La Vuelta a Colombia: una historia de nación - Razón Pública
Inicio TemasArte y Cultura La Vuelta a Colombia: una historia de nación

La Vuelta a Colombia: una historia de nación

Escrito por David Quitián
El Presidente Santos da inicio a la 65va versión de la Vuelta a Colombia.

El Presidente Santos da inicio a la 65va versión de la Vuelta a Colombia.

David QuitiánAl culminar la 65 edición de este torneo emblemático, una evocación oportuna de su papel decisivo en la gestación de Colombia como “comunidad imaginada” en medio  de La Violencia.

David Quitián*

Deporte que civiliza

La Vuelta a Colombia no podrá ser lo que fue por una razón poderosa: ella contribuyó, en sus primeros años, a imaginar la nación.

No es casualidad que la Vuelta se haya inaugurado en 1951, poco tiempo después del estreno del campeonato nacional de futbol (en 1948); tampoco que surgiera en plena época de La Violencia, a pocos años del magnicidio de Gaitán.

El desarrollo del fútbol y del ciclismo en Colombia, mediante su profesionalización, deben entenderse en clave de violencia. El campeonato de balompié y la carrera ciclística fueron marcando la diferencia entre “el país civilizado” con sus regiones pacificadas, y la nación en armas que estaba fuera del control central.

A balonazos y pedalazos

La Avenida Jiménez con carrera 7ma en el centro de Bogotá.
La Avenida Jiménez con carrera 7ma en el centro de Bogotá.
Foto: Caballerísimo .

Al comparar los mapas de la violencia con la cartografía del fútbol y del ciclismo entre los años 1950 a 1980 surge una clara delimitación espacial.

Cotejando el mapa que Monseñor Guzmán, Fals Borda y Umaña Luna levantaron en 1963 con el trazado de las primeras 10 Vueltas a Colombia y con la ruta del balompié profesional en el decenio de los cincuenta, salta a la vista que la violencia es primordialmente andina, que el rentado de futbol se inició en esta región y que sus bordes fueron recorridos por los ciclistas. Para ese entonces no se puede pensar el ciclismo sin el fútbol y  mucho menos, estos dos sin la violencia.

El torneo profesional fue posible por su altísimo componente foráneo: Colombia es probablemente el único país donde equipos enteros fueron integrados por extranjeros, especialmente en El Dorado que fue de 1949 a 1954. De esa forma, al ser los extranjeros ajenos al conflicto y por tanto neutrales, no se le daba una posible ventaja al enemigo (liberal o conservador), así esta fuera sólo simbólica.

Perdió poder la pasión por el partido a cambio de la pasión por los partidos.

Así pues, se civilizaba mediante el deporte y se pacificaba al existir una suerte de cambio, un paso de exaltaciones políticas a exaltaciones futbolísticas. Perdió poder la pasión por el partido a cambio de la pasión por los partidos.

El ciclismo fue el complemento de esa estrategia: al colonizar el fútbol las ciudades andinas (Bogotá, Medellín, Manizales, Pereira, Armenia) y sus enlaces con el mundo (Barranquilla y Cali), demarcaron lo urbano como zona pacificada y desplazaron la violencia a lo rural. No obstante, esa frontera se fue corriendo hacia la periferia, específicamente hacia los Llanos que serían territorio de guerrillas liberales y al Tolima grande donde nacieron las FARC.

Las primeras 10 Vueltas: recorriendo el país posible

Los límites de esa frontera fueron conectados en las etapas de las primeras Vueltas a Colombia.

La primera Vuelta, en 1951, apenas se atrevió a surcar cuatro departamentos (cinco de hoy, en ese tiempo no existía el Quindío) recorriendo un perímetro alrededor de Bogotá, desde donde salía y adonde llegaba la competencia. Pedaleando sin salirse de los Andes, permitió llegar al valle interandino, en su etapa con final en Cali.

Desde entonces, la Vuelta comenzó a aumentar su espectro, ampliando con ello la frontera de país pacificado ¿Corroboraba el ciclismo la pacificación de las zonas que recorría o estas se pacificaban gracias, entre otras cosas, al ciclismo?

Para la segunda Vuelta –de 1952- el trazado llegó a Medellín, configurando un triángulo, de las tres principales ciudades del país, Bogotá- Cali- Medellín, que sería el área preferida para trazar las etapas en ediciones posteriores.

En la tercera, de 1953, se integró Neiva completándose el Tolima grande. También la caravana arribó a Popayán: los pedalistas empezaron a salir con timidez de la región andina, apenas bordeaban el Pacífico pasando por las márgenes del Cauca y del Valle.

Para la cuarta edición, de 1954, se adiciona al trazado el oriente andino con la inclusión de Bucaramanga y la quinta Vuelta, de 1955 (ya con Rojas Pinilla en el poder),  escenifica un hecho de potente simbolismo patrio: el traspaso de la frontera nacional con la llegada a Tulcán, Ecuador.

En la sexta carrera, la del año 1956, la vuelta comienza por primera vez en el segundo semestre del año y empieza su recorrido en una ciudad distinta de Bogotá: en la capital de Santander, Bucaramanga.

La séptima, de 1957, rompió el patrón de “vuelta”: ya no se realiza un recorrido alrededor de un área que se recorre por su perímetro. Más bien, la gráfica de esta edición es una T invertida donde al norte está Barranquilla (que inaugura la región Caribe en el recorrido) y los dos puntos extremos del tramo inferior son Cali y Bogotá.

