprobada por el Congreso “no se podrá aprobar un proyecto sin el visto bueno del gobierno nacional en los OCAD” [2]. Y se apresura a aclarar que “no se trata de centralismo, se trata de consensuar…Se requiere que el gobierno esté de acuerdo” [3].
Al paso que vamos terminarán dando la razón al ex ministro Rudolf Hommes, quien sostiene con todo el desparpajo del que es capaz que “el control central fortalece la descentralización” [4].
Según el ministro Cárdenas con esta medida se busca que los recursos provenientes de las regalías no se despilfarren, que no se vuelva a financiar con ellos piscinas con olas [5]. Este fue el mismo caballito de batalla del gobierno para arrebatar las regalías a los departamentos y municipios productores y portuarios que las venían recibiendo en forma directa.
Ahora se trata de despojar de su manejo a todos los departamentos y municipios del país, a los cuales se les asignó la mermelada esparcida por el ex ministro Echeverry “en toda la tostada nacional” a través de subcuentas en los distintos fondos. ¿Dónde quedó su promesa de que él podía “escribir sobre una piedra que no se van a centralizar las regalías” [6]?.
El ministro Cárdenas aduce que el gobierno busca “que los proyectos tengan un verdadero impacto, que sean proyectos transformadores, que realmente cambién la realidad de nuestro país, no queremos más microproyectos ni atomización de recursos, ni de bajo impacto” [7].
A lo cual le ripostó el gobernador de Antioquia Sergio Fajardo, con sobrada razón, quien no acepta que se acuse a las regiones de no tener visión de grandes proyectos. Quiero ver, increpa Fajardo, “cuál es el liderazgo del gobierno; que nos muestren ellos los proyectos de los que tenemos que aprender” [8].
Por el contrario, abundan los casos lamentables, de mala conceptualización y peor estructuración de proyectos a cargo de la Nación, particularmente del Ministerio de Transporte, con lesión enorme para el fisco.
Y, como lo registró la prensa nacional, el sólo anuncio de esta atrabiliaria medida provocó la airada reacción de los gobernadores, por considerarla “un retroceso al viejo sistema y una contrareforma sin haber implementado aún el nuevo miodelo” [9].
Tampoco han dado buen ejemplo
El mensaje implícito en la declaración del ministro Cárdenas es: si se deja en manos de sus verdaderos titulares el poder de decisión sobre la destinación de los recursos del SGR existe un alto riesgo de corrupción; no así si el gobierno central es quien decide a la hora de determinar la viabilidad de los proyectos susceptibles de financiar con tales recursos.
![]() Echeverry: ¿Dónde quedó su promesa de que él podía “escribir sobre una piedra que no se van a centralizar las regalías”?. Foto: presidencia |
Cabe preguntarse: ¿ en dónde queda el voto programático y el cumplimiento del mismo por parte de gobernadores y alcaldes que fueron elegidos para honrar su cumplimiento [10].
Esta actitud maniquea por parte del gobierno central, que estigmatiza injustamente a las regiones, utilizando estereotipos, olvida sórdidos episodios por parte del DNP, cuando tuvo en sus manos el manejo del Fondo Nacional de Regalías (FNR).
Se han mencionado mucho las piscinas con olas como ejemplo de mala asignación de recursos de inversión — pero como en casa de ahorcado no se menciona la soga — se le pone sordina al escándalo que rodeó el giro por parte del FNR a la Alcaldía de Valledupar con destino a la construcción del Parque de la Leyenda Vallenata.
Fueron 15.000 millones de pesos que se desviaron en su destinación para fines ajenos a los prescritos por la Constitución y la Ley; de estos recursos todavía andan embolatados más de 1.360 millones de pesos, que nunca se ejecutaron.
El protagonista de este embrollo judicial es nada menos que el DNP. Casos como este, en donde los malos manejos involucran a funcionarios del gobierno central, abundan como la verdolaga. Ello me ha llevado a aseverar, sin lugar a equivocarme, que en este país hasta la corrupción está centralizada.
Me temo que el poder de veto del gobierno en los OCAD se convierta en un medio de domesticación del congreso por parte del ejecutivo y los recursos del SGR terminen convertidos en los execrados cupos indicativos, modalidad criolla del anglosajón barril de los puercos, fuente del clientelismo y de la corrupción, que vino a reemplazar los tristemente célebres auxilios parlamentarios.
Equidad, anuncios y ejecución de proyectos
Pero, mientras esto ocurría en el penumbroso Capitolio Nacional, desde París llegaba a los medios un despacho de prensa dando cuenta del gran anuncio que hizo el Director del DNP, Mauricio Santamaría, ante la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Según él, “debido al nuevo Sistema General de Regalías, el Índice Gini (que mide la desigualdad) cayó 53 puntos (¡!), lo que beneficia a los municipios más pobres” [11]. Este es un verdadero prodigio, pues con el sólo anuncio de la inversión de los 6 billones de pesos presupuestados para este año, la desigualdad interregional desapareció como por arte de birlibirloque… se espantó.
A estas alturas, cuando el año está tocando a su fin es cuando se están aprobando los primeros proyectos en volandas a través de los OCAD, que han resultado paquidérmicos y remolones.
Pero, una cosa es que se aprueben esos proyectos y otra cosa es la ejecución de los mismos, por lo que nos atrevemos a decir que aún no se ha girado un solo peso… y ya bajó la desigualdad dramáticamente.
Ello no deja de ser una ironía en momentos en que el gobierno central, de un manotazo, les quita el control y manejo a las entidades territoriales de recursos que les pertenecen, por mandato constitucional. Ciertamente estamos en el extraño mundo de Subuso regido por el gobierno de los anuncios.
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* Miembro de Número de la ACCE.
@amylkaracosta