Docente y rector de la Universidad de los Andes, miembro de la Comisión de Sabios, gobernador de su comarca y constructor de sueños colectivos, las obras de este pionero quedan como una enseñanza para el país del futuro*.
Jorge Enrique Acevedo**
Eduardo Aldana Valdés
Universidad de Ibagué
2015
Páginas rescatadas
La Universidad de Ibagué, en unión con la Universidad de los Andes, publicó recientemente un conjunto de escritos de Eduardo Aldana Valdés bajo un nombre sugestivo: en rescate del olvido.
El material fue seleccionado por el propio Aldana, quien realizó un trabajo de clasificación de textos escritos a lo largo de seis décadas de su prolífica vida profesional, que aparecen en siete tomos (cinco en medio físico y dos en medio virtual).
En total son más de tres mil páginas esclarecedoras de la rica y fértil actividad de Aldana Valdés a lo largo de su vida.
Un enfoque sistémico
![]() Edificio Mario Laserna de la Universidad de los Andes en Bogotá. Foto: Leandro Neuman Ciuffo |
Son muchos los temas, las circunstancias y los propósitos particulares de los centenares de textos que conforman estos tomos. Aldana ha realizado un esfuerzo clasificador, ordenándolos cronológicamente y por asuntos, además de proveer un afortunado índice analítico al final de cada tomo para facilitar la búsqueda del material de interés de cada lector.
En lugar de concentrarme en unos pocos textos específicos, quiero destacar algunos móviles que orientan muchas de las ideas y propuestas de Aldana, y que son temas dominantes y recurrentes en sus escritos y en muchas de sus actividades.
Aldana ha sido pionero del “enfoque de sistemas” en Colombia, entendido como una manera de aproximarse al mundo y a los diversos problemas que lo afectan. Toda situación problemática puede entenderse como un conjunto de elementos que interactúan entre sí y que conforman un sistema, donde el todo es mucho más que la suma de las partes.
En total son más de tres mil páginas esclarecedoras de la rica y fértil actividad de Aldana Valdés
Bajo este enfoque no es acertado intentar actuar sobre una parte para mejorarla sin tratar de entender los efectos que ello puede tener sobre el sistema completo.
Esta manera de acercarse a los problemas y buscar sus soluciones es enormemente creativa e imaginativa, y requiere la interacción de múltiples disciplinas en un esfuerzo por crear colectivamente las acciones más apropiadas y efectivas. Esa visión sistémica es parte fundamental del pensamiento de Aldana.
Además de esta, otra de sus preocupaciones recurrentes es el imperativo ético de sostener una lucha frontal contra la pobreza y la búsqueda de una sociedad más equitativa.
Estos propósitos se concretan en diversas propuestas de acción que han buscado promover el desarrollo de abajo hacia arriba, para empoderar a las personas y hacerlas protagonistas de su propio destino, en franca lucha contra el paternalismo centralista.
Trabajo por la educación
Aldana está convencido de que la fuerza motriz fundamental para lograr el desarrollo son los jóvenes, y por lo mismo cifra una gran parte de su atención y de sus propuestas en desatar y estimular el enorme potencial creativo y de acción de la juventud.
Para lograrlo es fundamental la educación, actividad a la que ha dedicado la mayor parte de su vida y de su esfuerzo de investigación y de reflexión. En la práctica de su vida profesional y académica ese esfuerzo se ha concentrado especialmente en la educación superior.
Aldana ingresó como estudiante de ingeniería a la entonces naciente Universidad de los Andes. En esos años los futuros ingenieros de los Andes cursaban tres años del pregrado en Bogotá, y luego viajaban a la Universidad de Illinois (en ese momento una de las más prestigiosas en ingeniería en el mundo) para concluir su pregrado.
Este arreglo le permitió a los Andes ofrecer desde el inicio un programa de muy alta calidad y la obligó a esforzarse por preparar muy bien a los estudiantes en sus primeros años de carrera.
Este exitoso sistema era muy similar a lo que existía en forma sistemática en los Estados Unidos en los “colegios comunitarios” (community colleges), entidades públicas de educación superior, presentes en todo el territorio, que entre sus varios programas incluían uno que producía un grado intermedio y permitía al estudiante su posterior transferencia a una universidad para concluir sus estudios de pregrado.
Tras su regreso al país, Aldana jugó un papel protagónico en el desarrollo de la Universidad de los Andes y de sus programas de ingeniería, y lideró la expansión de la facultad de Ingeniería y la oferta de los cuatro semestres finales del pregrado, haciendo asequible el programa a muchos más jóvenes, pero sin olvidar nunca las bondades del sistema de transferencias estadounidense.
Aldana ha sido instrumental en el desarrollo de la Universidad de los Andes, como profesor de toda la vida, y adicionalmente con su actividad en la mayoría de los cargos directivos, incluyendo la rectoría y la presidencia del Consejo Directivo.
