
La ANDI reunió a los principales aspirantes a la presidencia para que hablaran sobre sus propuestas económicas. Qué dijeron y cuáles son sus diferencias.
Jaime Acosta Puertas*
Un espectáculo anticipado
No acababa de posesionarse el presidente Duque el 7 de agosto de 2018, cuando otros ya habían arrancado la campaña para sucederlo. La popularidad del presidente siguió cayendo rápidamente, porque no sabía bien para dónde iba, y hoy, un año antes de terminar su periodo, el presidente está de salida.
Los grandes medios también montan la comedia electoral temprano. Esto da pie a un cortoplacismo muy poco constructivo, pues no hay futuro más allá del periodo de cada presidente. Por eso, la nación navega con la brújula corta, con obras a medias, planes de corto plazo y promesas incumplidas.
Los precandidatos presidenciales deben pasar por ese espectáculo bajo una alta presión, pues ni siquiera son candidatos todavía. Un ejemplo es el encuentro de precandidatos que organizó la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI) este 10 de agosto.
El foro tuvo un componente presencial y otro virtual. Cada personaje intervino después de la reiteración de las reglas de juego y, al terminar, fue aplaudido por unos desganados empleados de la ANDI y unos cuantos empresarios. ¿Qué tuvieron en común sus intervenciones? ¿Y qué dijeron los precandidatos que, por ahora, encabezan la intención de voto?
Preocupación compartida
Hay un grupo de autoelegidos sin opción real que no lograrán tener una propuesta robusta, porque pronto quedarán a la vera del camino.
A pesar de lo anterior, hubo algunos elementos comunes en las intervenciones: por ejemplo, todos mostraron preocupación por las razones de la protesta social. La protesta está controlada, pero no superada, porque los problemas no se han resuelto y las reformas andan a paso de tortuga, razón por la cual el Comité Nacional del Paro llamó a una nueva movilización este 26 de agosto.
En muchos años no se había sentido tanta preocupación y necesidad de dar respuesta, por convicción o por obligación, a los problemas sociales y económicos del país. En 2020, el 42 % de los colombianos estuvieron en situación de pobreza, y el 50% de vulnerables que conforman la clase media siguen en la incertidumbre. Apenas un 8 % de la gente no tiene angustia monetaria y relativa preocupación por el futuro.
El colchón del narcotráfico ayudó al espejismo del buen crecimiento de la economía en el último trimestre –sobre todo en regiones productoras y exportadoras–. Ese crecimiento está sustentado en una economía superficial y bastante ilegal. Pero sobre este tema poco o nada se dijo, porque a los empresarios no les interesa: el narcotráfico mueve la facturación.
Lo que dijeron
En materia de políticas para atacar el desempleo, casi todos insistieron en hacer más de lo mismo: mayor eficiencia del Estado, más ahorro de gastos inútiles en el gobierno y más inversión pública, a pesar de un estrecho espacio fiscal.
Los tres exministros de Hacienda (Mauricio Cárdenas, Juan Carlos Echeverry y Óscar Iván Zuluaga) lanzaron muy pocas propuestas nuevas. Aunque Echeverry dijo que es hora de otra economía, no dijo cuál ni cómo alcanzarla, y Zuluaga nuevamente recurrió a las ideas de la seguridad democrática y la confianza inversionista de Uribe. Para ellos el modelo esencial es proteger el modelo que traemos.
Otros precandidatos plantearon la necesidad de superar la dependencia de los minero-energéticos y de avanzar hacia nuevos sectores. Solo uno, Juan Manuel Galán, habló de transformación productiva, con educación, ciencia y tecnología, y Dilian Francisca Toro, de reformar a fondo el sistema de salud.
En materia tributaria –pregunta obligada para ver a qué candidatos se apoya más o menos, a cuál se le da más o menos vitrina y a cuál se le da más o menos plata–, ninguno dijo mucho, porque la nueva reforma tributaria está en camino y no se sabe cómo saldrá del Congreso.
Hizo falta Francia Márquez, que representa a una población marginada. Su ausencia muestra la Colombia polarizada en lo político, lo racial, lo social y lo cultural, y proyecta la violencia real y simbólica que se vivió durante el Paro Nacional.
Petro
Las encuestas más reciente muestran que los dos precandidatos con mayor intención de voto son Gustavo Petro y Sergio Fajardo, en ese orden. Por eso me centraré en lo que ellos dijeron durante el foro.
