En el encuentro de Obama con sus colegas de América Latina se impuso un nuevo tono y se lograron avances modestos pero esperanzadores. Análisis de la especialista en relaciones internacionales y profesora de la Universidad Nacional de Colombia.
Socorro Ramírez *
El estreno de Obama
Entre el viernes y el domingo de esta semana, tres meses después de su posesión y luego de su primera gira internacional por Europa y Asia, Barack Obama se encontró con América Latina y el Caribe en el escenario ideado por Estados Unidos en 1994, la "Cumbre de las Américas".
Pero esta V Cumbre se dio en condiciones muy distintas de las anteriores. En particular se diferenció de la IV Cumbre de 2005, marcada por el fracaso de las negociaciones sobre el ALCA y por la contra-cumbre en Mar del Plata, encabezada por Hugo Chávez y Néstor Kirchner, donde 25 mil personas gritaban en contra del libre comercio. La reunión de Puerto España, en cambio, estuvo cargada de expectativas de ambos lados aunque sin que existieran propuestas concretas ni unificadas sobre los principales problemas del Hemisferio. Sus resultados en términos prácticos son modestos, pero a nivel simbólico son significativos y dejaron la sensación de que todos habían ganado.
La nueva situación de América Latina
Durante los últimos cinco años, en América Latina y el Caribe siguieron consolidándose situaciones inéditas que habían comenzado hace una década.
- Ante todo, las preferencias electorales de la mayoría de los países continuaron inclinándose hacia gobernantes ubicados en un amplio espectro de la llamada "izquierda no tradicional": un militar en Venezuela, un obrero en Brasil, un indígena en Bolivia, un obispo en Paraguay, líderes de movimientos ex guerrilleros en Uruguay y el Salvador.
- Además, esos nuevos gobiernos contaron con altos ingresos por el alza de las materias primas y trataron de darle prioridad a lo social con "misiones" específicas y programas de asistencia.
- Finalmente, buena parte de la región se movió en una perspectiva de mayor autonomía frente a Estados Unidos, para hacerle contrapeso a su unilateralismo y propiciar el surgimiento de un mundo multipolar.
Pero esa década de prosperidad que, al momento de la V Cumbre se enfrenta con la crisis global y con la caída de los precios de las materias primas, deja un balance contradictorio:
- Por una parte, sectores tradicionalmente excluidos recibieron algunos ingresos, subsidios y servicios, que sin embargo no son sostenibles porque no corresponden a un cambio estructural de las economías; se dieron realineamientos subregionales pero al mismo tiempo se profundizó la fragmentación regional y se debilitaron los grupos de integración; se universalizaron y diversificaron las relaciones internacionales con la ampliación de acuerdos políticos, militares y económicos, en especial con países asiáticos, pero esto se logró a partir de su agenda más que desde los intereses latinoamericanos.
- Por otra parte tomaron forma liderazgos nacionalistas y mesiánicos en muchos países y continuó la silenciosa disputa por el liderazgo regional entre un Chávez, propulsado por los altos precios del petróleo, y un Lula que juega un papel estabilizador, respaldado por el peso global de Brasil. Esta disputa, en momentos de la V Cumbre, muestra a Chávez ubicado en el último lugar de aceptación regional, frente a Lula, a quien tanto en su país como en la región se le otorga un primer lugar en las preferencias. Lula fue el primer mandatario latinoamericano en ser recibido en la Casa Blanca por Obama, quien lo ha presentado como el político más popular de la tierra.
Cambio en Estados Unidos
Del lado estadounidense los cambios también han sido importantes luego de que Bush dejara su país en crisis económica, de credibilidad y enfrentado al aumento del antinorteamericanismo. La elección de Obama fue celebrada en muchos países, entre ellos varios latinoamericanos y caribeños, por ser el primer presidente negro, símbolo multicultural y joven líder capaz de incluir a todo el espectro social y cultural de su país. La mayor disposición al diálogo con los europeos y el acercamiento al mundo musulmán daban al primer encuentro de Obama con América Latina y el Caribe la posibilidad de convertirse en un espacio de mutuo reconocimiento de los cambios en curso en la región. También brindaba la oportunidad para que Obama mostrara sus aliados: el más importante, Brasil, y los indispensables, Canadá y México.