En la octava y novena vueltas a Colombia (1958 y 1959), dimitido Rojas Pinilla y en la transición al Frente Nacional, se regresa al estándar clásico: se parte y se regresa a la  Bogotá, se sigue pedaleando los Andes y de aquí nace el remoquete de “escarabajos” para nuestros ciclistas (inventado por el locutor Carlos Arturo Rueda) y no se sale del perímetro triangular de Bogotá- Medellín- Cali.

La décima Vuelta –de 1960- marcará una ruptura: Bogotá no será ni la largada inicial ni la llegada de la carrera. Se partirá de la frontera con Venezuela (Cúcuta) y la meta de la competencia va a ser Medellín. Desde entonces, la competencia tendrá “neutralizaciones”; es decir, las etapas no serán una sucesión consecutiva de tramos que circundarán una zona, sino que serán trazados más espaciados, algunos por centenares de kilómetros.

La potencia criolla de un símbolo: el escarabajo

La Vuelta fue una invención de las élites bogotanas, apoyada por los medios de comunicación. Esto se refuerza con el siguiente dato: no había en el país tantas bicicletas a mediados del siglo pasado. Eran tan pocas, que el propio Rojas Pinilla importó centenas de ellas, comenzando la progresiva adopción popular que acabarían  por consolidar las transmisiones de la Vuelta.

Hasta entonces, la práctica de montar bicilceta era reservada para los de bien arriba o los de bien abajo: la alta burguesía más la aristocracia política local, que la usaban para su esparcimiento desde el cambio del siglo XIX al XX, y los campesinos y ciertos empleados urbanos que descubrieron su versatilidad para la locomoción en cualquier terreno y sus múltiples usos, incluso para el trabajo.

Fue así como la Vuelta encontró tierra abonada para su acogida popular. Inició en plenas coordenadas de El Bogotazo, en la Avenida Jiménez con carrera Séptima, al frente del Diario El Tiempo (que fue uno de sus impulsores) y desde el primer pedalazo sus incidencias se relataron por un medio que resultó altamente eficaz para muchos propósitos: la radio.  

Las ondas hertzianas, primero en banda corta, luego en banda larga de amplitud modulada (AM) y finalmente en frecuencia modulada (FM) fueron decisivas en el éxito y popularidad de la vuelta a Colombia; así como en la adopción masiva de su práctica en el país. La radio como mediación, como herramienta tecnológica para llevar con facilidad y economía el mismo relato a todos los rincones de la patria, a ese territorio definido como “Colombia” y de ese país que era posible recorrer porque estaba pacificado y en vías de modernización.

La radio que narraba todo en tono de hazaña, pero donde ya los protagonistas no eran los guerreros de siempre: soldados, bandoleros, guerrilleros; ahora los nuevos héroes del pueblo, los campesinos, mensajeros, jardineros convertidos en ciclistas. La radio que describía un país más grande que la comarca que imaginábamos, un territorio que era domado por la modernidad del “caballito de acero” y por la tenacidad de los ‘escarabajos’.

La invención de nación por AM y FM

La Vuelta a Colombia en el año de 1955.
La Vuelta a Colombia en el año de 1955.
Foto: Biblioteca Luis Ángel Arango

La radio,  en clave épica, delineó un mapa del país civilizado, pacificado, que empezaba a abrazar la modernidad porque se interconectaba en sus etapas y se enlazaba como una unidad demográfica a través de las emisoras.

La trasmisión hablaba de un país que se ganaba el derecho de llamarse nación,  porque recibía extranjeros que a duras penas si nos podían igualar en valor y escasamente nos ganaban en la montaña; terreno que fue erigiéndose como una marca de origen de nuestros pedalistas.

En este contexto, la radio emitía alimentándose del clamor popular: los periodistas del dial –a diferencia de los de prensa- desde siempre han tenido una relativa autonomía del poder político que atenaza los medios impresos y por eso su lenguaje era más cercano, íntimo y coloquial que el engolado de los diarios, por eso figuras como Carlos Arturo Rueda –locutor simpar- son fundamentales en el papel nacionalizador de la radio mediante el ciclismo.

¿Corroboraba el ciclismo la pacificación de las zonas que recorría o estas se pacificaban gracias, entre otras cosas, al ciclismo?

Por eso, es digno de celebración que la Radio Nacional (hoy Señal Radio) decidiera transmitir de nuevo la Vuelta y que la majestad de un presidente haya vuelto a dar su largada en Bogotá, como hizo Juan Manuel Santos en el inicio de esta edición 2015. Porque la Vuelta puede que no recupere el valor que tuvo en sus primeras décadas, pero eso no significa que su importancia patrimonial decline y cierre las posibilidades de su reinvención acorde al nuevo ritmo de los tiempos.

 

* Sociólogo y magíster en Antropología de la Universidad Nacional radicado en Rio de Janeiro, donde hace un doctorado en antropología en la Universidad Federal Fluminense, profesor de la UNAD de Colombia y miembro fundador de la Asociación Colombiana de Investigación y Estudios Sociales del Deporte (ASCIENDE).

 

Artículos Relacionados

Dejar un comentario

*Al usar este formulario de comentarios, usted acepta el almacenamiento y manejo de sus datos por este sitio web, según nuestro Aviso de privacidad

Este sitio web utiliza cookies para mejorar tu experiencia. Leer políticas Aceptar

Política de privacidad y cookies