Esta semana se reunieron Joe Biden y Gustavo Petro. Los mandatarios negociaron la agenda bilateral y hubo un cambio de enfoque del gobierno estadounidense. Estos son los detalles del encuentro.
Gimena Sanchez*
Una vieja amistad
En el 2022, Estados Unidos y Colombia celebraron 200 años de una amistad basada en una agenda bilateral de valores comunes y una alianza enfocada principalmente en la visión de los Estados Unidos sobre la seguridad en la región.
Desde el Plan Colombia en el 2000, y sus sucesores —como el Plan Paz Colombia bajo Obama y una continuación en el gobierno de Trump—, los gobiernos estadounidenses han impulsado una estrategia que vincula la lucha contra el narcotráfico con la erradicación forzada de la coca y el enfoque militarizado en contra de los grupos armados ilegales.
El enfoque de las relaciones entre ambos países varía según el partido político en el poder. Los demócratas buscan más cooperación económica para apoyar el desarrollo, los derechos humanos y la justicia. Los republicanos dan prioridad a la estrategia militarizada contra los grupos ilegales. De todas formas, ambos enfoques han sido respaldados en el Congreso de Estados Unidos.
Tras el acuerdo de paz del 2016, se creó el Plan Paz Colombia, que incluía fondos para apoyar el desarrollo económico. Sin embargo, no ha causado un cambio significativo en la política de Estados Unidos sobre la lucha contra el narcotráfico como prioridad en la región.
Los cambios que trajo Petro
Estados Unidos estaba acostumbrado al siguiente perfil de mandatario colombiano: hombre de la derecha o conservador que solo avanzaba en la agenda de las élites políticas y económicas del país. Gustavo Petro rompe este molde, y por eso hemos visto que ambas naciones han dialogado constantemente para asegurar que no se rompa su relación.
Esta vez se encontraron con un gobierno cuyas políticas son elaboradas con la participación de los territorios y que evolucionan de acuerdo con la respuesta de la sociedad. La política de paz total, por ejemplo, se ha construido de acuerdo con la evolución de los grupos ilegales y es influida y adaptada por voces como la del fiscal general de la Nación y los partidos políticos en el Congreso de Colombia.

De parte de Estados Unidos había preguntas sobre cómo los cambios anunciados por Petro como candidato cambiarían la relación bilateral. Sobre todo, las preocupaciones tenían que ver con el cambio de la estrategia antinarcótica de las últimas décadas, por una visión que podría aumentar el narcotráfico en la región y sus efectos en Estados Unidos.
Otra de las inquietudes del gobierno estadounidense era cómo iba a relacionarse Petro con Cuba y Venezuela, dos países que Estados Unidos ha bloqueado y aislado políticamente a través de sanciones con la idea de impulsar cambios de gobierno.
Una vez que Petro llegó al poder, surgieron más dudas, especialmente sobre la política de paz total y la reapertura de relaciones con Venezuela.
La administración Duque hizo hasta lo imposible para que Venezuela se viera como la amenaza más grande para la región. Lo mismo ocurrió con las negociaciones con el ELN, donde el gobierno optó por una estrategia militar. En la misma línea, Duque intentó resucitar la política de fumigaciones aéreas de los cultivos de coca, pero ya el tren internacional se había puesto a tono con lo acordado en materia de cultivos ilícitos en el Acuerdo de Paz del 2016.
Desde agosto 2022, el gobierno de Estados Unidos ha criticado el acercamiento entre Petro y Maduro y hay mucho escepticismo frente la política de paz total, pues involucra negociaciones con el ELN y esfuerzos con grupos ilegales que no tienen una orientación política. Así, se pone en duda la forma como se está avanzando esta agenda, su efectividad y sus implicaciones para los acuerdos existentes en relación con el narcotráfico, incluyendo el de extradición.
Por último, Estados Unidos estaba acostumbrado a que los gobiernos de Colombia presentaran en Washington los planes contra el narcotráfico, los diálogos con grupos ilegales y casi todas sus políticas de manera predeterminada. Como se señalaba, los planes y la visión de los gobiernos siempre resaltaba los intereses de las elites del país.
Esta vez se encontraron con un gobierno cuyas políticas son elaboradas con la participación de los territorios y que evolucionan de acuerdo con la respuesta de la sociedad. La política de paz total, por ejemplo, se ha construido de acuerdo con la evolución de los grupos ilegales y es influida y adaptada por voces como la del fiscal general de la Nación y los partidos políticos en el Congreso de Colombia.
Esta forma más democrática hace que a los oídos estadounidenses lleguen mensajes y visiones diferentes sobre las políticas que del gobierno Petro. Lo positivo es que ambos países mantienen mecanismos de diálogo para entenderse mejor y buscar vías comunes.
Resultados del encuentro
El presidente Biden anunció un compromiso de 500 millones de dólares para preservar la Amazonía y resaltó que la relación bilateral sigue fuerte y pretende garantizar la prosperidad de la región. Ambos países seguirán trabajando juntos para combatir el narcotráfico y apoyar humanitariamente a los migrantes venezolanos.
Mientras tanto, el tema étnico brilló por su ausencia. Pese a que ambos países tienen vicepresidentas afrodescendientes y Estado Unidos acompaña el capítulo étnico del acuerdo de paz de 2016, no se resaltaron los derechos étnicos durante la reunión, lo cual es muy decepcionante.
Los presidentes coincidieron en la necesidad de atacar el cambio climático y dejar atrás las economías basadas en combustibles fósiles para transitar a energías limpias. De otra parte, Biden mencionó el tema de la paz y resaltó que ambos países tienen los mismos valores democráticos, pero no le dio mayor énfasis.
Mientras tanto, el tema étnico brilló por su ausencia. Pese a que ambos países tienen vicepresidentas afrodescendientes y Estado Unidos acompaña el capítulo étnico del acuerdo de paz de 2016, no se resaltaron los derechos étnicos durante la reunión, lo cual es muy decepcionante.
Además del medio ambiente, la agenda bilateral sigue enfocada en los mismos temas de seguridad, antinarcóticos y prosperidad económica. Sin embargo, la diferencia está en que Estados Unidos en vez de dictar la agenda, debe adaptarse a una nueva visión de Colombia debido a la forma característica de la administración de Petro.
Finalmente, el martes en el Capitolio se lanzó el grupo asesor para Colombia del Atlantic Council y en esa discusión el canciller Álvaro Leyva dijo que la relación con Estados Unidos debe ser más de “tú a tú.”
La reunión entre Petro y Biden en la Casa Blanca demuestra que la relación bilateral sí se mueve en esa dirección.