La relación entre México y Estados Unidos
El país azteca, porque además de compartir una colindancia de más de 3 mil kilómetros, enfrenta a Estados Unidos con tres temas cruciales a nivel hemisférico: la droga, la migración y el comercio. Y, por esa vía, desplaza el papel que jugaba Colombia bajo la administración Bush.
De hecho, la víspera de la Cumbre en Trinidad y Tobago, Obama se detuvo en su vecino del sur, México, país que vive una violenta guerra contra la criminalidad organizada, que, además tiene una fuerte migración hacia Estados Unidos, y que padece los mayores efectos de la recesión estadounidense por la estrecha articulación de sus economías. Sobre esos temas ya había conversado Obama como presidente electo con su homólogo Felipe Calderón. En la visita de Obama a México, la primera a un país latinoamericano, aunque esos tres temas fueron examinados desde los intereses de la agenda estadounidense-mexicana, su tratamiento dejó ver un cambio de tono y de disposición de Estados Unidos.
– En cuanto a la problemática de la droga, Obama reiteró que "no se puede librar con una sola mano. México no puede hacerlo sin Estados Unidos, y viceversa. Nuestros esfuerzos deben ser coordinados. Si nos asociamos de manera efectiva, estoy convencido de que lograremos progresos". Sobre la petición mexicana de mayor control al flujo de armas y de dinero que alimenta a los narcotraficantes, declaró que los bienes de los más poderosos carteles (Sinaloa, La Familia y los Zetas) pueden ser embargados y decomisados en ese país. Al mismo tiempo aumentó los fondos del Plan Mérida, que insiste en la fallida "guerra contra las drogas".
– En cuanto a la petición de una política migratoria integral para legalizar más de doce millones de indocumentados, de los cuales casi siete millones son mexicanos, Obama expresó la intención de impulsar una reforma migratoria que enmiende "un sistema fracasado".
– Sobre el comercio, luego de la cancelación de un programa piloto que permitía a transportistas de carga mexicanos operar en Estados Unidos y de la retaliación mexicana con la imposición de aranceles a una centena de productos estadounidenses, propuso revisar la medida.
Expectativas diferenciadas
Más que para avanzar en propuestas concretas, la Cumbre fue asumida por los presidentes como ocasión propicia para ver hasta dónde las expectativas de cada lado podían convertirse en realidades:
- Ante todo, la expectativa para el gobierno de Obama era la de comprobar si la situación latinoamericana y caribeña, conducida en parte por gobiernos llamados de izquierda y con un fuerte antinorteamericanismo, impedía el acercamiento mutuo.
- Para la mayoría de países latinoamericanos y caribeños, empezando por Brasil y Chile, se trataba de evaluar qué tanto interés tiene Obama en los temas de la agenda regional, en qué medida se propone cambiar las relaciones hemisféricas, y qué tanto avanzaba en su promesa de hacer "una política con ustedes y no para ustedes".
- Para el bloque de países más críticos, liderados por Chávez, se trataba de una valiosa oportunidad para ajustar cuentas por las acciones unilaterales e imperiales estadounidenses y para impedir la consolidación del sistema interamericano.
Un buen comienzo de Obama
El corto y sustancioso discurso de Obama fue contundente en la mirada hacia adelante. "No vine a discutir el pasado sino a pensar en el futuro", "hay que aprender de la historia pero no quedarse prisioneros del pasado". Habló de un nuevo capítulo de participación y alianza equitativa, del derecho de cada país a seguir su propio camino y del respeto por esas vías distintas. Recordó que todos los países de las Américas fueron colonizados e hicieron la independencia y que todos tienen que cambiar, no sólo Estados Unidos. Aceptó que está dispuesto a reconocer errores de Estados Unidos, pero no a aceptar que se lo culpe de todo lo que le sucede al hemisferio y -con toque de humor e ironía- agradeció al presidente de Nicaragua por no haberlo culpado de lo que ocurrió "cuando tenía apenas tres meses de vida". Llamó a todas las Américas a actuar como amigos y aliados, con respeto mutuo e igualdad, porque "el hemisferio comparte su futuro y hay que construir un mundo más pacífico y próspero que el actual".
Una piedra en el zapato
Antes de la Cumbre, los presidentes más radicales habían tomado el caso de Cuba como el punto de ruptura con el pasado, y, en particular, con el sistema interamericano. La víspera de la cita en Trinidad y Tobago habían realizado en Venezuela una reunión extraordinaria del ALBA para preparar la "artillería" en contra de la Cumbre y de su declaración final, que destaca el papel de la OEA, de la que Cuba no forma parte.