Según Petro, para que haya empleo debe haber crecimiento y, para ello, reindustrialización y agricultura. Además de raquítico, el mundo rentístico es enemigo de un desarrollo sano y rápido. Y una economía basada en fósiles, como la actual, llevará a una crisis sin salida por motivo del cambio climático.
Para Petro, el modelo productivo debe cimentarse en la agricultura y la industria. Aunque nada dijo de los servicios, cuando estos son la parte final de la cadena que nace en la tierra y se enlaza con las industrias en las ciudades y áreas rurales. Petro dijo que era necesaria una protección temporal, por ejemplo, vía aranceles, y también propuso sustituir importaciones para fortalecer la producción nacional.
Dijo que la política de tierras es improductiva, salvo en algunos territorios y cultivos, y que la tierra se debe gravar con impuestos. Propuso disponer de una banca pública potente que haga lo que no hace la banca privada para relanzar la economía y transformar la especialización. Y que se debe impulsar una reforma tributaria para crear empleo y elevar la productividad, con impuestos a los patrimonios particulares y no a las empresas, racionalización de la exportación de utilidades para que esos recursos se reinviertan en más producción, y una disminución del impuesto a las empresas productivas, sobre todo a las pequeñas y medianas.
Para elevar la productividad, Petro dijo que debemos mejorar la calidad de la educación y aumentar las capacidades en innovación. También dijo que se debe impulsar la economía del cuidado como acción de empleo de urgencia garantizado por el Estado.
En suma, la suya es una propuesta de corte socialdemócrata donde no hay atisbos de comunismo. La inquietud con Petro es cuál será su estilo de gobernar y con quién.
Fajardo
Antes que nada, debo decir que colaboro en la construcción programática de esta campaña, por lo que haré una interpretación personal, en consecuencia no comentaré el contenido de la intervención de Fajardo.
El centro de su propuesta económica es transformar el sistema productivo para superar la dependencia de las exportaciones minero-energéticas, mejorar la competitividad de la agricultura, industria y servicios y, sobre todo, desarrollar nuevos sectores con un elevado contenido de complejidad tecnológica. Estas estrategias propiciarán un mayor crecimiento de la economía con equidad.
Según Fajardo, esto permitirá aumentar las exportaciones y, a mediano plazo, hacer que la agricultura y la industria retomen la participación que tenían en el PIB cuando comenzó la apertura de la economía hace treinta años. Para entonces, tenían el 12% y el 24 %, y ahora tienen apenas el 6 y el 12% respectivamente. El objetivo de Fajardo es que a finales del 2026 se llegue al 8 y 14 %.
Para lograrlo, Fajardo propone una estrategia de empleo de emergencia, que ya es pública. También dijo que la ciencia y la tecnología deben estar en la base de ese proceso de cambio productivo y, para ello, al menos duplicar la inversión en investigación y desarrollo. Esto permitirá aumentar la productividad, las exportaciones, y elevar la calidad de la educación según las necesidades del sistema productivo.
Por supuesto, lo anterior debe relacionarse con el desarrollo sostenible para impulsar la bioeconomía, las ciudades inteligentes sostenibles y las zonas rurales igualmente inteligentes y sostenibles. Para Fajardo, los bancos de desarrollo y los fondos de capital de riesgo juegan un papel determinante en el propósito de reestructurar el sistema productivo, apoyando a las mipymes y grandes empresas, y dinamizar el surgimiento y atracción de nuevas organizaciones innovadoras.
También dijo que se requerirán importantes ajustes institucionales para una mejor coordinación entre entidades públicas y privadas a nivel nacional y territorial. Y que debe pensarse en una reforma tributaria de largo alcance, donde se eliminan subsidios sin mayor retorno a la economía, a la sociedad y al Estado, y se creen otros incentivos ajustados a los nuevos objetivos y desafíos de desarrollo.

El balance y lo que falta
Las propuestas de Fajardo, Galán y Petro tienen muchos elementos en común y se diferencian de las propuestas de los exministros de hacienda, de la exgobernadora y los exalcaldes.
Los primeros hicieron énfasis en nuevos rumbos para la economía, la sociedad y el Estado. Los segundos hablaron más de mejorar lo que ya existe.
Todavía falta por determinar cuál es la diferencia de fondo entre Petro, Fajardo y Galán, más allá de los prejuicios y estereotipos sobre uno u otro candidato.