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Las Ramblas y el terrorismo como propaganda

Escrito por Jorge Mantilla

Manifestación por las víctimas del ataque en Ramblas

Jorge MantillaLos grupos terroristas usan los atentados para propagar el miedo y fortalecer así su proyecto, pero tanto los medios de comunicación como internet ayudan a que esos grupos cumplan estos objetivos.

Jorge Mantilla*

El último atentado

El ataque del pasado 17 de agosto en el sector turístico de las Ramblas en Barcelona, que dejó cerca de 15 personas muertas y más de un centenar de heridos, trajo de nuevo el terror a Europa.

También puso en evidencia las limitaciones de las políticas de prevención y control del terrorismo que han venido desarrollando de manera estricta los países de Europa occidental tras los ataques terroristas de 2015 en París.

Del mismo modo que había ocurrido antes en Niza, Berlín, Suecia y Londres, el atentado fue un atropello masivo. Se trata de una modalidad que muestra de manera contundente la vigencia del terrorismo como forma extrema de violencia asimétrica en un contexto de acelerada radicalización yihadista en diferentes partes del mundo. Con esto revive la pesadilla inacabable de la guerra contra el terrorismo declarada por el presidente Bush tras los atentados de 11 de septiembre en Estados Unidos.

En este caso lo sorprendente no es solo el aumento de casos de atropellos masivos o de apuñalamientos espontáneos que hacen ver a los organismos de inteligencia como novatos. También es sorprendente la manera como el Estado Islámico ha capitalizado estos ataques, mientras que en el plano estrictamente militar las derrotas sufridas en el último año a manos de los ejércitos sirio, iraquí, ruso, iraní y libanés, entre otros, parecen llevar a la organización a un punto de no retorno.

Con la eventual confirmación de la muerte de su líder Abu Bkar al Bagdadi es de esperar una reestructuración del Estado Islámico con su consecuente fragmentación y el inicio de nuevos ciclos de violencia.

El miedo ha llegado a Europa para quedarse. Por eso quienes acumulan reputación y capital político entre sus bases de jóvenes migrantes en los suburbios de toda Europa se dan el lujo de publicar su primer video en español donde prometen hacer de España la tierra del Califato. ¿Y qué política antiterrorista podría impedir un atropellamiento masivo?

El terrorismo como publicidad

Atentado terrorista en las Ramblas
Atentado terrorista en las Ramblas
Foto: Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información

Tras los atentados contra las torres gemelas en 2001, el experto en seguridad Brian Jenkins acuñó la frase “el terrorismo es teatro”. Con esto alude a la tragedia tanto de quienes mueren como de quienes presencian esas muertes, y sobre todo de quienes al borde de la muerte son filmados por espectadores atónitos en piezas fílmicas subidas a redes sociales.

El terrorismo como estrategia de comunicación tiene como antecedente el anarquismo del siglo XIX, que lo prefería como forma de propaganda realizada mediante el regicidio y otras acciones referidas por Albert Camus en la obra de teatro Los justos. “Mata a uno y asustarás a diez mil”, fue la inspiración de “héroes” inmortalizados por los nihilistas del siglo XIX y principios del XX y por la propaganda anarquista por haber desencadenado olas de atentados contra la nobleza de España, Italia y Alemania.

Como ocurrió con la violencia anarquista, que se consideraba la chispa que provocaba un incendio, esta nueva modalidad de atentados yihadistas perpetrados por jóvenes del común –a quienes sus allegados describen resignadamente como personas normales– ha desencadenado un proceso de emulación que ha llevado incluso a que algunos afirmen que las noticias acerca de ataques terroristas producen más ataques.

Y es que los atentados realizados por sujetos como Younes Abouyaaqoub en Barcelona, Labouaiej Bouhlel en Niza o Anis Amri en Berlín no tendrían ningún sentido si no fueran ampliamente conocidos por toda la sociedad. Esto implica que al no difundirse una acción se desperdiciaría su potencial simbólico y político toda vez que el impacto quedaría reducido al círculo de las víctimas y de sus allegados, lo cual alteraría el esquema racional de costo-beneficio que se supone que es la base de toda violencia terrorista.