Aunque Chávez también había reconocido que la V Cumbre podía ser un buen escenario para "resetear" las relaciones de todo tipo entre Estados Unidos y Venezuela, Ortega en su intervención de cerca de una hora hizo un recuento de las agresiones imperiales a su país y a Cuba, del apoyo al golpe en Venezuela y le mostró a Obama que Estados Unidos aún tiene pendiente el cumplimiento de la resolución del tribunal de La Haya a donde Nicaragua acudió para defenderse.
Era inevitable que parte de las expectativas frente a la Cumbre se centraran en torno al tema de Cuba; lo que sí se pudo evitar fue que el tema la llevara a su fracaso. De hecho, desde diciembre de 2008, cuando Raúl Castro incorporó a su país al Grupo de Río en la multicumbre de Costa do Sauípe, el retorno de Cuba al sistema interamericano había logrado convertirse en un acuerdo latinoamericano y caribeño. Las razones de ese acuerdo, aunque unificaban a la región, encerraban distintas expectativas.
- Para los gobiernos radicales, a más de la convergencia ideológica antiimperialista, la bandera de Cuba podía ser un instrumento para entrabar la Cumbre e impedir una reactualización del sistema panamericano.
- Para otros gobiernos se trataba de lograr coherencia con el hecho de que prácticamente todos los países de las Américas, salvo Estados Unidos y El Salvador, cuyo nuevo Presidente Electo ha anunciado que las restablecerá a partir de 2009, tienen relaciones diplomáticas con Cuba, y era la ocasión para pedir a Estados Unidos que ponga fin a los rezagos de la Guerra Fría e incluya a la isla en transición en el sistema interamericano.
- Para unos más, se trataba de una necesidad dado que el bloqueo afecta a empresas de sus países que quisieran tener negocios en la isla.
Obama y su nueva política hacia Cuba
Obama actuó muy hábilmente para evitar que la cubanización hiciera fracasar la Cumbre en Puerto España. Ante todo, ordenó a los departamentos de Estado, Tesoro y Comercio que pusieran en marcha cuanto antes el levantamiento de las restricciones a los viajes de familiares y a los envíos de remesas a Cuba, impuestas por Bush. Autorizó los viajes a la isla y el envío de dólares, medicinas, comida, ropa, semillas para la agricultura y artículos para la pesca. En adelante, las visitas carecerán de límite temporal o de frecuencia, y los envíos podrán dirigirse a cualquier ciudadano de Cuba, con la excepción de funcionarios del régimen. Permitió que los cubanoamericanos paguen la cuenta del celular de su pariente en la isla y que empresas estadounidenses instalen allí líneas de cables de fibra óptica y transformen las capacidades de telefonía e internet. Las medidas benefician a millón y medio de cubano-estadounidenses, permiten la reunificación familiar, y sobre todo mejoran la calidad de vida de la población insular, que podría recibir bienes y recursos, y ampliar su contacto con el mundo.
Con esas medidas, adoptadas antes de la Cumbre, el gobierno estadounidense puso a prueba a todos los sectores implicados en el asunto antes de definir una política hacia la isla. Ante todo, a la comunidad cubanoamericana y a los mismos estadounidenses. Y la reacción que obtuvo fue mayoritariamente positiva. Solo se opusieron unos pocos líderes radicales del exilio y unos cuantos republicanos.
Además, aunque no exigió reciprocidad a los hermanos Castro, puso a prueba su voluntad para abrir el régimen y les creó una difícil situación interna. Si se oponen a las medidas generan malestar porque muchos cubanos se beneficiarán con ellas; pero si no se oponen puede acabárseles el aislamiento y el monopolio de la información. Fidel y Raúl Castro, quienes se han limitado a decir que son medidas insuficientes y no tocan el embargo, que su revolución es invulnerable y que no le temen al diálogo con Estados Unidos, tendrán que ver ahora qué hacer con la entrada y salida de cubanos, con sus envíos, con las comunicaciones, con las exigencias de mayor libertad, bienestar y consumo.