Uno de sus objetivos recurrentes ha sido intentar por muchos medios que la actividad de la Universidad se fundamente en la excelencia en tres elementos principales: la docencia, la investigación y la extensión, entendidas como investigación acerca de los grandes problemas colombianos y sus soluciones, y extensión como difusión y aplicación de los resultados de la investigación por parte de las propias comunidades beneficiarias.
Compromiso con el futuro
Patio de banderas de la Universidad de Ibagué. Foto: Wikimedia Commons |
Aldana no ha dejado nunca sus raices ni ha olvidado su identidad con su patria chica, el Tolima, y con su pueblo de origen, Purificación. Sus ideas y sus propuestas, pensadas en grande y con el enfoque sistémico, se hacen compatibles con acciones locales en su terruño. Como gobernador del Tolima durante el gobierno del presidente Virgilio Barco tuvo la oportunidad de repensar y ensayar muchas de sus ideas.
Aldana también ha jugado un papel muy importante en el desarrollo de la Universidad de Ibagué, en especial al entender y desarrollar su vocación regional, y ha sido un colaborador y orientador clave por muchos años, como parte del Consejo Directivo de la Universidad y mediante su liderazgo en la Asociación para el Desarrollo del Tolima, entidad íntimamente ligada a la creación y desarrollo de la Universidad.
Como miembro de la llamada Comisión de Sabios, convocada por el presidente César Gaviria, Aldana lideró una propuesta para incluir entre sus recomendaciones al gobierno la creación en ciudades y pueblos pequeños de “institutos de innovación regional”, Innovar.
Aldana jugó un papel protagónico en el desarrollo de la Universidad de los Andes.
Estos institutos estarían dedicados al desarrollo de conocimiento sobre las tareas propias de la región, a la investigación y al desarrollo agropecuario, minero, pesquero, etc., según las características de la región, en íntima asociación con los productores, a quienes deberían transferir sus resultados. Los Innovar tendrían funciones docentes para formar técnicos, profesionales y tecnólogos altamente competentes.
Fiel a su vocación de acción y cercanía con su terruño, Aldana promovió y lideró la creación del primer Innovar, en Purificación, en 1998. Irremediablemente su existencia y desarrollo estuvieron ligados a los vaivenes políticos locales, pero una alianza con el Centro Regional de Educación Superior, CERES, de Purificación, logró afianzarlo económica e institucionalmente, y ha venido en constante desarrollo desde entonces.
El Innovar, en parte inspirado por los colegios comunitarios estadounidenses, ha establecido una red con las Universidades de Ibagué y del Tolima, gracias a la cual muchos de sus egresados han podido transferirse a estas instituciones para concluir su formación profesional.
Igualmente, Unibagué ha establecido un convenio con la Universidad de los Andes, mediante el cual estudiantes de pregrado, tras unos semestres en Ibagué, pueden transferirse a Bogotá a concluir su programa. En esta forma, una red creciente de instituciones y convenios ha empezado a mostrar resultados exitosos y concretos, que deberían ser el embrión de un programa mucho más ambicioso a nivel nacional.
Reflexionando sobre Colombia, Aldana afirma que, más que mirar el pasado con sus miserias, violencias y rencores, debemos mirar el futuro. Al respecto, el desafío de Colombia hoy, mucho más allá de encontrar maneras de apoyar la desmovilización y reintegro de unos cuantos miles de combatientes, es cómo movilizar, preparar e integrar productivamente a los cerca de ocho millones de jóvenes entre 18 y 30 años que no han tenido acceso a educación más allá de la secundaria, y para quienes parecería no existir un futuro de crecimiento y progreso, pues lo que de verdad les ofrece la vida son actividades escapistas o francamente delictivas.
Aldana está convencido de que solo mediante la educación a estos jóvenes podremos lograr el cambio profundo.
Estos textos nos muestran a un Eduardo Aldana multifacético: es un pensador infatigable, fértil en ideas creativas acerca de las soluciones a los grandes problemas colombianos.
Es un educador, un profesor que a lo largo de su vida ha influido en forma sustancial y positiva en la formación de miles de personas que han sido sus estudiantes, sus subalternos o sus colegas.
Es un soñador, capaz de imaginar un país más justo, más equitativo y más desarrollado, y en concebir los medios para lograrlo. Es un realizador, capaz de llevar esos sueños a la práctica con tesón y perseverancia.
Y es un líder, capaz de inspirar a los demás con sus sueños para armar las alianzas necesarias y lograr lo que se propone.
* Razón Pública agradece el auspicio de la Universidad de Ibagué. Las opiniones expresadas son responsabilidad d del autor.
** Profesor asociado del Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad de los Andes.