¿Qué está pasando entre estos dos países? ¿Cuáles son los antecedentes históricos del conflicto? ¿Quiénes ganarían y quiénes perderían si se llegara a la guerra?
Carlos Alberto Patiño*
La crisis de esta semana
Desde diciembre de 2019, las tensiones geopolíticas aumentaron en el Medio Oriente, especialmente por las acciones directas e indirectas de Irán y Estados Unidos.
El punto más álgido de dichas tensiones llegó este 3 de enero, con el asesinato del general iraní Qasem Soleimani, quien fue acusado por el presidente Donald Trump de ser un terrorista de Estado y de causar la muerte de cientos de estadounidenses mediante diversos mecanismos—algunos relacionados con el Estado iraní y otros con grupos delegados, afiliados o intermediarios—.
El último acontecimiento que prendió las alarmas en la Casa Blanca fue el intento de toma de la embajada de Estados Unidos en Bagdad por parte de milicias iraquíes proiraníes, que culminaron con el cierre temporal de la legación diplomática y la evacuación del personal. Este incidente recordó el atentado al consulado de Washington ubicado en Bengasi que ocurrió en 2012 y acabó con la vida del embajador estadounidense Christopher Stevens.
El general Soleimani era considerado mucho más que un líder en Irán, pues era uno de los pocos estrategas capaces de diseñar un plan militar contra Israel y, además se había convertido en el principal artífice de una influencia geopolítica estable dirigida a contener la expansión de Arabia Saudita, el principal rival de Irán en la región.
Vale la pena señalar que Soleimani y el alto mando iraní logaron estos avances contando apenas con un modesto presupuesto militar. Mientras que en 2019 Israel gastó 18.500 millones dólares y Arabia Saudita 82.300, Irán no superó los 17.500 millones.

Foto: Wikipedia
El punto de partida del conflicto entre Estados Unidos e Irán comenzó con la Revolución Islámica en 1979.
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Un poco de historia
La disputa entre Estados Unidos e Irán comenzó en 1979, con la revolución islámica que puso fin a la monarquía e instauró un Estado teocrático.
Durante aquella revolución, la toma de la embajada de Washington en Teherán representó un fracaso político y militar para el presidente Jimmy Carter, quien por ser incapaz de liberar a los rehenes estadounidenses perdió la reelección y también perdió su principal apuesta geopolítica en el Medio Oriente.
Como era de esperarse, el ayatola Ibrahim RoRuhollah Jomeini condenó las acciones del gobierno de Washington y consolidó la república islámica como un Estado Teocrático, el único del mundo donde la mayor parte de la población era chiíta. Jomeini demostró que el fundamentalismo podía llegar al poder y, con ello, expandirse mucho más lejos de lo que habían imaginado líderes fundamentalistas como Sayyed Qotb, uno de los Hermanos Musulmanes que murió en la horca durante el gobierno de Gamal Abdel Nasser, y Mawlana Mawdudi, el pensador islamista indio que estableció la doctrina política necesaria para la fundación de Pakistán.
La disputa entre Estados Unidos e Irán comenzó en 1979, con la revolución islámica que puso fin a la monarquía e instauró un Estado teocrático.
Entre 1980 y 1988, Estados Unidos siguió expectante la guerra entre Irán e Irak que, finalmente, dejó a Irán fortalecido y a Irak en manos del dictador Saddam Hussein. En 1979, un año antes de que empezara la guerra, los soviéticos invadieron a Afganistán, y Washington respondió financiando y armando a grupos de milicianos que luchaban contra los soviéticos y sus aliados políticos. Estos grupos eran conocidos popularmente como los muyahidines y se hacían llamar los “soldados de Dios”.
En 1989 los soviéticos se retiraron y Afganistán se convirtió en un sitio olvidado en donde los iraníes tenían sus propios intereses geopolíticos junto con una población chií que pedía su protección, pero este vacío fue llenado por Pakistán con la creación del ejército talibán, y en la sombra fue creciendo la alianza entre Irán e India que compartían como enemigos a Islamabad y Riad.

Foto: President of Russia
Una Guerra entre Estados Unidos e Irán dejaría muchos perdedores, pero mayor espacio para Rusia y China.
La muerte de Jomeini en 1989 permitió la consolidación política del Estado revolucionario y una reforma militar profunda que cambió la estructura de defensa del país, pero también llevó a que los políticos posteriores a Jomeini decidieran reactivar el viejo programa de energía nuclear que había creado el Sha Mohamed Reza Pahlevi con ayuda de Estados Unidos con fines civiles y objetivos militares.
Desde el punto de vista de Occidente, había una diferencia importante: una cosa era un programa nuclear en manos de una monarquía aliada de Occidente, y otra cosa era un programa en manos de una teocracia militante enemiga de Occidente que desconfiaba de las sociedades seculares.
De esta forma, para Irán el programa nuclear es una garantía de seguridad en un entorno de Estados hostiles, muchos de ellos patrocinados por Arabia Saudita. Justamente por eso, Irán invierte en equipos, información y tecnología provenientes de China, país con el cual mantiene muy buenas relaciones. Así mismo, Irán ha desarrollado buenas relaciones con Rusia, que le brinda tecnología y asistencia científica para construir sus plantas nucleares.
De esta forma, para Irán el programa nuclear es una garantía de seguridad en un entorno de Estados hostiles, muchos de ellos patrocinados por Arabia Saudita.
Barack Obama intentó resolver al acertijo iraní con una negociación de fondo que concluyó en el acuerdo firmado por Teherán con el grupo llamado P5+1 (los cinco miembros del Consejo de Seguridad, Estados Unidos, Rusia, China, Francia e Reino Unido + Alemania) donde Irán se comprometió a mantener un programa nuclear de destino civil estrictamente. Desde su campaña presidencial, Trump se opuso a dicho acuerdo y en 2018 retiró abruptamente a Estados Unidos del mismo.
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¿Y en caso de guerra?
Actualmente, atacar a Irán de forma deliberada podría ocasionar una guerra, lo cual es sumamente peligroso para Washington por las siguientes razones:
- Las guerras de Afganistán (2001–actualidad) y de Irak (2003–2011) son consideradas fracasos geopolíticos monumentales, lo cual impide una acción militar contundente contra Irán.
- La invasión de Irak en 2003 convirtió a Irán en el país más influyente de la zona y con mayor capacidad de maniobra geopolítica y militar.
- En la guerra interna siria, apoyado por Rusia, Irán ha sido el artífice de la victoria del presidente Bashar Al Assad, acrecentando su influencia sobre el terreno.
- Desde que Estados Unidos se retiró de Irak en 2011, los proiraníes e Irán se convirtieron en un factor decisivo de la política del país.
- El general Soleimani y las fuerzas militares iraníes fueron claves para derrotar al Estado Islámico.

Foto: Wikipedia
Manifestaciones en Irán por la muerte de Solemani.
Teniendo esto en cuenta, una guerra abierta entre Estados Unidos e Irán dejaría derrotados a los dos protagonistas y sería conveniente para el Estado Islámico que aún existe y se recompone rápidamente.
Además, el escenario geopolítico de Medio Oriente parece cada vez más propicio para el aumento de la influencia rusa y china.
*Profesor Titular de la Universidad Nacional de Colombia.