Washington se reservó el tema del embargo para pedirle al gobierno castrista que cumpla con unos mínimos requisitos, como permitir la libre movilidad de todos los cubanos de dentro y de fuera, la no interferencia en sus vidas, los derechos a la oposición para que organice un partido político, la libertad de opinión y la liberación de los prisioneros políticos, es decir, para presionar por una apertura política. En palabras de Obama – quien calificó como irónico que Estados Unidos haya levantado restricciones de viaje a Cuba cuando muchos cubanos no pueden viajar – resulta esencial "que los cubanos puedan vivir libremente, que puedan viajar, que puedan escribir lo que quieran e ir a la iglesia que quieran, que puedan hacer las cosas que otras personas del hemisferio hacen sin preocupación. Si hay algún indicio de avance en esos temas en Cuba, entonces creo que habrá una mejora de las relaciones y otros cambios".
A las medidas, presentadas por Obama como una señal de que quiere "dejar atrás esa mentalidad de la Guerra Fría que ha dominado en los últimos 50 años" y mejorar las relaciones con Cuba, se les sumaron sus declaraciones en el sentido de que "no tengo ningún problema en que los líderes regionales mencionen a Cuba como tema durante el encuentro. Yo creo que nuestros socios en Centro y Sudamérica pueden desempeñar un papel muy importante para ayudarnos a dejar atrás el pasado y avanzar hacia el futuro". En un artículo publicado el 17 de abril de 2009 en varios diarios hemisféricos, Obama instó a los países latinoamericanos a unirse a Estados Unidos para "apoyar la libertad, la igualdad y los derechos humanos de todos los cubanos". Su Secretaria de Estado, Hillary Clinton, señaló en momentos de realización de la Cumbre que la política estadounidense hacia Cuba había sido un verdadero fracaso.
Con toda esa ofensiva, el gobierno de Obama alineó a la mayor parte de América Latina y el Caribe, que antes y durante la Cumbre manifestaron su acuerdo con la readmisión de Cuba en la OEA, pero sin paralizar la Cumbre ni la perspectiva de reactualizar el sistema interamericano. De hecho, en Puerto España, no sólo los presidentes de los países del ALBA -Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Dominica y Honduras quien dijeron que no asumían la Cumbre como de las Américas por la ausencia de Castro- sino casi todos los presidentes se manifestaron dispuestos a apoyar el retorno de Cuba a la OEA y a las demás instancias hemisféricas, incluido Álvaro Uribe, quien leyó un acuerdo en ese sentido, firmado con Lula da Silva en su visita a Brasil, previa a la V Cumbre.
Cordialidad y receptividad
En la Cumbre nadie salió totalmente victorioso ni completamente derrotado. Cada gobernante pudo concretar en parte sus expectativas. Obama fue sin duda la estrella. Con su discurso, su habilidad y su carisma logró crear un ambiente de inclusión y sin enfrentamientos, un espacio para el acercamiento y el diálogo sin condiciones. Antes de comenzar la ceremonia de inauguración, Obama buscó a Evo Morales para saludarlo, estrechó la mano del jefe de Estado de Nicaragua, a quien le expresó en español su "gusto" en conocerle, después saludó a Hugo Chávez quien le contestó "Quiero ser tu amigo" y al día siguiente Chávez le entregó a Obama el libro de Eduardo Galeano Las venas abiertas de América Latina y anunció la designación de su nuevo Embajador en Estados Unidos (después de haberlo retirado en septiembre de 2008 luego de expulsar al embajador norteamericano). También se acercó a saludar a Álvaro Uribe, quien aprovechó la buena suerte de haber quedado sentado en el almuerzo al lado del presidente estadounidense, para concretar una visita suya a Estados Unidos y luego una visita de Obama en su siguiente gira latinoamericana con el fin de tratar temas como el Plan Colombia y la ratificación del TLC.
Ante las numerosas peticiones de reuniones bilaterales, el gobierno estadounidense resolvió que su presidente se encontrara con sus homólogos en las agrupaciones subregionales. A los gobernantes de los doce países de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) empezó diciéndoles "Tengo mucho que aprender y muchas ganas de escuchar". Los seis centroamericanos y los quince integrantes de la Caricom salieron muy satisfechos de sus respectivos encuentros con Obama. En cada una de las reuniones el presidente de Estados Unidos tuvo que reconocer dichos agrupamientos, las nuevas dinámicas de la región y escuchar los reclamos históricos en torno al comportamiento imperial de su país, así como las aspiraciones de autonomía y prosperidad de los demás y la petición de incorporación de Cuba a la unidad americana.
