La resistencia a la reindustrialización para el desarrollo
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La resistencia a la reindustrialización para el desarrollo

Escrito por Jaime Acosta

Es poco lo que este gobierno ha avanzado en adoptar la política de reindustrialización. El empresariado tampoco muestra gran interés. ¿Por qué es tan importante esta política?

Jaime Acosta Puertas*

Colombia, atascada en la dependencia

El principal obstáculo de Colombia para un crecimiento alto, sostenido, pacífico, equitativo y sostenible es la dependencia productiva, científica y tecnológica. Un obstáculo que ha creado un aparato productivo que fabrica unos pocos bienes que dependen de los conocimientos de los países desarrollados. Es así como partes, insumos, capitales y servicios asociados son elementos vedados para nuestro país, al que poco a poco se le ha impuesto la dependencia.

Una nación que no fomente industrias avanzadas, no podrá lograr su desarrollo económico, social, político, intelectual y cultural. De este modo, la economía que atente contra estos sectores productivos está destinada al fracaso. En muchas ocasiones, el rezago se justifica en equivocadas teorías que propician políticas erróneas, cuya vigencia, al igual que los mandatarios que las impulsan, son efímeras.

Pasar del subdesarrollo al desarrollo es como pasar de la mula al avión supersónico. Por supuesto, el salto no es automático. Para conseguir este objetivo debemos pasar por industrias intermedias como la producción de bicicletas, motos, automóviles, de ahí a aviones pequeños, aviones más grandes y demás herramientas necesarias para conquistar el espacio.

En Colombia la gente se transporta en burros y caballos, y también en motos, automóviles, buses, aviones y helicópteros. Lamentablemente, las patentes y la tecnología no nos pertenecen.

Sorprendentemente algo similar sucede con la industria del café, producto que nos representa: además de producir pocos insumos, fabricamos herramientas que parecen piezas de un museo del siglo XIX y los aparatos usados para preparar su consumo son importados.

el gobierno y los gremios no tienen quién la diseñe porque se han convertido en representantes de los importadores de tecnología, y para la producción nacional solo hablan de competitividad y poco o nada hacen por la productividad.

Colombia no puede financiar un proceso sostenido de avance productivo, tecnológico, cultural y social porque la producción de bienes tecnológicos es de ensamble; la tecnología de servicios es importada; y la investigación, el desarrollo y la innovación se llevan a cabo en otros lugares.

Gaviria y los Chicago Boys

La dependencia se reafirmó hace 32 años cuando César Gaviria importó las ideas de la Escuela de Chicago, conocida como los Chicago Boys. Estos postulados nacieron hace 50 años, pero cayeron en el olvido con la crisis económica de 2008.

Sin embargo, en los últimos 15 años, la economía colombiana naufragó bajo las ambiciones desmesuradas del mercado y la crítica al Estado. Por esta razón, intelectuales como Mariana Mazzucato han dicho que la ideología de los Chicago Boys es una propuesta económica estúpida.

Por otro lado, el mercado es incapaz de liderar la reindustrialización y el Estado, a través del gobierno, no ha mostrado capacidad para diseñar, concertar y ejecutar la política nacional de reindustrialización (PNR). Además, el gobierno y los gremios no tienen quién la diseñe porque se han convertido en representantes de los importadores de tecnología, y para la producción nacional solo hablan de competitividad y poco o nada hacen por la productividad.

Eso a su vez ha hecho que economistas como Rodrik, Stiglitz, Ostrom, Raworth, Kelton, Penrose, Pérez, Eliasson, Haldar, Nelson, Agion, Antolin, Bunel, Reinert, Grenenwal, o los estudios de la FES, no tengan eco en Colombia.

El daño al desarrollo nacional ha sido enorme. Por ejemplo, en 2023 no se reunió el Consejo Nacional de Política Económica y Social (CONPES). En consecuencia, se perdieron dos años para empezar a impulsar la reindustrialización.

Un documento engavetado y olvidado

Mientras no exista una nueva propuesta, el documento sobre la política de reindustrialización, que el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo tiene engavetado, es el único texto para discutir si el Estado tiene la competencia para intervenir y si el empresario quiere invertir en innovaciones transformadoras.

Las siguientes preguntas serán fundamentales: ¿cuál es el empresariado colombiano necesario para la reindustrialización? y ¿debe el Estado buscar el apoyo de multinacionales que deseen hacer investigación y desarrollo en Colombia?

Ahora bien, la reindustrialización es un asunto que presenta una enorme complejidad. Por este motivo, cuando la propuesta llegó a los ministerios no supieron que hacer. Ni siquiera el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo sabía cómo ejecutar la política que había escrito, a excepción de la ahora viceministra de Hacienda, María Fernanda Valdés.

Por consideraciones que no vienen al caso, en Ocampo se fue apagando el entusiasmo por la reindustrialización. Somos pocos los analistas que aún hablamos del tema. No basta con expresar que la educación y la ciencia deben tener un papel predominante en las empresas, los investigadores y en el sector productivo. Es urgente una revolución en los contenidos y en los recursos humanos.

