Reflexión breve y profunda sobre qué sucedió realmente en la primera vuelta y sobre el verdadero desafío que ahora tienen Santos y Zuluaga.
Pocos votos, nuevos líderes
La campaña electoral para primera vuelta fue duramente criticada por haber tenido pocas ideas y mucha guerra sucia.
Los resultados hacen ver que aunque la guerra sucia estuvo muy presente en los medios, los votantes no la tuvieron en cuenta.
Otra lección importante es la existencia de liderazgos qua aunque no son nuevos, se revitalizaron: las votaciones de Marta Lucía Ramírez, Clara López y Enrique Peñalosa ascendieron a un 40 por ciento del total, y expresan muy distintas versiones de país.
De otra parte, la abstención y los votos en blanco manifiestan una sensación generalizada desde hace tiempo: la política, como hoy se plantea, no le llega a todos y ni siquiera a la mayoría de los colombianos.
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Dos países
El 25 de mayo se enfrentaron visiones diferentes de país y quizás, más profundamente, sentimientos irreconciliables. Según parece estas visiones y sentimientos se enfrentarán, de un modo aún más claro, en la segunda vuelta.
Y en las diferencias en la emoción está gran parte del problema futuro de Colombia, porque no se trata de razonamientos sino de algo mucho más primario: los sentimientos mutuos de los bandos.
Sin embargo hay que albergar la esperanza de que los candidatos, activistas y electores aprendan las lecciones de la primera vuelta y decidan que:
- No tiene sentido para ninguna de las partes insistir en la guerra sucia, pues claramente se vio que no convence.
- Tampoco es bueno insistir en el trasfondo de rabia de las campañas que contribuyó sobre todo a la abstención y que podría agravarla en la segunda vuelta.
Nueva estrategia para segunda vuelta
Pero además para contendor quedan lecciones claras.
La victoria solo estará segura para el que logre convencernos de que puede construir una Colombia menos cruel, más amable, más próspera, menos rumiador de mil venganzas.
Para Santos:
Si se quiere nombrar un ganador, el fue sin duda alguna Óscar Iván Zuluaga, que convenció como candidato cuando nadie pensaba que pudiera hacerlo y supo canalizar el descontento (a) con el maltrato que las FARC le han dado a la población y (b) con la ausencia de gobierno en tantas zonas del territorio nacional.
En estas circunstancias la estrategia de Santos para segunda vuelta debe partir de un hecho contundente: hay medio país que quiere un cambio. Por tanto la campaña reeleccionista no puede seguir soñando que basta repetir lo que ha logrado el gobierno en estos cuatro años para convencer a 19 departamentos que no lo acompañaron.
Para Zuluaga:
Es evidente que medio país apoya los diálogos de paz, y no quiere la polarización permanente ni mucho menos vivir en medio de la guerra.
![]() El candidato a la presidencia Oscar Iván Zuluaga, con su fórmula vicepresidencial, Carlos Holmes Trujillo. Foto: Registraduría Nacional del Estado Civil |
El ganador
Una casa dividida no puede subsistir y el diálogo es el único camino para quitarle motivación a la lucha.
Para gobernar bien se requiere una casa unida. Cualquiera de los dos puede ganar si opta por insistir en el enfrentamiento, pero la victoria solo estará segura para el que logre convencernos de que puede construir una Colombia menos cruel, más amable, más próspera, menos rumiador de mil venganzas.
Otros países lo han hecho.
Hay que esperar que en esta segunda fase los dos extremos busquen posiciones menos antagónicas que les permitan conquistar los votantes que quedan sueltos de las dos campañas.
*Presidente del Centro Nacional de Consultoría. Ingeniero Civil y Matemático de la Universidad Nacional de Colombia. Maestría y doctorado en Matemáticas Aplicadas de la Universidad de Maryland. Ex Director de Estudios de la Compañía Ecuatoriana de Datos, ex Director de Estudios Socioeconómicos y Estadísticos de la Compañía Colombiana de Datos, ex Director General de Análisis Socioeconómico del DANE, y ex Presidente de la Sociedad Colombiana de Matemáticas.