Es pronto para decir que empezó a cambiar la percepción de que Estados Unidos no oye ni ve a la región, pero sí podría decirse que se inició un nuevo tono en las relaciones hemisféricas – y parecería que éstas ya no se basan en la clasificación de aliados y enemigos de Bush. Para Estados Unidos, Canadá y la mayoría de países latinoamericanos y caribeños, de alguna manera la Cumbre fue percibida como un punto de arranque, la apertura de un nuevo diálogo, una nueva oportunidad hacia el futuro, un comienzo. Para los países más críticos fue una oportunidad de saldar heridas históricas, de medir fuerzas entre quienes han sido aliados y quienes han actuado como adversarios de Estados Unidos. Es decir, lograron fijar la atención del nuevo ocupante de la Casa Blanca en una indispensable mirada al presente y al pasado.
Progreso acerca de Cuba
El tema de Cuba logró avances. No sólo fueron levantadas numerosas restricciones sino que unificó a la región, aunque no a costa del sistema interamericano. Levantar el embargo es más difícil, aunque Obama dispone de mayor margen de maniobra que el que tuvieron Carter o Clinton, porque su triunfo no dependió de los votos de los cubano-estadounidenses ni necesita consensos en el Congreso.
Más fácil será el retorno de Cuba a la OEA, que podría comenzar a ser revisado en la asamblea de la OEA, a fines del próximo mes de mayo. Aunque Fidel Castro dijo que Cuba no tiene interés alguno en volver a un organismo, que calificó de "infame", "basura" que le genera "repugnancia", y que de ella no quiere escuchar ni su nombre; y Raúl Castro pidió en Cumaná a los países del ALBA antes de la Cumbre de las Américas, la desaparición de la OEA y el nacimiento de una instancia regional "sin factores ajenos a la región", es decir, sin Estados Unidos y Canadá.
Pero los avances también provinieron de Cuba. Raúl Castro, aunque tardó en pronunciarse sobre las medidas de Obama, en la reunión del ALBA en Cumaná, dijo: "Le hemos mandado a decir al gobierno norteamericano, en privado y en público, que estamos abiertos cuando ellos quieran a discutirlo todo, derechos humanos, libertad de prensa, presos políticos, todo lo que quieran discutir. Pero debe ser en igualdad de condiciones, sin la más mínima sombra sobre nuestra soberanía". La Secretaria de Estado, Hillary Clinton, celebró tales declaraciones.
Dudas sobre la OEA
La tensión sobre si hay o no espacio para el sistema interamericano o si este es incompatible con los organismos subregionales o con la idea presentada por México como Secretario Protémpore del Grupo de Rio en la multicumbre de Brasil, de avanzar hacia una entidad latinoamericana y caribeña sin Estados Unidos y Canadá, sin quedar plenamente resuelta, se abrió mayoritariamente la perspectiva de la no incompatibilidad y la necesidad de ambos procesos.
El primer ministro de Trinidad y Tobago no detalló los países que rehusaron a firmar la Declaración de la Cumbre, sólo dijo que "no tiene la completa aprobación de los 34 países presentes. Algunos de ellos mostraron sus reservas". La reserva de siete de los 34 países asistentes -los cinco del ALBA: Bolivia, Venezuela, Honduras, Dominica y Nicaragua, más Ecuador y Paraguay- frente al artículo 53 del borrador de la declaración ("Reafirmamos nuestro compromiso con la defensa, protección y promoción de los derechos humanos, así como con la independencia y la consolidación del Sistema Interamericano de Derechos Humanos") y al artículo 57 ("Reconocemos el papel importante que representa la OEA en la solución pacífica de nuestras diferencias y el apoyo de los objetivos de la Carta Democrática Interamericana. Nos comprometemos a mejorar la capacidad de la OEA, en sus esfuerzos por ayudar al mejoramiento de la paz y la estabilidad democrática, social y económica de nuestra región") quedó como una constancia histórica. Chávez reconoció "en el documento que se aprobó, no hubo unanimidad, lo va a firmar el primer ministro (de Trinidad y Tobago), sin embargo nosotros (los países del Alba) tenemos algunas observaciones que ya las hemos hecho públicas, un grupo de países no suscribimos el documento, pero no ponemos eso como un punto de honor, sino que abonamos en aras al clima que aquí se ha creado".