Esta nueva modalidad de atentados yihadistas perpetrados por jóvenes del común– ha desencadenado un proceso de emulación

De acuerdo con el historiador Bruce Hoffman en su libro A mano armada: historia del terrorismo, es evidente que la necesidad de los medios de publicar la primicia conduce a un interés desproporcionado por el drama humano. Esto lleva a que en gran parte de los casos se muestren el sufrimiento, el dolor y la angustia de los familiares y amigos de las víctimas del terrorismo. Según Hoffman, “De este modo, la dimensión vicaria de un atentado terrorista es decir, inducir a millones de telespectadores y lectores de prensa a pensar “gracias a Dios, no he sido yo”, es eficazmente explotada tanto por los terroristas como por los periodistas”.

De esta manera el miedo se difunde ante la impotencia de las autoridades y de los ciudadanos. Una muestra de ello fue la gran alarma que causaron entre las fuerzas antiterroristas de Estados Unidos y Francia los accidentes de tránsito que involucraron a personas atropelladas en los días siguientes al ataque de las Ramblas. Tal fue el caso de Estados Unidos, donde una mujer perdió el control de su vehículo y atropelló a una multitud que observaba el eclipse solar, o de Marsella, donde un vehículo embistió dos paradas de autobús. Ambos accidentes recibieron inicialmente el tratamiento de un incidente terrorista.

A diferencia de estos, otros tipos de hechos violentos ocurren diariamente en diferentes partes del mundo sin que las autoridades o la opinión pública les presten mayor atención. Un ejemplo es la incursión de un grupo armado que dejó varios muertos en uno de los hospitales más importantes de Guatemala un día antes de los atentados en Barcelona. Igualmente, pocos se han interesado por las 2.100 personas que han sido heridas con arma de fuego este año en Chicago o por las 400 que han muerto por esta violencia epidémica en la misma ciudad.

El punto central de la cuestión está entonces en la manera como el terrorismo logra su propósito de ser difundido en los medios de comunicación gracias a una violencia que parece absurda para los espectadores atónitos que filman los atentados con sus teléfonos celulares. Como si la otra violencia no fuera absurda también.

El falso debate migratorio

Persecución a culpables de los atentados en España.
Persecución a culpables de los atentados en España. 
Foto: Conexión Capital

A pesar de las manifestaciones de rechazo al ataque y de la solidaridad por parte de la comunidad musulmana de España, los sectores conservadores más radicales de toda Europa y Estados Unidos no han desaprovechado esta oportunidad para llevar de nuevo el tema de la política migratoria al centro de la agenda política.

Los atentados realizados no tendrían ningún sentido si no fueran ampliamente conocidos por toda la sociedad. 

Es ampliamente conocido que –a pesar de la islamofobia que propagan estos sectores conservadores que en diferentes países europeos vienen ganando terreno electoral– varios de los atacantes y sus redes de apoyo no han tenido contacto directo con el Estado Islámico. De hecho, muchos de ellos tenían nacionalidades europeas porque hacían parte de segundas y terceras generaciones de migrantes.

La evidencia demuestra que los foros yihadistas en internet son cada vez más decisivos en los procesos de radicalización de jóvenes de países occidentales. Así lo comprobó el estudio realizado en 2011 por el Departamento de Criminología de la Universidad de Illionis, en Chicago, que consistió en un análisis del contenido al que accedió una muestra de 2.200 participantes en 15 foros yihadistas de internet activos en esa época. Entre los resultados se encontró que los foros, además de ser utilizados como plataformas ideológicas, estaban haciendo circular una creciente cantidad de contenido relacionado con formas de organización y medios operativos para cometer ataques en el extranjero.

Un gran número de bombonas de butano, quinientos litros de acetona, una gran cantidad de clavos para ser utilizados como metralla y varios detonadores encontrados por la policía española indican la transferencia de un conocimiento bastante artesanal para llevar a cabo  atentados terroristas.

En relación con esto cabe anotar que, según la confesión de las personas capturadas, la explosión accidental ocurrida en la localidad española de Alcanar, donde murió Abdelbaki Es Satty –señalado de ser el líder de la célula de la que hacía parte Younes Abouyaaqoub, autor material del ataque–, aceleró las actividades de los atacantes y llevó a uno de ellos a tomar la decisión de cometer el atropello masivo. De no ser por este incidente el atentado de Barcelona hubiera sido de mayores proporciones.

Experto en Seguridad y Defensa, becario Fulbright en el doctorado en Criminología, Derecho y Justicia en la Universidad de Illinois en Chicago.

 

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