Mariana Mazzucato dice que “la aplicación de un pensamiento complejo, sistémico, orientado por misiones no solo requiere capacidad de adaptación, sino innovaciones institucionales que creen nuevos mercados y reconfiguren los existentes, en lo cual es indispensable la participación ciudadana. Se trata de reinventar el capitalismo, haciendo todo de forma diferente, estructurando las organizaciones públicas y dejando que las organizaciones sean instadas a trabajar en conjunto”.

Pero en Colombia “las misiones intersectoriales” se limitan a que cada sector piense en lo suyo: por eso no arrancan la política nacional de reindustrialización, y su relación con la política de ciencia, tecnología e innovación.

Desafíos de la reindustrialización

La complejidad de la política de reindustrialización pasa por la educación, las políticas, los políticos, los arreglos institucionales entre tecnócratas innovadores, investigadores y empresarios. Pero ante todo pasa por la ciudadanía que en Colombia está ausente porque tenemos una democracia desequilibrada y excluyente.

El documento de Política Nacional de Reindustrialización (PNR) propone cuatro apuestas o misiones productivas estratégicas y una adicional para fomentar el desarrollo de las regiones que impulsarán las misiones intersectoriales: agricultura, salud, energía, defensa y vida. Su propósito es configurar un sistema nacional de complejos productivos del conocimiento y la innovación. El apoyo de Bancoldex, el Banco Agrario, de los bancos privados con líneas de crédito para la reindustrialización, el Ministerio de Hacienda y los programas de investigación y de formación de recursos humanos será trascendental.

El subcapitalismo colombiano debe asumir los siguientes cuatro desafíos para pasar a un capitalismo productivo, equitativo y sostenible que establezca relaciones de interdependencia en las redes globales de producción, comercio e innovación.

  1. Agricultura: una reforma agraria para garantizar la autosuficiencia alimentaria y la paz.
  2. Salud: crear una industria con muchos recursos públicos, gracias a la reestructuración y control de los recursos públicos que manejan a su antojo las EPS, sin que el Estado pueda ejercer ningún control. Estas nunca invirtieron en investigación y desarrollo, ni en crear una potente industria de salud que atendiera los problemas de abastecimiento y superar la dependencia absoluta.
  3. Energía: cambiar la matriz energética con investigaciones en la producción de nuevas energías. Ecopetrol y las empresas generadoras de energía tendrán un papel clave en la financiación, investigación y producción. De igual forma, el sistema de movilidad debe hacer parte del cambio productivo y del cambio tecnológico.
  4. Defensa y vida: impulsar la emergente industria aeroespacial y el cuidado del mar y los ríos para garantizarles una vida, un transporte y un aprovechamiento sano, seguro y sostenible a los colombianos.

Para que Colombia se desarrolle debe trabajar con los sectores productivos y las empresas que quieran adelantar innovaciones disruptivas. Los países del primer mundo son sociedades donde la producción de conocimiento, la creatividad, la innovación y el emprendimiento están fuertemente arraigados. Por lo tanto, las innovaciones tecnológicas surgen a más velocidad y cantidad que en países como Colombia.

Foto: Minciencias - Un asunto inexplicable es que en Colombia no exista una industria asociada al café, por ejemplo la tecnología necesaria para la preparación para el consumo es importada.

No basta con expresar que la educación y la ciencia deben tener un papel predominante en las empresas, los investigadores y en el sector productivo. Es urgente una revolución en los contenidos y en los recursos humanos.

En los países de vanguardia, el Estado se encarga de marcar la senda de los nuevos desarrollos porque las empresas no quieren asumir los mayores riesgos. Sin embargo, este razonamiento es equivocado porque si los Estados, la política, la economía y la sociedad deben entregarle todo al mercado ¿no deberían ser el mercado el que arriesgue y haga las más grandes inversiones en innovación? Y si el estado también invierte en innovación no debería recibir beneficios económicos que luego podría reinvertir en nuevos desarrollos.

En pocas palabras, se trata de un asunto de equidad, coherencia y responsabilidad con la sociedad y el Estado. Por ejemplo, véase los 88 billones que anualmente el Estado le entrega sin ningún tipo de control a las Empresas Prestadoras de Salud (EPS),

Algunos de los postulados de Mazzucato no aplican para el caso colombiano porque la mentalidad empresarial es distinta. También, en nuestro país, la producción estatal es marginal en materia de invención y emprendimiento. De este modo, la selección de los cuatro ejes de la política nacional de reindustrialización es correcta. Sobre todo, porque son los puntos que pueden desarrollarse antes de 2050.

En Colombia, todavía hay que llevar de la mano al empresario para mostrarle otros universos porque la educación, la ciencia y los sectores productivos estratégicos (agricultura, salud, energía, defensa, agua y ministerios de Hacienda y Ambiente) deben asumir los retos del desarrollo, la paz y cambio político definitivo.

El cambio de mentalidad, las ideas sobre el desarrollo y un proyecto político para la transformación de la nación requiere de una revolución en la educación, la ciencia, la tecnología y la innovación. También será muy importante superar la descentralización para fortalecer las autonomías territoriales.

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