Economía, energía y medio ambiente
El asunto de Cuba y la vigencia del sistema interamericano, aunque fueron cruciales, no fueron la causa para que la Cumbre no se centrara en los temas propuestos en la agenda bajo el lema de la Cumbre "Asegurar el futuro de nuestro ciudadanos promoviendo la prosperidad humana, la seguridad energética y el medio ambiente". Estos temas fueron discutidos por los negociadores de cada país quienes prepararon un borrador de 66 párrafos de la "Declaración de Compromiso de Puerto España", que fue aprobado dos semanas antes, tras diez sesiones de negociación del grupo de revisión de la implementación de la Cumbre, que funcionó desde septiembre de 2008.
Uno de los pocos que aludió a esos temas fue Obama, quien anunció algunos créditos y mayor cooperación energética teniendo en cuenta los intereses de cada país, y se refirió al cambio climático. Pero la propia realidad de la potencia global sumida en grave crisis económica así como la precaria prioridad que le otorga a la región y la falta de tiempo para formular una política en tres meses de gobierno, impedía llegar con propuestas concretas. "No esperen grandes anuncios" había dicho Jeffrey Davidow, asesor especial de Obama para la Cumbre.
De todas formas en el tema energético los gobiernos se comprometieron "a aumentar el aporte de fuentes de energía renovables y bajas en carbono, para lograr que en el año 2050, a más tardar, se logre cubrir con ellas por lo menos el 50 por ciento de nuestras demandas de energía, e introduciremos, si fuera necesario, nuevas estructuras financieras y de políticas para facilitar y acelerar ese proceso". "Promoveremos la diversificación de las tecnologías energéticas, los suministros de infraestructura y rutas, y facilitaremos el acceso no discriminatorio a terceras partes a la infraestructura de tránsito de energía, para estimular el desarrollo de mercados energéticos transparentes, eficientes y ordenados". Además acordaron desarrollar "una estrategia para biocombustibles de una segunda generación y más avanzados, de manera que no compitan directamente con otros productos agrícolas por la tierra, el agua o los fertilizantes". "También apoyaremos el desarrollo y utilización de turbinas eólicas en tierra y mar adentro, las celdas fotovoltaicas convencionales y poliméricas, las torres solares, la energía geotérmica e hidroeléctrica, las celdas de combustible de hidrógeno y otras nuevas tecnologías energéticas". También decidieron "promover una energía limpia, mediante la investigación y el desarrollo, la transferencia de tecnologías ambientalmente saludables y la comercialización de nuevas soluciones de energía más limpia".
Temas en el tintero
El interés de los latinoamericanos y caribeños estaba centrado en el impacto de la crisis económica, en la lucha contra la criminalidad transnacional, la política sobre la problemática de las drogas, la inmigración; y Colombia y Panamá, en sus tratados de libre comercio con Estados Unidos. Pero no había preparación regional sobre los temas de interés regional. Ni siquiera se había avanzado en su discusión y menos en la preparación de alternativas para que Estados Unidos no llegue con una política elaborada sino que la construya en consenso con América Latina y el Caribe. Por eso uno de los temas que más captó el interés fue la capitalización de los bancos multilaterales para que puedan conceder más créditos.
Un rayo de esperanza
La inclinación de Obama por escuchar, su tono conciliatorio y su capacidad para matizar situaciones, su carácter cauteloso y pragmático facilitó el encuentro. La década de presiones de muchos gobiernos latinoamericanos y caribeños por mayores márgenes de autonomía y de diversificación de relaciones, el recuento del pasado y del presente, permitieron a la V Cumbre de las Américas abrirse una esperanza sobre el futuro de las relaciones en la que al menos predomine las negociaciones multilaterales por sobre las presiones bilaterales.
Las frases de los presidentes que llegaron con más desconfianza son bien reveladoras de que las expectativas de todos se convirtieron en cierta esperanza. "No habíamos asistido a una cumbre con tal nivel de franqueza y cordialidad". "Este nuevo espíritu de cooperación (en el continente) se hizo muy evidente". "Pareciera que los cambios han comenzado a llegar a la misma Norteamérica" dijo Chávez quien reclamó un "rotundo éxito bolivariano en la Cumbre". Ojalá la realidad no frustre las expectativas. No hay que olvidar que la dinámica de la potencia global no depende sólo de la buena disposición de una persona. Tampoco hay que olvidar que la fragmentación latinoamericana y caribeña dificultad construir una capacidad negociadora.
*Cofundadora de Razón Pública. Para ver el perfil de la autora, haga clic aquí.